Reconozco que iba al cine con una mezcla de sensaciones. Me moría de ganas por verla y al mismo tiempo temía una decepción.
Al salir, sólo puedo decir una cosa: ¡MARAVILLA!
Vestuario, decorados, diálogos, trama... todo es perfecto. Podíamos pensar en una película centrada en lo estético, pero no. En el guión también hay mucho de carga social e incluso política en alguna ocasión.
120 minutos para disfrutar y quedarse con ganas de que siga.
Sin duda, la compraré cuando salga a la venta.