Es una película angustiosa, pero no en el buen sentido. Tiene un guión que, por mucho que lo intentes, no te puedes creer. Los giros de la trama son tan inverosímiles que pierdes todo interés. No logras identificarte con los personajes ni entregarte al relato, ya que constantemente te das cuenta de que lo que ocurre son clichés y arbitrariedades argumentales sin ton ni son.

¿Cómo es posible que las valoraciones superen la media? No lo entiendo. Quizás interese porque es nueva o porque la promocionen. Personalmente, la considero una pérdida de tiempo.

Sin embargo, hay algo bueno que destaca: el actor protagonista. Es maravilloso para el papel, y solo con sus sonrisas y gestos consigue transmitir lo que la película en su conjunto no logra.

Para mí ha sido una decepción total. Es la versión reggaetón de un clásico. Los personajes son todos antipáticos clichés sin profundidad alguna, y a la trama se le ve tanto la intención que resulta aburrida. El alien original casi ni aparece, y el "nuevo" mestizo, no consigue ni de lejos la sugestión del primero. Para eso, no hacía falta.

Se te pone la piel de gallina viendo este documental sobre como un poder judicial abusivo puede causar tanto dolor a tantas personas y de manera tan impune. Si quieres pasar miedo de verdad, aquí se te ofrece una historia de terror verdadera, con nombres reales (Antonio Sánchez Yuste, María Auxiliadora Etxabarri, Alfredo Flores, etc.) que harán que Freddy Kruegger y Jason Voorhees te parezcan del todo inofensivos. Según el hijo de una de las personas acusadas falsamente, "lo que pasó, pasó porque pudo pasar", y afirma que sigue ocurriendo hoy día, siendo todavía peor.

Recordemos pues el célebre poema de Martín Niemöller:
"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemocrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar."

Este imprescindible documental nos insta a hacer una profunda reflexión sobre el daño que nos podemos hacer los unos a los otros, imprimiendo sufrimiento a nuestro paso, siendo esta la huella que dejamos en el mundo.

El final nos deja delante de una inquietante pregunta: ¿Por qué la fiscalía no investigó los testimonios que denunciaban haber recibido presiones por parte de la policía para que realizaran acusaciones falsas? Para unos jarabe de palo, para otros cortina de humo. Esta es la lectura que se debería haber hecho desde el primer momento, pero que sigue sin hacerse, mientras nuestra preocupación sea ser de los "buenos" y no de los "malos".

Se anima al final. Pero el conjunto acaba siendo muy infantil, estereotipado a grado sumo. Muy estético, pero sin ningún desarrollo interesante.

Si ya lo sé, que tengo que tengo que dejar de ver las nuevas pelis comerciales. Qué para una buena que se da en la historia, millones que te hunden la moral.

Las casi 3 horas y media se me hicieron cortas. El romance entre Hepburn y Ferrer es encantador, Fonda transmite franqueza y Ekberg exhala ferocidad. A Hertbert Lom le quedó padre el papel de Bonaparte, el más difícil a mi gusto. No me he leído la novela de Tolstoi, pero lo voy a hacer. Si la peli es tan buena, no me puedo ni imaginar cómo será el libro. Arte en mayúsculas.