La trama se va formando a partir de la violencia objetiva brutal y absurda, no sólo de Malcolm, sino también del Estado. Es la violencia de este último la que debería desolar al espectador. No lo logra. La película, más allá de los contrastes artísticos, lo que hace es cuestionar la utilidad del paradigma punitivo resocializador. Y lo hace exagerando sus características hasta lo más que puede, sin salirse de los márgenes reales. Un pequeño fragmento del guión: -cuántos presos conviven por celda? -cuatro o cinco -son más de los previstos -es cierto, el Estado debería emplear más recursos, construir más alas... -en absoluto, hay que vaciar las celdas... Se necesitan para los presos políticos.
En definitiva, más allá de la anécdota de la ultraviolencia, la interpretación, el guión, la banda sonora... La Naranja Mecánica es un clamor por la dignidad, tanto individual como colectiva. Con eso me quedo.