Cuando todos los incondicionales de Tolkien alaban este film es por algo. La reencarnación en la gran pantalla de la legendaria trilogia es sublime. Todos los mundos en los que todos soñamos de niños tras leer el libro y ver la primera película se han hecho realidad.

Magistral adaptación cinematografica, expectaculares efectos especiales, interpretaciones magistrales, música sublime.

¿Quién da más?

Esta película tiene todos los argumentos que alguien necesita para verle el plumero a los críticos de cine de este país. La película en si, está bien, pero no deja de ser una más de las tropecientas mil películas de "terror" ambientadas en un: reformatorio, orfanato, manicomio.... con niños muertos asustando o queriendo mostrarle algo al protagonista.

No nos engañemos, la peli es más que aceptable, la actuación de Belén es soberbia, pero los topicazos del género abundan, por lo tanto, la altísima puntuación y la inmemorable crítica que se le ha dado en este país es desmedida e inmerecida.

¿Por qué los criticos de cine españoles se llevan las manos a la cabeza cuando tienen que juzgar una película de terror o de ciencia-ficción extranjera y..... cuando es española la ponen por las nubes?

He aquí la prueba: el orfanato es una de tantas, simplemente interesante, como todas, pero nada más.-

Danny Boyle nos presenta un film de ciencia-ficción que lejos de recurrir al efecticismo apocalíptico de un Armagendón pretende parecerse más a las buenas películas del género en los años 70 y 80. Con un trato visual novedoso y un acercamiento a los personajes inusual en el género Sunshine navega perfectamente entre el cientificismo más elocuente y el drama personal.

Las pegas se acercan al film cuando este toca a su fin, con una resolución al problema precipitada y con unas escenas mareantes (ciertamente a veces uno parece no saber lo que está sucediendo), que se olvidan ante el espectacular impacto visual de la última escena, un bello ejercicio video-clipperiano, medio new-age, medio neo-impresionista sideral que nos graba en la retina el poético anhelo moralizante del director.