Pocas son las emociones que tengo ahora mismo después de ver esta película, así que voy a tener que esforzarme por ordenarlas.

Todo empieza en una realidad no muy lejana, donde la dualidad entre la pantalla y la carne, exigen el perfeccionismo y la piel de melocotón.
Así que.. ¿ por qué no ofrecer la perfecta mezcla para remediar los defectos y los efectos del paso del tiempo?

Con trampa y cartón, todo prosigue utilizando imágenes desde lo más surrealista (aunque abogando a este mundo donde nos plantamos actualmente, viviendo entre pantallas y perfiles hiperretocados), a primeros planos que recuerdan a Buñuel. No deja detalle de color ni expresión al azar.

Imposible dejarse los escrúpulos fuera de la sala, convirtiendo esta crítica a la sociedad actual en un thriller grotesco y terrorífico que no permite quitar la vista ni el gusto por vanguardismo.
Así que menuda obra de arte nos han dejado en 2024.

Más de un vanguardista se hubiera quitado el cráneo, perdón, el sombrero.