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Documental

6,4
417
8
1 de mayo de 2012
1 de mayo de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas cosas nos son tan ajenas como los propios recuerdos. Albertina Carri explora esta idea hasta las últimas consecuencias. Y se presenta ella, siendo otra, para (re)construir arquitectónicamente la ficción de su novela familiar. Cuando faltan aquellos que ponen la voz para dar texto a la historia, quedan… quedan los otros. Los testigos. Los que recuerdan, o dicen recordar. A ellos se les pregunta, y se les pide prestada la voz y la memoria. Y se les cree, si, fundamentalmente se les cree porque no se puede existir y apaciguar el vacío y la nada sin ese texto dicho por otro.
Albertina Carri trabaja minuciosamente la forma y el método con el que construye su película, en el sentido amplio y ambiguo de la palabra. Una película propia en la que el autor o los autores son los otros. Obtiene un resultado impecable, aunque parcial e inacabado. De antemano sabía que así sería. Asumir el costo de escribir de esta manera su álbum familiar implica desnudar el hecho de que todo álbum siempre es el resultado de verdades parciales, inacabadas y sobre todo, de verdades ficticias.
Albertina Carri trabaja minuciosamente la forma y el método con el que construye su película, en el sentido amplio y ambiguo de la palabra. Una película propia en la que el autor o los autores son los otros. Obtiene un resultado impecable, aunque parcial e inacabado. De antemano sabía que así sería. Asumir el costo de escribir de esta manera su álbum familiar implica desnudar el hecho de que todo álbum siempre es el resultado de verdades parciales, inacabadas y sobre todo, de verdades ficticias.
25 de abril de 2012
25 de abril de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frescura, picardía y diálogos inteligentes para contar una historia que comienza en una cita a ciegas y nos lleva a recorrer los avatares del amor desde la perspectiva de Jessica y Helen, dos desconocidas que se encuentran y comienzan a descubrir juntas que la sexualidad es algo que nadie tiene resuelto del todo. Que relacionarse con el otro, sea hombre o mujer, es un misterio del que no se sabe nada y que la manera de responder a ese misterio se inventa cada vez.
Como personajes que se atreven a buscar y experimentar lo enigmático del amor y del sexo, estas muchachas encarnan las preguntas más universales sobre lo difícil que resulta, para todos los seres humanos, construir y sostener una relación con otro.
Si de algo se trata Besando a Jessica Stein es del encuentro con la sexualidad, y que este encuentro se define siempre en los términos de una cita a ciegas.
Como personajes que se atreven a buscar y experimentar lo enigmático del amor y del sexo, estas muchachas encarnan las preguntas más universales sobre lo difícil que resulta, para todos los seres humanos, construir y sostener una relación con otro.
Si de algo se trata Besando a Jessica Stein es del encuentro con la sexualidad, y que este encuentro se define siempre en los términos de una cita a ciegas.

7,8
117.005
10
3 de mayo de 2012
3 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera reacción que surge ante toda película compleja, es tratar de encontrar el sentido. Tratar de entenderla. Hallar el hilo de la madeja para tirar desde allí. En este plano, el desafío que se presenta es descifrar la historia lineal, ubicar las piezas del rompecabezas para situarlas en las casillas del inicio, nudo y desenlace. Cuando esto se logra, tranquiliza. A veces suele ser una caricia al ego descubrir el conflicto y la resolución. Llegar a este punto en 2001 Odisea en el espacio, tranquiliza. Poner las piezas en su lugar y que todo cierre. Se puede llegar a ese punto, claro que si. ¿Y entonces? ¿Qué hace de esta película una de las mas impresionantes y maravillosas películas de la historia del cine? ¿Por qué se habla y se ha hablado tanto de ella? Solo nos queda pensar que no todo cierra, y que es justamente eso lo mas hermoso. Que algo la trasciende y ante ese algo, quedamos perplejos.
¿Qué… qué es el monolito? ¡Qué importa si son extraterrestres, una fuerza superior, o Dios! Si, si, son extraterrestres, fuerzas alienígenas avanzadas, y todo eso. El monolito es todo eso. ¿Y entonces?
Kubrick genera un plano fascinante, tras otro plano fascinante, tras otro, tras otro. Todos ellos causados por ese agujero negro indescifrable que atraviesa todo el film. Esa cosa que no se sabe que es, pero hace que un hueso devenga herramienta y todo lo demás. Es el encuentro con eso desconocido lo que mueve y hace preguntas. Y sin preguntas, el mono es mono, el hueso es hueso, la carne es carne.
Entre imágenes y sonidos memorables, Kubrick nos invita a dar una vuelta por el espacio. A buscar en el extremo de lo insólito, lo que en este mundo limitado no podemos encontrar.
¿Qué… qué es el monolito? ¡Qué importa si son extraterrestres, una fuerza superior, o Dios! Si, si, son extraterrestres, fuerzas alienígenas avanzadas, y todo eso. El monolito es todo eso. ¿Y entonces?
Kubrick genera un plano fascinante, tras otro plano fascinante, tras otro, tras otro. Todos ellos causados por ese agujero negro indescifrable que atraviesa todo el film. Esa cosa que no se sabe que es, pero hace que un hueso devenga herramienta y todo lo demás. Es el encuentro con eso desconocido lo que mueve y hace preguntas. Y sin preguntas, el mono es mono, el hueso es hueso, la carne es carne.
Entre imágenes y sonidos memorables, Kubrick nos invita a dar una vuelta por el espacio. A buscar en el extremo de lo insólito, lo que en este mundo limitado no podemos encontrar.

7,0
9.919
2
22 de abril de 2012
22 de abril de 2012
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A qué vacío nos propone entrar Gaspar Noé?
Por un lado interminables planos blancos (en una pantalla de 5mts x 3mts), efectos psicodélicos similares al protector de pantalla de Windows, una cámara que cae en picada y se introduce a agujeros negros, un aborto en primer plano y por si esto fuese poco, una fecundación filmada desde adentro.
Por otro lado, una historia. Y los espirales que recorre para ser contada.
Estas dos vías llevan, supuestamente, a formular una idea de vacío. O mejor, intentar generar una experiencia de vacío, identificándolo a la sensación de caer desde lo mas alto de una montaña rusa. En el punto clave donde ya no se piensa. Donde uno se entrega al cuerpo y es él quien gobierna.
Pero si elegimos pensar y pensamos el vacío como un agujero al que no se puede abordar por la vía de los sentidos, entonces resulta cuestionable que se intente hacer coincidir punto por punto la idea de vacío a una imagen, a un plano, a algo que habite el mundo de lo sensitivo. Porque el vacío mas profundo, mas existencial, es inabordable. No se puede decir. No se puede filmar.
Luego, aparecen los retornos, las vueltas, y el sin sentido. Los rulos comienzan a desplegarse y efectivamente la película comienza a dar contornos y bordes a otro vacío. Un vacío generado por los bordes del espiral. Un vacío que no puede decirse pero indefectiblemente está.
El problema aparece cuando se confunden estos dos planos. Cuando se confunde la repulsión, el asco, el vómito, con lo provocador. El problema de pretender entrar al vacío es no entender que la única forma de acceder al vacío mas puro e inquietante, es quedándose… por fuera de él.
Por un lado interminables planos blancos (en una pantalla de 5mts x 3mts), efectos psicodélicos similares al protector de pantalla de Windows, una cámara que cae en picada y se introduce a agujeros negros, un aborto en primer plano y por si esto fuese poco, una fecundación filmada desde adentro.
Por otro lado, una historia. Y los espirales que recorre para ser contada.
Estas dos vías llevan, supuestamente, a formular una idea de vacío. O mejor, intentar generar una experiencia de vacío, identificándolo a la sensación de caer desde lo mas alto de una montaña rusa. En el punto clave donde ya no se piensa. Donde uno se entrega al cuerpo y es él quien gobierna.
Pero si elegimos pensar y pensamos el vacío como un agujero al que no se puede abordar por la vía de los sentidos, entonces resulta cuestionable que se intente hacer coincidir punto por punto la idea de vacío a una imagen, a un plano, a algo que habite el mundo de lo sensitivo. Porque el vacío mas profundo, mas existencial, es inabordable. No se puede decir. No se puede filmar.
Luego, aparecen los retornos, las vueltas, y el sin sentido. Los rulos comienzan a desplegarse y efectivamente la película comienza a dar contornos y bordes a otro vacío. Un vacío generado por los bordes del espiral. Un vacío que no puede decirse pero indefectiblemente está.
El problema aparece cuando se confunden estos dos planos. Cuando se confunde la repulsión, el asco, el vómito, con lo provocador. El problema de pretender entrar al vacío es no entender que la única forma de acceder al vacío mas puro e inquietante, es quedándose… por fuera de él.

7,0
26.698
10
9 de marzo de 2014
9 de marzo de 2014
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Canino es una película tan extraordinaria que uno podría tomar cualquier escena y deconstruírla hasta llegar al mínimo gesto del personaje, al grito desconectado y sin sentido, al acto involuntario y desgarrador que devela algo de la condición humana.
El universo simbólico que un padre transmite a sus hijos es un universo que se hereda de la historia de la humanidad y se comparte con todos los demás hombres. Recibir este cuerpo de metáforas compartidas tiene sus consecuencias y cada quien va a tener que lidiar con esto como mejor pueda. Un padre que transmite las mentiras compartidas de la humanidad, abre las puertas de la vida a sus hijos. Habilita una existencia posible en este mundo.
La historia que propone Lanthimos, es la de un hombre que no supo, o no pudo hacer nada de esto. El problema de creer que uno puede escapar a la sociedad creando una verdad exclusiva y excluyente, un cosmos descontaminado y aséptico, radica en que la única salida posible a los muros que esta idea construye, es la locura o la muerte.
Afortunadamente hay algo que se escapa a la verdad absoluta de este padre, y es la rebeldía del lenguaje. Como si alguien preguntase: “¿Te tengo que enseñar a mentir?” No, por suerte a mentir aprendemos solos y es esa mentira primordial, la que nos salva de perecer ante la tiranía del otro.
Engañar es una forma de decir no.
Aunque a veces sea demasiado tarde.
El universo simbólico que un padre transmite a sus hijos es un universo que se hereda de la historia de la humanidad y se comparte con todos los demás hombres. Recibir este cuerpo de metáforas compartidas tiene sus consecuencias y cada quien va a tener que lidiar con esto como mejor pueda. Un padre que transmite las mentiras compartidas de la humanidad, abre las puertas de la vida a sus hijos. Habilita una existencia posible en este mundo.
La historia que propone Lanthimos, es la de un hombre que no supo, o no pudo hacer nada de esto. El problema de creer que uno puede escapar a la sociedad creando una verdad exclusiva y excluyente, un cosmos descontaminado y aséptico, radica en que la única salida posible a los muros que esta idea construye, es la locura o la muerte.
Afortunadamente hay algo que se escapa a la verdad absoluta de este padre, y es la rebeldía del lenguaje. Como si alguien preguntase: “¿Te tengo que enseñar a mentir?” No, por suerte a mentir aprendemos solos y es esa mentira primordial, la que nos salva de perecer ante la tiranía del otro.
Engañar es una forma de decir no.
Aunque a veces sea demasiado tarde.
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