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Críticas ordenadas por utilidad
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8,4
13.837
9
14 de marzo de 2013
14 de marzo de 2013
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
E – Emocionante. La Evasión es un relato tenso, personal, y por encima de todo emocionante. La minuciosa realización permite al espectador mantener durante todo el metraje la atención en las acciones de los protagonistas.
V – Verosimilitud. Los dramas carcelarios ya de por sí poseen una cierta aureola de intriga, tensión y ansiedad, pero en la Evasión podemos observar un aspecto que en muchas ocasiones no es presente en este género cinematográfico: la realidad. El hecho de que esté basada en una novela de José Giovanni, quien logró fugarse de la prisión de la Santé junto con Jean Keraudy, (quien interpreta a Roland en la película), imprime una mayor verosimilitud a la obra de Jacques Becker.
A – Antológica. ‘Le Trou’ es un film digno de ser destacado. Junto a Cadena Perpetua son, en mi humilde opinión, las dos películas carcelarias más extraordinarias y antológicas del cine. Jean-Pierre Melville, director de cine francés, comentó en su época, que ‘La Evasión’ era la más bella película jamás realizada en Francia.
S – Sobria. Es una película sobria, que se centra en los detalles y no en los personajes. Los protagonistas lejos de ser planos, no presentan demasiada profundidad psicológica. Se trata de una obra de matices, en que cada plano pretende plasmar los entresijos del plan de huida y las actitudes de los presos.
I – Intensa. Muchas de las escenas del largometraje profieren una ansiedad y una intensidad notables. El hecho de que prácticamente todas las escenas tengan lugar en el interior de la cárcel, proporciona una sensación de opresión que va in crescendo, y que llega a su clímax en la secuencia final.
O – Ornamental. Con ornamentos me refiero a todos los cachivaches e ingeniosos instrumentos que usan los protagonistas con el pretexto de intentar fugarse de la cárcel. Es verdaderamente increíble conseguir tanto con tan pocos recursos disponibles.
N – Natural. La naturalidad con la que actúan los protagonistas es digna de ser mencionada. Siendo, en su mayor parte, actores amateurs o neófitos, consiguen bordar sus papeles, hecho que permite al espectador identificarse con los personajes y sentirse como un integrante más del grupo.
V – Verosimilitud. Los dramas carcelarios ya de por sí poseen una cierta aureola de intriga, tensión y ansiedad, pero en la Evasión podemos observar un aspecto que en muchas ocasiones no es presente en este género cinematográfico: la realidad. El hecho de que esté basada en una novela de José Giovanni, quien logró fugarse de la prisión de la Santé junto con Jean Keraudy, (quien interpreta a Roland en la película), imprime una mayor verosimilitud a la obra de Jacques Becker.
A – Antológica. ‘Le Trou’ es un film digno de ser destacado. Junto a Cadena Perpetua son, en mi humilde opinión, las dos películas carcelarias más extraordinarias y antológicas del cine. Jean-Pierre Melville, director de cine francés, comentó en su época, que ‘La Evasión’ era la más bella película jamás realizada en Francia.
S – Sobria. Es una película sobria, que se centra en los detalles y no en los personajes. Los protagonistas lejos de ser planos, no presentan demasiada profundidad psicológica. Se trata de una obra de matices, en que cada plano pretende plasmar los entresijos del plan de huida y las actitudes de los presos.
I – Intensa. Muchas de las escenas del largometraje profieren una ansiedad y una intensidad notables. El hecho de que prácticamente todas las escenas tengan lugar en el interior de la cárcel, proporciona una sensación de opresión que va in crescendo, y que llega a su clímax en la secuencia final.
O – Ornamental. Con ornamentos me refiero a todos los cachivaches e ingeniosos instrumentos que usan los protagonistas con el pretexto de intentar fugarse de la cárcel. Es verdaderamente increíble conseguir tanto con tan pocos recursos disponibles.
N – Natural. La naturalidad con la que actúan los protagonistas es digna de ser mencionada. Siendo, en su mayor parte, actores amateurs o neófitos, consiguen bordar sus papeles, hecho que permite al espectador identificarse con los personajes y sentirse como un integrante más del grupo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
E – Egoísmo. Encarnado en la figura de Gaspard, quien traiciona a sus amigos ansiado de libertad sin condiciones. Al principio de la película sentimos lástima por él. Los demás comparten con él todo lo que tienen y confían en él, muy a pesar de Manu, que no acaba de fiarse de Gaspard. Pero a medida que avanza la película, empezamos a sentir un cierto hastío hacia él, hasta desencadenar en odio al llegar a la secuencia final.
V – Valor. Encarnado en la figura de Manu y Roland, quienes tienen la osadía de bajar a los subterráneos de la cárcel. La escena en la que se esconden de los vigilantes uno encima del otro detrás de una columna es sublime.
A – Altruismo. Encarnado en la figura de Geo, quien, aunque decide en última instancia no ser partícipe de la huida para no causar otro disgusto a su madre, decide colaborar activamente en el plan de fuga aun sabiendo que no va a recibir nada a cambio. Y encarnado también en la figura de Manu y de Gaspard, quiénes consiguen llegar a la calle adyacente a la prisión, pero deciden dar media vuelta para avisar a sus camaradas de que habían terminado la construcción del túnel.
S – Solidaridad. Encarnada en la figura de Monseigneur, quien acoge sin rechistar al nuevo inquilino de la celda y que convence a Manu de que Gaspard sea otro integrante del grupo.
I – Ingenio. Encarnado en la figura de Roland, el cerebro del plan de huida. Sus artimañas permiten al grupo avanzar sin ser descubiertos. El espejo para vigilar los guardas por la mirilla de la puerta, la llave maestra para abrir las diferentes puertas, el reloj de arena para controlar el tiempo que están cavando el hoyo por la noche, los artilugios para simular que todos se encuentran en la cama durmiendo cuando pasan los diferentes turnos de noche son verdaderamente admirables e ingeniosos.
O – Obligación. Encarnado en la figura de Manu, quien admite en el grupo a Gaspard aun no confiando plenamente en él. Sus sospechas acabaran siendo reafirmadas cuando Gaspard traiciona a sus amigos en pro de su beneficio personal, ya que cabe recordar que su mujer acababa de retirar todos los cargos contra él cuando decide explicar todo los detalles del plan de huida al director de la prisión.
N – Nobleza. Encarnada en la figura de todos los integrantes del grupo a excepción de Gaspard. Los valores de la amistad se cimientan en los valores de la nobleza. Geo, Monseñor, Manu, Roland y Gaspard trabajan conjuntamente y en pro del beneficio común para poder llevar a cabo su objetivo de fuga. Esta compenetración les permite abrirse camino hacia la libertad, hasta que Gaspard decide ser libre sin tener en cuenta a sus compañeros.
“¡Pauvre Gaspard!”
V – Valor. Encarnado en la figura de Manu y Roland, quienes tienen la osadía de bajar a los subterráneos de la cárcel. La escena en la que se esconden de los vigilantes uno encima del otro detrás de una columna es sublime.
A – Altruismo. Encarnado en la figura de Geo, quien, aunque decide en última instancia no ser partícipe de la huida para no causar otro disgusto a su madre, decide colaborar activamente en el plan de fuga aun sabiendo que no va a recibir nada a cambio. Y encarnado también en la figura de Manu y de Gaspard, quiénes consiguen llegar a la calle adyacente a la prisión, pero deciden dar media vuelta para avisar a sus camaradas de que habían terminado la construcción del túnel.
S – Solidaridad. Encarnada en la figura de Monseigneur, quien acoge sin rechistar al nuevo inquilino de la celda y que convence a Manu de que Gaspard sea otro integrante del grupo.
I – Ingenio. Encarnado en la figura de Roland, el cerebro del plan de huida. Sus artimañas permiten al grupo avanzar sin ser descubiertos. El espejo para vigilar los guardas por la mirilla de la puerta, la llave maestra para abrir las diferentes puertas, el reloj de arena para controlar el tiempo que están cavando el hoyo por la noche, los artilugios para simular que todos se encuentran en la cama durmiendo cuando pasan los diferentes turnos de noche son verdaderamente admirables e ingeniosos.
O – Obligación. Encarnado en la figura de Manu, quien admite en el grupo a Gaspard aun no confiando plenamente en él. Sus sospechas acabaran siendo reafirmadas cuando Gaspard traiciona a sus amigos en pro de su beneficio personal, ya que cabe recordar que su mujer acababa de retirar todos los cargos contra él cuando decide explicar todo los detalles del plan de huida al director de la prisión.
N – Nobleza. Encarnada en la figura de todos los integrantes del grupo a excepción de Gaspard. Los valores de la amistad se cimientan en los valores de la nobleza. Geo, Monseñor, Manu, Roland y Gaspard trabajan conjuntamente y en pro del beneficio común para poder llevar a cabo su objetivo de fuga. Esta compenetración les permite abrirse camino hacia la libertad, hasta que Gaspard decide ser libre sin tener en cuenta a sus compañeros.
“¡Pauvre Gaspard!”
4
10 de agosto de 2015
10 de agosto de 2015
115 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo es posible idear una de las mejores temporadas de la historia de la televisión y defecar una secuela tan lamentable? La decepción es meridiana en todos los aspectos. La temporada rezuma mediocridad en cada uno de sus episodios, presenta unos personajes excesivamente atormentados y con menos carisma que Rajoy. Su pasado y su situación no es interesante, hecho que provoca que el espectador no logre empatizar con los protagonistas. Vince Vaughn es más anestésico que las películas de los domingos por la tarde de Antena 3 (en especial el lamentable monólogo del inicio del episodio 2), y Taylor Kitsch sobra más que los semáforos en el GTA. Colin Farrell y Rachel McAdams por su parte cumplen con los papeles que desempeñan, aun no pudiendo arreglar el desbarajuste que presenta el guion. La trama es confusa, poco clara y excesivamente compleja. ¿Y qué decir de la dirección? Prescindir de la estética minuciosa de Fukunaga e incorporar al director de películas dignas de Oscar como Fast & Furious tendría que ser delito penado con cadena perpetua.
Hemos pasado de las portentosas reflexiones nihilistas de Rust Cohle a diálogos sin ton ni son sobre los cigarrillos electrónicos y las adopciones; de una banda sonora asfixiante y tétrica a una serie de canciones cansinas interpretadas reiterativamente por Lera Lynn en casi todos los capítulos; del magnetismo de Matthew Mcgonaughey y la afabilidad de Woody Harrelson al tedio de Vince Vaughn y Taylor Kitsch; de la intriga por conocer la identidad del rey amarillo a la indiferencia por descubrir el desenlace de los acontecimientos acaecidos; de una atmósfera sugestiva e inquietante a una ambientación pobre sin nada reseñable; de un plano secuencia memorable a una burda grabación de un tiroteo; de la cita nietzscheana "Time is a flat circle" (“El tiempo es un círculo plano”) a frases cutres dignas de producciones de serie B como "Sometimes a thing happens. Splits your life. There’s a before and an after" (“A veces algo ocurre. Te parte la vida en dos. Hay un antés y un después”) o "I just don’t know how to be out in the world, man" (“Tío, no sé cómo estar en el mundo”); y de la meridiana química entre Rust y Marty a unas esporádicas interacciones fructíferas entre los cuatro principales integrantes del elenco de personajes.
Como decía Rust, "Life's barely long enough to get good at one thing. So be careful what you get good at" (“La vida apenas da para ser bueno en una cosa. Así que vigila en lo que eres bueno”), así que señor Pizzolatto aplíquese el cuento y dedíquese a otros menesteres más exitosos.
Hemos pasado de las portentosas reflexiones nihilistas de Rust Cohle a diálogos sin ton ni son sobre los cigarrillos electrónicos y las adopciones; de una banda sonora asfixiante y tétrica a una serie de canciones cansinas interpretadas reiterativamente por Lera Lynn en casi todos los capítulos; del magnetismo de Matthew Mcgonaughey y la afabilidad de Woody Harrelson al tedio de Vince Vaughn y Taylor Kitsch; de la intriga por conocer la identidad del rey amarillo a la indiferencia por descubrir el desenlace de los acontecimientos acaecidos; de una atmósfera sugestiva e inquietante a una ambientación pobre sin nada reseñable; de un plano secuencia memorable a una burda grabación de un tiroteo; de la cita nietzscheana "Time is a flat circle" (“El tiempo es un círculo plano”) a frases cutres dignas de producciones de serie B como "Sometimes a thing happens. Splits your life. There’s a before and an after" (“A veces algo ocurre. Te parte la vida en dos. Hay un antés y un después”) o "I just don’t know how to be out in the world, man" (“Tío, no sé cómo estar en el mundo”); y de la meridiana química entre Rust y Marty a unas esporádicas interacciones fructíferas entre los cuatro principales integrantes del elenco de personajes.
Como decía Rust, "Life's barely long enough to get good at one thing. So be careful what you get good at" (“La vida apenas da para ser bueno en una cosa. Así que vigila en lo que eres bueno”), así que señor Pizzolatto aplíquese el cuento y dedíquese a otros menesteres más exitosos.
1
7 de septiembre de 2011
7 de septiembre de 2011
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía muy buenas referencias del director de la película debido en parte a la película "El Sexto Sentido" y estaba seguro que iba a ver la típica película de acción veraniega sin ton ni son pero entretenida. El tráiler me había convencido y el hecho de poderla ver en 3D me convenció para verla... Fui con un amigo al cine y decidimos pagar un poco más para poder visionarla en 3D. Al principio parecía entretenida pero a medida que avanzaba se iba haciendo cada vez más tediosa, aburrida y soporífera. Quedé harto de los movimientos histriónicos del protagonista y mucho más de la poca emoción con la que actuaban los protagonistas. Pero lo peor de todo fue el pésimo 3D que tenía la película, que me hizo replantear si vale la pena pagar más por ver películas con tal tecnología...
El diálogo de la película era pésimo, frío, calculado; los actores en ocasiones parecían actuar con desgana... Lo único resaltable de la película es que muestra unos buenos efectos especiales y... que tan solo dura unos 100 minutos. Encuentro totalmente justo concederle el razzie a la peor película del año, ya que en años había disfrutado tan poco de una película. Empiezo a considerar que "El Sexto Sentido" fue un golpe de suerte del director porque ha perdido toda la credibilidad para mÍ.
Sigo en el spoiler...
El diálogo de la película era pésimo, frío, calculado; los actores en ocasiones parecían actuar con desgana... Lo único resaltable de la película es que muestra unos buenos efectos especiales y... que tan solo dura unos 100 minutos. Encuentro totalmente justo concederle el razzie a la peor película del año, ya que en años había disfrutado tan poco de una película. Empiezo a considerar que "El Sexto Sentido" fue un golpe de suerte del director porque ha perdido toda la credibilidad para mÍ.
Sigo en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es un insulto a la vista y a la inteligencia humana. Creo que sería mejor que la viesen animales que seguro que disfrutarían más. Al lado de este bodrio, un furullo parece una excelsa obra de arte del mundo ideal. En ocasiones, tuve el deseo de cambiarme de sala porque tenía la sensación de que saldría del cine aturdido y con ganas de ver "Di Di Hollywood" y "Mentiras y Gordas" a la vez (obras dignas de estar en la cúspide de la hemeroteca del cine mundial). Tener diarrea, follar con la niña de Shrek, comer mierda de vaca, enrollarme con las hijas de Zapatero, comer gusanos, gritar "A la porra el comunismo" enfrente de Kim Jong-il, hacerme un piercing en el pene, hacerme otro piercing en el glande, idolatrar a Justin Bieber, hacerme cirugía para parecerme a Belén Estebán, liarme con Falete,... Y después de hacer todo esto aún preferiría chuparle la ***** a Carmen de Mairena (o lo que quiera Dios que haya ahí debajo) antes que volver a ver "Airbender, el último guerrero".
Si alguien desea tener un cerebro que involuciona a lo Homer Simpson solo tiene que ver un maratón de esta película y le aseguro que acabará con un déficit neuronal irreversible.
Si alguien desea tener un cerebro que involuciona a lo Homer Simpson solo tiene que ver un maratón de esta película y le aseguro que acabará con un déficit neuronal irreversible.

7,8
116.994
10
13 de septiembre de 2012
13 de septiembre de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra magna de la ciencia ficción, 2001 es una sinfonía alegórica tan alabada como denostada que no deja indiferente a nadie…
Stanley Kubrick dirigió esta película apoteósica que le valió un Oscar por los efectos especiales, el único, a título personal, que recibió en toda su carrera cinematográfica. Tal vez incomprendido o ignorado, la Academia nunca reconoció su trabajo; como tampoco hizo con Alfred Hitchcock o Charles Chaplin en su época. Las películas del señor Kubrick sin duda dejan mella en los cinéfilos. No hay término medio para valorar sus producciones. Aunque solo dirigió 16 obras, no hay duda en que nos encontramos ante uno de los mejores directores de la historia del cine. Obras como El Resplandor o La Naranja Mecánica pueden no agradar, pero lo que es innegable es que perduran en la memoria de los espectadores. Lo mismo sucede con 2001. Son muchas sus imágenes poderosas, desde el silencio de HAL hasta el monolito, ese extraño objeto del que nos preguntamos muchas cosas que aún hoy siguen sin ser resueltas, ya que el director dejó a la imaginación de cada uno su significado y su procedencia. Mención aparte merece el final del film, del que daré mi interpretación personal en el spoiler.
Al terminar 2001 me quedé atónito con lo que acababa de ver. Nunca antes había visionado nada parecido a esta obra. Me pareció un largometraje magnético que me dejó anonadado. Reconozco que al acabarla no supe como valorarla. Tuve que volverla a ver un día más tarde para poder comprender el significado y el objetivo de la película. Este revisionado me convenció finalmente de que estaba ante una de las mejores películas de la historia del cine. Entiendo que mucha gente no estará de acuerdo con esta afirmación pero es indudable la originalidad y la maravillosa manera de contar la historia de la humanidad que se nos ofrece en este film.
Para concluir esta parte de la crítica, me gustaría citar a Stanley Kubrick, uno de los mejores directores que nos ha brindado el séptimo arte: “Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después”.
Stanley Kubrick dirigió esta película apoteósica que le valió un Oscar por los efectos especiales, el único, a título personal, que recibió en toda su carrera cinematográfica. Tal vez incomprendido o ignorado, la Academia nunca reconoció su trabajo; como tampoco hizo con Alfred Hitchcock o Charles Chaplin en su época. Las películas del señor Kubrick sin duda dejan mella en los cinéfilos. No hay término medio para valorar sus producciones. Aunque solo dirigió 16 obras, no hay duda en que nos encontramos ante uno de los mejores directores de la historia del cine. Obras como El Resplandor o La Naranja Mecánica pueden no agradar, pero lo que es innegable es que perduran en la memoria de los espectadores. Lo mismo sucede con 2001. Son muchas sus imágenes poderosas, desde el silencio de HAL hasta el monolito, ese extraño objeto del que nos preguntamos muchas cosas que aún hoy siguen sin ser resueltas, ya que el director dejó a la imaginación de cada uno su significado y su procedencia. Mención aparte merece el final del film, del que daré mi interpretación personal en el spoiler.
Al terminar 2001 me quedé atónito con lo que acababa de ver. Nunca antes había visionado nada parecido a esta obra. Me pareció un largometraje magnético que me dejó anonadado. Reconozco que al acabarla no supe como valorarla. Tuve que volverla a ver un día más tarde para poder comprender el significado y el objetivo de la película. Este revisionado me convenció finalmente de que estaba ante una de las mejores películas de la historia del cine. Entiendo que mucha gente no estará de acuerdo con esta afirmación pero es indudable la originalidad y la maravillosa manera de contar la historia de la humanidad que se nos ofrece en este film.
Para concluir esta parte de la crítica, me gustaría citar a Stanley Kubrick, uno de los mejores directores que nos ha brindado el séptimo arte: “Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película empieza mostrándonos las imágenes de unos monos, antepasados de los seres humanos, conviviendo con otros animales. En un principio son herbívoros, apacibles y no disponen de las habilidades para defenderse del ataque de otros carnívoros. El monolito o la piedra filosofal de la evolución les proporciona una inteligencia superior que les da la capacidad de usar armas, hecho que les permite ser los seres dominantes de la zona y convertirse en carnívoros. Este inicio fulgurante y maravilloso deja paso a otra etapa del ser humano millones de años después, en la que ha conseguido conquistar el espacio exterior próximo.
En esta parte, el protagonista es el doctor Floyd, que se dirige a una base en la Luna cerrada por motivos confusos. Posteriormente descubrimos que esto es debido al hallazgo de un monolito enterrado bajo la superficie lunar de manera intencionada hace millones de años. El doctor, junto a otros científicos, deciden ir a investigarlo y con cierto temor, éste toca el monolito al igual que hizo el primate. Cuando uno de los presentes decide inmortalizar el momento, se oye un fuerte pitido que proviene supuestamente de la piedra filosofal y que marca una nueva época en la historia de la humanidad: la era de la subyugación a la inteligencia artificial.
En esta tercera parte, se nos muestra una nave tripulada con destino a Júpiter, controlada en su práctica totalidad por un supercomputador llamado HAL 9000; una máquina perfecta. David y Poole, los únicos tripulantes que no han sido puestos en estado de hibernación, conviven con la máquina a lo largo del viaje. Es en una de las diversas conversaciones que mantienen el supercomputador y Dave cuando HAL le comenta si no le parece extraña la aureola de secretismo que envuelve esta misión espacial. Bowman confuso por lo que acaba de decir HAL, niega tal afirmación, hecho que hace entrar a HAL en una dicotomía interna: él conoce el objetivo de la misión pero no puede contárselo hasta que no lleguen a la órbita del planeta. Es en este momento cuando el supercomputador, temeroso de que descubran el secreto, decide inventarse una avería en la nave. David y Poole quedan sorprendidos al ver que no hay ningún error y se plantean la posibilidad de desconectar a HAL. Aun tomando todas las precauciones pertinentes, HAL descubre sus planes y en un acto de supervivencia, mata a Poole y a los científicos que se encontraban en hibernación. Es entonces cuando Dave se dispone a desconectar a HAL, momento en el que se oye una retransmisión grabada que explica el motivo de la misión: descubrir porque cuando el doctor Floyd tocó el monolito en la Luna, una onda electromagnética se disipó en dirección a Júpiter. Esta acción representa la victoria del ser humano frente a la máquina.
Y por último, llegamos al desenlace de 2001. Quizás la parte más enigmática, misteriosa e incomprendida de todo el film. Cuando el monolito se alinea con los otros planetas del sistema se empiezan a ver unas luces psicodélicas que permiten a Dave viajar a gran velocidad hasta llegar a una sala con decoración clásica. En esta habitación vemos diversas fases de la vida de David, desde su etapa como astronauta hasta que muere en la cama de la sala. Finalmente el ente superior, al igual que hizo con los otros monolitos debidamente colocados, introduce otra piedra filosofal en la habitación, la cual permite al hombre evolucionar por última vez, al igual que hizo el primate en el primer ser humano hace millones de años. Este nuevo ser, que podemos llamar el ‘superhombre’, representado por un feto, es introducido nuevamente en nuestro planeta, hecho que se puede interpretar como el nacimiento de una nueva especie; una especie creada a partir de la observación del ser humano a lo largo de su existencia, y que será capaz de gozar de una inteligencia superior que le permitirá amoldarse a un hipotético futuro, hasta que sea necesario otro monolito para poder evolucionar nuevamente en un ser superior.
En esta parte, el protagonista es el doctor Floyd, que se dirige a una base en la Luna cerrada por motivos confusos. Posteriormente descubrimos que esto es debido al hallazgo de un monolito enterrado bajo la superficie lunar de manera intencionada hace millones de años. El doctor, junto a otros científicos, deciden ir a investigarlo y con cierto temor, éste toca el monolito al igual que hizo el primate. Cuando uno de los presentes decide inmortalizar el momento, se oye un fuerte pitido que proviene supuestamente de la piedra filosofal y que marca una nueva época en la historia de la humanidad: la era de la subyugación a la inteligencia artificial.
En esta tercera parte, se nos muestra una nave tripulada con destino a Júpiter, controlada en su práctica totalidad por un supercomputador llamado HAL 9000; una máquina perfecta. David y Poole, los únicos tripulantes que no han sido puestos en estado de hibernación, conviven con la máquina a lo largo del viaje. Es en una de las diversas conversaciones que mantienen el supercomputador y Dave cuando HAL le comenta si no le parece extraña la aureola de secretismo que envuelve esta misión espacial. Bowman confuso por lo que acaba de decir HAL, niega tal afirmación, hecho que hace entrar a HAL en una dicotomía interna: él conoce el objetivo de la misión pero no puede contárselo hasta que no lleguen a la órbita del planeta. Es en este momento cuando el supercomputador, temeroso de que descubran el secreto, decide inventarse una avería en la nave. David y Poole quedan sorprendidos al ver que no hay ningún error y se plantean la posibilidad de desconectar a HAL. Aun tomando todas las precauciones pertinentes, HAL descubre sus planes y en un acto de supervivencia, mata a Poole y a los científicos que se encontraban en hibernación. Es entonces cuando Dave se dispone a desconectar a HAL, momento en el que se oye una retransmisión grabada que explica el motivo de la misión: descubrir porque cuando el doctor Floyd tocó el monolito en la Luna, una onda electromagnética se disipó en dirección a Júpiter. Esta acción representa la victoria del ser humano frente a la máquina.
Y por último, llegamos al desenlace de 2001. Quizás la parte más enigmática, misteriosa e incomprendida de todo el film. Cuando el monolito se alinea con los otros planetas del sistema se empiezan a ver unas luces psicodélicas que permiten a Dave viajar a gran velocidad hasta llegar a una sala con decoración clásica. En esta habitación vemos diversas fases de la vida de David, desde su etapa como astronauta hasta que muere en la cama de la sala. Finalmente el ente superior, al igual que hizo con los otros monolitos debidamente colocados, introduce otra piedra filosofal en la habitación, la cual permite al hombre evolucionar por última vez, al igual que hizo el primate en el primer ser humano hace millones de años. Este nuevo ser, que podemos llamar el ‘superhombre’, representado por un feto, es introducido nuevamente en nuestro planeta, hecho que se puede interpretar como el nacimiento de una nueva especie; una especie creada a partir de la observación del ser humano a lo largo de su existencia, y que será capaz de gozar de una inteligencia superior que le permitirá amoldarse a un hipotético futuro, hasta que sea necesario otro monolito para poder evolucionar nuevamente en un ser superior.

8,9
141.559
10
10 de noviembre de 2015
10 de noviembre de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Padrino II representa la quintaesencia por antonomasia del excelso arte del cine. Junto a la primera parte de la trilogía conforman dos de los largometrajes más brillantes de la historia del celuloide y supusieron un punto de inflexión en la forma de concebir las películas.
Las cotas de perfección que se alcanzan en el film son difíciles de superar. Francis Ford Coppola, libre de las presiones que sufrió en la primera parte, consigue hilvanar y aunar el pasado y el presente de la familia Corleone en un montaje apabullante. El dominio de los tempos y la soberbia manera de relatar ambas historias están solo al alcance de un privilegiado grupo de directores.
Mención cum laude merece por otra parte el maravilloso elenco de personajes, que obtuvieron un total de 5 nominaciones de la Academia. Al Pacino rubrica una de las mejores interpretaciones de la historia del cine, y Robert de Niro consigue emular al gran Marlon Brando en un despliegue portentoso de sus mejores dotes de actor. Michael V. Gazzo, que interpreta a Frank Pentangeli, realiza por su parte una dignísima actuación que en cualquier otro filme hubiera significado la consecución más que merecida de la estatuilla de los Oscar. Por otra parte, Robert Duvall interpreta al sempiterno consejero y confidente Tom Hagen, un fiel escudero que siempre vela por el bienestar de la familia; Lee Strasberg encarna a Hyman Roth, un hombre de negocios sin escrúpulos, bordando el papel del principal antagonista del film; y John Cazale, se transforma en Fredo, un personaje lleno de remordimientos y con una vida repleta de frustraciones a la sombra de su allegado Michael. Finalmente, cabe destacar a Kay, que evoluciona de la inocencia ingenua de la primera parte de la saga al desparpajo y la osadía que profiere en esta entrega.
Si a todos estos factores, se añade una cuidadísima fotografía de Gordon Willis, un insuperable guion y una maravillosa ambientación, se obtiene una película digna de ser encumbrada en el olimpo del séptimo arte.
Sin desmerecer la primera entrega, el Padrino II posee una trama mucho más compleja y ambiciosa. Presenta atisbos más dramáticos y es mucho más despiadada. Está repleta de traiciones, corruptelas, chantajes, vendettas y negocios turbios. Si bien en la primera parte había una relativa admiración por los quehaceres de la familia Corleone, que se mantiene en buena parte de las retrospectivas de Vito Andolini, empezamos a sentir una cierta aversión hacia los actos desalmados de Michael y descubrimos su faceta más despiadada.
Obcecado en mantener el legado de la familia, el Don lleva a cabo actos impropios e injustificables, con el fin de perpetuar su imperio a toda costa. Estas venganzas personales consumen a Michael sumiéndole en un mar de remordimientos y de soledad, que culminan en la decadencia plasmada en la última parte de la trilogía.
Todos estos logros y sucesos hacen que el Padrino II sea una película de obligado visionado para todo aquel que aprecie una obra de arte, y a buen seguro que perdurará como una de las más brillantes películas jamás concebidas.
Las cotas de perfección que se alcanzan en el film son difíciles de superar. Francis Ford Coppola, libre de las presiones que sufrió en la primera parte, consigue hilvanar y aunar el pasado y el presente de la familia Corleone en un montaje apabullante. El dominio de los tempos y la soberbia manera de relatar ambas historias están solo al alcance de un privilegiado grupo de directores.
Mención cum laude merece por otra parte el maravilloso elenco de personajes, que obtuvieron un total de 5 nominaciones de la Academia. Al Pacino rubrica una de las mejores interpretaciones de la historia del cine, y Robert de Niro consigue emular al gran Marlon Brando en un despliegue portentoso de sus mejores dotes de actor. Michael V. Gazzo, que interpreta a Frank Pentangeli, realiza por su parte una dignísima actuación que en cualquier otro filme hubiera significado la consecución más que merecida de la estatuilla de los Oscar. Por otra parte, Robert Duvall interpreta al sempiterno consejero y confidente Tom Hagen, un fiel escudero que siempre vela por el bienestar de la familia; Lee Strasberg encarna a Hyman Roth, un hombre de negocios sin escrúpulos, bordando el papel del principal antagonista del film; y John Cazale, se transforma en Fredo, un personaje lleno de remordimientos y con una vida repleta de frustraciones a la sombra de su allegado Michael. Finalmente, cabe destacar a Kay, que evoluciona de la inocencia ingenua de la primera parte de la saga al desparpajo y la osadía que profiere en esta entrega.
Si a todos estos factores, se añade una cuidadísima fotografía de Gordon Willis, un insuperable guion y una maravillosa ambientación, se obtiene una película digna de ser encumbrada en el olimpo del séptimo arte.
Sin desmerecer la primera entrega, el Padrino II posee una trama mucho más compleja y ambiciosa. Presenta atisbos más dramáticos y es mucho más despiadada. Está repleta de traiciones, corruptelas, chantajes, vendettas y negocios turbios. Si bien en la primera parte había una relativa admiración por los quehaceres de la familia Corleone, que se mantiene en buena parte de las retrospectivas de Vito Andolini, empezamos a sentir una cierta aversión hacia los actos desalmados de Michael y descubrimos su faceta más despiadada.
Obcecado en mantener el legado de la familia, el Don lleva a cabo actos impropios e injustificables, con el fin de perpetuar su imperio a toda costa. Estas venganzas personales consumen a Michael sumiéndole en un mar de remordimientos y de soledad, que culminan en la decadencia plasmada en la última parte de la trilogía.
Todos estos logros y sucesos hacen que el Padrino II sea una película de obligado visionado para todo aquel que aprecie una obra de arte, y a buen seguro que perdurará como una de las más brillantes películas jamás concebidas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque se acostumbra a remarcar la escena del beso de la muerte de Michael a su hermano Fredo consumando su fenecimiento, hay otro suceso en el devenir del filme que para mí representa uno de los mejores momentos de la película: la conversación que mantienen Tom y Pentangeli en la prisión. Después de retractarse de las acusaciones proferidas contra la familia Corleone, Tom Hagen hace alarde de una metáfora maravillosa de la época romana para inducir al suicidio de Pentangeli a cambio de la protección in sécula seculórum de su familia.
Esta escena profiere a la película un toque shakesperiano y demuestra una vez más que hay pocos largometrajes a la altura de la perfección lograda en el Padrino II.
Esta escena profiere a la película un toque shakesperiano y demuestra una vez más que hay pocos largometrajes a la altura de la perfección lograda en el Padrino II.
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