Ya desde la música y las imágenes de inicio se nos está presentando algo bonito, algo bello, algo que capta nuestra atención como una experiencia estética. Esta belleza no es la que quizás se nos ha vendido o querido vender, como es ver cuerpos lisos, facciones perfectas, sonrisas blanquísimas y diálogos medidos para agradar y que no sean incómodos. La belleza a la que me refiero es aquella que nace de lo auténtico, de lo real, de lo que uno siente desde dentro y quiere luchar por llevarlo a cabo. Es la belleza de romper el corsé que la sociedad nos ha querido imponer y de intentar seguir un camino, nuestro camino, que es duro, lleno de obstáculos y de críticas, pero a fin de cuentas es el camino de cada uno. Es la belleza de la dignidad humana, de intentar vivir nuestra vida, lo único que realmente poseemos, como realmente queremos vivirla y no como está bien visto hacerlo. Esto que de primeras parece tan fácil en una sociedad avanzada como la occidental, no lo es tanto. Es el belleza de poder plantearte que se puede vivir de muchas maneras, que todas son igual de válidas y que las diversas formas de vivir no representan un insulto a nadie, sino que todas son igual de bellas. Es la belleza de ver cómo uno busca, su propia felicidad.