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Críticas ordenadas por utilidad
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10
4 de enero de 2010
4 de enero de 2010
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¡Oh capitán, mi capitán!”, invocaban unos chicos emocionados en honor a su mentor y amigo. Y me pregunto quién no querría cruzarse con uno en su camino para recibir una lección magistral sobre esa asignatura primordial y olvidada que es la vida. Alguien que izase las velas de nuestro barco encallado para atrevernos a navegar libres por el mundo antes de terminar criando malvas.
Muchos podrán tachar de utópica y poco realista a esta filosofía que encumbra al Carpe Diem por encima de todos los lemas. Todo muy bonito, muy poético, pero se te han despegado los pies del suelo. Y es cierto que las personas nos vemos atadas a la cotidianidad y la rutina que nos dirige y oprime. Obligaciones, responsabilidades, expectativas, necesidades… y hasta incluyo la vagancia. Pero qué sería de nosotros si nunca llegaran a existir esos momentos en los que nuestros sueños, nuestras inquietudes y nuestros mayores deseos se abren paso a gritos y luchan por salir a la luz para hacer de esta historia algo que merezca la pena.
En mi caso ha tenido que asomarse el profesor Keating al salón de mi casa una tarde de un día cualquiera para advertirme de que debo coger las rosas mientras pueda, pues veloz el tiempo vuela, y la misma flor que hoy admiro mañana estará muerta.
Pasados ya varios años desde de aquel día sigo revisando siempre que puedo aquel mensaje grabado a fuego, y puedo decir sin vacilar que yo también me pondría en pie agradecido para rendir homenaje a aquel maestro. Más que un maestro. ¡Oh capitán, mi capitán!
Muchos podrán tachar de utópica y poco realista a esta filosofía que encumbra al Carpe Diem por encima de todos los lemas. Todo muy bonito, muy poético, pero se te han despegado los pies del suelo. Y es cierto que las personas nos vemos atadas a la cotidianidad y la rutina que nos dirige y oprime. Obligaciones, responsabilidades, expectativas, necesidades… y hasta incluyo la vagancia. Pero qué sería de nosotros si nunca llegaran a existir esos momentos en los que nuestros sueños, nuestras inquietudes y nuestros mayores deseos se abren paso a gritos y luchan por salir a la luz para hacer de esta historia algo que merezca la pena.
En mi caso ha tenido que asomarse el profesor Keating al salón de mi casa una tarde de un día cualquiera para advertirme de que debo coger las rosas mientras pueda, pues veloz el tiempo vuela, y la misma flor que hoy admiro mañana estará muerta.
Pasados ya varios años desde de aquel día sigo revisando siempre que puedo aquel mensaje grabado a fuego, y puedo decir sin vacilar que yo también me pondría en pie agradecido para rendir homenaje a aquel maestro. Más que un maestro. ¡Oh capitán, mi capitán!

6,2
86.009
7
24 de abril de 2012
24 de abril de 2012
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que hay dos clases de posibles espectadores de "Los Juegos del Hambre". Aquéllos que hayan tomado el atajo de saltarse el origen literario se encontrarán con una película que está por encima de la media, pero por debajo del entusiasmo generalizado que se ha creado en torno a ella. No es para tanto, pensarán. Los lectores, por otra parte (y yo entre ellos), posiblemente disfrutemos un poco más del espectáculo, pero reconociendo que gran parte del goce proviene de la evocación de las sensaciones provocadas por el libro más que por méritos propios de la película. Y me explico. La adaptación de Gary Ross recorre con bastante fidelidad todos los acontecimientos relatados por Suzanne Collins en la novela, pero en el traslado al cine se han perdido gran parte de las emociones. La tensión, el miedo, la sensación constante de peligro, la sed, el hambre, la desesperación, la adrenalina. Collins conseguía crear un auténtico clímax en cada capítulo, mientras que a la película le cuesta encontrar cumbres climáticas incluso en escenas clave. Es cierto que la pérdida del subjetivismo narrativo y la necesidad de sintetizar suponen un hándicap de base para conseguir tales resultados, pero el cine ha demostrado que con una dirección hábil y los recursos adecuados es perfectamente posible.
No ayuda mucho el empeño que se ha puesto en dejar claro que no hablamos de una sola película, sino de una franquicia. Por ese afán de esposar a la audiencia se incluyen escenas inexistentes en el libro para preparar un contexto de cara a las próximas entregas y generar expectación, lo cual podría no tener demasiada relevancia si no fuese porque con esas escenas se desvía la atención de la arena dificultando así el mantenimiento del ambiente de tensión del que antes hablaba. La novela tiene la gran virtud de funcionar en su individualidad, dejando el final abierto para la segunda parte, pero centrando todos sus esfuerzos en los propios Juegos. La película tropieza cuando pierde esa intención.
De la misma forma, y seguramente por exigencias similares (hablo de dinero, claro), el filme reduce la violencia (todo lo que se puede reducir, dado el argumento). Minimiza la sangre, suaviza las muertes, agita la cámara en exceso para mostrar poco o nada. Y por desgracia se echa de menos algo más de crudeza, no por una cuestión de sadismo sino de puro dramatismo, y porque una carnicería no es una carnicería si no hay carne. Entiendo que la calificación por edades obliga, y que esta es una saga destinada (supuestamente) al consumo adolescente, pero es inevitable que el suavizante se note, sobre todo para los que ya nos habíamos imaginado unos enfrentamientos mucho menos censurados.
(continúa en "spoiler" sin destripar nada, por falta de espacio)
No ayuda mucho el empeño que se ha puesto en dejar claro que no hablamos de una sola película, sino de una franquicia. Por ese afán de esposar a la audiencia se incluyen escenas inexistentes en el libro para preparar un contexto de cara a las próximas entregas y generar expectación, lo cual podría no tener demasiada relevancia si no fuese porque con esas escenas se desvía la atención de la arena dificultando así el mantenimiento del ambiente de tensión del que antes hablaba. La novela tiene la gran virtud de funcionar en su individualidad, dejando el final abierto para la segunda parte, pero centrando todos sus esfuerzos en los propios Juegos. La película tropieza cuando pierde esa intención.
De la misma forma, y seguramente por exigencias similares (hablo de dinero, claro), el filme reduce la violencia (todo lo que se puede reducir, dado el argumento). Minimiza la sangre, suaviza las muertes, agita la cámara en exceso para mostrar poco o nada. Y por desgracia se echa de menos algo más de crudeza, no por una cuestión de sadismo sino de puro dramatismo, y porque una carnicería no es una carnicería si no hay carne. Entiendo que la calificación por edades obliga, y que esta es una saga destinada (supuestamente) al consumo adolescente, pero es inevitable que el suavizante se note, sobre todo para los que ya nos habíamos imaginado unos enfrentamientos mucho menos censurados.
(continúa en "spoiler" sin destripar nada, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otro de los defectos que limitan el resultado final del filme es el pobre desarrollo de los personajes secundarios, y me refiero principalmente a los tributos a los que se enfrentan los protagonistas (el resto del elenco está bastante bien). No olvidemos que estamos hablando de una competición, y el perfil de los personajes es importante. Frente a la posibilidad de mostrar una galería de jugadores bien definidos, la película se conforma con la superficialidad empañando tanto las posibilidades de empatía como de animadversión con los diferentes participantes, siendo especialmente criticable en el caso de los “profesionales”, a los cuales se retrata como auténticos estúpidos sin cerebro hasta caer en el ridículo en varios momentos (lo de Cato no tiene perdón). Otra oportunidad perdida de convertir los Juegos en algo mucho más trepidante.
Después de este repaso podría parecer que la película es una decepción absoluta, pero por suerte no es así. A pesar de todo lo dicho, "Los Juegos del Hambre" es lo suficientemente atractiva, absorbente y equilibrada como para que merezca la pena, la inevitable historia de amor está bien resuelta sin excederse con sentimentalismos (lo temía, lo reconozco) y aspectos como la dirección artística (salvando pequeños detalles, como el cutrísimo diseño de la Cornucopia) o la banda sonora también están a la altura. Simplemente, la novela es un entretenimiento de primera clase capaz de atrapar de forma desmedida, mientras que la película se queda un paso por detrás y no merece la misma euforia. Eso sí, lo que no se le podrá arrebatar a esta adaptación fílmica es uno de los mayores aciertos de casting que se han visto en un blockbuster en bastante tiempo. Jennifer Lawrence consigue hacer sombra a los fallos de la película y ella sola, con su interpretación, la eleva de categoría. Su Katniss merece convertirse en icono, no adolescente, sino del cine.
Después de este repaso podría parecer que la película es una decepción absoluta, pero por suerte no es así. A pesar de todo lo dicho, "Los Juegos del Hambre" es lo suficientemente atractiva, absorbente y equilibrada como para que merezca la pena, la inevitable historia de amor está bien resuelta sin excederse con sentimentalismos (lo temía, lo reconozco) y aspectos como la dirección artística (salvando pequeños detalles, como el cutrísimo diseño de la Cornucopia) o la banda sonora también están a la altura. Simplemente, la novela es un entretenimiento de primera clase capaz de atrapar de forma desmedida, mientras que la película se queda un paso por detrás y no merece la misma euforia. Eso sí, lo que no se le podrá arrebatar a esta adaptación fílmica es uno de los mayores aciertos de casting que se han visto en un blockbuster en bastante tiempo. Jennifer Lawrence consigue hacer sombra a los fallos de la película y ella sola, con su interpretación, la eleva de categoría. Su Katniss merece convertirse en icono, no adolescente, sino del cine.
16 de junio de 2008
16 de junio de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi podría antojársenos como prófetico que la que se convertiría en la primera mujer de color en obtener un Oscar a la mejor actriz principal protagonizase pocos años antes el biopic de la primera mujer de color que consiguió una nominación en la misma categoría. De hecho, a algún malpensado casi podría parecerle que la intención al hacer esta película fuera que Halle Berry pudiera dedicarle a Dandridge su futuro premio. Y la verdad es que esta producción fácilmente puede considerarse como el perfecto impulso para la actriz que luego se haría famosa con "X-Men" o "Muere otro día" y triunfaría con "Monster's Ball". Pero vamos a creer en las casualidades del destino, porque al fin y al cabo de vez en cuando ocurren coincidencias tan oportunas como ésta. Así que me centraré en decir que "Introducing Dorothy Dandridge" es un biopic más, sin sus menos ni sus más. Que casi hace pensar que todas las personalidades dignas de ser retratadas en el cine siguen una misma trayectoria vital de ascenso y caída, con sus desdichas, sus adversidades, sus momentos de gloria y sus relaciones personales infructuosas. Incluso la estructura del filme es facilona, utilizando el atajo narrativo de repasar la vida de Dandridge a través de los propios recuerdos que ella va relatando desde el presente, como si de una voz en off se tratase. ¿Quiere decir todo esto que es una mala película? En absoluto. Simplemente es descaradamente típica. Pero se ve de muy buena gana. Y Halle Berry está genial.
Documental

6,9
2.118
Documental
5
8 de octubre de 2010
8 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
De primeras puede parecer hasta inmoral criticar una película como esta si no es para alabar su encomiable propósito: dar visibilidad a cinco realidades dramáticas (localizadas en África y Latinoamérica) a las que preferimos no prestar atención los que no tenemos que sufrirlas. Pero aunque no menosprecio el valor de sus intenciones, no puedo evitar tener la sensación de que es un proyecto desaprovechado. Tanto el padrino como los directores que firman cada una de las piezas son dignos de generar unas expectativas que no se cumplen. Coixet resulta totalmente artificial y pedante. Wenders peca de vagancia y no pone nada de su parte, dejando que toda la responsabilidad recaiga en los testimonios recogidos. Barroso hace trampas, y pone en pantalla un discurso manipulador que demoniza a las compañías farmacéuticas pero carece de profundidad y argumentos sólidos. Y Corcuera es confuso e impreciso. Para mí, sin duda, el mejor corto es el de Fernando León de Aranoa: crudo, conciso y conmovedor.
La premisa prometía un gran puñetazo en la mesa que removiera conciencias, y es una pena ver que la oportunidad se pierde con un resultado mediocre. Está claro que la importancia y gravedad de lo que se retrata es tal que su simple relato tiene fuerza, pero el cine documental tiene el potencial de aunar historias reales sobrecogedoras con el impulso que le pueden dar los realizadores a través de los recursos técnicos y narrativos que utilicen para contarlas. Aquí hay grandes nombres, pero no hay derroche de talento cinematográfico, y me temo que la huella de esta película no será mucho más profunda que la de un telediario.
La premisa prometía un gran puñetazo en la mesa que removiera conciencias, y es una pena ver que la oportunidad se pierde con un resultado mediocre. Está claro que la importancia y gravedad de lo que se retrata es tal que su simple relato tiene fuerza, pero el cine documental tiene el potencial de aunar historias reales sobrecogedoras con el impulso que le pueden dar los realizadores a través de los recursos técnicos y narrativos que utilicen para contarlas. Aquí hay grandes nombres, pero no hay derroche de talento cinematográfico, y me temo que la huella de esta película no será mucho más profunda que la de un telediario.

6,7
16.989
8
9 de enero de 2010
9 de enero de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que aún estoy en proceso de asimilación con respecto a ese extraño director que es Gus Van Sant. Me inicié con “Elephant”, a la que personalmente no le supe ver la calidad que otros le encuentran (pero bah, ya la revisaré para redimirme). Resignado al peculiar estilo que reconocí en aquélla probé de nuevo con “Milk”, que me gustó mucho más, pero cambiaron de nuevo las tornas ya que no vi en ésta el pedigrí autoral de la primera, sino un producto algo más convencional. Desde entonces no me atreví más que a mirar con desconfianza su desconcertante filmografía hasta que, finalmente, llegó el momento de enfrentarme a esta “My Own Private Idaho”.
Aquí vuelvo a descubrir a un realizador personal, con sello. Indiscutiblemente indie, pero digerible. Me gusta. Su forma de hacer cine, con recursos narrativos y visuales tan propios (destacables las escenas de sexo), no sólo ya no me molesta sino que me convence. Pero sobre todo me convence esa historia de marginados callejeros y nómadas rebeldes, y me conquista ese chucho abandonado tan falto de cariño al que da vida River Phoenix, que además me regala, al calor de una hoguera, la declaración de amor más conmovedora y desconsolada que he visto en mucho tiempo.
Aquí vuelvo a descubrir a un realizador personal, con sello. Indiscutiblemente indie, pero digerible. Me gusta. Su forma de hacer cine, con recursos narrativos y visuales tan propios (destacables las escenas de sexo), no sólo ya no me molesta sino que me convence. Pero sobre todo me convence esa historia de marginados callejeros y nómadas rebeldes, y me conquista ese chucho abandonado tan falto de cariño al que da vida River Phoenix, que además me regala, al calor de una hoguera, la declaración de amor más conmovedora y desconsolada que he visto en mucho tiempo.
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