Le falta suciedad, credibilidad, le faltan ganas, le falta espíritu, le faltan muchas cosas para ser una película perfecta, pero el rock & roll no entiende de perfección, es solo actitud y de esto, desgraciadamente, también le falta. Pero es conmovedora, terriblemente divertida y ligeramente nostálgica, y eso, al final, es suficiente.

Demasiado larga, demasiado avurrida. Hace que te den ganas de salir del cine, de marcharte a casa sin importar lo que has pagado por la entrada. Y por muchos efectos especiales impresionantes y mucho mensaje que transmita (que ahí está, no lo niego) la película es mala, te pasas las 3 horas calculando cuando falta por salir. Es más aún, como puedes hacer una película en la que intentas dar a entender a la gente como destruyen culturas, naturaleza, etc. y gastarte 500 millones de dólares? Estoy más que seguro que esos índigenas que se han quedado sin casa estarian más contentos si les repartieran esos millones que gastandoselos en una peliculita. El filme en si es una falacia en todos los sentidos. Aún y así los hay que dicen que es la mejor película que han visto en su vida, cuestión de gustos, pero para mi del 3 no pasa.

Acción a diestro y sinestro basada en un mensaje anticomercial caricaturizado con actores que reflejan justo lo contrario,"El club de la lucha" suena como mil ratas de cloaca dando de ostias a los grilletes de una alcantarilla pidiendo salir, como un montón de basura al salir de tu boca, como los tres primeros acordes del "Anarchy in the UK". El club de la lucha te entra por los ojos y te arranca las entrañas mientras tus oídos saborean las palabras ambrientas de Tyler.

Tiroteos bañados en un complejo guíon, persecuciones teñidas de diálogos magistrales, etc. Eso es todo lo que no tiene esta película. No pretende camuflar su simplicidad ni sus intenciones de impactar al espectador con una acción que sobrepasa los límites de la gravedad y la fuerza humana. Te lo muestra así, tal cual. Y, al final es tan ridícula como eficaz, tan vacia como entretenida. Una película que se mete en un mar de golpes imposibles y bucea hasta un absurdo y evidente final. Pero no bucea ni marcha atrás, ni nadando en espirales ni dando volteretas, lo hace al estilo tradicional con patos y gafas de buceo, sin pararse a coger aire en toda la película, y aunque su brutalidad en ocasiones más que impactar de risa, funciona.