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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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15 de enero de 2023
51 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cosa la verdad es que pintaba bien. “Ha tenido más de 10 años para hacerla”, “Tiene un presupuesto infinito, puede hacer lo que quiera”. Y vaya si lo hizo. Te dan las gafas al entrar a la sala, y entre mucho jiji y jaja las primeras palmeras, setas gigantes y mariposas de ocho alas empiezan a asomarse por la pantalla -Wow! -Se escucha de forma general en la sala. -Qué bonito! -dice un niño de 7 años -Qué avestruz volador con dos cabezas más guapo! –balbucean cuatro chavales que llevan una buena fumada.

Pues bien, Avatar 2 bien podría ser una fumada de casi 3 horas y media a bordo del submarino de James Cameron, con imágenes preciosas de animales y seres imaginarios que vagan por un mundo virgen, donde reina la armonía, la paz y la ecología, hasta que llegan los odiosos humanos totalmente endemoniados, despojados de toda razón e inteligencia, siguiendo el estereotipo del villano clásico, sin más.

Asimismo, se ha tomado tan en serio la ecología que lo demuestra desde el inicio, reciclando un antagonista más insustancial que un Power Ranger. ¿En serio? Tienes un mundo a tu disposición donde puedes desarrollar cualquier tipo de trama y personajes, ¿y haces puro reciclaje de la primera película, pero debajo del agua? Tal es su obsesión por grabar en las profundidades, que parece que se le haya olvidado profundizar en temas tan importantes como la personalidad de los personajes o en el desarrollo de las tramas, y es que contra más se sumerge en su paja mental oceánica de efectos especiales, menos se ocupa de dar coherencia a un guion que se empobrece a cada minuto que pasa.

Y es que recicla los propios conflictos que van ocurriendo durante el metraje, con repeticiones y repeticiones de conflictos y conflictos que causan y causan los más pequeños de la familia azulada, que son los únicos encargados de hacer avanzar la trama, normalmente a lomos de unas criaturas que para ellos son tan importantes como su abuela o su perro. Espera... ¿Perro? ¿Qué perro? ¡Mejor pon un cachalote!

En resumidas cuentas, si lo que quieres es encontrar el Sentido del Agua, lo encontrarás antes en Sharknado que en Avatar 2. Sin embargo, si lo que buscas es alucinar con la verborrea de efectos especiales mientras el mono de los platillos retumba en tu cerebro y te atiborras a palomitas, sin duda esta es tu película.
21 de octubre de 2024
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no se ha imaginado alguna vez vivir la juventud eterna? Sería la caña, ¿eh? Más de un loco vendería su alma al diablo para obtenerla sin pensárselo dos veces, o estaría dispuesto a sacrificar hasta su propio ser con el objetivo de lograr lo que persigue esa obsesión ancestral e intrínseca del ser humano. El deseo de mantener el vigor físico y la belleza propias de la juventud, y la búsqueda de experiencias sin los límites que impone tanto el envejecimiento como la sociedad, sientan las bases de este gran film escrito y dirigido por una nueva voz prometedora dentro del panorama cinematográfico: la francesa Coralie Fargeat.

“La sustancia” es más que una película; sumerge al espectador en su mundo con un ritmo frenético y un estilo narrativo fresco, gamberro, desagradable y grotesco, lo que nos brinda una experiencia sensorial imposible de olvidar. Además, los amantes del cine estarán agradecidos al ver el aluvión de referencias con los que nos encontramos conforme avanza el film: resuenan ecos de Kubrick en su perfeccionismo visual y en su capacidad para crear atmósferas envolventes y perturbadoras, con alusiones directas a “El Resplandor” y a “2001: Una Odisea en el Espacio”; escenas que rinden homenaje al maestro del suspense, Alfred Hitchcock, y poderosos impactos visuales que nos recuerdan a “Requiem por un Sueño” del gran Aronofsky. La lista es larga, pero por encima de todo se palpa la huella del maestro del "body horror", David Cronenberg. Coralie Fargeat toma prestado su enfoque sobre las metamorfosis corporales y lo grotesco para construir una experiencia visceral. Es carnal y cruda, impactando tanto a nivel visual como emocional.

La aberración bizarra que se va generando a medida que avanza el film contrasta enormemente con el erotismo y sensualidad marcados que transmite una sublime Margaret Qualley. A su vez, perfila una mordaz sátira de la sociedad en la que vivimos hoy día. La trama gira en torno a la decadencia de una espléndida Demi Moore, aplastada por las exigencias que a menudo nos autoimponemos para seguir en nuestro “prime”, ya que muchas veces parece que vivimos única y exclusivamente de cara a la galería, olvidando nuestra esencia y nuestros valores; y aunque parezca contradictorio, solemos hacerlo a expensas de nuestra propia autoestima.

Creo que ha quedado claro que no es una película para todos los públicos, ni para estómagos sensibles, especialmente la última media hora que es pura fantasía y masturbación gore. Sin embargo, “La sustancia” no busca agradar a todos; más bien, desafía a su audiencia a confrontar las realidades perturbadoras de la obsesión por la juventud y la superficialidad de la sociedad contemporánea, y el precio que algunos están dispuestos a pagar para satisfacer esa “supuesta” necesidad. Más allá de la experiencia provocativa que nos ofrece Fargeat, nos invita a la reflexión, convirtiendo el horror en una alegoría sobre la lucha por la identidad en un mundo que valora más la apariencia que la esencia.
2 de abril de 2024 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no tenía ganas de pensar y me dije a mí mismo... un poco de neanderthalismo te entrará bien. Así que me acomodé en mi salón y me puse Road House: De profesión Duro. ¡Y tan duro! Sabía que se trataba de un remake de una película de acción de 1989 con el mismo nombre, por lo que ya esperaba que no fuese santo de mi devoción ya que no soy muy fan de las típicas pelis de acción de los 80 y 90 cargadas de testosterona, chulería y machismo.

La nueva película de Doug Liman cuenta con un Jake Gyllenhaal de lo más insulso, que parece consumido por los esteroides, un elenco de secundarios tratados sin ningún tipo de cariño, más parecidos a un NPC que a otra cosa y un Conor McGregor que, aunque a algunos les hará gracia y les servirá como reclamo, a mí personalmente me recordaba a los Uruk-hais de El Señor de los Anillos. El argumento es simple y fácil de entender, con un héroe solitario que llega a un pueblo turbio y se enfrenta a la injusticia. Y es quizás esa sencillez una de sus mayores fortalezas ya que permite que únicamente te centres en las bromas y chistes que hacen los protagonistas y en las escenas de acción. Alguna carcajada me sacó, no lo voy a negar.

Con estos ingredientes y con el intento de establecer paralelismos con el género del Western (algunos metidos con calzador), se nos presenta una película entretenida, que busca capturar la esencia del cine de acción clásico. Sin embargo, aunque la película logra momentos de diversión, también se siente excesivamente larga y carente de sutileza en su ejecución, por lo que cae en la trampa de la exageración y la falta de profundidad en el desarrollo de la historia.

En definitiva, Road House cumple con el objetivo de entretener y de resaltar tanto la testosterona de los personajes como su superficialidad, dando como resultado el objetivo que estaba persiguiendo: ¡un poco de neanderthalismo!
16 de enero de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gesto inocente de un compañero de clase bastó para marcar mi vida cinéfila, puesto que, desde El Sexto Sentido, no volví a ver una película de Shyamalan hasta este pasado verano. Y es que ese maldito niño me destripó el final de El Sexto Sentido. Exacto. La película pierde todo el sentido.

Ha tenido que pasar mucho Tiempo para poder perdonarle por dicha fechoría y pensé que la última película de Shyamalan sería una buena oportunidad para volver a retomar a un cineasta que tenía olvidado en el cajón desastre de los maestros del suspense. Y aunque Tiempo no sea una obra maestra y tenga sus puntos débiles, maneja con maestría un suspense de lo más Hitchcockiano en su puesta en escena, hilando fino entre el terror moderno y, por momentos, la comedia negra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Si bien los diálogos son algo planos y los personajes demasiado estereotipados, la originalidad del propio relato los delegan a un segundo plano, más cuando la constante tensión por el inevitable paso del tiempo y sus consecuencias, no hace más que generar dilemas morales e incluso personales en el espectador. ¿Quién no ha echado la vista atrás y ha pensado en lo rápido que pasa el tiempo?

Esto es precisamente lo que el film de Shyamalan nos plantea, desde la óptica de la inevitabilidad de los innumerables sucesos que van padeciendo los personajes y la tensión que el paso del tiempo genera en ellos: muertes prematuras, peleas, embarazos, enfermedades mentales... ¿Te suena? Es la vida, vista a cámara rápida.
31 de enero de 2023
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Antigua Babilonia fue centro de la civilización durante unos 1.500 años, creció y vio su ocaso cerca de Bagdad, en lo que ahora es Irak. Fue la cuna de imperios, reyes e intelectuales cuyos descubrimientos y métodos siguen vigentes a día de hoy. Uno de los símbolos más relevantes de Babilonia es la Torre de Babel, que, según la Biblia, buscaba llegar al cielo.

La Nueva Babilonia, o el Nuevo Hollywood, surgió de las cenizas de un Viejo Hollywood que no duró ni mucho menos 1.500 años, pero que sí fue la cuna de reyes, imperios y personajes que buscaban llegar al estrellato. Y es que, en los albores del cine, cuando no había ni sonido, se construyó una Torre de Babel de la que muy pocos pudieron salir. La aparición del sonido en el cine y la transición que supuso para la industria de Hollywood y todos sus implicados es un tema recurrente y explorado por multitud de cineastas, como Billy Wilder en El Crepúsculo de los Dioses o la gratamente homenajeada Cantando Bajo la Lluvia, de Stanley Donen y Gene Kelly. Pero si en algo destaca el film del bueno de Chazelle es en la fuerza de su relato y la forma de transmitirlo, pues gracias a un montaje y a una puesta en escena frenéticos, la película consigue hacer llegar al espectador su verdadero propósito: el amor por el cine.

La primera parte de Babylon nos muestra precisamente eso, Babilonia (o Hollywood) en su pleno esplendor. Damien nos lo transmite prácticamente mediante un par de planos secuencia totalmente inmersivos y, con ellos, consigue integrarnos en el ritmo frenético y desenfrenado que vivían las estrellas que nos retratan unos tremendos Brad Pitt y Margot Robbie, interpretando a Jack Conrad y Nellie LaRoy. Si bien ambos están lejos de sus mejores actuaciones, su enorme talento y presencia inunda por momentos la pantalla, con escenas memorables como la del primer rodaje de Nellie. La fiesta y los excesos en los que se sumergen se retratan a la perfección desde el minuto cero gracias a la excelencia en la fotografía y a la sencillez de la historia, pues se basa en plasmar el loco día a día de estos personajes. Todo son risas hasta que aparece el sonido, y, con él, la destrucción de esa despreocupada y jolgoriosa Torre de Babel.

La segunda parte de Babylon nos plantea el drama que genera esta transformación en la industria y cómo afronta el fracaso cada uno de los personajes, desarrollando con más o menos éxito los arcos del resto del reparto. La escena del primer rodaje de una película con sonido es una auténtica joya en la que se retrata ese fracaso de forma brillante, mediante una mezcla de humor negro y algo parecido al terror psicológico. Es a partir de aquí donde emerge con fuerza la figura de Manny Torres (Diego Calva) convirtiéndose en el que en última instancia será el verdadero protagonista de Babylon, puesto que ha sido espectador, jugador y benefactor de los vaivenes de la industria del cine, manteniéndose al margen del desorden que padecen los, hasta ahora, personajes principales. Otros personajes, como el de la exótica Lady Fay Zhu o el saxofonista Sidney Palmer, son de lo más pintorescos y aportan valor a la trama, pero quedan algo deslucidos puesto que al querer abarcar tanto no hay exploración en sus arcos. De la aparición de Tobey Maguire a lo Jackie Treehorn en El Gran Lebowski poco tengo que decir, solo dar las gracias.
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El final es un canto de amor a las películas y deja la puerta abierta a la interpretación. Mientras escuchamos Singing in the Rain, se nos presenta todo un chorreo de escenas de películas y mensajes subliminales que van desde El Cantor de Jazz, primera película sonora de la historia y raíz del problema de los personajes, hasta Avatar, uno de los símbolos de la revolución digital en el cine. ¿Chazelle quizás nos plantea que la revolución de lo digital supondrá para el cine “actual” lo mismo que supuso la aparición del sonido para el cine mudo? ¿O es una reflexión de Manny sobre la inmensidad de la industria del cine y su lugar en ella? ¿Puede ser un reflejo de la importancia del cine en las personas? En definitiva, lo que está claro es que el éxito y el fracaso son tan inherentes al mundo del cine y de Hollywood, como lo son al mundo real, así que mejor será cantar bajo la lluvia...
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