You must be a loged user to know your affinity with parap
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

5,8
39.660
8
10 de diciembre de 2023
10 de diciembre de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo que he visto elogiar en muchas ocasiones a las recientes películas de Pixar/Disney es cómo juegan con varias capas para entretener a su público objetivo, los menores de edad, pero también a las personas adultas acompañantes. Se plantean con dobles lecturas de cada situación de forma que quien no entiende una de ellas no tiene una sensación de perderse algo, sino que simplemente ignora su existencia.
En Barbie parece que pasa lo mismo. La comparación con películas infatiles no es del todo gratuita, pues estamos hablando de una cinta más apta en España que Frozen (ha recibido un “Apta para todos los públicos” y “Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género”, mientras Frozen es “No recomendada a menores de 7 años”).
Así, mi hijo solo se da cuenta de que no está pillando el chiste del perro Sugar cuando me ve a mi reír; pero sí entiende el discurso feminista pese a que la palabra “patriarcado” le pueda sonar, como a Ken, a algo de caballos.
Pero que Greta Gerwig se haya marcado una película profundamente política que puede llegar a tantos públicos se convierte en un arma de doble filo: el discurso de “brocha gorda”, el que entiende mi hijo, parece ser el mismo con el que se quedan algunos adultos. Se pierden, con ello, las múltiples capas que tienen muchas de las situaciones, abotargados por el alegato rosa obvio que se muestra en pantalla y la pretendida ridiculización masculina fruto de la inversión de géneros.
Sí, Barbie es una película que parece especialmente dirigida a conectar con las vivencias de las mujeres, de las amigas, de las madres, de las hijas, de las personas que han vivido viajando entre Barbieland y el mundo real; pero que trata también cuestiones que nos afectan a los hombres: la construcción de la masculinidad, cómo nos impacta nuestra propia toxicidad, la pérdida de libertad a la que estamos sujetos por el mero hecho de seguir sosteniendo el patriarcado o, incluso, la falta de identidad y referentes en los procesos de deconstrucción. Todo esto se relata en la película, está ahí, de forma más o menos explícita, bajo capas y capas de rosa y más primeros planos de los pies de Margot Robbie que en un rodaje de Tarantino.
No nos engañemos: quien busque un tratado de feminismo decolonial probablemente se haya equivocado de sitio, no creo que un pseudo-anuncio de una muñeca blanca y rubia de 2 horas de duración que ha costado 150 millones de dólares y se ha gastado otros tantos en márquetin sea el mejor sitio donde buscarlo, pero pasar por alto que Barbie trata todas estas cuestiones, e ignorar el humor y la gracia con lo que lo hace, quedándose con la idea de que simplemente es una película que “desprecia a los hombres”, mientras, encima, se critica a las mujeres que deciden plantarse en la sala vestidas de rosa para ser partícipes de la fiesta, es no entender el chiste y está al mismo nivel que pensar que Frozen va solo de una maga que lanza hielo.
Let it go.
En Barbie parece que pasa lo mismo. La comparación con películas infatiles no es del todo gratuita, pues estamos hablando de una cinta más apta en España que Frozen (ha recibido un “Apta para todos los públicos” y “Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género”, mientras Frozen es “No recomendada a menores de 7 años”).
Así, mi hijo solo se da cuenta de que no está pillando el chiste del perro Sugar cuando me ve a mi reír; pero sí entiende el discurso feminista pese a que la palabra “patriarcado” le pueda sonar, como a Ken, a algo de caballos.
Pero que Greta Gerwig se haya marcado una película profundamente política que puede llegar a tantos públicos se convierte en un arma de doble filo: el discurso de “brocha gorda”, el que entiende mi hijo, parece ser el mismo con el que se quedan algunos adultos. Se pierden, con ello, las múltiples capas que tienen muchas de las situaciones, abotargados por el alegato rosa obvio que se muestra en pantalla y la pretendida ridiculización masculina fruto de la inversión de géneros.
Sí, Barbie es una película que parece especialmente dirigida a conectar con las vivencias de las mujeres, de las amigas, de las madres, de las hijas, de las personas que han vivido viajando entre Barbieland y el mundo real; pero que trata también cuestiones que nos afectan a los hombres: la construcción de la masculinidad, cómo nos impacta nuestra propia toxicidad, la pérdida de libertad a la que estamos sujetos por el mero hecho de seguir sosteniendo el patriarcado o, incluso, la falta de identidad y referentes en los procesos de deconstrucción. Todo esto se relata en la película, está ahí, de forma más o menos explícita, bajo capas y capas de rosa y más primeros planos de los pies de Margot Robbie que en un rodaje de Tarantino.
No nos engañemos: quien busque un tratado de feminismo decolonial probablemente se haya equivocado de sitio, no creo que un pseudo-anuncio de una muñeca blanca y rubia de 2 horas de duración que ha costado 150 millones de dólares y se ha gastado otros tantos en márquetin sea el mejor sitio donde buscarlo, pero pasar por alto que Barbie trata todas estas cuestiones, e ignorar el humor y la gracia con lo que lo hace, quedándose con la idea de que simplemente es una película que “desprecia a los hombres”, mientras, encima, se critica a las mujeres que deciden plantarse en la sala vestidas de rosa para ser partícipes de la fiesta, es no entender el chiste y está al mismo nivel que pensar que Frozen va solo de una maga que lanza hielo.
Let it go.

6,1
43.821
8
10 de diciembre de 2023
10 de diciembre de 2023
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Force Awakens caminaba segura arriesgando poco y moviéndose por senderos conocidos. Abrams supo jugar con la nostalgia y la familiaridad del espectador: personajes, objetos, temáticas e incluso historias ya explicadas; creando una película que era puro fan service, incluso meta-narrativamente hablando, con la incorporación de un personaje, Kylo Ren, que encarna prácticamente esa misma obsesión del fan.
Rian Johnson, al volante de la secuela en esta nueva trilogía, se encontró con algunos misterios por solventar y todo el recurso fan quemado. Y decidió hacer lo que la trilogía precuela apuntaba, pero nunca supo resolver del todo bien: ponerse político, frenar el maniqueísmo exagerado de otras entregas, deslegitimar a los héroes, banalizar los símbolos y, resumiendo, deconstruir toda la narrativa de Star Wars.
Incluso algunas de las subtramas mas detestadas de esta película, como todo lo que sucede en Canto Bight, me parecen una pequeña genialidad enmarcadas dentro del universo Star Wars.
The Last Jedi, es para mí de una complejidad temática muy por encima de la media de Star Wars, con una lectura, implícita y explícita, sobre el fracaso que supera con creces lo que vimos en The Empire Strikes Back.
“You are just a child in a mask. Take that ridiculous thing off.”
Rian Johnson, al volante de la secuela en esta nueva trilogía, se encontró con algunos misterios por solventar y todo el recurso fan quemado. Y decidió hacer lo que la trilogía precuela apuntaba, pero nunca supo resolver del todo bien: ponerse político, frenar el maniqueísmo exagerado de otras entregas, deslegitimar a los héroes, banalizar los símbolos y, resumiendo, deconstruir toda la narrativa de Star Wars.
Incluso algunas de las subtramas mas detestadas de esta película, como todo lo que sucede en Canto Bight, me parecen una pequeña genialidad enmarcadas dentro del universo Star Wars.
The Last Jedi, es para mí de una complejidad temática muy por encima de la media de Star Wars, con una lectura, implícita y explícita, sobre el fracaso que supera con creces lo que vimos en The Empire Strikes Back.
“You are just a child in a mask. Take that ridiculous thing off.”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin entrar en grandes spoilers: Canto Bight se presenta usando prácticamente la misma descripción que se ha usado para otras localizaciones de la saga (por ejemplo en el episodio IV y el I) aprovechando el conocimiento aprendido del espectador y, por qué no, sus prejuicios de clase; pero lo que acaba siendo Canto Bight es otra cosa. Y todo lo que sucede ahí es parte de esa desmitificación del héroe y su plan maestro.
10 de diciembre de 2023
10 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que tienen algo. Combinaciones de estímulos que despiertan emociones que perduran una vez los créditos han terminado. Quizá son los contrastes de su humor escatológico, lo épico de su banda sonora a cappella, lo preciosista de su puesta en escena, la locura absoluta a lo Looney Tunes de lo que sucede en pantalla, o las incontables capas de cebolla con las que puedes interpretar y saborear lo que ves. Da igual lo que sea. La sensación de haber visto algo muy especial es indiscutible.

5,9
3.293
8
10 de diciembre de 2023
10 de diciembre de 2023
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A raíz del reciente anuncio de un nuevo “erotic thriller” de A24, me comentaba un amigo cómo “la corrección política” parece cohibir algunos géneros cinematográficos. No negaré que existen productoras que decidan no arriesgar con algunos textos, pero es más una cuestión de incapacidad creativa que no de la existencia real de temas tabús.
Bottoms es una comedia adolescente, de las de “gente que quiere follar”, género que parece algo del pasado; pero sin sorpresa nos demuestra que en nuestro siglo nos podemos seguir riendo de/con las personas superficiales y salidas.
La cinta, de hecho, parece ser un manual sobre cómo hacer humor con perspectiva feminista de temas “inconvenientes”: hay camisetas mojadas, conversaciones sobre penes e incluso un tremendo chiste sobre violaciones. También hay hostias, muchas hostias, y entre hostia y hostia nos cuelan chascarrillos críticos sobre la segunda ola. Pero que no cunda el pánico, no es necesario haber leído a bell hooks para seguir la película. El humor de la cinta es viajero, y a medida que pasan los 90 (¡gracias!) minutos de metraje se va adentrando en el territorio de lo absurdo, hasta llegar a su disparatado clímax final.
El conjunto tiene una frescura que no veía desde Booksmart y sin ser para nada una feel good movie, sí es la película que necesitas después de un día de mierda.
Bottoms es una comedia adolescente, de las de “gente que quiere follar”, género que parece algo del pasado; pero sin sorpresa nos demuestra que en nuestro siglo nos podemos seguir riendo de/con las personas superficiales y salidas.
La cinta, de hecho, parece ser un manual sobre cómo hacer humor con perspectiva feminista de temas “inconvenientes”: hay camisetas mojadas, conversaciones sobre penes e incluso un tremendo chiste sobre violaciones. También hay hostias, muchas hostias, y entre hostia y hostia nos cuelan chascarrillos críticos sobre la segunda ola. Pero que no cunda el pánico, no es necesario haber leído a bell hooks para seguir la película. El humor de la cinta es viajero, y a medida que pasan los 90 (¡gracias!) minutos de metraje se va adentrando en el territorio de lo absurdo, hasta llegar a su disparatado clímax final.
El conjunto tiene una frescura que no veía desde Booksmart y sin ser para nada una feel good movie, sí es la película que necesitas después de un día de mierda.

6,6
31.083
5
10 de diciembre de 2023
10 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Entre semana, yo solo y sala prácticamente vacía. Así vi Hereditary cuando se estrenó en España. Parecía el marco ideal para poder disfrutarla, pero no lo conseguí; o al menos no del todo.
Cada vez me cuesta más culpar una película cuando no me cautiva. ¿Quién soy yo, me pregunto, para señalar una obra original que claramente ha gustado a público y crítica? Pero tampoco quiero flagelarme por ello. ¡Tampoco el pecado es mío! El disfrute se encuentra en ese espacio liminal, en la relación íntima que la cinta genera con el espectador.
Pero la relación no funcionó ese día... aunque supe apreciar que lo que estaba viendo intentaba contarme algo distinto, y el fallo de conexión lo atribuí al distanciamiento que hace Ari Aster con el género. Esa especie de deconstrucción que obliga al espectador a replantearse ciertas cosas. Y es que nuestra familiaridad con ciertos tópicos y situaciones genera una anticipación que la película alegremente se dedica a romper por todas partes, y esto, de algún modo, contribuye a que no nos entendamos.
Después de ver Midommar tuve claro que tenía que volver a darle una oportunidad. Y aunque se ha hecho rogar, ha llegado hoy.
Con muchos menos prejuicios, la mente más abierta y muchas ganas de disfrutar de aquello que me perdí... he vuelto a pasar 2 horas absolutamente desconectado. ¡Mierda!
La línea entre nosotros está llena de ruido. Y asi, definitivamente, no nos podemos entender. En algún momento parece que nos escuchamos mejor, como en la magnífica cena, o algún despertar en la habitación; pero estos fragmentos no son suficientes para mantener la conversación.
Y dejándonos de metáforas, el problema es que nada me emociona. No logro empatizar con el gran arco dramático familiar y por ello me quedo con ese montón de piezas inconexas, que parecen tomadas de aquí y allí y juntadas en una especie de monstruo que, lamentablemente, tampoco logra asustarme.
Cada vez me cuesta más culpar una película cuando no me cautiva. ¿Quién soy yo, me pregunto, para señalar una obra original que claramente ha gustado a público y crítica? Pero tampoco quiero flagelarme por ello. ¡Tampoco el pecado es mío! El disfrute se encuentra en ese espacio liminal, en la relación íntima que la cinta genera con el espectador.
Pero la relación no funcionó ese día... aunque supe apreciar que lo que estaba viendo intentaba contarme algo distinto, y el fallo de conexión lo atribuí al distanciamiento que hace Ari Aster con el género. Esa especie de deconstrucción que obliga al espectador a replantearse ciertas cosas. Y es que nuestra familiaridad con ciertos tópicos y situaciones genera una anticipación que la película alegremente se dedica a romper por todas partes, y esto, de algún modo, contribuye a que no nos entendamos.
Después de ver Midommar tuve claro que tenía que volver a darle una oportunidad. Y aunque se ha hecho rogar, ha llegado hoy.
Con muchos menos prejuicios, la mente más abierta y muchas ganas de disfrutar de aquello que me perdí... he vuelto a pasar 2 horas absolutamente desconectado. ¡Mierda!
La línea entre nosotros está llena de ruido. Y asi, definitivamente, no nos podemos entender. En algún momento parece que nos escuchamos mejor, como en la magnífica cena, o algún despertar en la habitación; pero estos fragmentos no son suficientes para mantener la conversación.
Y dejándonos de metáforas, el problema es que nada me emociona. No logro empatizar con el gran arco dramático familiar y por ello me quedo con ese montón de piezas inconexas, que parecen tomadas de aquí y allí y juntadas en una especie de monstruo que, lamentablemente, tampoco logra asustarme.
Más sobre parap
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here