Una maravilla inaccesible para nosotros.
El cine ruso, al igual que otras filmografías, tiene un lenguaje propio basado en su cultura, su historia y la lengua visual que han desarrollado al margen del resto del mundo.
En esta película ocurre eso: aunque la subtitulemos a nuestro idioma habla otro idioma visualmente.
No se le puede negar su valor escenográfico ni el enorme esfuerzo que ha supuesto que exista.
Lo que nos cuenta es otra cuestión: cine contemplativo, de emociones, de fases y periodos, de significados más allá de lo narrativo.
Una obra sin duda difícil de ver (e incluso de soportar) para cualquier aficionado al cine que accedemos normalmente pero, de innegable belleza.

Nada aparentaba en aquel cortometraje que sirvió de carta de presentación (La gotera) tan debido a su estética y al reciente cine francés de Jeunet y Caro que su director iba a tomar para su primer largometraje esta deriva.
Una historia sobria contada desde distintos puntos de vista que puede recordar en su estructura a Rashomon y en su argumento a un capítulo de "Alfred Hitchcock presenta" (concretamente al capítulo "Revenge") pero que sin embargo funciona como un reloj a pesar de mezclar en su reparto actores sobrios del cine (Carmelo Gómez), veteranos del teatro (Cesáreo Estébanez) con rostros populares por aquel entonces en las series de televisión (Mariano Alameda).
Seguimos a la espera de ver un nuevo trabajo de suautor para pantalla grande en el que pueda desplegar toda su creatividad. De momento desarrolla su trabajo como director de series de televisión con indudable calidad.