"Antártida" es un salto al vacío, un film muy atrevido, y por ello, merece cierto reconocimiento, aunque luego la cinta sea muy irregular. No innova nada dentro del género, además de tener alguna que otra actuación irrisoria y realmente mala que es muy difícil de ignorar. Sin embargo, la dupla protagonista y su andadura a medida que transcurre el film es dulce y posee momentos de gran seriedad, a diferencia de una trama policial indiferente que podría haberse omitido. Algunas escenas y personajes de esta recuerdan al cine de Tarantino, lo que sucede es que (al contrario que el genio americano) en "Antártida" no hacen más que restar y generar un tono paródico que arruina todo lo conseguido con la historia de los dos muchachos. Es más, es muy desagradable y forzado. Todo ello es más notable en un clímax surrealista e imbécil.

El inicio del film puede confundir. No estamos ante sangre y violencia por doquier, para nada. "Little Odessa" es un drama criminal de ritmo mantenido y de cocción lenta. La austeridad y sobriedad con la que el por aquel momento primerizo director James Gray trata esta historia es admirable e impactante. Se respira tristeza en cada plano, en cada diálogo, en cada gesto y en la misma Odessa, una ciudad fría y lúgubre, escenario de la historia de una familia sumida en la tragedia. Un Tim Roth áspero y comedido se roba la película, sin olvidar el sublime trabajo de todo el elenco, partícipe en esa melancolía y penumbra que alcanza al espectador. Realmente poderosa y solemne, la película no genera indiferencia; desde su simbolismo, sus conflictos y hasta su banda sonora.