Es esta una de esas películas que a partir de una historia sencilla y unas extraordinarias actuaciones consiguen pegarte a la butaca. No lo logra por su trepidante acción, sino por el ansia de conocer la verdadera personalidad y el pasado del personaje interpretado por Viggo Mortensen, que gracias a su estratosférico trabajo logra generar la ambigüedad que arrastra al resto de personajes y al propio espectador.

David Cronenberg facilita la fantástica labor del reparto con un ritmo sosegado y tranquilo que se ajusta a la perfección al ambiente del pueblo de la américa profunda donde se desarrolla la trama.

En definitiva, una película de actores de cabo a rabo.

Es esta una película atípica, dentro de la sobredosis actual de cine de superhéroes en que vivimos, por su comedido uso de las estridencias y de los fuegos artificiales que tan excesivamente acompañan al género últimamente. Sigue una línea argumental seria más típica de clásicos como el Superman de Richard Donner (1978).

Sin embargo, la película es plana, las actuaciones muy forzadas y el espectador tiene la sensación permanente de que falta tiempo en su metraje de 125 minutos para desarrollar el film con la profundidad necesaria. La película está predestinada desde el principio a ser un prólogo de la secuela-spinoff ya en preparación sobre los "Vengadores", lo cual la condiciona completamente y no permite desplegar adecuadamente un trabajo que en otras condiciones podría ser mucho mejor.

En cuanto al 3D de la película, es como si no existiese.

Aún así, y dentro de lo que estamos acostumbrados en la actualidad en el comic convertido en cine, es una película que se deja ver sin aburrir acompañado de unas palomitas.

La película narra una historia conocida de modo brillante, logrando que los 110 minutos entre simios transcurran con interés e identificación por parte del espectador, el cual se introduce de modo pleno en mundo simio.

Los efectos visuales son extraordinarios y la última mitad de la película es trepidante.

Es un film que no nos sorprenderá en el qué sucederá, pero si en el cómo sucederá.

Una película tan fría que podrías sufrir de hipotermia. El film genera una indiferencia absoluta por el destino de los personajes y el 3D brilla por su falta de efectividad. Aunque lleva el nombre de Cameron en los créditos, esta película podría pasar por una TV movie de sobremesa.

Film de impecable factura estética que logra generar la atmósfera inquietante y psicótica requerida por la trama argumental. En este sentido el trabajo del director y del montaje son impecables. De igual modo, la banda sonora se ajusta como un guante a las imágenes que se proyectan en la pantalla.

En cuanto a las interpretaciones, Ewan McGregor realiza un trabajo estándar en los límites de la corrección, dentro de ese estilo que tanto lo caracteriza, y que por mucho que lo intente no consigue superar, que le lleva a transmitir gran indiferencia y por momentos incluso apatía. Naomi Wats realiza un esfuerzo importante, pero estéril, dentro de un film que le reserva poca cuota de pantalla.

La película es ambiciosa, pero trata una temática ya conocida en otros metrajes y por ello no consigue enganchar definitivamente al espectador. Esto hace que un final que debiera sorprender llegue a nuestras pupilas de modo frío y distante. Esto hará que no sea un trabajo especialmente recordado en nuestra memoria porque otros semejantes, que contaban con la baza de la originalidad de la temática, ya han ocupado esa plaza.