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6,9
63.495
5
21 de agosto de 2014
21 de agosto de 2014
148 de 252 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guardianes de la galaxia no pasa del "psé" de una tarde lluviosa de domingo con un buen bol de palomitas en el sofá. En ese sentido es entretenida, incluso divertida. No promete mucho, y por tanto cumple. Argumento simplón, giros inexistentes, malos más simples que una zapatilla y buenos muy aficionados al chascarrillo. La relación entre los protas se crea por contraste: son muy distintos pero están condenados a entenderse porque... porque sí, qué más dará. Lo gracioso es que sean una panda de inadaptados que acaban por ser grandes amigos, no le busquemos tampoco tres pies al gato.
El humor... Pues sí, tan simplón como la película. Pensado para un público amplio, a la mayoría le requerirá un poco de esfuerzo para disfrutarlo. Esa actitud de risa tontuna, de "je, jeje, jejeje" y cara de bobo. Eso sí, en muchos momentos peca de sobreabundancia (ver spoiler).
En resumen, una película tremendamente sobrevalorada que se disfrutaría mucho más si en lugar de como caviar nos lo vendieran como lo que es. Una hamburguesota grasienta que, pillada con el hambre adecuado, te hace la persona más feliz del mundo. Y en términos más cinéfilos, un blockbuster que se presenta como tal desde el minuto 1, y que deambula entre la autoparodia y la épica de superhéroes sin intención de terminar de definirse, con el entretenimiento por única bandera.
Eso sí, hay que reconocerle su potencial para convertirse en mito de una generación. En todo momento tuve la sensación de que la chavalada de unos 10-12 años era la que más reía y disfrutaba de la película. Había una chiquilla en la fila de detrás que recitaba todas las frases del trailer en cuanto aparecían en pantalla. Puede que muchos papás y mamás sufran, en breve, sesiones y más sesiones de Guardianes de la Galaxia en bucle.
Lo mejor: El mapache, el arbolito y el cachas. Los más divertidos con diferencia.
Lo peor: Los malos son absurdos, no imponen ningún temor ni se acaban de entender sus motivaciones. Y coincido con otras críticas que indican que el estereotipo de guaperas vacilón que representa Starlord esta pasado de moda y es irritante. Además, la química con Zoe Saldana es cero.
El humor... Pues sí, tan simplón como la película. Pensado para un público amplio, a la mayoría le requerirá un poco de esfuerzo para disfrutarlo. Esa actitud de risa tontuna, de "je, jeje, jejeje" y cara de bobo. Eso sí, en muchos momentos peca de sobreabundancia (ver spoiler).
En resumen, una película tremendamente sobrevalorada que se disfrutaría mucho más si en lugar de como caviar nos lo vendieran como lo que es. Una hamburguesota grasienta que, pillada con el hambre adecuado, te hace la persona más feliz del mundo. Y en términos más cinéfilos, un blockbuster que se presenta como tal desde el minuto 1, y que deambula entre la autoparodia y la épica de superhéroes sin intención de terminar de definirse, con el entretenimiento por única bandera.
Eso sí, hay que reconocerle su potencial para convertirse en mito de una generación. En todo momento tuve la sensación de que la chavalada de unos 10-12 años era la que más reía y disfrutaba de la película. Había una chiquilla en la fila de detrás que recitaba todas las frases del trailer en cuanto aparecían en pantalla. Puede que muchos papás y mamás sufran, en breve, sesiones y más sesiones de Guardianes de la Galaxia en bucle.
Lo mejor: El mapache, el arbolito y el cachas. Los más divertidos con diferencia.
Lo peor: Los malos son absurdos, no imponen ningún temor ni se acaban de entender sus motivaciones. Y coincido con otras críticas que indican que el estereotipo de guaperas vacilón que representa Starlord esta pasado de moda y es irritante. Además, la química con Zoe Saldana es cero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El bailecito que el prota le dedica al malo. ¿Alguien se cree que algo así desconcierte más de 2 segundos seguidos? ¿Hace falta recrearse tanto en una escena digna de los dibujos de Disney Channel?
5
4 de noviembre de 2014
4 de noviembre de 2014
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento mucha pena cada vez que veo cómo se han cargado una gran serie, y cómo muchos la critican por lo que fue en sus inicios y por el festival de despropósitos que es ahora, comparándola con otra de los mismos padres pero que no tiene nada que ver. Pero empecemos por el principio.
La que se avecina nació como una mudanza de Desengaño a Montepinar. Mismos personajes con diferente nombre, mismo humor adaptado a un entorno distinto. El problema es que Aquí No hay Quien Viva, ya en Antena3, llevaba un par de temporadas de decadencia. Recordemos las tramas de la Hierbas intentando ligar con yogurines, o de Lucía y el cubano... Eso ya no era la gran serie que muchos recordamos.
Lastrada por esta fama, y escondida entre discretos índices de audiencia, La Que Se Avecina fue haciendo camino hasta encontrarse a sí misma. Así llegaron una 2a temporada que remontaba, y unas 3a y 4a temporadas brutales. Podríamos marcar el punto de inflexión en los cuernos de la Cuqui a Amador y la llegada de Judit a Montepinar. La época dorada llega cuando parte de la audiencia ya había enterrado la serie, y muchos descubrimos su increíble mejora en FDF, casi por casualidad.
Cómo disfruto aún hoy esos episodios. Sí, había personajes histriónicos (es difícil soportar a Estela hasta que no se le pilla el punto), pero los diálogos eran la gran baza de esas temporadas. Estoy segura que podrían editarse a modo de libro y me reiría igual. Fue durante una tiempo una serie mordaz e inteligente, que supo sacar el máximo jugo a sus personajes y a sus actores. Incluso Vanesa Romero, actriz discreta y que se hacía bastante repelente en Aquí No Hay Quien Viva, supo encontrar su sitio en la serie. Creo que en esa época es difícil criticar La Que Se Avecina diciendo que era mejor su antecesora. ¿Mejor? Si acaso diferente, pero a un mismo y muy alto nivel.
Ahora bien, esos tiempos también pasaron. La audiencia volvió a respaldar la serie justo cuando empezó su decadencia. El regreso de Araceli, por marcar de nuevo un punto de inflexión, fue el inicio del fin. Tras una temporada aún tolerable -aunque solo en algunos de sus episodios y gags- vinieron las siguientes y ese producto avergonzante que la serie es ahora. Se quiso llevar al extremo, y las bazas de la serie se fueron diluyendo hasta convertirse en caricaturas chabacanas y repetitivas de lo que algún día fueron. Eso sin hablar de cómo se pasó de la crítica sutil a algunos aspectos de nuestra sociedad a bromas que a menudo rozan el mal gusto, y que no me sorprendería que pudiesen ofender. Hay una abismo entre ser políticamente incorrecto y ser vulgar e irrespetuoso (el episodio de la falsa ONG me pone los pelos de punta).
Esta evolución hace que existan tres maneras distintas de valorar la serie. En su primera etapa, como discretísima prolongación de Aquí No Hay Quién Viva. En la segunda, como producto de humor a un altísimo nivel. Y en la última y actual, como una infumable exhibición de humor grueso y falta de ideas.
Me abstengo de puntuar sus inicios, porque toda serie necesita un tiempo para asentarse. Y si tenemos en cuenta que su tramo central me merece un 9 y la etapa actual un 1, me queda la media de un 5. Un "pasable" que no refleja lo que algún día fue, pero que a día de hoy le viene grande.
La que se avecina nació como una mudanza de Desengaño a Montepinar. Mismos personajes con diferente nombre, mismo humor adaptado a un entorno distinto. El problema es que Aquí No hay Quien Viva, ya en Antena3, llevaba un par de temporadas de decadencia. Recordemos las tramas de la Hierbas intentando ligar con yogurines, o de Lucía y el cubano... Eso ya no era la gran serie que muchos recordamos.
Lastrada por esta fama, y escondida entre discretos índices de audiencia, La Que Se Avecina fue haciendo camino hasta encontrarse a sí misma. Así llegaron una 2a temporada que remontaba, y unas 3a y 4a temporadas brutales. Podríamos marcar el punto de inflexión en los cuernos de la Cuqui a Amador y la llegada de Judit a Montepinar. La época dorada llega cuando parte de la audiencia ya había enterrado la serie, y muchos descubrimos su increíble mejora en FDF, casi por casualidad.
Cómo disfruto aún hoy esos episodios. Sí, había personajes histriónicos (es difícil soportar a Estela hasta que no se le pilla el punto), pero los diálogos eran la gran baza de esas temporadas. Estoy segura que podrían editarse a modo de libro y me reiría igual. Fue durante una tiempo una serie mordaz e inteligente, que supo sacar el máximo jugo a sus personajes y a sus actores. Incluso Vanesa Romero, actriz discreta y que se hacía bastante repelente en Aquí No Hay Quien Viva, supo encontrar su sitio en la serie. Creo que en esa época es difícil criticar La Que Se Avecina diciendo que era mejor su antecesora. ¿Mejor? Si acaso diferente, pero a un mismo y muy alto nivel.
Ahora bien, esos tiempos también pasaron. La audiencia volvió a respaldar la serie justo cuando empezó su decadencia. El regreso de Araceli, por marcar de nuevo un punto de inflexión, fue el inicio del fin. Tras una temporada aún tolerable -aunque solo en algunos de sus episodios y gags- vinieron las siguientes y ese producto avergonzante que la serie es ahora. Se quiso llevar al extremo, y las bazas de la serie se fueron diluyendo hasta convertirse en caricaturas chabacanas y repetitivas de lo que algún día fueron. Eso sin hablar de cómo se pasó de la crítica sutil a algunos aspectos de nuestra sociedad a bromas que a menudo rozan el mal gusto, y que no me sorprendería que pudiesen ofender. Hay una abismo entre ser políticamente incorrecto y ser vulgar e irrespetuoso (el episodio de la falsa ONG me pone los pelos de punta).
Esta evolución hace que existan tres maneras distintas de valorar la serie. En su primera etapa, como discretísima prolongación de Aquí No Hay Quién Viva. En la segunda, como producto de humor a un altísimo nivel. Y en la última y actual, como una infumable exhibición de humor grueso y falta de ideas.
Me abstengo de puntuar sus inicios, porque toda serie necesita un tiempo para asentarse. Y si tenemos en cuenta que su tramo central me merece un 9 y la etapa actual un 1, me queda la media de un 5. Un "pasable" que no refleja lo que algún día fue, pero que a día de hoy le viene grande.

3,6
1.895
2
6 de marzo de 2016
6 de marzo de 2016
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues esto va de una chica que igual ve gente flotando que reza el rosario o llora a solas, y que está rodeada de gente que habla castellano en dialecto de Narnia. Ese dialecto consiste en chapurrear cuatro palabras en un Spanish de no haber pisado América Latina ni para visitar a la abuela enferma y mezclarlo con palabras en inglés. Con semejante panorama, y sin poder comunicarse, es normal que la chica ande algo perdida.
De coprotagonista tenemos a un policía muy torturado que sabemos que está muy torturado porque el guión, muy dado a la sutileza, se asegura de que los personajes que lo rodean nos lo vayan contando sin venir a cuento. "¿Tienes fuego? -Me extraña que me pidas eso cuando no cuidas de tu hijo". Este es un ejemplo inventado, pero podría ser. Este es el nivel.
Ambos se mueven en un argumento que en sí podría funcional, pero que el director decide vender a su ego y dárselas de Lynch. Al final lo que tenemos es un sinfín de escenas sueltas, idas y venidas que van a ninguna parte y que profundizan cero en los personajes, dibujados a brocha gorda y fatal interpretados. Porque el esfuerzo de Ana de Armas se aprecia, pero Keanu Reeves y Mira Sorvino, que igual al leer el guión ya anticiparon el desastre, se limitan a cumplir para pagarse los caprichillos. Y cumplen mal, aunque supongo (no soy experta en la materia) que además están fatal dirigidos.
Ni yo ni mi pareja conseguimos verla entera, aceleramos hasta el final por la curiosidad de saber de dónde salían los ángeles/ aliens/ señores de fuera de Matrix. Aburrida, tontuna, mal hecha por todos lados, lo único que regala son algunos momentos cómicos que, por supuesto, no buscan serlo.
Un ejemplo: La foto de familia del policia muerto. Las pintas de ese señor. Brutales. Además, en una escena todos los miembros de la familia cambian de sitio. ¿Mensaje oculto?
De coprotagonista tenemos a un policía muy torturado que sabemos que está muy torturado porque el guión, muy dado a la sutileza, se asegura de que los personajes que lo rodean nos lo vayan contando sin venir a cuento. "¿Tienes fuego? -Me extraña que me pidas eso cuando no cuidas de tu hijo". Este es un ejemplo inventado, pero podría ser. Este es el nivel.
Ambos se mueven en un argumento que en sí podría funcional, pero que el director decide vender a su ego y dárselas de Lynch. Al final lo que tenemos es un sinfín de escenas sueltas, idas y venidas que van a ninguna parte y que profundizan cero en los personajes, dibujados a brocha gorda y fatal interpretados. Porque el esfuerzo de Ana de Armas se aprecia, pero Keanu Reeves y Mira Sorvino, que igual al leer el guión ya anticiparon el desastre, se limitan a cumplir para pagarse los caprichillos. Y cumplen mal, aunque supongo (no soy experta en la materia) que además están fatal dirigidos.
Ni yo ni mi pareja conseguimos verla entera, aceleramos hasta el final por la curiosidad de saber de dónde salían los ángeles/ aliens/ señores de fuera de Matrix. Aburrida, tontuna, mal hecha por todos lados, lo único que regala son algunos momentos cómicos que, por supuesto, no buscan serlo.
Un ejemplo: La foto de familia del policia muerto. Las pintas de ese señor. Brutales. Además, en una escena todos los miembros de la familia cambian de sitio. ¿Mensaje oculto?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más ejemplos: Maravilloso que Keanu Reeves no solo pase de sus labores de padre, sino que para un par de fin de semanas que tiene al retoño se lo encolome a la familia de su compañero.
Y lo mejor de todo, la escena del embarazo por el espíritu santo. Dejando a un lado la ingenuidad de la protagonista, justificable porque está trastornada, la reacción de la familia es absurda. Abandonan todos la mesa en un acto poético, como diciendo que ya han tenido suficiente de tanta tontería y que acabe la película como Dios quiera. Lo normal hubiera sido que al menos uno de ellos montara un pollo de los imponentes, porque menuda tomadura de pelo.
En fin...
Y lo mejor de todo, la escena del embarazo por el espíritu santo. Dejando a un lado la ingenuidad de la protagonista, justificable porque está trastornada, la reacción de la familia es absurda. Abandonan todos la mesa en un acto poético, como diciendo que ya han tenido suficiente de tanta tontería y que acabe la película como Dios quiera. Lo normal hubiera sido que al menos uno de ellos montara un pollo de los imponentes, porque menuda tomadura de pelo.
En fin...
21 de diciembre de 2014
21 de diciembre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por el principio: esta trilogía está hecha a partir de un libro de 300 páginas. Si de aquí quieres sacarte tres peliculotes y además hacerla llegar a un público lo más comercial y amplio posible, son evidentes dos cosas: 1- Habrá conexiones con la trilogía anterior, a veces utilizadas para vincularlas pero casi siempre de relleno y 2- Cada página se alargará hasta la saciedad, sacándole toda la chicha habida y no habida para conseguir llenar un total de unas 8 horas de metraje. Creo que es necesario ir al cine con esta premisa en mente, con esta y con la de estar ante una superproducción cuyo fin último es agradar al gran público con las florituras que sean necesarias. Y, por supuesto, sacarle toda la tajada del mundo.
Dicho esto, y bajo la perspectiva de un fan de Tolkien y de la trilogía anterior como yo, las dos primeras películas son más que pasables. Tienen muchos fallos, no son fieles al 100% a la obra en la que están basadas, pero se desprenden las ganas de hacer un producto digno. Poca queja tengo sobre ellas. Pero esta perlita de tercera película solo se la recomiendo a quienes deseen arrancarse los ojos de cuajo para dejarlos encima de la mesita sangrando y lagrimando hasta que se sequen.
Dudo que algún fan no vaya a despotricar ante lo visto, y no es para menos. Solo recuerdo una película hasta la fecha en la que haya deseado tanto salir del cine: "La liga de los hombres extraordinarios". Y no es porque la película sea deleznable (que lo es para mí, pero por otros motivos más allá de la calidad. Todos hemos visto bodrios con conciencia de estar viendo bodrios), sino porque no es digna de ninguna de las obras anteriores de Peter Jackson. Es más, igual Jackson ya no está entre nosotros y la ha dirigido otro, que sería la teoría lógica si no apareciera en los créditos. Igual es pretencioso por mi parte, pero esperaba más de él.
Porque resulta difícil de creer que alguien capaz de hacer una adaptación tan magnífica como la de El Señor de los Anillos, alguien que ha logrado que el convertir en adaptación cinematográfica una obra de culto no levante prejuicios entre los fans por los posibles errores a cometer, haya acabado su trabajo con Tolkien de una manera tan burda, tan alejada del nivel al que nos tiene acostumbrados. Porque al final uno se siente en el cine como expuesto a una cámara oculta durante dos horas y media, mientras navega entre la perplejidad, la risa y la indignación.
Así que aquí lo que importa no es la fidelidad a la obra original. Hay que ser iluso para entrar en la sala esperándola, ante todo porque hablamos de cine y de una obra literaria breve y cercana al género juvenil. Aquí el drama es la tomadura de pelo en la que desemboca todo ello, ofreciendo una película mediocre (siendo generosos) para cualquier tipo de espectador. ¿Quién querría leer el libro después de un final como este? ¿Alguien se interesaría por el mundo de Tolkien ante semejante atrocidad? Precisamente Tolkien debe estar removiéndose en su tumba ahora mismo.
A partir de aquí, si alguien es capaz de hacer críticas sobre escenas concretas, le animo a hacerlo y le admiro por ello. Porque, sinceramente, yo ni tengo palabras para hacerlo.
Dicho esto, y bajo la perspectiva de un fan de Tolkien y de la trilogía anterior como yo, las dos primeras películas son más que pasables. Tienen muchos fallos, no son fieles al 100% a la obra en la que están basadas, pero se desprenden las ganas de hacer un producto digno. Poca queja tengo sobre ellas. Pero esta perlita de tercera película solo se la recomiendo a quienes deseen arrancarse los ojos de cuajo para dejarlos encima de la mesita sangrando y lagrimando hasta que se sequen.
Dudo que algún fan no vaya a despotricar ante lo visto, y no es para menos. Solo recuerdo una película hasta la fecha en la que haya deseado tanto salir del cine: "La liga de los hombres extraordinarios". Y no es porque la película sea deleznable (que lo es para mí, pero por otros motivos más allá de la calidad. Todos hemos visto bodrios con conciencia de estar viendo bodrios), sino porque no es digna de ninguna de las obras anteriores de Peter Jackson. Es más, igual Jackson ya no está entre nosotros y la ha dirigido otro, que sería la teoría lógica si no apareciera en los créditos. Igual es pretencioso por mi parte, pero esperaba más de él.
Porque resulta difícil de creer que alguien capaz de hacer una adaptación tan magnífica como la de El Señor de los Anillos, alguien que ha logrado que el convertir en adaptación cinematográfica una obra de culto no levante prejuicios entre los fans por los posibles errores a cometer, haya acabado su trabajo con Tolkien de una manera tan burda, tan alejada del nivel al que nos tiene acostumbrados. Porque al final uno se siente en el cine como expuesto a una cámara oculta durante dos horas y media, mientras navega entre la perplejidad, la risa y la indignación.
Así que aquí lo que importa no es la fidelidad a la obra original. Hay que ser iluso para entrar en la sala esperándola, ante todo porque hablamos de cine y de una obra literaria breve y cercana al género juvenil. Aquí el drama es la tomadura de pelo en la que desemboca todo ello, ofreciendo una película mediocre (siendo generosos) para cualquier tipo de espectador. ¿Quién querría leer el libro después de un final como este? ¿Alguien se interesaría por el mundo de Tolkien ante semejante atrocidad? Precisamente Tolkien debe estar removiéndose en su tumba ahora mismo.
A partir de aquí, si alguien es capaz de hacer críticas sobre escenas concretas, le animo a hacerlo y le admiro por ello. Porque, sinceramente, yo ni tengo palabras para hacerlo.

5,7
12.108
5
26 de diciembre de 2014
26 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una día cualquiera te encuentras en la tele con esa canción tan pegadiza que te aprendiste a los 11 años. No sabías lo que decías, solo repetías sonidos mientras bailabas. Resulta que es parte de una película a la que te enganchas por nostalgia, y ese estribillo de "doing that thing you do" será lo mejor que te pase durante los siguientes 90 minutos (o lo que dure).
Porque lo que descubres es una película bastante convencional. Le cambias el nombre del director por uno de desconocido, le sacas los 3 o 4 actores conocidos del reparto (incluido el propio Hanks), y lo que te queda es un film de sobremesa al uso. Aunque al menos no se vende a sí mismo como caviar. The Wonders es, ante todo, sincera en sus intenciones. Como espectador te da la opción de elegir, mostrando sus cartas sobre la mesa desde el primer minuto. Y eso también se agradece.
Así que, ¿qué se necesita para disfrutar de The Wonders? Pues un gusto específico por una o varias de estas premisas:
1- Estética de los 60 en su faceta más alegre y nostálgica.
2- Reminiscencia beatlesca: pop-rock de la época con griterío de groupies histéricas de fondo.
3- Gusto por los biopics de grupos o cantantes, ya sean reales o ficticios.
Si ninguna de las tres te atrae acabarás dormido y vencido por el sopor. Si por el contrario eres de los/las que, como yo, bailaste "That thing yo do" como si no hubiera mañana, pasarás un rato agradable. Previsible y plagado de escenas y estereotipos mil veces vistos, pero agradable.
En spoiler, más sobre los personajes.
Porque lo que descubres es una película bastante convencional. Le cambias el nombre del director por uno de desconocido, le sacas los 3 o 4 actores conocidos del reparto (incluido el propio Hanks), y lo que te queda es un film de sobremesa al uso. Aunque al menos no se vende a sí mismo como caviar. The Wonders es, ante todo, sincera en sus intenciones. Como espectador te da la opción de elegir, mostrando sus cartas sobre la mesa desde el primer minuto. Y eso también se agradece.
Así que, ¿qué se necesita para disfrutar de The Wonders? Pues un gusto específico por una o varias de estas premisas:
1- Estética de los 60 en su faceta más alegre y nostálgica.
2- Reminiscencia beatlesca: pop-rock de la época con griterío de groupies histéricas de fondo.
3- Gusto por los biopics de grupos o cantantes, ya sean reales o ficticios.
Si ninguna de las tres te atrae acabarás dormido y vencido por el sopor. Si por el contrario eres de los/las que, como yo, bailaste "That thing yo do" como si no hubiera mañana, pasarás un rato agradable. Previsible y plagado de escenas y estereotipos mil veces vistos, pero agradable.
En spoiler, más sobre los personajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si lo mejor de la película es la estética y la música, lo peor es la caracterización de los cuatro componentes de The Wonders.
En resumidas cuentas, son tres chalados y un cuerdo. Y el cuerdo es el único que sobrevive a la fama y al que se le intuye una proyección futura. Es el más inteligente, le gusta el jazz -que en películas así es sinónimo de gustos musicales selectos-, y se para a pensar las cosas antes de hacerlas. También tiene ese aura de soberbia de quien se sabe mejor que sus compañeros e intuye que, al final, se llevará a la cama a Lyv Tyler.
Los otros tres son:
- Un ligón con aspiraciones a ludópata. Y para que quede claro, persigue a las chicas con desmesurado afán y lo vemos jugar cada dos por tres. Abandona el grupo por casarse con una fulana en Las Vegas, no vaya a ser que nos quede alguna duda de quién es y qué representa. Muy comedido todo.
- Uno con pinta de gay reprimido, y que quizás por eso sueña con ser marine. Su final es el más hilarante, dejándolo todo por una jornada con sus futuros compañeros de cuerpo en el Disney de California.
- El malo. Prepotente y altivo, se cree mejor que los demás y desprecia con total intención a la Tyler. Porque, como siempre, de su desprecio depende que todos aprobemos que la futura elfa acabe con el prota. Una vez más, personaje pasado de vueltas, y cuyos defectos se nos repiten escena tras escena por si no nos habían quedado claros.
De secundarios tenemos a habituales como la familia humilde pero bonachona que sigue la carrera de su hijo desde el sofá de casa, o el botones gracioso que empatiza con la pareja protagonista y lanza coletillas simpaticonas.
Este "nada nuevo bajo el sol" es el que provocará deserciones entre quienes no sientan cariño por las premisas antes citadas.
En resumidas cuentas, son tres chalados y un cuerdo. Y el cuerdo es el único que sobrevive a la fama y al que se le intuye una proyección futura. Es el más inteligente, le gusta el jazz -que en películas así es sinónimo de gustos musicales selectos-, y se para a pensar las cosas antes de hacerlas. También tiene ese aura de soberbia de quien se sabe mejor que sus compañeros e intuye que, al final, se llevará a la cama a Lyv Tyler.
Los otros tres son:
- Un ligón con aspiraciones a ludópata. Y para que quede claro, persigue a las chicas con desmesurado afán y lo vemos jugar cada dos por tres. Abandona el grupo por casarse con una fulana en Las Vegas, no vaya a ser que nos quede alguna duda de quién es y qué representa. Muy comedido todo.
- Uno con pinta de gay reprimido, y que quizás por eso sueña con ser marine. Su final es el más hilarante, dejándolo todo por una jornada con sus futuros compañeros de cuerpo en el Disney de California.
- El malo. Prepotente y altivo, se cree mejor que los demás y desprecia con total intención a la Tyler. Porque, como siempre, de su desprecio depende que todos aprobemos que la futura elfa acabe con el prota. Una vez más, personaje pasado de vueltas, y cuyos defectos se nos repiten escena tras escena por si no nos habían quedado claros.
De secundarios tenemos a habituales como la familia humilde pero bonachona que sigue la carrera de su hijo desde el sofá de casa, o el botones gracioso que empatiza con la pareja protagonista y lanza coletillas simpaticonas.
Este "nada nuevo bajo el sol" es el que provocará deserciones entre quienes no sientan cariño por las premisas antes citadas.
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