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Críticas ordenadas por utilidad
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7,3
20.835
9
26 de abril de 2018
26 de abril de 2018
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar con la crítica... ¡esta NO es una película PARA NIÑOS!
...
Bueno, a ver, cualquiera puede ir a verla, claro. Lo que quiero decir es que ese no es el público objetivo al que va dirigido. Es una película con un apreciable mensaje social detrás que seguramente los más pequeños no llegarán a apreciar, explicado de una forma extraña y cruda, escondida detrás de la técnica de la animación. Solo quería aclararlo, pues en las dos ocasiones que fui a verla al cine había niños en la sala, y en alguna que otra escena los padres intercambiaban miradas que decían "¿Por qué diantres hemos llevado a nuestros hijos aquí?".
Dicho lo cual, empecemos.
Mi primera impresión después de terminarla la primera vez fue muy buena. La segunda, todavía más; no me arrepentí de pagar dos veces por el mismo film. Está tan cuidada, tan milimétricamente pensada y bien resuelta, que es necesario visualizarla varias veces para captar toda la esencia que el director, con la ayuda de todo el equipo detrás, ha dejado impregnada en ella.
PARÉNTESIS
Cabe decir que, en mi opinión, Wes Anderson y el stop-motion forman el equipo perfecto, un indicio de éxito asegurado.
FIN DEL PARÉNTESIS (Referencia que, quien haya visto la película, captará)
Tratándose de Wes, no puedo dejar de mencionar, en primer lugar, el esmero puesto en la fotografía. Y es que nunca falla: en cada una de sus películas, sabe plasmar ese perfeccionismo (quizás enfermizo, pero sin duda genuino) aplicado en la estética: cada plano es una obra de arte, un cuadro donde la simetría siempre está presente, perfectamente compuesto del cual se podrían extraer cien elementos para analizar. Todos los escenarios saben reflejar la ambientación de cada entorno, como si el propio espectador estuviera allí mismo, diferenciando dos lugares bien marcados: la Isla Basura (putrefacta, contaminada e infecciosa) en contraste a la ciudad de Megasaki (colorida, iluminada y recargada). Esto se logra, en gran parte también, gracias a la paleta de colores, meticulosamente escogida.
Otro factor que le suma un punto extra a la película es el ingenio puesto en el idioma. Debido a que la historia está ambientada en Japón, todos los habitantes de la ciudad (incluidos el niño protagonista, Atari, y el villano, el alcalde Kobayashi) hablan en japonés sin subtitular. Esta es la forma que tiene el director de ponernos en la piel de los verdaderos protagonistas, que son los perros, los cuales sí hablan en inglés (original) o castellano (doblada), a parte de la intérprete Nelson y la estudiante de intercambio Tracy Walker, los únicos seres humanos que también hablan la lengua del espectador y que se encargan de traducir lo que los japoneses van diciendo.
En cuanto a los personajes, me pareció sublime la carta de presentación de los perros protagonistas. Gracias a esa escena, el espectador entiende la situación que están sufriendo los animales en Isla Basura, un poco de la personalidad de cada perro y, aparte, que no ha venido a ver una película para niños. No obstante, aquí se encuentra el único punto que me flojeó de la película: hay algunos personajes que no terminan de estar del todo definidos, o bien sería más interesante darles más protagonismo. Me refiero, sobre todo, al elenco de perros principales que acompaña a Chief. Porque al inicio de la peli te los pintan como un equipo equitativo, pero a medida que avanza la cinta, pasan sin pena ni gloria y a eso: "acompañar" desde la distancia a Chief. Me ha faltado un poco más de profundidad en ciertos personajes.
Pero lo que aporta ese aire adulto a "Isla De Perros" es, por encima de todo, los toques de humor inteligente, ácido, irónico y negro que tienen sus gags. Incluso a veces está presente en detalles tan minúsculos que es difícil apreciarlos si no estás puesto en el mundo del cine y que, claramente, no harán reír a todo el mundo. Lo importante es que están allí y que, para mi gusto, no son excesivos: se trata de la dosis justa que, además, sirve para ayudar a reforzar ese mensaje social y político del que hablaba al inicio, más trascendental que aquello a lo que Wes Anderson nos tiene acostumbrados en sus películas.
Y no puedo olvidarme de la banda sonora, interpretada por el magnífico Alexandre Desplat y la cual estoy escuchando mientras escribo esta crítica. Después de ganar el Óscar por "La Forma Del Agua", es difícil creer que la música de esta película sea obra suya, ya que es tan distópica y tenebrosa que la primera vez que la escuchas da mucho mal rollo. Pero ahí está la gracia: si no fuera tan oscura, no concordaría tan bien con la naturaleza del film. ¡Vaya, si lo hace!
En definitiva, me atrevo a decir que "Isla De Perros" será una de las mejores películas de animación de este 2018. A los fans de Wes Anderson les apasionará; los amantes de la animación y, en general, del cine, verán en ella una obra de gran calidad, y quienes busquen entretenerse un rato en el cine, descubrirán un producto que, cuanto menos, les resultará de lo más peculiar. En otras palabras: si últimamente buscas algo fuera de lo habitual, esta es tu mejor opción.
...
Bueno, a ver, cualquiera puede ir a verla, claro. Lo que quiero decir es que ese no es el público objetivo al que va dirigido. Es una película con un apreciable mensaje social detrás que seguramente los más pequeños no llegarán a apreciar, explicado de una forma extraña y cruda, escondida detrás de la técnica de la animación. Solo quería aclararlo, pues en las dos ocasiones que fui a verla al cine había niños en la sala, y en alguna que otra escena los padres intercambiaban miradas que decían "¿Por qué diantres hemos llevado a nuestros hijos aquí?".
Dicho lo cual, empecemos.
Mi primera impresión después de terminarla la primera vez fue muy buena. La segunda, todavía más; no me arrepentí de pagar dos veces por el mismo film. Está tan cuidada, tan milimétricamente pensada y bien resuelta, que es necesario visualizarla varias veces para captar toda la esencia que el director, con la ayuda de todo el equipo detrás, ha dejado impregnada en ella.
PARÉNTESIS
Cabe decir que, en mi opinión, Wes Anderson y el stop-motion forman el equipo perfecto, un indicio de éxito asegurado.
FIN DEL PARÉNTESIS (Referencia que, quien haya visto la película, captará)
Tratándose de Wes, no puedo dejar de mencionar, en primer lugar, el esmero puesto en la fotografía. Y es que nunca falla: en cada una de sus películas, sabe plasmar ese perfeccionismo (quizás enfermizo, pero sin duda genuino) aplicado en la estética: cada plano es una obra de arte, un cuadro donde la simetría siempre está presente, perfectamente compuesto del cual se podrían extraer cien elementos para analizar. Todos los escenarios saben reflejar la ambientación de cada entorno, como si el propio espectador estuviera allí mismo, diferenciando dos lugares bien marcados: la Isla Basura (putrefacta, contaminada e infecciosa) en contraste a la ciudad de Megasaki (colorida, iluminada y recargada). Esto se logra, en gran parte también, gracias a la paleta de colores, meticulosamente escogida.
Otro factor que le suma un punto extra a la película es el ingenio puesto en el idioma. Debido a que la historia está ambientada en Japón, todos los habitantes de la ciudad (incluidos el niño protagonista, Atari, y el villano, el alcalde Kobayashi) hablan en japonés sin subtitular. Esta es la forma que tiene el director de ponernos en la piel de los verdaderos protagonistas, que son los perros, los cuales sí hablan en inglés (original) o castellano (doblada), a parte de la intérprete Nelson y la estudiante de intercambio Tracy Walker, los únicos seres humanos que también hablan la lengua del espectador y que se encargan de traducir lo que los japoneses van diciendo.
En cuanto a los personajes, me pareció sublime la carta de presentación de los perros protagonistas. Gracias a esa escena, el espectador entiende la situación que están sufriendo los animales en Isla Basura, un poco de la personalidad de cada perro y, aparte, que no ha venido a ver una película para niños. No obstante, aquí se encuentra el único punto que me flojeó de la película: hay algunos personajes que no terminan de estar del todo definidos, o bien sería más interesante darles más protagonismo. Me refiero, sobre todo, al elenco de perros principales que acompaña a Chief. Porque al inicio de la peli te los pintan como un equipo equitativo, pero a medida que avanza la cinta, pasan sin pena ni gloria y a eso: "acompañar" desde la distancia a Chief. Me ha faltado un poco más de profundidad en ciertos personajes.
Pero lo que aporta ese aire adulto a "Isla De Perros" es, por encima de todo, los toques de humor inteligente, ácido, irónico y negro que tienen sus gags. Incluso a veces está presente en detalles tan minúsculos que es difícil apreciarlos si no estás puesto en el mundo del cine y que, claramente, no harán reír a todo el mundo. Lo importante es que están allí y que, para mi gusto, no son excesivos: se trata de la dosis justa que, además, sirve para ayudar a reforzar ese mensaje social y político del que hablaba al inicio, más trascendental que aquello a lo que Wes Anderson nos tiene acostumbrados en sus películas.
Y no puedo olvidarme de la banda sonora, interpretada por el magnífico Alexandre Desplat y la cual estoy escuchando mientras escribo esta crítica. Después de ganar el Óscar por "La Forma Del Agua", es difícil creer que la música de esta película sea obra suya, ya que es tan distópica y tenebrosa que la primera vez que la escuchas da mucho mal rollo. Pero ahí está la gracia: si no fuera tan oscura, no concordaría tan bien con la naturaleza del film. ¡Vaya, si lo hace!
En definitiva, me atrevo a decir que "Isla De Perros" será una de las mejores películas de animación de este 2018. A los fans de Wes Anderson les apasionará; los amantes de la animación y, en general, del cine, verán en ella una obra de gran calidad, y quienes busquen entretenerse un rato en el cine, descubrirán un producto que, cuanto menos, les resultará de lo más peculiar. En otras palabras: si últimamente buscas algo fuera de lo habitual, esta es tu mejor opción.
22 de enero de 2017
22 de enero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personalmente, soy una persona a quien le desagradan los musicales, ya sea por su falta de credibilidad y por la cantidad excesiva de números cantados y coreografiados que, generalmente, hacen que la película se me haga más tediosa. Son muy pocas las veces en que este género me sorprende, y... admito que esta vez lo ha conseguido. Y no sólo eso; es que incluso me ha encantado y he disfrutado cada momento de la historia.
En realidad estoy hablando desde la subjetividad, pues el haberme sentido identificada en muchos momentos con la vida de Mia y que me atraiga tanto el piano son factores que han subido puntos en lo que a mi caso se refiere. Sin embargo, creo que no soy la única persona que opina que se trata de un filme precioso, emotivo y, cuanto menos, entretenido, en el cual el amor está tratado con idealización, sí, pero también con toques de veracidad. En definitiva, pura emoción desde el principio hasta el final.
Y hablando del final... ¡qué final! Sin hacer "spoilers", diré que al principio, como espectadora, me he quedado con la boca abierta y pensando "No, no puede ser... ¿Pero qué me he perdido?". No obstante, ya en los créditos, he reflexionado y lo he visto desde otro punto de vista: el crítico; al menos a mí no me ha dejado con la miel en los labios, por así decirlo (si queréis saber a qué me refiero, id a ver la película). Eso sí, hacía tiempo que no veía un final tan bien llevado. En ese aspecto ha estado magistral.
Por último, añado que esta crítica la he estado escribiendo mientras escuchaba su maravillosa banda sonora de fondo, como tenía que ser.
En realidad estoy hablando desde la subjetividad, pues el haberme sentido identificada en muchos momentos con la vida de Mia y que me atraiga tanto el piano son factores que han subido puntos en lo que a mi caso se refiere. Sin embargo, creo que no soy la única persona que opina que se trata de un filme precioso, emotivo y, cuanto menos, entretenido, en el cual el amor está tratado con idealización, sí, pero también con toques de veracidad. En definitiva, pura emoción desde el principio hasta el final.
Y hablando del final... ¡qué final! Sin hacer "spoilers", diré que al principio, como espectadora, me he quedado con la boca abierta y pensando "No, no puede ser... ¿Pero qué me he perdido?". No obstante, ya en los créditos, he reflexionado y lo he visto desde otro punto de vista: el crítico; al menos a mí no me ha dejado con la miel en los labios, por así decirlo (si queréis saber a qué me refiero, id a ver la película). Eso sí, hacía tiempo que no veía un final tan bien llevado. En ese aspecto ha estado magistral.
Por último, añado que esta crítica la he estado escribiendo mientras escuchaba su maravillosa banda sonora de fondo, como tenía que ser.

7,2
36.382
8
29 de agosto de 2020
29 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta curioso que "Jojo Rabbit", última película escrita y dirigida por el neozelandés Taika Waititi, haya sido la elegida para ser la primera de su filmografía no solo en ser nominada a los Premios Óscar, sino también en ganar el galardón a "Mejor Guion Adaptado". Y no me refiero a cuestiones técnicas, ni temáticas, ni argumentales; sorprende por su género principal: la comedia satírica, ya que en los tiempos que corren se agradece que una propuesta tan atrevida llegue así de lejos.
La cinta inicia con un niño alemán que tiene un fuerte fanatismo con la figura de Adolf Hitler. Tanto es así, que tiene un amigo imaginario que es una versión caricaturizada del dictador (interpretado, por cierto, por el mismo Waititi). No obstante, cuando descubra que su madre está protegiendo, a escondidas y en su propia casa, a una niña judía, su burbuja se romperá, haciendo que su perspectiva de la vida cambie para siempre. A primera vista, parece una pieza más ambientada en la Segunda Guerra Mundial, como otras tantas. Lo que la diferencia de estas es, más que nada, el toque personal que le aporta el director.
La esencia del éxito que ha recibido el largometraje entre el público general se halla en cómo combina, de forma equilibrada, la comedia y el drama en los momentos adecuados. Tratándose de un bando tan controvertido aún hoy en día como lo es el Nazismo, se podría haber abordado de muchas formas. Más fallidas que acertadas, de hecho. Pero es precisamente gracias a la fuerte presencia de un componente dramático bien llevado como consigue captar la empatía del espectador medio. Más allá de los toques cómicos, es una película que trata sobre la amistad, la solidaridad y la tolerancia, dejando atrás prejuicios absurdos.
Por este motivo, los seguidores más puros del humor del director la catalogarán de "descafeinada" debido a que, sin dejar de ser una parodia, deja un poco atrás la comedia más descarada que caracteriza sus obras anteriores. Es más, aunque en general funcionan bien, en mi opinión bastantes de los chistes y gags empleados están incluidos de manera forzada, sin apenas relación con la trama del momento. Solo están ahí con la intención de provocar la gracia que buscan pero que, muchas veces, no poseen, provocando más de una vez ese efecto comúnmente llamado "salirse de la película".
Eso sí, de lo que puede presumir "Jojo Rabbit" es de los recursos visuales y narrativos a los que recurre, llevado de la mano de una estética cuidada y simétrica que, curiosamente, recuerda al estilo del director Wes Anderson. La técnica del "plant" y "pay-off" también es frecuente, sobre todo en dos de las escenas más significativas de la historia, lo cual ofrece la impresión de haber visto una película redonda una vez terminado su visionado. Ay, esos zapatos...
Para terminar, es fácil apreciar el uso de colores pastel durante todo el film que mezcla el rojo de la sangre y el verde de la guerra, con un filtro "vintage" por encima que aporta sensación de "película de época". Y es curioso cómo lo anterior contrasta con la elección de música contemporánea, que está buscada a posta para situarla a nuestros tiempos modernos y, en definitiva, a su mensaje lleno de buen rollo, respeto y positividad.
La cinta inicia con un niño alemán que tiene un fuerte fanatismo con la figura de Adolf Hitler. Tanto es así, que tiene un amigo imaginario que es una versión caricaturizada del dictador (interpretado, por cierto, por el mismo Waititi). No obstante, cuando descubra que su madre está protegiendo, a escondidas y en su propia casa, a una niña judía, su burbuja se romperá, haciendo que su perspectiva de la vida cambie para siempre. A primera vista, parece una pieza más ambientada en la Segunda Guerra Mundial, como otras tantas. Lo que la diferencia de estas es, más que nada, el toque personal que le aporta el director.
La esencia del éxito que ha recibido el largometraje entre el público general se halla en cómo combina, de forma equilibrada, la comedia y el drama en los momentos adecuados. Tratándose de un bando tan controvertido aún hoy en día como lo es el Nazismo, se podría haber abordado de muchas formas. Más fallidas que acertadas, de hecho. Pero es precisamente gracias a la fuerte presencia de un componente dramático bien llevado como consigue captar la empatía del espectador medio. Más allá de los toques cómicos, es una película que trata sobre la amistad, la solidaridad y la tolerancia, dejando atrás prejuicios absurdos.
Por este motivo, los seguidores más puros del humor del director la catalogarán de "descafeinada" debido a que, sin dejar de ser una parodia, deja un poco atrás la comedia más descarada que caracteriza sus obras anteriores. Es más, aunque en general funcionan bien, en mi opinión bastantes de los chistes y gags empleados están incluidos de manera forzada, sin apenas relación con la trama del momento. Solo están ahí con la intención de provocar la gracia que buscan pero que, muchas veces, no poseen, provocando más de una vez ese efecto comúnmente llamado "salirse de la película".
Eso sí, de lo que puede presumir "Jojo Rabbit" es de los recursos visuales y narrativos a los que recurre, llevado de la mano de una estética cuidada y simétrica que, curiosamente, recuerda al estilo del director Wes Anderson. La técnica del "plant" y "pay-off" también es frecuente, sobre todo en dos de las escenas más significativas de la historia, lo cual ofrece la impresión de haber visto una película redonda una vez terminado su visionado. Ay, esos zapatos...
Para terminar, es fácil apreciar el uso de colores pastel durante todo el film que mezcla el rojo de la sangre y el verde de la guerra, con un filtro "vintage" por encima que aporta sensación de "película de época". Y es curioso cómo lo anterior contrasta con la elección de música contemporánea, que está buscada a posta para situarla a nuestros tiempos modernos y, en definitiva, a su mensaje lleno de buen rollo, respeto y positividad.

7,7
106.371
9
29 de agosto de 2020
29 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Pesadilla Antes De Navidad" es una película de animación estrenada en el año 1993 y dirigida por Henry Selick a partir de un poema de Tim Burton. Este largometraje tan teatral, el cual mezcla tragedia y comedia haciendo convivir, a su vez, fantasía y realidad, ha terminado convirtiéndose en un icono que marcó la infancia de toda una generación.
Perteneciente a diferentes géneros, desde esta fantasía ya mencionada hasta el romance, pasando por elementos cercanos al terror y otros cómicos, resalta por su estilo macabro con claras influencias del Expresionismo Alemán, apreciable no solo en la ambientación, sino también en su argumento. La visita a universos fantásticos, la muerte y el pesimismo respecto a la vida, presentes en la cinta, son temas recurrentes de este periodo que, eventualmente, se volverían un sello en la filmografía de Burton. De hecho, es evidente la cantidad de referencias visuales que recuerdan a obras ejemplificadoras del movimiento, como por ejemplo "Nosferatu" o, cuando menos, el primer largometraje del norteamericano: "Vincent".
Explica la historia de un antihéroe incomprendido, Jack Skellington, quien tras descubrir que existen mundos más allá del único que conoce y motivado por salir de su rutina como "Rey del Mal" (o más adecuadamente llamado "Rey de las calabazas", en versión original), implica a toda la Ciudad de Halloween para apoderarse de la Navidad. La combinación de estas dos festividades representa un elemento innovador que distingue la película de otros productos animados.
Cabe destacar el buen pensamiento que hay detrás del diseño de las tres escenografías principales: la Ciudad de Halloween, compuesta de luz tenue y colores grises y apagados; la Ciudad de la Navidad, con una luminosidad brillante, ambiente alegre y colores llamativos, y el Mundo Real, de tonalidades pastel e iluminación variada. La arquitectura de las formas refuerza todavía más esta diferenciación: tenemos la angulosidad y deformidad de la Ciudad de Halloween contra la simetría y la geometría del Mundo Real, mientras que la Ciudad de la Navidad se compone de curvas y formas fluidas. Resulta inevitable darse cuenta de cómo todos estos elementos hablan por sí solos y dotan los paisajes de vida propia. Al mismo nivel, incluso, que el de algunos personajes.
Por otro lado, el "stop-motion" juega un papel fundamental en el resultado artístico y artesanal, por no hablar de que es, probablemente, el principal motor en darle la fuerza energética que caracteriza a la cinta. No es de extrañar, pues, que el espectador sienta constantemente la sensación de viajar dentro de estos escenarios, teniendo en cuenta el cuidado y la meticulosidad con las cuales suelen estar tratados los proyectos realizados mediante esta técnica.
No obstante, me atrevería a decir que la clave que ha catapultado a "Pesadilla Antes De Navidad" como película de culto, permaneciendo de este modo dentro de la mente tanto de niños como adultos, se encuentra en el carisma de su protagonista y, sobre todo, en el mensaje que quiere comunicar. Apasionado, intuitivo, crítico, aventurero y amigo de sus amigos, pese a su estado de melancolía constante, se come la pantalla. Un Jack Skellington que no es malintencionado, sino más bien, malinterpretado.
Así pues, con este film se pone de manifiesto que las apariencias engañan, que no todos los monstruos son malos y que, además, algunos incluso tienen pasiones y sentimientos tan profundos que no todo el mundo es capaz de apreciarlos.
Perteneciente a diferentes géneros, desde esta fantasía ya mencionada hasta el romance, pasando por elementos cercanos al terror y otros cómicos, resalta por su estilo macabro con claras influencias del Expresionismo Alemán, apreciable no solo en la ambientación, sino también en su argumento. La visita a universos fantásticos, la muerte y el pesimismo respecto a la vida, presentes en la cinta, son temas recurrentes de este periodo que, eventualmente, se volverían un sello en la filmografía de Burton. De hecho, es evidente la cantidad de referencias visuales que recuerdan a obras ejemplificadoras del movimiento, como por ejemplo "Nosferatu" o, cuando menos, el primer largometraje del norteamericano: "Vincent".
Explica la historia de un antihéroe incomprendido, Jack Skellington, quien tras descubrir que existen mundos más allá del único que conoce y motivado por salir de su rutina como "Rey del Mal" (o más adecuadamente llamado "Rey de las calabazas", en versión original), implica a toda la Ciudad de Halloween para apoderarse de la Navidad. La combinación de estas dos festividades representa un elemento innovador que distingue la película de otros productos animados.
Cabe destacar el buen pensamiento que hay detrás del diseño de las tres escenografías principales: la Ciudad de Halloween, compuesta de luz tenue y colores grises y apagados; la Ciudad de la Navidad, con una luminosidad brillante, ambiente alegre y colores llamativos, y el Mundo Real, de tonalidades pastel e iluminación variada. La arquitectura de las formas refuerza todavía más esta diferenciación: tenemos la angulosidad y deformidad de la Ciudad de Halloween contra la simetría y la geometría del Mundo Real, mientras que la Ciudad de la Navidad se compone de curvas y formas fluidas. Resulta inevitable darse cuenta de cómo todos estos elementos hablan por sí solos y dotan los paisajes de vida propia. Al mismo nivel, incluso, que el de algunos personajes.
Por otro lado, el "stop-motion" juega un papel fundamental en el resultado artístico y artesanal, por no hablar de que es, probablemente, el principal motor en darle la fuerza energética que caracteriza a la cinta. No es de extrañar, pues, que el espectador sienta constantemente la sensación de viajar dentro de estos escenarios, teniendo en cuenta el cuidado y la meticulosidad con las cuales suelen estar tratados los proyectos realizados mediante esta técnica.
No obstante, me atrevería a decir que la clave que ha catapultado a "Pesadilla Antes De Navidad" como película de culto, permaneciendo de este modo dentro de la mente tanto de niños como adultos, se encuentra en el carisma de su protagonista y, sobre todo, en el mensaje que quiere comunicar. Apasionado, intuitivo, crítico, aventurero y amigo de sus amigos, pese a su estado de melancolía constante, se come la pantalla. Un Jack Skellington que no es malintencionado, sino más bien, malinterpretado.
Así pues, con este film se pone de manifiesto que las apariencias engañan, que no todos los monstruos son malos y que, además, algunos incluso tienen pasiones y sentimientos tan profundos que no todo el mundo es capaz de apreciarlos.

7,6
146.403
9
3 de febrero de 2019
3 de febrero de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Hoy en día, nadie duda de que Pixar aportó al mundo de la animación un soplo de frescura, innovación y creatividad. Y después de haber visualizado de nuevo “Monstruos S.A.”, tengo claro que esta película ayudó a consolidarle dicha fama, ya que, en mi opinión, es la cinta más original en cuanto a su universo. La línea de los monstruos (tanto en “Monstruos S.A.” como en “Monstruos University”) es atractiva en este sentido.
Para empezar, el diseño y la animación empleados en los créditos iniciales ya nos introducen en la creatividad de la historia, a la cual se le ha dado la vuelta para enseñarnos el cuento de “el monstruo en el armario o bajo la cama”, pero desde la perspectiva de los monstruos, algo jamás pensado hasta el momento. Y no solo eso, sino con una explicación detrás, que es la de necesitar los gritos de los niños para proporcionar energía a la ciudad de Monstruópolis.
Desde el inicio, nos enseñan la sociedad de los monstruos y cómo funciona, sus habitantes y el modo de vida que llevan. Hay diseños para dar y regalar y se nota que los creadores se lo pasaron bien imaginando e inventando este mundo, aunque haya algunos aspectos injustificados (revisar zona spoiler).
El dúo principal lo conforman el asustador James Sullivan y su compañero, Mike Wazowski. Como ocurre con Woody y Buzz de la trilogía de “Toy Story”, estos dos tienen personalidades muy diferentes, pero eso no les impide ser mejores amigos. Aun así, Sullivan (o Sully) es el más protagonista y el que presenta una evolución más significativa en contraposición a Mike, cuya personalidad es prácticamente la misma (para mi gusto, bastante irritante y con demasiadas ansias de protagonismo y atención) de principio a fin. Es por eso que la precuela “Monstruos University” está más enfocada en este segundo personaje. Tampoco hay que olvidar a Randall, un villano que, sin duda, está a la altura y se ha convertido en uno de los más icónicos gracias al carisma que presenta y a sus habilidades; ni a Boo, la niña de nacionalidad desconocida que robó el corazón de grandes y pequeños.
La película tiene un contraste interesante entre la escena inicial y la penúltima, siendo la misma pero con variaciones según la situación. En general, el largometraje utiliza varias veces el recurso del “plant/pay-off” y referencias a elementos de la película en sí misma que, estando atenta, una puede captar fácilmente con una sonrisa de satisfacción, señal de que el argumento ha estado trabajado y bien ligado. Además, los dos giros principales son bastante impredecibles y cumplen su función correctamente.
Finalmente, un aspecto que considero importante recalcar es la dosis equilibrada de momentos cómicos (en alguna ocasión tanto que desentona), pero a la vez emotivos que envuelve la película, como sería el caso de su final; uno de los más tiernos. Y en gran parte, esto es gracias a su espléndida banda sonora.
PD: Por favor, quedaos hasta el final para ver las últimas tomas falsas que veríamos en una película de Pixar y fijaos también en la cantidad de caídas que hay a lo largo de la historia; creo que no había visto tantas en una cinta del estudio y son bastante graciosas.
Para empezar, el diseño y la animación empleados en los créditos iniciales ya nos introducen en la creatividad de la historia, a la cual se le ha dado la vuelta para enseñarnos el cuento de “el monstruo en el armario o bajo la cama”, pero desde la perspectiva de los monstruos, algo jamás pensado hasta el momento. Y no solo eso, sino con una explicación detrás, que es la de necesitar los gritos de los niños para proporcionar energía a la ciudad de Monstruópolis.
Desde el inicio, nos enseñan la sociedad de los monstruos y cómo funciona, sus habitantes y el modo de vida que llevan. Hay diseños para dar y regalar y se nota que los creadores se lo pasaron bien imaginando e inventando este mundo, aunque haya algunos aspectos injustificados (revisar zona spoiler).
El dúo principal lo conforman el asustador James Sullivan y su compañero, Mike Wazowski. Como ocurre con Woody y Buzz de la trilogía de “Toy Story”, estos dos tienen personalidades muy diferentes, pero eso no les impide ser mejores amigos. Aun así, Sullivan (o Sully) es el más protagonista y el que presenta una evolución más significativa en contraposición a Mike, cuya personalidad es prácticamente la misma (para mi gusto, bastante irritante y con demasiadas ansias de protagonismo y atención) de principio a fin. Es por eso que la precuela “Monstruos University” está más enfocada en este segundo personaje. Tampoco hay que olvidar a Randall, un villano que, sin duda, está a la altura y se ha convertido en uno de los más icónicos gracias al carisma que presenta y a sus habilidades; ni a Boo, la niña de nacionalidad desconocida que robó el corazón de grandes y pequeños.
La película tiene un contraste interesante entre la escena inicial y la penúltima, siendo la misma pero con variaciones según la situación. En general, el largometraje utiliza varias veces el recurso del “plant/pay-off” y referencias a elementos de la película en sí misma que, estando atenta, una puede captar fácilmente con una sonrisa de satisfacción, señal de que el argumento ha estado trabajado y bien ligado. Además, los dos giros principales son bastante impredecibles y cumplen su función correctamente.
Finalmente, un aspecto que considero importante recalcar es la dosis equilibrada de momentos cómicos (en alguna ocasión tanto que desentona), pero a la vez emotivos que envuelve la película, como sería el caso de su final; uno de los más tiernos. Y en gran parte, esto es gracias a su espléndida banda sonora.
PD: Por favor, quedaos hasta el final para ver las últimas tomas falsas que veríamos en una película de Pixar y fijaos también en la cantidad de caídas que hay a lo largo de la historia; creo que no había visto tantas en una cinta del estudio y son bastante graciosas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Primero, encuentro necesaria la existencia del prólogo de la película, pero pienso que podrían haberlo realizado de otra forma con tal de no explicar dos veces el funcionamiento del sistema de gritos en el mundo de los monstruos, ya que resulta repetitivo para el espectador. En vez de eso, podrían haber aprovechado para explicar por qué consideran tóxicos a los niños, por ejemplo.
Relacionando esta primera parte con su precuela, me he dado cuenta de algunas incongruencias: en “Monstruos S.A.” vemos cómo Mike se pone una lentilla, señal de que lleva gafas, aunque en la universidad nunca se menciona este detalle. Por otra parte, al final de “Monstruos University” Randall jura resentimiento y venganza a Sully, mientras que en la secuela a quien no soporta es a Mike, teniendo por Sullivan cierta rivalidad, pero nada más. Por último, el comentario puntual de “La vida no es solo dar sustos” que hace Mike no es propio de él, teniendo en cuenta su personalidad en la precuela. Quizá se deba a que, con el tiempo, el personaje ha cambiado… Pero no tiene pinta.
Me resultó curioso cómo durante la película se van dando pistas de que la risa de los niños es más poderosa que el miedo, teniendo en cuenta que siempre que Boo ríe, provoca interferencias notorias en la electricidad; como una especie de spoiler, pero más sutil. También me hizo gracia que Mike mencionara al Yeti en el primer acto y, más adelante, este ser apareciera por sorpresa en el film.
Por último, quiero formular tres cuestiones respecto a agujeros de guion hacia el clímax de la historia:
1. Es imposible que Mike aparezca en Monstruópolis como si nada después de ser desterrado en la nieve y sin dar ningún tipo de explicación de cómo ha llegado tan rápido.
2. ¿Cómo podía Celia saber que los empleados ovacionarían al monstruo con más puntos (en ese caso, Randall), si ella trabaja desde su oficina y desde allí no tiene visibilidad a la planta de sustos?
3. Hacia el final, cuando el jefe está con los miembros de la CDA, ¿cómo sabía que Sully y Mike estaban con Boo en su puerta? Podían estar en cualquier otra, dentro de la habitación o Randall mismo con la niña. Y aunque Randall y el jefe estuvieran compinchados, no se muestra ningún dispositivo de comunicación a distancia (véase un teléfono móvil) desde el cual Randall pudiera comunicárselo al señor Waternoose previamente.
Relacionando esta primera parte con su precuela, me he dado cuenta de algunas incongruencias: en “Monstruos S.A.” vemos cómo Mike se pone una lentilla, señal de que lleva gafas, aunque en la universidad nunca se menciona este detalle. Por otra parte, al final de “Monstruos University” Randall jura resentimiento y venganza a Sully, mientras que en la secuela a quien no soporta es a Mike, teniendo por Sullivan cierta rivalidad, pero nada más. Por último, el comentario puntual de “La vida no es solo dar sustos” que hace Mike no es propio de él, teniendo en cuenta su personalidad en la precuela. Quizá se deba a que, con el tiempo, el personaje ha cambiado… Pero no tiene pinta.
Me resultó curioso cómo durante la película se van dando pistas de que la risa de los niños es más poderosa que el miedo, teniendo en cuenta que siempre que Boo ríe, provoca interferencias notorias en la electricidad; como una especie de spoiler, pero más sutil. También me hizo gracia que Mike mencionara al Yeti en el primer acto y, más adelante, este ser apareciera por sorpresa en el film.
Por último, quiero formular tres cuestiones respecto a agujeros de guion hacia el clímax de la historia:
1. Es imposible que Mike aparezca en Monstruópolis como si nada después de ser desterrado en la nieve y sin dar ningún tipo de explicación de cómo ha llegado tan rápido.
2. ¿Cómo podía Celia saber que los empleados ovacionarían al monstruo con más puntos (en ese caso, Randall), si ella trabaja desde su oficina y desde allí no tiene visibilidad a la planta de sustos?
3. Hacia el final, cuando el jefe está con los miembros de la CDA, ¿cómo sabía que Sully y Mike estaban con Boo en su puerta? Podían estar en cualquier otra, dentro de la habitación o Randall mismo con la niña. Y aunque Randall y el jefe estuvieran compinchados, no se muestra ningún dispositivo de comunicación a distancia (véase un teléfono móvil) desde el cual Randall pudiera comunicárselo al señor Waternoose previamente.
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