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España España · A Coruña
Críticas de Víctor
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Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
18 de octubre de 2018
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Salgo de ver “Venom” con una conclusión que ya preveía: esta no es la película de un villano. Los blockbusters de villanos, por ahora, no existen (y si me equivoco que alguien me lo apunte y estaré agradecido de descubrirlo). Utilizan al personaje, utilizan la marca, el filón de la franquicia de la que se ha extraído pero, al convertirlo en protagonista, el estudio moldea la historia y el desarrollo del sujeto hasta que, oh sorpresa, en realidad era bueno y no lo sabíamos. Pues qué pena. Qué hartazgo señores de Hollywood. Que nos lancéis el anzuelo, la promesa de cambiar la perspectiva, de darnos algo fresco como es ver una película de este género desde el punto de vista del enemigo y que, en vez de eso, lo convirtáis en más de lo mismo, otra película con el mismo esquema de todas las demás en la que nos vendéis como villanía lo que no es más que un plus de gamberrismo, un puntito macarra o unos dientes afilados. Eso no es cambiar de bando, eso ya lo vimos con personajes como Lobezno, Deadpool, Catwoman y un largo etcétera de anti-héroes.

Qué desilusión ver que ideas, a priori, estimulantes, se disuelven en el proceso, sea por pereza, por inercia o por falta de riesgo en la perspectiva económica del estudio en cuestión. Imaginar que el cine de superhéroes podría evolucionar, ganar en oscuridad también desde el punto de vista subjetivo y no sólo en contexto o ambientación, y ver que las oportunidades se desaprovechan en favor de un guión basado en la producción en masa. Qué pena que grandes personajes como el Joker (de Heath Ledger) o Magneto (de Ian McKellen) sólo puedan existir como secundarios. Qué miedo pensar qué harán en DC con el primero en su película independiente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor
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8
25 de febrero de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede contar una historia de amor entre una mujer y un anfibio mutante sin que lo bizarro y lo desagradable se apodere del relato? ¿Puede hacerse sin censurar el componente sexual del romance ni condenar a la película al ostracismo audiovisual? “La forma del agua” demuestra que se puede, que puede emocionar y que puede ser más bonita y más auténtica que la típica historia idealizada entre dos guapos. Y creo que la clave de esta película, más allá de su narrativa de fábula y su estética de cuento de hadas adulto, está en que consigue hacer un retrato perfecto del amor como ese lugar capaz de liberar de la sensación de insignificancia. Sin convertirla en un personaje débil o necesitado, la limpiadora muda y flacucha de Sally Hawkings (bien podría convertirse en icono romántico de los inadaptados) es una mujer invisibilizada hasta que, la aparición de una criatura acuática, y como si de las dos piezas de un puzzle se tratase, hace que su vida cobre por fin otra relevancia. Quizás no sea la primera vez que se cuente una historia como esta, pero quizás sí sea de las pocas veces que se haga de una forma tan libre.

No creo que “La forma del agua” sea una película perfecta, ni mucho menos, y se me hace inevitable, en un universo tan característico como el de Guillermo del Toro, caer en las comparaciones y recordar que “El laberinto del fauno” fue todavía mejor. Pero, si me olvido de eso por un momento, me encuentro con una película técnicamente impecable, visualmente fascinante, con una interpretación maravillosa de su protagonista y una genial galería de secundarios que, lidiando con sus propios demonios, completan el mapa de una historia cuyo núcleo es la defensa de la felicidad de quienes (en el cine y en la vida) normalmente ocupan la posición de meros espectadores.

Me queda la duda de si todo el lirismo de esta película dejará el poso suficiente para que, dentro de unos años, la recuerde como una obra relevante y memorable. Pero ante esa duda, hoy celebro esta oda a los marginados que no necesita que la bestia se transforme en príncipe para construir su final feliz.
Víctor
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9
16 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que una película se te mete tan dentro que duele. Que se traspasa esa barrera entre las películas que simplemente te gustan y aquellas que te dejan secuelas y te pasas los días siguientes dándoles vueltas, y no sólo en la cabeza, sino que también siguen resonando en tu pecho. Porque son esa clase de películas que funcionan como un espejo y que en realidad te hablan de ti mismo, te ves reflejado en ellas y en su historia, y lo que los personajes viven o dicen termina siendo una exploración de tus propias emociones, la disección de sentimientos y pensamientos que tenías escondidos y que, sin saberlo, necesitabas que alguien te los mostrase. Es lo que pretenden todas, o casi todas las películas, pero sólo algunas realmente lo hacen con tanta puntería que pinchan en hueso. No ocurre muchas veces. Creo que la última vez que me sucedió algo así fue con "Six Feet Under", que terminé hará unos siete u ocho meses, tras la que tuve durante días la canción de Sia removiéndome por dentro las emociones que me había provocado la familia Fisher (todavía no me he atrevido a escribir sobre esa serie porque no creo poder hacerle justicia). Pues bien, me ha vuelto a pasar con "Weekend". Sin parecerme estrictamente a ninguno de ellos, me he visto a mí mismo en Glen y en Russell, en esa historia de (no) amor de fin de semana y en todas las cosas que se dicen.

No sabría hacer una crítica objetiva, porque no sé si todo el mundo tendrá ese mismo grado de conexión con esta joyita indie, eso es una cuestión muy personal. Pero sí que puedo decir que, aún obviando ese punto, es una muy buena película que recomiendo a cualquiera con buen gusto. Cine sencillo, de esos casos en que la sencillez es virtud. Con una simbiosis perfecta entre el guión, las interpretaciones, la fotografía y la dirección. Rebosa sinceridad y autenticidad, y en su tremenda honestidad está su mayor virtud, porque no parece una película, parece, simplemente, la vida. Hecha con cariño, pero sin edulcoración ni condescendencia.

Se la ha comparado con "Antes del amanecer", y es cierto que tienen mucho en común. El romance fugaz, la magia que hay en el choque entre dos desconocidos entre los que se crea una conexión especial, o esas conversaciones que exploran y profundizan en los sentimientos y pensamientos de sus personajes (y en definitiva, de todas las personas). Pero esta película tiene mucho más que aportar, no sólo por añadir la perspectiva homosexual (que también, y sin que ello deba ser disuasorio para quien no lo sea ni haya que excusar este aspecto, al fin y al cabo la empatía en la relación con el cine es un imprescindible desde siempre, y además el aspecto gay permite reflexiones y conflictos que no se dan en una relación heterosexual, pero que todos pueden entender), sino también porque quitándole un poco del romanticismo formal que tenía aquélla, le suma mucha más verdad, y en consecuencia, corazón. No todo el mundo estará de acuerdo conmigo, pero para mí existe mucha más poesía en el final de "Weekend" que, por ejemplo, en un "siempre nos quedará París" (con el riesgo que supone una comparación de tal calibre).
Víctor
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7
10 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No lo tenía fácil "Eva". No tanto por ser una producción española en un género que normalmente tenemos vedado (porque aquí el futurismo es muy sutil, nada hollywoodiense, así que no estamos ante una ruptura radical de la regla), como por tratar un tema ya muy trillado en la ciencia ficción. Por eso es curioso que, a pesar de moverse por terrenos ya transitados y plantear una reflexión que ya ha sido universalizada hasta por Spielberg, "Eva" resulte original. Porque "Eva" consigue tener personalidad a pesar de todo, y esa es su salvación.

Kike Maíllo logra un artefacto elegante, casi un cuento, de engranajes tan sofisticados como los de los robots que lo pueblan. Todo aquéllo que esta película no se puede permitir con su presupuesto lo suple con el buen gusto con que está hecha. Y no tiene que despistarnos a la hora de valorarla la vaguedad con la que está trazado el trasfondo amoroso de la historia, porque termina siendo un defecto completamente secundario. Al final de este relato, envuelto en un frío polar (literal y metafórico), encontramos el corazón de "Eva", y es entonces cuando con una simple frase acierta en la sensibilidad del espectador cuando ya no creíamos que pudiera hacerlo, con un desenlace sencillo, sincero, casi poético.
Víctor
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7
24 de abril de 2012
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que hay dos clases de posibles espectadores de "Los Juegos del Hambre". Aquéllos que hayan tomado el atajo de saltarse el origen literario se encontrarán con una película que está por encima de la media, pero por debajo del entusiasmo generalizado que se ha creado en torno a ella. No es para tanto, pensarán. Los lectores, por otra parte (y yo entre ellos), posiblemente disfrutemos un poco más del espectáculo, pero reconociendo que gran parte del goce proviene de la evocación de las sensaciones provocadas por el libro más que por méritos propios de la película. Y me explico. La adaptación de Gary Ross recorre con bastante fidelidad todos los acontecimientos relatados por Suzanne Collins en la novela, pero en el traslado al cine se han perdido gran parte de las emociones. La tensión, el miedo, la sensación constante de peligro, la sed, el hambre, la desesperación, la adrenalina. Collins conseguía crear un auténtico clímax en cada capítulo, mientras que a la película le cuesta encontrar cumbres climáticas incluso en escenas clave. Es cierto que la pérdida del subjetivismo narrativo y la necesidad de sintetizar suponen un hándicap de base para conseguir tales resultados, pero el cine ha demostrado que con una dirección hábil y los recursos adecuados es perfectamente posible.

No ayuda mucho el empeño que se ha puesto en dejar claro que no hablamos de una sola película, sino de una franquicia. Por ese afán de esposar a la audiencia se incluyen escenas inexistentes en el libro para preparar un contexto de cara a las próximas entregas y generar expectación, lo cual podría no tener demasiada relevancia si no fuese porque con esas escenas se desvía la atención de la arena dificultando así el mantenimiento del ambiente de tensión del que antes hablaba. La novela tiene la gran virtud de funcionar en su individualidad, dejando el final abierto para la segunda parte, pero centrando todos sus esfuerzos en los propios Juegos. La película tropieza cuando pierde esa intención.

De la misma forma, y seguramente por exigencias similares (hablo de dinero, claro), el filme reduce la violencia (todo lo que se puede reducir, dado el argumento). Minimiza la sangre, suaviza las muertes, agita la cámara en exceso para mostrar poco o nada. Y por desgracia se echa de menos algo más de crudeza, no por una cuestión de sadismo sino de puro dramatismo, y porque una carnicería no es una carnicería si no hay carne. Entiendo que la calificación por edades obliga, y que esta es una saga destinada (supuestamente) al consumo adolescente, pero es inevitable que el suavizante se note, sobre todo para los que ya nos habíamos imaginado unos enfrentamientos mucho menos censurados.

(continúa en "spoiler" sin destripar nada, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor
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