Me sorprendí bastante al ver en el cine cuando era un crío el "terrorífico film" el proyecto de la bruja de Blair, y ver que se quedaba bastante lejos de mis expectativas.

La vista en primera persona, plasmada siempre desde el punto de vista de la videocámara que llevan los chavales, era un aliciente que podía ayudar a producir inquietud e inseguridad. Sin embargo, en el público consiguió más bien producir una sensación de hastío y cansancio, de inestabilidad constante, ya que la acción durante el film es mínima.

Llego aquí al punto central de mi crítica: la inactividad, la falta de momentos activos durante la película. No me refiero al terror visual, puesto que esta película se basa en la mente, en el terror más profundo, el psicológico. El problema es que en ningún momento hay acción, ni en los momentos supuestamente terroríficos ni en momentos "de relleno". Por un lado, suele justificarse como un medio para "crear nerviosismo", meternos en una situación corriente que podríamos vivir día a día, y que al final pasa a ser una pesadilla. Sin embargo, tampoco logra crear ese ambiente de tensión que pretendía: no logramos llegar a alcanzar un nivel de identificación con ellos, no nos vemos en la situación. Se nos hace larga, y deseamos que ocurra algo que pueda abrirnos un poco los ojos ante un film que nos tendrá sentados durante un buen rato sin decirnos nada en absoluto.

Así pues, nos encontramos con lo siguiente: una trama "basada en hechos reales", unos personajes con los que desgraciadamente no nos identificamos, un tipo de cámara que no logra crear tensión y un desarrollo lento y sin ningún tipo de momento álgido. La idea no era mala, y el film trató de ser original, pero se estampó contra la pared. Quizá un mejor desarrollo y el haber tratado mejor la producción habría logrado crear una obra que por lo menos pudiese catalogarse de pasable, pero que desgraciadamente, se queda corta.