Esta no es una buena película, es la mejor película de los últimos tiempos.
Me parece perfecto que a mucha gente no le guste, no la entienda o incluso la odie. Igual que no se escribe poesía para las masas, no se hacen obras de esta calidad para que cualquiera se atiborre de palomitas en un multicine. Esta es una película para verla en una buena sala, solo a ser posible, y con el ánimo predispuesto a reflexionar y sentir. La fotografía es increíble. La banda sonora incluye una selección de bellas piezas clásicas (incluyendo la soberbia Lacrimosa del Réquiem de Preisner)que descubren en la cinta una nueva dimensión simbólica. De la interpretación sólo se puede decir magistral. Brad Pit da toda una lección. Hasta los actores infantiles parecen que no interpreta.
Gracias Malick por idear esta maravilla. Y gracias a los encargados del marketing por hacer que muchos hayan ido al cine (equivocados tal vez)y se puedan seguir financiando estas joyas para deleite de unos pocos.

Me encanta LYnch, me gusta el cine valiente y poco convencional, pero esta película no me interesa lo más mínimo. Tres horas de metraje es ya algo que sólo se justifica en raras ocasiones, a ésta le sobran como dos horas y media.
Realmente, puedes ver el inicio y el final (las últimas cenas consiguen reconciliarte con LYnch), y el resto puedes pasarlo a cámara rápida si lo ves en DVD.