Nefasta mezcla de Fast&Furious y 60 segundos, sin los efectos especiales de aquélla ni el reparto de ésta, se queda en una película de domingo por la tarde en Cuatro.
Norteamericanos que apuestan y hacen carreras de coches. Esa es la base de la película. Chica guapa y malos muy malos. El nivel de la producción es terriblemente bajo.

Película de tiros donde un solo hombre -norteamericano, eso sí- es capaz de salvar al país de un caos total. Mucho tiro, mucho accidente de tráfico y obscenamente inverosímil. Pasable para desconectar un fin de semana a la hora de la sobremesa o un viernes noche tontorrón en el que te da pereza cerrar la discoteca de moda de tu ciudad.

Los libros de Astérix y Obélix siempre fueron mis favoritos. El trazo de Uderzo es sencillamente genial. Adoro la capacidad para imprimir personalidad a cada uno de los personajes que iban apareciendo. Sin embargo, tras ver la película de Astérix y Obélix Misión Cleoparta sólo puedo decir: "¡Qué manera de destrozar el cómic"!
Nadie actúa bien. Voces ridículas. Cartón piedra por todos lados. Efectos especiales cutres. Todo muy Ciudad de la Luz Alicante.

Hermanos de sangre cuenta cómo los sufridos trabajadores estadounidenses, emprendedores todos en el sistema liberal más próspero del mundo, tuvieron que recorrer 7.800 kilómetros reconvertidos en soldados para que les sacasen las tripas a buena parte de ellos por el bien de la democracia. Y luego, una vez ganada la guerra, impuesto el bien sobre el mal absoluto y con una legión de mutilados de vuelta a casa, perdonarles la deuda a los alemanes.

Por una parte, la serie tiene todos los ingredientes de la más brillante ficción bélica. La que muestra lo fácil y ridículo que es morir en la guerra. Por otra, desgraciadamente, cae en el heroísmo. El teniente Winters es un superhéroe. Ni siquiera bebía alcohol, a fuerza de ser el hijo deseado de América. No obstante, cuando uno se sumerge en una serie tan sumamente buena, termina perdiendo la valoración ética de lo que ve y surge un deseo irracional que todos hemos tenido de niños cuando hemos visto películas de guerra o de vaqueros: estar allí.

He visto antes películas de este estilo, basadas en el gusto norteamericano por correr como locos por las calles de alguna de sus ciudades.
Han gastado en el reparto, Angelina Jolie con el pelo estropajoso, Tom Hagen arreglando coches, Nicolas Cage con su eterna cara de Nicolas Cage.
La película no aporta nada, equipo de ladrones -en el que cada uno es el mejor en su especialidad- unidos por una buena causa, cristales rotos, callejones estrechos, coches de gente ajena al jaleo que se estampan contra el coche del persecutor, tenderetes de comerciantes que saltan por los aires, algún tirito para que el malo parezca malo y el poli, poli...