Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Carm_enfl
Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
4
20 de octubre de 2023
50 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo poco habitual, resulta refrescante encontrarse con un film francés de corte fantástico y que, además, se defienda tan bien en cuanto a efectos especiales y caracterización. La metamorfosis de las criaturas resulta enigmática a la par que convincente dentro de la fantasía, dando como resultado un trabajo visual que se goza mucho. Chapó.

El trabajo de guion, por desgracia, es harina de otro costal. La historia resulta previsible, naíf y falta de caracteres secundarios con algo de profundidad.

Previsible, porque poco tiene Le Règne Animal que ofrecer de nuevo al eterno conflicto paternofilial del hijo que busca su propio destino. Absolutamente ninguna decisión argumental me ha sorprendido. Su estructura resulta de lo más convencional.

Naíf, porque el retrato que de la naturaleza se hace es profundamente romántico, asumiendo que la coexistencia pacífica entre el ser humano y el resto de seres es posible si los primeros cuentan con la “voluntad política” necesaria (textualmente). Esta película me recuerda al trascendentalismo estadounidense y su fe en la bondad como cualidad inherente del ser humano y la naturaleza, pero sin la envergadura espiritual de estos. Es una pena, pero lo que podría haberse convertido en un diálogo apasionante sobre los límites y conflictos de una hibridez animal-humano hacia la que quizás nos encaminamos como sociedad (a partir de nociones como la de las familias interespecie) termina siendo un cuento domesticado e infantilizante sobre lo buenos que son los animales y lo malos que somos los seres humanos.

Entre los caracteres secundarios planos destaca especialmente el personaje de Adèle Exarchopoulos, el peor papel de esta actriz que he visto hasta la fecha. A nivel interpretativo no está a la altura de la mayoría de sus películas, lo que, no obstante, resulta comprensible considerando que su personaje es absolutamente prescindible. En nada afectaría a la trama si la sacásemos de cuajo del guion. Por supuesto, sus comentarios feministas aquí y allá podrían haber sido interesantes de haber tenido alguna relevancia, la más mínima, en la trama, pero se quedan en líneas sueltas sin ton ni son y sin desarrollo alguno. Muy a mi pesar, su única función parece ser el de representar el contrapunto femenino al personaje de Romain Duris.

Por último, lo que más me preocupa de esta película es que, a pesar de su más que clara lectura en clave política, apenas plantea preguntas sino fundamentalmente respuestas. Malos y buenos están claramente definidos; la temática ofrece argumento y ambientación, pero no problematización. No hay dilemas. [Continúo en la zona de spoiler.]

En resumen, esta película me ha dejado una sensación parecida a la que me provocó la visualización de Avatar 2 hará un año. Una historia muy emotiva, personajes tiernos, rodeados de una ambientación preciosa con criaturas enigmáticas y bellísimas, en un bosque frondoso y pleno de vida. No obstante, no es una lectura poética o estética la que este film pretende ofrecernos. Es más que evidente su intención política [continúo en spoiler], pero para ello es necesario que se expongan ideas, y en esta película solo hay emociones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los conflictos que el protagonista sufre en lo relativo a su transformación y su naturaleza dual ya los hemos visto en incontables ocasiones respecto a las historias de hombres lobo y vampiros, y más problematizados.

Por otra parte, el potencial conflicto de convivencia entre seres humanos, apoyados en la tecnología, y las criaturas, muy superiores físicamente, se salda con la división entre aquellos que sienten empatía y comprensión hacia ellos y los demás, odio y repulsión. Aquellos con empatía son fundamentalmente jóvenes, concienciados (el chaval de la camiseta) y vegetarianos (perfecto para plantear una subtrama romántica). Así, el único contraargumento a la coexistencia son emociones negativas basadas en el desconocimiento y el miedo instintivo, representado por un compañero de clase sádico y, sobre todo, por el dueño del restaurante, mayor y tradicional, un hombre quizás poco instruido, que por supuesto suelta un comentario racista sobre los gitanos.

Las criaturas, por su parte, son bondadosas y colaborativas cuando se las entiende y deja vivir en paz. Como comentaba antes, no se contempla una potencial reflexión sobre cómo el hecho de proteger a los animales podría volver a los seres humanos más vulnerables, y complejizar ciertos asuntos de su vida diaria… (Se me ocurre, por ejemplo, la reciente ley de Bienestar Animal y la juicialización de la custodia de las mascotas.) A ningún personaje se le pasa por la cabeza que el exponencial aumento de criaturas (como se explica en la película) podría llegar a suponer una superioridad en fuerza y posible sometimiento de los seres humanos (como tantas veces se plantea con respecto a la Inteligencia Artificial). ¿Alguien ha leído Frankenstein? ¿De verdad no se le ha ocurrido a nadie que estas criaturas, mucho más fuertes, podrían convertirse en un peligro para la humanidad? Entiendo, eso sí, que estas representaciones de chavales llenos de empatía y buena voluntad, comprometidos con los conflictos de su tiempo y mucho más conscientes de los problemas medioambientales, pueden apelar enormemente a la generación de veinteañeros de hoy. Y yo me pregunto: ¿se darán cuenta de que se los retrata con tanta ligereza, con una emoción imperante y una falta de trasfondo intelectual apabullantes?

Según esta película, los humanos son, en su mayoría, malos y cazadores (sobre todo hombres); las criaturas, buenas cuando se las entiende y casi siempre dispuestas a colaborar entre sí. Creo profundamente que el planteamiento de historias fáciles de digerir, sin intersticios por los que pueda colarse la duda, es propio del entretenimiento, no de la cultura, y si este es el nuevo cine comprometido que va a hacernos pensar, vamos listos. Menuda pantomima.
13 de septiembre de 2024
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contada con gran ternura y emoción, esta historia de la periferia barcelonesa de los años 50-70 podría ser uno de tantos cuentos fundacionales de la Barcelona contemporánea, en este caso subrayando el origen inmigrante, humilde, obrero y vecinal que fue indispensable para su desarrollo económico en aquellas décadas. La película ofrece un mensaje social claro, sin dobleces, con el que se pueden identificar tanto catalanes nietos de charnegos como andaluces o extremeños sobrinos de los que allá se fueron.

Así, Marcel Barrena propone recuperar una memoria en cierto modo perdida haciéndola compartida, y de ahí la apuesta lingüística planteada por el maravilloso Eduard Fernández. Su personaje es sin duda el que más matices ofrece, de su enorme arraigo a Torre Baró a la inextinguible contienda con el guardia civil sevillano, una sombra de los señoritos y terratenientes de los que huyó cuando su padre fue fusilado, durante la Guerra Civil. No estoy de acuerdo con otras críticas cuando exponen que este es el peaje progre necesario para sacar adelante una película en España. Olvidan que esta es una historia real, que el padre de Manolo Vital fue efectivamente fusilado por los sublevados. Más allá de nuestros posicionamientos ideológicos, la razón de su muerte es un aspecto ineludible en una película tejida fundamentalmente por la memoria.

Con respecto al resto de los personajes, se muestran mucho más esquemáticos, cayendo a veces en lo maniqueo (el guardia civil sevillano, y a pesar de su valor simbólico es, por desgracia, uno de ellos). Varias críticas mencionan la oportunidad perdida de ahondar en el personaje de Joana, la hija, y los posibles conflictos generacionales entre Vital, viejo comunista extremeño bastante asimilado en Cataluña, y ella, bilingüe y cuya juventud y aspiraciones se desarrollarán en democracia. El personaje de Clara Segura, su madre, sí que me ha gustado mucho, pues sobre todo en ella habita el dilema entre lealtad y arraigo frente a los anhelos de una vida mejor. También nos recuerda la figura de aquellos religiosos combativos que estaban al lado del obrero, como los de “Roma, Città aperta” o “On the Waterfront”.

El retrato de la lucha vecinal es muy emotivo, especialmente conmovedora la secuencia de la construcción antes del amanecer, pero creo que se cuelan un poco con la ambientación histórica y la fotografía, cuyas transiciones entre imagen contemporánea y de archivo son muy evidentes. El resultado queda algo impostado. También he notado algunos fallos de guion y de racord, al igual que ciertos momentos excesivamente dramáticos que, en mi opinión, llegan a resultar efectistas, particularmente el final (las dos lagrimitas cayeron, por supuesto, que una no es de goma).

Con Salva Reina tengo sentimientos encontrados. Como paisano, sigo su trabajo desde hace muchos años e intento ver todo lo que hace. En esta película, creo que podría haber trabajado un poco más el acento, ya que su jejeo me parece un poco forzado. Por otro, me alegra ver que es el prodigio de siempre cuando engancha chistecitos a media voz. En eso es insuperable y se convierte en la pizca de sal de un film mayormente dramático.

En definitiva, me parece una película irregular en lo cinematográfico pero dotada de una gran historia, muy significativa como crónica de un capítulo de la historia de Barcelona y de sus habitantes, catalanes, extremeños, andaluces y tantos otros, cuyas memorias, las nuestras, estarán por siempre entretejidas por lazos de sangre.
18 de octubre de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la obra de Coralie Fargeat hay que alabar su osadía al proponer un body horror comercial, una propuesta estética desagradable en este mundo nuestro diseñado para el placer.
La pulcritud y simetría de sus planos son el contrapunto perfecto a la progresiva suciedad de la que va llenándose la película: son el acompañante doloroso hacia la degeneración, la mutación, la catársis final. Como aquella bellísima prosa de Wilde narrando la corrupción moral de su protagonista.
Además, siendo una película de interiores, es fantástica la alusión al sueño californiano a través de los contrapicados de las palmeras y el cielo de las estrellas, de los sueños.
Demi Moore está inmensa y ofrece cada centímetro de su piel para la narración de lo grotesco.

No obstante, la experiencia del body horror que propone, inmersiva en lo visual y lo sonoro (y que me recuerda a Gaspar Noé), puede ser apabullante, hasta insoportable en casos como el de la abundancia de primeros planos del culo de Sue. Me preocupa la excesiva explotación de estímulos que dejan al espectador continuamente abrumado, y que, sin embargo, no son acompañados de una construcción de personajes a la altura, lo que puede vacíar de verdadero contenido a la obra, convertir una premisa interesante en algo pretencioso.

En este film, Fargeat propone una alegoría sobre la relación de amor/odio que tenemos hoy día con nuestros cuerpos, sobre cómo, en tiempos de ozempic y pinchacitos aquí y allá a partir de los 30, una autoimagen deformada puede devorarnos por dentro. Como decía Henar Álvarez, The Substance denuncia un mundo en el que no se nos permite envejecer, sobre todo a las mujeres, aunque a los hombres cada vez más también (¿por qué dejarlos sin exprimir con la de cremas y chismes de skincare/haircare/blablacare que podrían comprar?).
El crepúsculo ya no es solo de los dioses, sino de toda carne que un día fue bella y joven. Las redes sociales son nuestro particular Sunset Boulevard.

Las comunicaciones con la empresa son asímismo geniales, una crítica feroz al sistema capitalista que fabrica necesidades que no teníamos, y que, cuando nos quejamos, nos dice que siempre está en nuestra mano acabar con el proceso (mientras nos bombardea para que no lo hagamos). Esos que al final se lamentan de que la experiencia no haya sido satisfactoria. Solo les hubiera faltado pedir feedback sobre en qué mejorar.

Y SIN EMBARGO
Todo este contenido social está expuesto de forma demasiado explícita, bien masticadita, en una película cuyo único personaje verdaderamente construido es el de Demi Moore. El de Sue es planísimo y los masculinos son absolutamente rídiculos. Todo está subrayado hasta la saciedad, tanto como el culo de Sue. (Continúo en spoiler)

Le oía decir a Rodrigo Cortés hace unos días que lo peor que podrían decir de su nueva película, “Escape”, es que fuese “necesaria”. Y justamente este adjetivo y otros similares parecen justificar la existencia de The Substance en las reseñas que he ido encontrando.
La denuncia termina caducando. Solo la exploración de lo fieramente humano perdura.

En definitiva, vete al cine a verla, sin duda. Gózala. Pero no te dejes cegar por la instantánea identificación con el mensaje y una infinita catarata de estímulos visuales y sonoros. Es una película con muchos problemas. No te dejes engañar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En cuanto al personaje de Dennis Quaid como Harvey Weinstein, esta idea podría haber tenido mucho más jugo si se hubiera codificado un poco más. No mencionemos el catálogo de personajes masculinos, todos cortados por el mismo patrón, todos malas copias de Harvey.

Hay momentos de Demi Moore verdaderamente geniales, como cuando llama a su antiguo compañero, esa ternura, o viéndose incapaz de salir de casa. También el instante en que duda y se compadece de Sue antes de matarla, o cuando se estremece ante la sonrisa de la camarera, insoportablemente hiriente entre tanto dolor. El cruce de palabras con la matriz del camarero, madre mía. Para mí, ese es el momento más terrorífico de la película.

Muchos critican el final, pero a mí ese despiporre de sangre y vísceras como venganza me pareció muy divertido. De alguna forma, aquel patio de butacas era un espejo. Total, una traca final muy de género para aliviar las tensiones acumuladas.

Con respecto a Sue, es muy poderosa su concepción, no como una versión mejorada de Elisabeth, sino como la encarnación del odio que se profesa a sí misma este personaje, evidentemente plasmado en el poco respeto que tiene a su integridad física.

Y SIN EMBARGO
El personaje de Sue resulta muy plano, tan bello como odioso, sin más. No se aprecia como extensión de Elisabeth más allá de por sus conocimientos de baile y flexibilidad y encanto. No hay una conexión a nivel psicológico de ambos personajes, que son, desde el principio, antagonistas.
Analizando las dinámicas sororofóbicas, Fargeat se ha centrado demasiado en el odio/rechazo pero no ha tocado casi el amor/identificación, más allá de la conjunción de ambas en el monstruo final, esencial para que realmente funcionase la historia.

En definitiva, un punto de partida potentísimo, medios de sobra para hacer una propuesta estética muy particular, única, pero que se va al garete al abrazar la intención, el mensaje, y olvidar que una historia la sostienen sus personajes. Esa es, al menos, mi forma de entender la ficción, la razón por la que sigo acudiendo a ella.
6 de febrero de 2025 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sumerjo en esta atmosférica Granada de los 90 con ilusión, esperando una recreación de Los Planetas, de su música y su historia, de su legado, con cariño aunque distancia. Y me atrapa el magnífico trabajo de fotografía, ese ambiente vampírico de días sin horas. Yo también deseo cobijarme en esas húmedas, y cálidas, guaridas del Albaicín.

Pero empiezo a darme cuenta de una cosa: no hay guion. Los diálogos son un desastre, poco articulados y llenos de lugares comunes, y peor que eso: apenas llego a conocer a los personajes, y por eso no me emocionan. Nunca llega a importarme lo que les pase. Sus actos, por muy brutos que sean, no tienen consecuencias. Se mueven en círculos sin llegar a ninguna parte.

Es ahí cuando el juego de planos e iluminación, que antes podía estimularme, se me aparece como una impostura que en realidad oculta la enorme falta de alma en esta película. Los experimentos formales tienen valor por sí mismos, pero, por muy andaluza que yo sea y por mucho que me guste la música de Los Planetas, dudo que Segundo Premio se merezca haber sido la candidata de España para los Óscar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Solo al final, con el dilema de ir a Nueva York con o sin su colega, el protagonista se enfrenta a un verdadero dilema. Sin embargo, ya es demasiado tarde para conectar con la película; este conflicto sobre la amistad, que sobrevuela la película pero que no llega a concretarse hasta ahora, debería haberse planteado mucho antes.

Varias críticas mencionan la estetización de las drogas y su rol en Segundo Premio como fuente principal de inspiración creativa. En mi opinión, 1) los primeros planos de la preparación, ingesta e inicio del viaje ya los hemos visto en decenas de películas antes. No aportan nada; 2) la adicción no provoca verdaderos estragos en los personajes. Antes o después, terminan llegando a los ensayos, saliendo de la clínica o apareciendo en NY. A esto me refería, entre otros, a esos actos que no tienen verdaderas consecuencias. En ese sentido, me impresionó mucho más la propuesta estética y narrativa de La estrella azul con respecto a la heroína, codificada visualmente y convertida en conflicto, motor de cambio y fatum del personaje.

El hastío es el principal personaje de esta película, lo inunda todo y solo muy al final parece superarse un poco, recordándome a “Solo los amantes sobreviven”, de Jim Jarmusch. En mi opinión, estas dos películas proponen un trabajo de arte interesantísimo, que enamora a buena parte del público, pero que sin embargo pierde por completo a la otra por verlas como pretenciosas naderías de unos vampiros pijos / niñatos privilegiados. En sus conflictos, hay un YO-MI-CONMIGO sin ninguna vocación universal. Por eso, a pesar de la impresión inicial que haya podido causar en ciertos espectadores embelesados, películas como esta caerán fácilmente en el olvido mientras que otras, y pienso en La estrella azul, probablemente se conviertan en pelis de culto.
5 de abril de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De factura independiente, con pocas localizaciones y mucho diálogo, esta película ambientada en el Chicago del día a día nos cuenta la historia de un obrero cuya educación emocional (represión, explosión o huida) ya no le vale más cuando ha de enfrentarse a algo terrible, lo más terrible.
Muchos son los caminos que podría haber tomado su trauma: la violencia, el alcoholismo, el divorcio... Y sin embargo, en su camino aparece el TEATRO. Pero no un teatro de pompa y relumbre, sino uno cutre, de barrio, con gente trabajadora que solo puede reunirse las noches y fines de semana, robándole unas gotitas de energía a nuestra extenuante forma de vida.
Nuestro protagonista va con tiento y mucha duda explorando lugares nunca hollados, conformando un viaje que le va quitando capa tras capa hasta encontrar su lado más tierno.
Es una película pequeña, de acuerdo, sin grandes giros y con cambios nunca dramáticos sino graduales, pero por ello sincera, y también inspiradora, ya que nos recuerda que todo ser humano es creador, como decía Beoys, y que el arte puede ser lugar de encuentro y fuente fundamental para dotar de sentido a nuestras vidas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tanto la madre como la hija están muy bien perfiladas psicológicamente, armando un constructo triangular que funciona a la perfección: la madre como la figura que lucha en silencio por mantener unida la, ahora frágil, familia; la hija, un animal de teatro, muy inteligente emocionalmente, cuya intimidad con su padre se aprecia en los momentos de coche, algo tan americano y tan cotidiano.
La oscuridad es un lugar de revelación: en el teatro, de los miedos de nuestro protagonista; en la cama, el yo vulnerable que se entrega al ser amado.
Por ello, aunque en aparencia sencilla, la dimensión estética de la película está bien armada y es coherente con su propuesta.

Por último, una mención al título de la película que, difícil de comprender hasta la escena final de la obra de teatro, nos dibuja la presencia espectral de su hijo como una inspiración que lo acompaña en su proceso de creación de Romeo. Si la muerte de un ser querido es dolor e insoportable ausencia en sus primeras etapas, esta evoluciona hacia la presencia cuando incorporamos en nosotros el recuerdo del ser querido, reconociéndole todo lo que somos gracias a él, todo lo que de él hay en nosotros.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para