Cuando termina Barton Fink, entiendes que los Coen no le van a poner al lector las cosas fáciles a la hora de interpretar sus películas.
En "No es país para viejos" está todo muy bien cogido, aunque el cortante final y los hilos sin atar despisten al espectador.
Si Ethan y Joel quisieran hacer una western de acción, o una peli de persecuciones, y quedarse solamente en eso, entonces ya no serían esos tipos geniales que muestran "casi" siempre algo bueno por original.
En este film, es Tommy Lee Jones quien hace honor al título y quien demuestra ante su propia incredulidad, que su vieja nariz de sabueso ya no olfatea las pistas como en otros tiempos. Todo lo demás; Brolin, Barden, persecuciones, tiroteos, .......es el relleno. Lo que pasa, es que el relleno les ha salido tan bueno, tan en su punto, que a uno se le olvida el pavo.

Yo me quedo con un detalle:

Los niños que ven hoy la serie no llegan a entender la mordacidad y la inteligencia que desborda en cualquier capítulo, ellos no llegan a entender la cáustica crítica a la sociedad que desprenden.
Como la serie sigue emitiéndose año tras año, estos enanos redescubrirán la serie dentro de unos años porque empezarán a comprender todo su trasfondo, renovando el gasto de audiencia que pueda producirse por la excesiva repetición.
Así generación tras generación será aleccionada por Matt Groening y su panda de guionistas.

Me dejé llevar por el suave, sutil y hermoso transcurrir de un film cargado de significados.
A Mikhalkov le encanta poner a sus protagonistas al borde del abismo:
Una decisión trascendental que puede cambiar la vida del protagonista para siempre, pero duda, mostrando la fragilidad de sus convicciones personales.
Entonces se traiciona así mismo y tú te quedas planchado en tu sofá, añorando la deliciosa inocencia de lo perdido, y deseando haber podido suplantar al capullo del protagonista instantes antes de su real cagada.