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Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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14 de noviembre de 2019
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
PROMESAS DE ARENA es una ficción que trata de hacernos creer lo contrario de lo que nos expone al principio, lo cual la rebaja a burda patraña. Y se sustenta en el aire construyendo castillos en las nubes.

La serie empieza sorprendentemente bien, con dura mano de hierro contra el voluntariado y sus tóxicos derivados pero primero tira la piedra, después esconde la mano, y con una sonrisa te dice que todo lo expuesto en sus inicios es mentira, que la realidad de las personas cambia cuando comparten de verdad en un ambiente hostil. Se vuelven buenas y humildes, crecen como seres humanos, se enamoran y sienten como nunca antes lo habían hecho. Pues nos parece no sólo una chorrada superlativa, sino que además la consideramos absolutamente tóxica y contaminante. Este no es el servicio que tiene que dar una televisión pública.

El episodio piloto parece disparar hacia aquellos que se embarcan en dicha labor "humanitaria", sin saber el porqué o bajo el pretexto de "encontrarse a sí mismos". Una excusa de la que ya estamos cansados de oír, pues sirve de comodín para explicar cualquier tipo de deriva. ¿Encontrarse a sí mismos? Ni siquiera saben definir lo que eso significa... pero ahí van, proclamándolo a los 4 vientos, y llenándose la boca de ello.

Lo peor de PROMESAS DE ARENA es que podrá esparcir bien su toxicidad, pues tiene TODOS los ingredientes para encandilar y enganchar al público, pero es la historia de Aladín donde el príncipe del terror es Hayzam (Francesco Arco) y ella, Lucía (Andrea Duro) la pobre rata callejera que además es una cabezahueca idiota que nos saca de quicio cuando abre la boca. Si además, al odioso personaje le sumamos la pésima calidad de la actuación de Duro (lo sentimos mucho pero no nos la creemos) ya es para premio.

Para justificar un acercamiento entre príncipe y voluntaria se sirven de pretextos no creíbles pues, repetimos, en un país en guerra, como bien se dice al principio, los niños no existen: son sólo personas pequeñas. Y, para salvar a uno, no vas a comprometer la seguridad de toda una organización. Es que no hay por donde cogerla y así sucesivamente.

Promesas de arena, rápidamente hechas y con un soplo borradas, especialmente escrito para mujeres desdichadas y faltas de amor cuya vida está desesperantemente vacía.

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14 de noviembre de 2019 2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este caso el capítulo piloto nos pareció fastidioso y duro de roer. No sólo porque la historia de Santos Dumont no nos interesa lo más mínimo sino porque su realización se asemeja más bien a un producto teatral filmado. De hecho nos preguntamos ¿Por qué este y no cualquier otra personalidad? Será que no hubieron inventores en el mundo merecedores de un lugar en la memoria colectiva. Será, como siempre, una razón de orden financiera.

Calidad pésima, diálogos forzados y actuaciones que siguen líneas paralelas.
¿Educativo? Mejor un documental de hora y media donde se condensa la información que lanzarse en la producción de una serie donde hay que inventar una trama que la justifique. En este caso no hay ni chicha ni limoná y escribimos sobre ella porque es estreno pero la podríamos haber obviado y nuestro mundo estaría igual de lleno si cabe o incluco un poco más porque no habríamos tenido que dedicarle una hora a algo que no aporta sino que resta a lo que realmente vale la pena.

¿Qué más se puede decir de Santos Dumont? Si acaso comentar su personalidad extravagante y nada extravagante al mismo tiempo. Por una parte su desbordante imaginación por la otra la constante necesidad de querer encajar. Sabemos de sobra que con un pie en cada lugar, entre dos tierras, uno acaba cayendo en el abismo.

La serie refleja lo que ya hemos visto millones de veces con las genialidades. El que es capaz de concebir otra realidad es poseedor de una capacidad imaginativa fuera de lo común. Todos fuimos en algún momento fructíferos inventores de balones aerostáticos.

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14 de noviembre de 2019
10 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
A parte de la clara debilididad por su actriz principal, Kathryn Hahn a la que ya vimos en Transparent y en la menos conocida pero excelente Happyish junto a Thom Payne, la serie ofrece el resultado de lo que se limita a retratar sin mayor profundidad Dolera en "VIDA PERFECTA".

La serie aborda en paralelo dos edades y sus correspondientes viajes personales y sexuales: una madre con síndrome del nido vacío (Kathryn Hahn) y su hijo que, habiendo llegado a la mayoría de edad, se encuentra en el primer año universidad alejado de una madre sobrepotectora, de sus amistades y de sus andanzas escolares. La libertad está por descubrirse y revelar la verdadera Naturaleza del lazo entre madre e hijo. Ambos, de diferente manera, se verán expuestos a la cruel y despiadada realidad. Veremos cómo les sienta.

En el inicio de la serie, Eve Fletcher, una madre soltera de cuarenta y tantos que trabaja como directora de un centro geriátrico, se ve condenada a vivir en soledad tras dejar a su único hijo en la universidad. Nos asaltan las obviedades y queremos gritarle a la Fetcher que no se preocupe, que después de lo visto estará igual de sola que antes porque su hijo no es que pase de ella sino lo siguiente. Es el máximo exponente del aprovechamiento parasitario y toxicidad humana. Un chupoptero en toda regla del que mejor quedarse a la mayor distancia posible. Veneno a punto de caramelo.

Mientras que Eve sufre ante la perspectiva del vacío, su hijo, Brendan (Jackson White) encuentra que la universidad es un poco más complicada de lo que esperaba y lucha por encontrar amigos entre sus compañeros más avispados en los ámbitos social y político (¡oh sorpresa!). Cuando madre e hijo se encuentran, cada uno, solos por primera vez, deberán confrontar el presente de sus miserias y miedos así como pasado y futuro.

Esta serie es aguda y provocativa. Maternidad, responsabilidad, sexualidad, patriarcado y roles sociales, amor e indentidad personal son las cartas que se ponen sobre la mesa desde el inicio de su capítulo piloto. Alto y claro sin aparentes ases en la manga, Mrs. Fletcher hace su entrada irreverente por la ancha puerta de HBO.

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