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4,1
5.504
1
2 de febrero de 2011
2 de febrero de 2011
25 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, como yo, pensaste que una peli en la que salía un actorazo como Jack Nicholson no podía ser muy mala, permíteme que te ahorre el sufrimiento: es peor incluso de lo que tus peores sospechas sospechaban. Y es que a mi, igual que al amigo de arriba, me resulta difícil creer que quienes hicieron una gran comedia como Mejor Imposible hayan sido capaces de parir semejante engendro.
Pero, ¿de qué va la película? Bueno, me ahorraré explicar el insulso y plano argumento de la misma, y mejor voy directo al grano y explico su fórmula: chico desesperado conoce a chica desesperada, se enamoran desde el principio pero tardan toda la peli en darse cuenta, hasta que al final reconocen su amor y se dan un beso "made in Hollywood". Wow, el colmo de la originalidad. Ah, sí, se me olvidaba: a lo anterior hay que añadirle cuatro frases de filosofía plana y barata y supuestas reflexiones sobre la vida. Viva y bravo.
De verdad, hacía mucho tiempo que no veía una película tan rematadamente mala. Y es que hay comedias insulsas e intrascendentes, pero que, cuanto menos, consiguen sacarte una sonrisa o una carcajada en algún momento. De esta, no puedes esperarte ni eso. Que alguien me devuelva los 5 euros y las dos horas de mi vida que he perdido viendo este bodrio, joder.
Pero, ¿de qué va la película? Bueno, me ahorraré explicar el insulso y plano argumento de la misma, y mejor voy directo al grano y explico su fórmula: chico desesperado conoce a chica desesperada, se enamoran desde el principio pero tardan toda la peli en darse cuenta, hasta que al final reconocen su amor y se dan un beso "made in Hollywood". Wow, el colmo de la originalidad. Ah, sí, se me olvidaba: a lo anterior hay que añadirle cuatro frases de filosofía plana y barata y supuestas reflexiones sobre la vida. Viva y bravo.
De verdad, hacía mucho tiempo que no veía una película tan rematadamente mala. Y es que hay comedias insulsas e intrascendentes, pero que, cuanto menos, consiguen sacarte una sonrisa o una carcajada en algún momento. De esta, no puedes esperarte ni eso. Que alguien me devuelva los 5 euros y las dos horas de mi vida que he perdido viendo este bodrio, joder.

7,2
168.280
5
31 de diciembre de 2009
31 de diciembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi impresión general es que Avatar está tremendamente sobrevalorada. Y no me mal interpretéis, no creo que sea una mala película: ni mala ni buena, es, sencillamente, una película de las de pasar el rato.
En lo que sí estoy de acuerdo con la opinión mayoritaria es que los efectos especiales (yo la vi en 3D) son una pasada; y no sólo eso, considero que el mundo de Pandora, a pesar de ser una jungla como cualquier otra, está muy bien representado. También se agradece que los alienígenas estén bien pensados y diseñados, pues seguro que ya estamos todos un poco hartos de los típicos enanos verdes y cabezones.
Y, sobre los que digo en cuanto a efectos especiales, no os dejéis engañar: en la mayoría de películas me suelen importar un comino y no les presto mucha atención; pero he de reconocer que los de Avatar me han dejado francamente impresionado. Vale la pena verlos aunque, como yo, seas un escéptico en esta materia.
Si por la parte buena está el diseño de Pandora y los efectos especiales, todo lo demás es regular o malo. Las actuaciones, sin ser horribles, no son, ni mucho menos, nada del otro jueves. Los personajes no están bien desarrollados y su credibilidad, así como su profundidad emocional, brilla completamente por su total ausencia. El argumento, no es que haga aguas o sea incoherente (hola David Lynch!), pero es previsible a más no poder, y fácilmente lo podría haber firmado cualquier guionista de Disney. Seguro que la mayoría de vosotros ya adivináis como se desarrolla y como acaba nada más empezar. Los efectos especiales sí, muy bonitos, pero el uso del lenguaje cinematográfico y la capacidad para expresar cosas sin palabras no es que sea mala en la película; sino que, directamente, no existe. A todo esto hay que sumarle que tanto el argumento en general, como los personajes en particular son maniqueos a más no poder.
Resumiendo, y a pesar de todo lo dicho con anterioridad, no es mal plan ir a verla la típica tarde aburrida, seguro que entretiene y los efectos y diseños por ordenador (también el 3D si las ves en ese formato) te dejan boquiabierto. Pero, como le hagas caso a muchos críticos y esperes un peliculón, la decepción será tremenda.
En definitiva, Avatar es un regalo con un envoltorio precioso; pero vacío de contenido.
En lo que sí estoy de acuerdo con la opinión mayoritaria es que los efectos especiales (yo la vi en 3D) son una pasada; y no sólo eso, considero que el mundo de Pandora, a pesar de ser una jungla como cualquier otra, está muy bien representado. También se agradece que los alienígenas estén bien pensados y diseñados, pues seguro que ya estamos todos un poco hartos de los típicos enanos verdes y cabezones.
Y, sobre los que digo en cuanto a efectos especiales, no os dejéis engañar: en la mayoría de películas me suelen importar un comino y no les presto mucha atención; pero he de reconocer que los de Avatar me han dejado francamente impresionado. Vale la pena verlos aunque, como yo, seas un escéptico en esta materia.
Si por la parte buena está el diseño de Pandora y los efectos especiales, todo lo demás es regular o malo. Las actuaciones, sin ser horribles, no son, ni mucho menos, nada del otro jueves. Los personajes no están bien desarrollados y su credibilidad, así como su profundidad emocional, brilla completamente por su total ausencia. El argumento, no es que haga aguas o sea incoherente (hola David Lynch!), pero es previsible a más no poder, y fácilmente lo podría haber firmado cualquier guionista de Disney. Seguro que la mayoría de vosotros ya adivináis como se desarrolla y como acaba nada más empezar. Los efectos especiales sí, muy bonitos, pero el uso del lenguaje cinematográfico y la capacidad para expresar cosas sin palabras no es que sea mala en la película; sino que, directamente, no existe. A todo esto hay que sumarle que tanto el argumento en general, como los personajes en particular son maniqueos a más no poder.
Resumiendo, y a pesar de todo lo dicho con anterioridad, no es mal plan ir a verla la típica tarde aburrida, seguro que entretiene y los efectos y diseños por ordenador (también el 3D si las ves en ese formato) te dejan boquiabierto. Pero, como le hagas caso a muchos críticos y esperes un peliculón, la decepción será tremenda.
En definitiva, Avatar es un regalo con un envoltorio precioso; pero vacío de contenido.
9
29 de mayo de 2014
29 de mayo de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No voy a hacer películas que digan a los niños que deben desesperarse y huir; quiero que les digan que es bueno estar vivo.” –Hayao Miyazaki
El cine de Hayao Miyazaki siempre se ha caracterizado por ser mágico, onírico y caótico. Ello, además de dotar a sus películas de un lirismo visual único, ha provocado que sean objeto de literalmente centenares de interpretaciones distintas. Desafortunadamente, un número importante de dichas interpretaciones han sido oscuras y deprimentes, ofreciendo una visión desesperanzadora de la vida y la condición humana. Hayao, un hombre de pocas palabras, y alejado del ojo público, se ha limitado a contestar a dichas afirmaciones con frases tan sencillas y poderosas como la que abre esta crítica.
Por si a estas alturas alguien aún no se había dado cuenta, “El Viento Se Levanta” es clara, honesta e incontestable en su mensaje: por muy agresivo y desolador que sea el mundo exterior, vale la pena vivir. No sólo eso, sino que aún manteniendo el mensaje, Hayao Miyazaki cambia el registro: “El Viento se Levanta” es su obra más madura y más adulta. Al verla, uno no puede evitar la agridulce sensación de que el director pretende despedirse de sus fans, a quienes ha visto crecer, a quienes ha intentado guiar, y a los que quiere decir unas últimas palabras antes de que entren en el mundo de los adultos.
Sea como fuere, se trata de una película deliciosa, en la que encontramos todos los elementos clásicos de su filmografía: el amor por la naturaleza, el crecimiento vital de sus personajes, el respeto a las mujeres (tan poco común en el cine de animación), la mezcla entre sueños y realidad, y el ritmo lento a la par que absorbente de la historia.
No son pocos los paralelismos entre Miyazaki y Jiro, el protagonista de la película, desde su compartido amor por los aviones a su dedicación artesana y completa a su profesión. Tal y como hace Jiro, no cabe duda de que Miyazaki ha aprovechado al máximo sus buenos años de inspiración, trabajando incansablemente para lograr su sueño imposible: acercar el cine de animación a todo el mundo por igual, niño o adulto, occidental u oriental; y hacerlo infundiendo de esperanza el corazón humano, especialmente en las nuevas generaciones, cada vez más perdidas en un mundo inabarcable y de creciente complejidad. Gracias a esta inspiración y este trabajo nos deja joyas como El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke, ya auténticos clásicos, modelos a seguir en el cine de animación. Pero ahora que por fin el viento se ha levantado, tiene que empezar a vivir, a volar. Le espera una esposa, una casa, el recuerdo de unos sueños que ya ha vivido, y un vino excelente. ¿Qué más podría necesitar? Y a nosotros, sus espectadores, los únicos por los que jamás se ha preocupado, nos deja una filmografía deliciosa, digna de inspirar decisiones y actitudes vitales. ¿Qué más podríamos necesitar?
El cine de Hayao Miyazaki siempre se ha caracterizado por ser mágico, onírico y caótico. Ello, además de dotar a sus películas de un lirismo visual único, ha provocado que sean objeto de literalmente centenares de interpretaciones distintas. Desafortunadamente, un número importante de dichas interpretaciones han sido oscuras y deprimentes, ofreciendo una visión desesperanzadora de la vida y la condición humana. Hayao, un hombre de pocas palabras, y alejado del ojo público, se ha limitado a contestar a dichas afirmaciones con frases tan sencillas y poderosas como la que abre esta crítica.
Por si a estas alturas alguien aún no se había dado cuenta, “El Viento Se Levanta” es clara, honesta e incontestable en su mensaje: por muy agresivo y desolador que sea el mundo exterior, vale la pena vivir. No sólo eso, sino que aún manteniendo el mensaje, Hayao Miyazaki cambia el registro: “El Viento se Levanta” es su obra más madura y más adulta. Al verla, uno no puede evitar la agridulce sensación de que el director pretende despedirse de sus fans, a quienes ha visto crecer, a quienes ha intentado guiar, y a los que quiere decir unas últimas palabras antes de que entren en el mundo de los adultos.
Sea como fuere, se trata de una película deliciosa, en la que encontramos todos los elementos clásicos de su filmografía: el amor por la naturaleza, el crecimiento vital de sus personajes, el respeto a las mujeres (tan poco común en el cine de animación), la mezcla entre sueños y realidad, y el ritmo lento a la par que absorbente de la historia.
No son pocos los paralelismos entre Miyazaki y Jiro, el protagonista de la película, desde su compartido amor por los aviones a su dedicación artesana y completa a su profesión. Tal y como hace Jiro, no cabe duda de que Miyazaki ha aprovechado al máximo sus buenos años de inspiración, trabajando incansablemente para lograr su sueño imposible: acercar el cine de animación a todo el mundo por igual, niño o adulto, occidental u oriental; y hacerlo infundiendo de esperanza el corazón humano, especialmente en las nuevas generaciones, cada vez más perdidas en un mundo inabarcable y de creciente complejidad. Gracias a esta inspiración y este trabajo nos deja joyas como El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke, ya auténticos clásicos, modelos a seguir en el cine de animación. Pero ahora que por fin el viento se ha levantado, tiene que empezar a vivir, a volar. Le espera una esposa, una casa, el recuerdo de unos sueños que ya ha vivido, y un vino excelente. ¿Qué más podría necesitar? Y a nosotros, sus espectadores, los únicos por los que jamás se ha preocupado, nos deja una filmografía deliciosa, digna de inspirar decisiones y actitudes vitales. ¿Qué más podríamos necesitar?
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