Escribo mi primera crítica en FilmAffinity para compartir mis impresiones sobre la que podemos considerar la "película de moda" de los próximos meses (si bien estoy convencido de que el tiempo la pondrá donde se merece). No me centraré en el apartado técnico de la película, pues no soy un experto en la materia, pero sí quiero hablar del mensaje de esta película, o al menos el que yo he captado tras su visionado.

Las películas pueden cumplir muchas funciones, siendo una fundamental la de transmitir un mensaje, y creo que es algo que Damien Chazelle logra con creces con "Babylon". De hecho, esta película es tan densa -en lo bueno y en lo malo- que podemos considerarla una moneda con dos caras: una carta de amor y una declaración de odio.

La carta de amor está dirigida al cine como arte. Si bien es bastante común confundir el género de cine dentro del cine -al que esta película pertenece-, con una carta de amor al cine -que esta película también lo es-, "Babylon" cumple también con la función de entretener (solo las ganas de ir al baño me hicieron algo cuesta arriba el tramo final), y esto no siempre es fácil. A lo largo de las 3 horas de metraje, especialmente en las escenas de rodaje y en el apoteósico final, Chazelle consigue rendir un tremendo homenaje a lo que es el cine para él y para los que lo sienten como él: un bendito caos y un abanico de infinitas posibilidades.

La declaración de odio está dirigida al cine como industria. Hollywood ni conoce a nadie ni espera por nadie, si tu tiempo pasó, ya habrá otro que ocupe tu lugar; por no hablar de la cantidad de seres despreciables que maneja los hilos dentro de ese mundillo. Con esto el director no descubre nada nuevo, pero nunca está de más pronunciarse al respecto.

Como decía al principio, creo que con el tiempo a "Babylon" se le dará el reconocimiento que merece y algunos podremos apostillar un "a mí siempre me gustó" o un "yo la vi en el cine cuando se estrenó".

Con todo esto, el mensaje final que saco yo de esta película es el siguiente: a pesar de lo podrido que está el cine, las películas son algo maravilloso.

Atentamente, Damien Chazelle.