Suspense, jazz, Lousiana, crímenes, bellas mujeres, noches de insomnio... Todo eso tiene esta estupenda película. A pesar de sus defectos es de obligado visionado.
El reparto, estupendo, con un Kevin McCarthy que transmite perfectamente esa estupefacción y esa confusión que aturde a su personaje durante todo el metraje, y también Edward G. Robinson a gran altura. Aunque estos papeles los tenía que hacer como si tal cosa es siempre admirable su intensidad y su naturalidad en todo momento.

Lo que empezó como una buena serie (no a un nivel demasiado alto, tampoco hay que exagerar), está acabando por tocarme las narices.
No es solo lo endeble de la mayoría de los personajes y de los actores que los interpretan, la historia es en el fondo vacía, ñoña y bastante estúpida.
El único interés que tiene para mí es ver que se sacan de la manga y que nuevas criaturas salen, aunque solo sea para reirme.
Y por no hablar del triste doblaje al castellano. De verdad, consiguen que algunos personajes sean todavía más penosos.

Este film contiene la interpretación preferida del propio Edward G. Robinson, hasta la viuda de Paul Elrich y otros de sus familiares llegaron a tener contactos y visitas la casa de Robinson debido a lo maravillados que quedaron de ver al Dr. Erlich retratado de una manera tan sobria y apasionada al mismo tiempo, y sí, desde luego que está entre lo mejorcito de una carrera repleta de portentosas actuaciones. Pero esta película es mucho más que el trabajo del protagonista. No son especialmente los biopics mi género preferido, pero este relato de un hombre que cambió por completo la medicina tal y como se la conoce ahora es al mismo tiempo intensa, ágil, emocionante y brillante, con un trabajo de todo el reparto genial, una dirección pasmosa y una historia contada con gusto, sin caer en la sensiblería barata cuando hubiera sido muy fácil y unos diálogos brillantes y muy útiles para los que algunas veces nos perdemos con House y sus casos. Que un film como este no sea más reconocido no puede dejar de sorprenderme.

Si se es posible compaginar en una misma película un género como el western con la psicodelia esta podría ser la prueba. Hay escenas disparatadas, absurdas y hasta fellinianas, en manos de otro pudo haber sido un desastre, pero Huston logra hacer un gran film, a pesar de que uno prefiera otras de sus películas.
No es para mi una de las mejores actuaciones de Newman, aunque por supuesto que da el tipo absolutamente. Una sorpresa es ver a Anthony Perkins en ese corto pero gran papel y por supuesto no tiene precio Ava Gardner, un encanto.

Un ejemplo de como una buena historia y una pareja protagonista de nivel pueden dar lugar a algo inolvidable, pero porque te acuerdes de sus abundantes defectos.
Los diálogos son simplemente malos (tal vez tampoco ayude mucho el haber visto recientemente Testigo De Cargo, aunque claro, el sello Wilder es único), algunas situaciones forzadas increíblemente, te preguntas si alguna vez acertarán con la continuidad en las escenas, y algunos personajes horribles, como cuando aparece en escena el abogado, al que directamente odias a los 20 segundos.
Eso sí, hay ciertos momentos de la pareja protagonista que son decentes, que para eso eran quienes eran, pero si se puede sacar algo positivo de este film es que, afortunadamente, uno se da cuenta de que Hollywood nos ha ofrecido películas realmente grandes que están muy lejos de productos tan torpemente creados como este.