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7,0
23.112
9
31 de enero de 2016
31 de enero de 2016
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol es el primer drama y la primera historia de amor entre dos mujeres, contada con la elegancia y la intensidad de las historias de amor de la deliciosa América de los años cincuenta. Deliciosa en la estética y perversa en las convenciones morales. Es por tanto, no solo una historia de amor entre dos mujeres. En ella abunda la elegancia, la delicadeza, la belleza, la dulzura. Era una necesidad y una obligación cinematográfica escenificar una historia que lleva más de sesenta años en las estanterías, probablemente porque ha hecho falta esperar a la madurez de Cate Blanchett para poder hacer esta película como la historia del libro se merece. Y también a la madurez de los espectadores para entender que una película puede contar un historia sobrecogedora sobre amor lésbico, sin acudir a estereotipos y sin fin reinvindicativo. Es una historia de corte universal, para todos los públicos, al menos para aquellos que entienden el amor sin prejuicios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Carol no es solo una joya del cine moderno. Es una joya de la literatura. La conexión película-libro es de esas tan intensas que no puedes entender una sin la otra. O al menos eso me pareció a mí, pues nada más salir del cine no pude hacer otra cosa que ir a buscar el libro, para responder preguntas y diseccionar las escenas “por dentro”. Es decir, darle contenido verbal a todo aquello que en la película se transmiten con miradas y en el libro se describe casi siempre en pensamientos. Pese a ser de lectura rápida, su estilo desgarrador, sincero y directo, basado en transmisión inmediata de sensaciones, pensamientos, deseos e impulsos sucedidos en cascada hasta completar la historia, hacen del libro puro arte atemporal. El arte de la psicología humana, tan bien retratado como en otras grandes obras más conocidas de Highsmith y de otros. Ver Carol tienta mucho a leer, a escudriñar los detalles de la historia que hay detrás, para volver a saborear todo ese lenguaje no verbal, toda esa intensidad en las miradas, gestos y reacciones ocurridas ante una atracción que en la mayoría de casos queda en el terreno de lo platónico, en el limbo donde queda aquello que no nos atrevemos a verbalizar, a veces ni a formular en pensamiento. Therese no termina de creerse que Carol, la mujer casada, la madre, la mujer con la vida hecha, que siempre lleva el seductor carmín rojo en los labios, las uñas impecables y el perfume embriagador, sea la misma que la invite a almorzar, a su casa, la recoja en coche, la lleve de viaje, a ella, todavía casi una niña, y bastante sola en el mundo. ¿Se acabará todo el hechizo si intenta besarla, si le confiesa su irresistible seducción por ella? Todo esa perplejidad cargada de deseo, todo eso que a veces sólo nos atrevemos a verbalizar a medias, se transmite con miradas y gestos en la película, y con cascadas de palabras íntimas en el libro.
Para todos, recomiendo ver y leer. Carol fue, y no de cualquier manera, el primer drama de amor entre mujeres con final feliz publicado en la historia de la literatura. Que no se haya hecho cine de ello antes, no es por descuido. Es porque iba a ser Cate Blanchett la que encajaría en reencarnar la mujer que inspiró la historia de Patricia Highsmith, la misma que entró en los grandes almacenes donde Patricia estaba trabajando la temporada de navidad, en un aprieto económico antes de que le fluyera el dinero de Extraños en un Tren, una mujer cuya imagen quedó en el fértil terreno de una mente que se atrevió a darle forma a lo platónico.
Leer el libro viene bien también, para “pillar” al guionista en sus cambios caprichosos, que, si bien, han sabido mantener el enfoque original de la historia y el espíritu de la misma. Para las cuestiones que surgen al espectador avidoso y lector voraz, la entrevista – en inglés – a Phillys Nagy, la guionista y amiga de Pat Smith, es de lectura obligatoria. Aquí os dejo el enlace: http://www.vanityfair.com/hollywood/2016/01/phyllis-nagy-carol-interview?mbid=social_twitter
Para todos, recomiendo ver y leer. Carol fue, y no de cualquier manera, el primer drama de amor entre mujeres con final feliz publicado en la historia de la literatura. Que no se haya hecho cine de ello antes, no es por descuido. Es porque iba a ser Cate Blanchett la que encajaría en reencarnar la mujer que inspiró la historia de Patricia Highsmith, la misma que entró en los grandes almacenes donde Patricia estaba trabajando la temporada de navidad, en un aprieto económico antes de que le fluyera el dinero de Extraños en un Tren, una mujer cuya imagen quedó en el fértil terreno de una mente que se atrevió a darle forma a lo platónico.
Leer el libro viene bien también, para “pillar” al guionista en sus cambios caprichosos, que, si bien, han sabido mantener el enfoque original de la historia y el espíritu de la misma. Para las cuestiones que surgen al espectador avidoso y lector voraz, la entrevista – en inglés – a Phillys Nagy, la guionista y amiga de Pat Smith, es de lectura obligatoria. Aquí os dejo el enlace: http://www.vanityfair.com/hollywood/2016/01/phyllis-nagy-carol-interview?mbid=social_twitter

6,3
1.333
8
15 de marzo de 2020
15 de marzo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el título que en español tiene, me esperaba una película más cercana al género de terror al estilo asiático que a una película tan compleja sobre emociones y relaciones humanas. No me había fijado si quiera en las etiquetas que catalogaban a la película como LGBT, así que la película tuvo margen para sorprenderme más. Teniendo en cuenta las sinopsis leídas, me esperaba una poli joven e indomable y una niña con capacidades casi sobrenaturales. Sin embargo, el escenario real - y a partir ahora hay spoilers - está bastante alejado de ese punto de partida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por el tipo de móviles que se emplean, suponemos que estamos en un espacio temporal entre el año 2000 y 2005. Es en ese lustro precisamente cuando según Wikipedia, en Corea dejó de considerarse una vida homosexual como un acto obsceno motivo de disciplina, contexto en el que parece encajar el caso de la policía protagonista de la historia. Parece ser que su vida sentimental le pasa factura y que la disciplina del cuerpo de policía la rebaja de ser un agente en la capital a tener que ejercer en un pueblo costero, periférico y desolado.
La actitud melancólica y el preocupante alcoholismo de la poli, que en la oficina es respetada y valorada por sus compañeros, deja entrever un momento personal complicado (el alcoholismo camuflado en botellas de agua mineral tal vez un poco patético y desmesurado), que conforme va avanzando el metraje se puede asociar mejor a una ruptura pasional con otra mujer. ¿Se hará reproches a sí misma por su condición de homosexual y por tanto convive con un conflicto moral? ¿O por el contrario tiene una actitud activista en cuanto a las dificultades a las que se enfrenta por ser homosexual? El desarrollo del metraje no apunta en ninguna de las dos direcciones, sino más bien hacia una actitud pragmática y sumisa en el ámbito profesional, y una actitud de aceptación personal en la esfera privada. En ese interesante punto de partida entra en juego otra historia: la de una niña que sufre acoso escolar y maltrato en casa de un padre y una abuela adoptivos maleducados y alcohólicos. Una niña con un comportamiento marcado por el abandono y el desamparo emocional. Al recibir atención protectora y paternalista por parte del agente joven recién llegada al pueblo, empieza a desarrollar una actitud de apego hacia el agente de consecuencias impredecibles.
La niña parece enamorarse de la poli, quien, sumida en su propia soledad y melancolía, va cediendo terreno en su esfera de intimidad, culminando en escenas tan extrañas como la de las dos en la bañera. Sin embargo no hay malas intenciones por parte del adulto ni nada que pueda tacharse de obsceno. Y es aquí, donde la genialidad de la película radica. ¿Salvará a la niña la actitud protectora y tierna de la policía? ¿O es una niña sin remedio? ¿Y la poli, está superando su propia melancolía mediante la relación con la niña?
El agente sospecha de las acciones de la niña desde el principio, sin embargo en la relación que se desarrolla entre ellas, parece adoptar una actitud de encubrimiento de las ambigüedades en las que se desliza la niña ¿Es una niña maquiavélica o una niña tratando de sobrevivir al maltrato al que está sometida? Con todas estos interrogantes la película finalmente sentencia una historia de amor incondicional entre las dos: la niña ya no es inocente, sabe perfectamente jugar sus cartas, y las juega muy bien con el fin de salvar a la mujer que adora: la poli, acusada de abuso de menores por esa peculiar relación entre ellas y que su padrastro ha empleado para vengarse de las decisiones que la agente a su vez ha tomado en relación a él, por el empleo de inmigrantes ilegales y las condiciones de abuso a las que los somete. Finalmente, una venganza perfectamente orquestada supera a otro acto de venganza anterior. El primer acto es un acto de difamación para dar una lección al agente que se ha entrometido demasiado en los trapos sucios de alguien con poder e influencia en el pueblo. El segundo es un acto de venganza moralmente más digerible, en el que la niña emplea su inteligencia, despojada de inocencia, (cosa que no sorprende mucho viendo que la niña ha sido sometida durante años por personas con una actitud misógina y abusiva) para hacer pagar con la misma moneda a quién, por así decir, así “se lo ha ganado a pulso”. Un final feliz al estilo Tarantino.
La actitud melancólica y el preocupante alcoholismo de la poli, que en la oficina es respetada y valorada por sus compañeros, deja entrever un momento personal complicado (el alcoholismo camuflado en botellas de agua mineral tal vez un poco patético y desmesurado), que conforme va avanzando el metraje se puede asociar mejor a una ruptura pasional con otra mujer. ¿Se hará reproches a sí misma por su condición de homosexual y por tanto convive con un conflicto moral? ¿O por el contrario tiene una actitud activista en cuanto a las dificultades a las que se enfrenta por ser homosexual? El desarrollo del metraje no apunta en ninguna de las dos direcciones, sino más bien hacia una actitud pragmática y sumisa en el ámbito profesional, y una actitud de aceptación personal en la esfera privada. En ese interesante punto de partida entra en juego otra historia: la de una niña que sufre acoso escolar y maltrato en casa de un padre y una abuela adoptivos maleducados y alcohólicos. Una niña con un comportamiento marcado por el abandono y el desamparo emocional. Al recibir atención protectora y paternalista por parte del agente joven recién llegada al pueblo, empieza a desarrollar una actitud de apego hacia el agente de consecuencias impredecibles.
La niña parece enamorarse de la poli, quien, sumida en su propia soledad y melancolía, va cediendo terreno en su esfera de intimidad, culminando en escenas tan extrañas como la de las dos en la bañera. Sin embargo no hay malas intenciones por parte del adulto ni nada que pueda tacharse de obsceno. Y es aquí, donde la genialidad de la película radica. ¿Salvará a la niña la actitud protectora y tierna de la policía? ¿O es una niña sin remedio? ¿Y la poli, está superando su propia melancolía mediante la relación con la niña?
El agente sospecha de las acciones de la niña desde el principio, sin embargo en la relación que se desarrolla entre ellas, parece adoptar una actitud de encubrimiento de las ambigüedades en las que se desliza la niña ¿Es una niña maquiavélica o una niña tratando de sobrevivir al maltrato al que está sometida? Con todas estos interrogantes la película finalmente sentencia una historia de amor incondicional entre las dos: la niña ya no es inocente, sabe perfectamente jugar sus cartas, y las juega muy bien con el fin de salvar a la mujer que adora: la poli, acusada de abuso de menores por esa peculiar relación entre ellas y que su padrastro ha empleado para vengarse de las decisiones que la agente a su vez ha tomado en relación a él, por el empleo de inmigrantes ilegales y las condiciones de abuso a las que los somete. Finalmente, una venganza perfectamente orquestada supera a otro acto de venganza anterior. El primer acto es un acto de difamación para dar una lección al agente que se ha entrometido demasiado en los trapos sucios de alguien con poder e influencia en el pueblo. El segundo es un acto de venganza moralmente más digerible, en el que la niña emplea su inteligencia, despojada de inocencia, (cosa que no sorprende mucho viendo que la niña ha sido sometida durante años por personas con una actitud misógina y abusiva) para hacer pagar con la misma moneda a quién, por así decir, así “se lo ha ganado a pulso”. Un final feliz al estilo Tarantino.
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