La premisa es interesante aunque ya se haya visto anteriormente, el reparto se defiende decentemente, y tenemos a un posible proyecto de Hannibal Lecter que tiene más protagonismo en el trailer y la sinopsis que después en escena.

Recursos de guión tan manidos como los flashbacks, muchas conversaciones innecesarias, desarrollo planísimo de los personajes e incongruencias totales tanto en el fondo como en infinidad de detalles y en la propia personalidad y psicología de los personajes.

Podría haber sido tanto y se queda en tan poco simplemente porque guionistas y director no han querido ni han sabido dinamizar ni se han leído los textos dos veces para darse cuenta de la inmensidad de sinsentidos constantes.

Esta serie, no siendo en absoluto mala, pretende mucho más de lo que ofrece.
El ritmo narrativo es lento, se hace aburrido, hay momentos en los que simplemente se desconecta.
Hay una línea entre el surrealismo y la absurdez, y The OA la roza constantemente.

No os dejéis llevar por el hype, no deja de ser un producto más, visible, pero no recomendable.

Intragable intento de thriller complejo con más giros que trama, actuaciones no del todo malas aunque poco sentidas y diálogos insulsos que apenas vienen a refrendar el guión.
Larga, lenta y excesiva, con claras aspiraciones e inspiraciones hollywodienses, en lo único que piensas es que ya has visto eso antes en algún lado.

Eso sí, técnicamente se nota que se han dejado el dinero, y por eso no resulta un absoluto bluf.

Simpática, agradable de ver, protocolaria, con sus anécdotas por momentos divertidas, cuyo mayor valor es que somos campeones.
Principalmente sirve de repaso del campeonato y de memoria de un grupo de futbolistas en su día a día que han hecho historia sin hacer mucho ruido y con la calma que exige toda la profesionalidad que tienen, independientemente de sus edades.
Ha sido bonito verlo apenas seis meses después, pero seguro que se le tendrá más cariño cuando pasen unos años y sirva para volver a recordar a ciertos jugadores en momentos especiales de sus carreras.

No hay parte de spoiler porque no hay posibilidad de ello, la serie documental es lo que es, correctamente grabada, com cariño y acceso a algunas zonas que normalmente no vemos, pero sin sorpresas ni fuegos de artificio.

Comedia costumbrista casi surrealista de un par de negados de la vida cuya ocupación parece ser ir sembrando incomodidades allá por donde van.

El mayor mérito de "Vergüenza" es sentir lástima constante de Malena Alterio a la vez que querer pegarle un guantazo a Javier Gutiérrez, los cuales nos ofrecen unas actuaciones muy gratificantes, totalmente naturales, dignas de estudiar en escuelas.

Las situaciones, sin llegar normalmente a la carcajada extrema, dejan ese buen regusto de la comedia negra, entre incomodidad y risa floja final. Algunas escenas pueden parecer ya vistas, e incluso poder adivinar el desenlace, pero cada capítulo cierra bien aunque a veces ni te imagines cómo pueda terminar.

Como bien dijo Miguel Rellán en una entrevista, a un nivel excelso en sus apariciones en la serie, la vergüenza ajena es sobre todo empatía, de sentir cómo esa persona sufre en una situación incómoda, desapacible, y eso es lo que consigue sobre todo esta serie.
La dirección, sin resultarme brillante, simplemente correcta para una comedia ligera, sin filigranas, consigue esto mismo, retratos muy cotidianos, donde es fácil conseguir esa complicidad con el personaje; con unos actores secundarios a un gran nivel, con personalidad, creíbles, con peso y sentido, lo cual no es fácil en tan poco metraje y en contextos casi surrealistas.

Es uno de los 7 que doy más agusto.
No es la serie definitiva que vaya a cambiarte los esquemas de tu vida, pero el resultado y las sensaciones finales una vez acabado el último capítulo son de total satisfacción con un producto completo, hecho con cariño, donde me pongo de nuevo a los pies del gran trabajo realizado por Malena Alterio y Javier Gutiérrez.