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Serie

6,4
8.426
3
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ignoro qué película o serie abrió la veda con esto de los "juegos" o pruebas mortales que ponen al límite físico y/o ético a los participantes. Mi corto bagaje me dice que Cube (todos en pie) fue pionera en esto, por lo menos en rodearlo todo de una ambientación casi distópica, pero probablemente me equivoque. De hecho, si te pones a pensar, Perseguido o incluso El hombre del sur de Hitchcock (Dahl) ya tenían algo de esto... Y después de Cube vinieron muchas más.
En cualquier caso, El juego del calamar no fue la primera en este sentido. ¿Qué aportaba El juego del calamar a todo aquel que no es neófito en estas cosas? Estética diferente, el atractivo de ser juegos infantiles, una trama fruto de las relaciones entre los participantes (clásico) que estaba bien cuidada y desarrollada y ese "savoir faire" coreano que a mí personalmente tanto me gusta. La segunda temporada, como suele ocurrir con las series o sagas que intentan estirar el chicle, es peor, bastante peor, diría yo. Tira por tierra todo lo ganado en la primera, como si no se la hubieran tomado en serio. Situaciones demasiado forzadas, actuaciones más bien flojas, algunas demasiado exageradas (aunque diré que la he tenido que ver doblada y eso no ayuda nada, pero nada) y poco desarrollo de la trama.
La temporada tiene siete episodios y no es hasta el tercer capítulo cuando aparecen los juegos grupales. Aunque es cierto que hay algo, a modo de aperitivo, lo cierto es que los dos primeros capítulos transcurren fuera de la isla y se hacen un poco largos. En el tercero empieza la acción de los juegos… con un juego ya conocido, lo que le quita interés a la cosa. Además, donde en la primera temporada si respirabas te detectaban, ahora parece que puedes moverte ligeramente, gritar, etc. pierde bastante fuelle la tensión. De inicio sabes que serán seis juegos, pero llevamos tres capítulos de siete y solo ha aparecido uno. O corren mucho y quedará raro o van muy lentos y quedará tostón. Y siento deciros que es la segunda opción. Todos los capítulos se me hicieron largos.
Los capítulos van pasando y se avanza poco, las subtramas de los participantes -que tienen menos carisma que un tamagochi sin pilas- son "flojérrimas" y los diálogos malísimos. Y la trama fuera de la isla, igualmente floja. Todo ello con una inevitable sensación de “deja vu” pero de “todo a 100”
Y así se llega al último capítulo donde ya da igual. Todo se desmadra pero resulta muy poco creíble, con situaciones casi de vergüenza ajena (tiroteos de risa, las votaciones, lo del barco…) para finalmente darte cuenta de que has invertido siete horas en ver algo que recordabas chulo en su primera temporada, pero que en esta falla por todos lados y ya no sabes si esto es pulpo o calamar.
Lo mejor: Sigue teniendo el interés de ver esos juegos.
Lo peor: Mucho arroz y poco calamar: al final, solo tres juegos y uno de ellos repetido. Falta un personaje en silla de ruedas. Verla doblada. Lo pesado de las largas partes intrascedentes.
En cualquier caso, El juego del calamar no fue la primera en este sentido. ¿Qué aportaba El juego del calamar a todo aquel que no es neófito en estas cosas? Estética diferente, el atractivo de ser juegos infantiles, una trama fruto de las relaciones entre los participantes (clásico) que estaba bien cuidada y desarrollada y ese "savoir faire" coreano que a mí personalmente tanto me gusta. La segunda temporada, como suele ocurrir con las series o sagas que intentan estirar el chicle, es peor, bastante peor, diría yo. Tira por tierra todo lo ganado en la primera, como si no se la hubieran tomado en serio. Situaciones demasiado forzadas, actuaciones más bien flojas, algunas demasiado exageradas (aunque diré que la he tenido que ver doblada y eso no ayuda nada, pero nada) y poco desarrollo de la trama.
La temporada tiene siete episodios y no es hasta el tercer capítulo cuando aparecen los juegos grupales. Aunque es cierto que hay algo, a modo de aperitivo, lo cierto es que los dos primeros capítulos transcurren fuera de la isla y se hacen un poco largos. En el tercero empieza la acción de los juegos… con un juego ya conocido, lo que le quita interés a la cosa. Además, donde en la primera temporada si respirabas te detectaban, ahora parece que puedes moverte ligeramente, gritar, etc. pierde bastante fuelle la tensión. De inicio sabes que serán seis juegos, pero llevamos tres capítulos de siete y solo ha aparecido uno. O corren mucho y quedará raro o van muy lentos y quedará tostón. Y siento deciros que es la segunda opción. Todos los capítulos se me hicieron largos.
Los capítulos van pasando y se avanza poco, las subtramas de los participantes -que tienen menos carisma que un tamagochi sin pilas- son "flojérrimas" y los diálogos malísimos. Y la trama fuera de la isla, igualmente floja. Todo ello con una inevitable sensación de “deja vu” pero de “todo a 100”
Y así se llega al último capítulo donde ya da igual. Todo se desmadra pero resulta muy poco creíble, con situaciones casi de vergüenza ajena (tiroteos de risa, las votaciones, lo del barco…) para finalmente darte cuenta de que has invertido siete horas en ver algo que recordabas chulo en su primera temporada, pero que en esta falla por todos lados y ya no sabes si esto es pulpo o calamar.
Lo mejor: Sigue teniendo el interés de ver esos juegos.
Lo peor: Mucho arroz y poco calamar: al final, solo tres juegos y uno de ellos repetido. Falta un personaje en silla de ruedas. Verla doblada. Lo pesado de las largas partes intrascedentes.

5,6
4.785
3
19 de julio de 2023
19 de julio de 2023
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo me acerco a una cinta ante el interés suscitado tras leer halagos hacia ella. Esta vez, la tarjeta de visita del director es la que parece ir abriendo brecha... pues lo siento, pero para mí es un bodrio de película. Con todas las letras. Es cierto que tengo en lista alguna película anterior de B. Cronenberg, pero empecé con esta, si me quedan ganas de ver las otras, ahora casi mejor, porque no creo que me aburran tanto como Infinity pool.
Partimos de una idea medianamente interesante, la de criticar el snobismo y la diferencia de clases, pero el camino para llegar al fin es insufrible. El desarrollo no es muy malo hasta que se presenta el meollo de la historia, es ahí cuando la película se precipita hacia el vacío de forma irremediable e infumable para el espectador. Lo primero que hay que hacer es un acto de fe (bueno, es ciencia ficción ¿no?) para tragarse lo que plantea el guión, se presupone, pero es que la peli no solo no hace ni un mínimo esfuerzo por hacerlo creíble sino que se presenta de la forma más vacía y tonta posible (spoiler). La tercera vez que esto sucede y que entiendes que ya da igual quién es quién, desconectas totalmente de la película para centrarte en tus cosas: que hago de comer mañana, hay que llamar al tío Paco, cuándo me caducaba la ITV...
B. Cronenberg parece querer hacer un cine que beba del de su padre, profundizando en lo psicológico de sus personajes, rayando lo psicodélico a veces en sus formas... pero aquí no son más que artificios absurdos que no hacen sino hundir del todo una trama que ya ha perdido el norte. Y para las legiones de fans de Mia Goth, no, con Mia Goth no vale. Mia, que tiene papeles muy buenos, parece que se va a convertir en una de esas actrices que los directores piensan que, con ficharla para su muermo de turno, está todo hecho, y no.
Lo mejor: las ganas de hacer una crítica social.
Lo peor: que aburre a las vacas. Lo ridículo del proceso central de la película.
Partimos de una idea medianamente interesante, la de criticar el snobismo y la diferencia de clases, pero el camino para llegar al fin es insufrible. El desarrollo no es muy malo hasta que se presenta el meollo de la historia, es ahí cuando la película se precipita hacia el vacío de forma irremediable e infumable para el espectador. Lo primero que hay que hacer es un acto de fe (bueno, es ciencia ficción ¿no?) para tragarse lo que plantea el guión, se presupone, pero es que la peli no solo no hace ni un mínimo esfuerzo por hacerlo creíble sino que se presenta de la forma más vacía y tonta posible (spoiler). La tercera vez que esto sucede y que entiendes que ya da igual quién es quién, desconectas totalmente de la película para centrarte en tus cosas: que hago de comer mañana, hay que llamar al tío Paco, cuándo me caducaba la ITV...
B. Cronenberg parece querer hacer un cine que beba del de su padre, profundizando en lo psicológico de sus personajes, rayando lo psicodélico a veces en sus formas... pero aquí no son más que artificios absurdos que no hacen sino hundir del todo una trama que ya ha perdido el norte. Y para las legiones de fans de Mia Goth, no, con Mia Goth no vale. Mia, que tiene papeles muy buenos, parece que se va a convertir en una de esas actrices que los directores piensan que, con ficharla para su muermo de turno, está todo hecho, y no.
Lo mejor: las ganas de hacer una crítica social.
Lo peor: que aburre a las vacas. Lo ridículo del proceso central de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo de las clonaciones es ridículo, la sensación es como si simplemente se hiciera un sobornete al policía de turno y se resolviera cualquier problema: "hale, pase, pase"... no parece que realmente se estuviera haciendo lo que se está haciendo, una clonación humana. Claro, que se hace en 10' como con plastilina y a correr, todo perfecto.

6,9
10.954
8
5 de febrero de 2022
5 de febrero de 2022
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Punto de ebullición (¿por qué no se traduce literalmente el título?) es una película notable. Quitémonos de un tirón lo del plano secuencia: sí, hora y media de plano secuencia. Pensé que podría hacerse incómoda o pesada, al transcurrir todo en un escenario tan limitado, pero no, en absoluto. La sensación de inmersión está muy lograda: Desde el momento en que Andy entra en el local, pasas a ser parte de una escena que te atrapa (con su carne cruda delante, con el tintineo de las copas y el rumor de los clientes detrás) y no te suelta la mano hasta el final. Y no puedes irte, te guste o no el plato, esperas al siguiente, aún a sabiendas de que nuevamente, te guste o no el postre, tendrás que estar ahí cuando venga la cuenta. Y vendrá. Philip Barantini, combinando arreones de dureza con lapsos para respirar, consigue con maestría que el espectador se sienta parte de la escena, en ocasiones un miembro más de la plantilla del restaurante, en otras el clásico "vouyer" de mesa de restaurante que todos hemos sido alguna vez.
Entra en acción el reparto. Stephen Graham está brillante, interpretando a Andy Jones, un chef que, desde el principio de la película, intuimos huraño, con algún que otro problema y que pronto descubrimos que es capaz de pasar de 0 a 100 y de 100 a 0 más deprisa que un Ferrari, sin embargo se contiene como puede. Graham representa a la perfección esa lucha interna por salir de la espiral en la que se encuentra su personaje. Su acento "scouse" es un aliciente más. IMPRESCINDIBLE en versión original. Su mano derecha es Vinette Robinson que se come la pantalla, brillante. Contrapunto contenido del Chef Jones y sin embargo la muleta donde el chef se apoya para seguir en pie. No te la pierdas. El contrapunto fuerte lo ejerce Hannah Walters, interpretando a la jefa del local y, aunque su aportación es a cuentagotas, es acertada y aporta un elemento de presión interesante, unos minutillos más de fuego a esa cazuela que poco a poco se encamina a su punto de ebullición. Por último, podemos hablar de Jason Flemyng, que interpreta a un antiguo compañero del Chef Jones y que parece haber triunfado tras la separación, que tiene reserva para el servicio de cena... Probablemente, de los personajes principales, el menos convincente, al igual que Graham transmite perfectamente la desesperación, Flemyng no llega a calar tanto, si bien es cierto que su personaje no lo tiene tan fácil y que tiene que "interpretar" dentro de la película. ¿El resto? quedan sin duda en un segundo plano, a pesar de ser indispensables, sin duda, para una historia con diferentes aristas.
Poco diré sobre la historia en sí: una noche en la vida de un hombre cuya vida se tambalea.
Otra noche de curro de un joven que sirve bebidas, para sacarse unos billetes y gastárselos con su novia.
Otra noche de puteo de una chef que quiere llegar lejos y sabe que tiene que pasar por ahí.
Otra noche que permite a un chico distraerse y no cruzar la línea.
Otra noche lejos de tu familia, sudando por cuatro perras que enviar a tu país.
Otra noche que tienes que aguantar a gilipollas que se creen Dios y no partirles la cara.
Otra noche que te recuerda que en pleno siglo XXI sigue habiendo racismo.
Es una noche de trabajo, una noche más... ¿El escenario? Simplemente es el vehículo y a fe que muy muy bien conducido, quizá ayude que Barantini haya trabajado dentro de una cocina durante años. Convence.
Lo mejor: Robinson y Graham se comen la escena. La inmersión está muy lograda.
Lo peor: No verla en versión original. No entender -del todo- el título de la crítica.
Entra en acción el reparto. Stephen Graham está brillante, interpretando a Andy Jones, un chef que, desde el principio de la película, intuimos huraño, con algún que otro problema y que pronto descubrimos que es capaz de pasar de 0 a 100 y de 100 a 0 más deprisa que un Ferrari, sin embargo se contiene como puede. Graham representa a la perfección esa lucha interna por salir de la espiral en la que se encuentra su personaje. Su acento "scouse" es un aliciente más. IMPRESCINDIBLE en versión original. Su mano derecha es Vinette Robinson que se come la pantalla, brillante. Contrapunto contenido del Chef Jones y sin embargo la muleta donde el chef se apoya para seguir en pie. No te la pierdas. El contrapunto fuerte lo ejerce Hannah Walters, interpretando a la jefa del local y, aunque su aportación es a cuentagotas, es acertada y aporta un elemento de presión interesante, unos minutillos más de fuego a esa cazuela que poco a poco se encamina a su punto de ebullición. Por último, podemos hablar de Jason Flemyng, que interpreta a un antiguo compañero del Chef Jones y que parece haber triunfado tras la separación, que tiene reserva para el servicio de cena... Probablemente, de los personajes principales, el menos convincente, al igual que Graham transmite perfectamente la desesperación, Flemyng no llega a calar tanto, si bien es cierto que su personaje no lo tiene tan fácil y que tiene que "interpretar" dentro de la película. ¿El resto? quedan sin duda en un segundo plano, a pesar de ser indispensables, sin duda, para una historia con diferentes aristas.
Poco diré sobre la historia en sí: una noche en la vida de un hombre cuya vida se tambalea.
Otra noche de curro de un joven que sirve bebidas, para sacarse unos billetes y gastárselos con su novia.
Otra noche de puteo de una chef que quiere llegar lejos y sabe que tiene que pasar por ahí.
Otra noche que permite a un chico distraerse y no cruzar la línea.
Otra noche lejos de tu familia, sudando por cuatro perras que enviar a tu país.
Otra noche que tienes que aguantar a gilipollas que se creen Dios y no partirles la cara.
Otra noche que te recuerda que en pleno siglo XXI sigue habiendo racismo.
Es una noche de trabajo, una noche más... ¿El escenario? Simplemente es el vehículo y a fe que muy muy bien conducido, quizá ayude que Barantini haya trabajado dentro de una cocina durante años. Convence.
Lo mejor: Robinson y Graham se comen la escena. La inmersión está muy lograda.
Lo peor: No verla en versión original. No entender -del todo- el título de la crítica.
7
30 de abril de 2024
30 de abril de 2024
31 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya sorpresa esta mesita del comedor, eso sí, una sorpresa más negra que mi suerte.
Podríamos encasillar la película en el género "terror psicológico" aunque sin duda también tiene tintes de comedia negra. Caye Casas se atreve con descaro y soltura con un guión que no es fácil de desarrollar... ni de explicar aquí sin caer en la revelación innecesaria de detalles. Simplemente diré que la película está grabada sin complejos, llevando adelante el guión con valentía (para lo que es el panorama patrio), con un buen montaje y jugando con el espectador de forma casi magistral o, si me he venido arriba, por lo menos con buen oficio.
Intercalando guiños cómicos y costumbrismo casposo consigue que no te vayas... y entonces, cuando quieres darte cuenta, te ha atrapado, te ha pegado al asiento (en el peor de los sentidos) no con avidez de ver más, sino pegado con una maloliente brea que te hace querer volver atrás y empezar de cero, deseando que nunca se hubiera comprado la puta mesita del comedor.
Si a todo esto le sumas que no salen los de siempre y una banda sonora original soberbia (de Bambikina) que te martillea y mece a partes iguales, el producto final es notable. Sí señor.
Lo mejor: Que es negra. Más chunga que hablar de sexo con tu suegro. Tener en nuestro cine cosas diferentes. La banda sonora.
Lo peor: En alguna ocasión, en algún detalle, destila un poco de tufillo a telefilm, pero se perdona.
Podríamos encasillar la película en el género "terror psicológico" aunque sin duda también tiene tintes de comedia negra. Caye Casas se atreve con descaro y soltura con un guión que no es fácil de desarrollar... ni de explicar aquí sin caer en la revelación innecesaria de detalles. Simplemente diré que la película está grabada sin complejos, llevando adelante el guión con valentía (para lo que es el panorama patrio), con un buen montaje y jugando con el espectador de forma casi magistral o, si me he venido arriba, por lo menos con buen oficio.
Intercalando guiños cómicos y costumbrismo casposo consigue que no te vayas... y entonces, cuando quieres darte cuenta, te ha atrapado, te ha pegado al asiento (en el peor de los sentidos) no con avidez de ver más, sino pegado con una maloliente brea que te hace querer volver atrás y empezar de cero, deseando que nunca se hubiera comprado la puta mesita del comedor.
Si a todo esto le sumas que no salen los de siempre y una banda sonora original soberbia (de Bambikina) que te martillea y mece a partes iguales, el producto final es notable. Sí señor.
Lo mejor: Que es negra. Más chunga que hablar de sexo con tu suegro. Tener en nuestro cine cosas diferentes. La banda sonora.
Lo peor: En alguna ocasión, en algún detalle, destila un poco de tufillo a telefilm, pero se perdona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La parte en la que ella se entera de que la mesita se ha roto es sencillamente magnífica. Dolorosamente graciosa, quieres reírte con ella, pero no puedes, quieres coger al otro de la pechera, pero tampoco; a esas alturas estás tan paralizado como él.
6
22 de octubre de 2023
22 de octubre de 2023
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante propuesta. Es innegable que La llegada logra bastante con muy poco, aunque me deja cierto sabor agridulce. Y me explico. Una de las virtudes de la cinta es también su punto flaco y es la sencillez en todo su desarrollo. La película transcurre en su totalidad (salvo el breve inicio) en un control de entrada de pasajeros de un aeropuerto y no es la primera vez que vemos películas tan limitadas en cuanto a personajes y escenarios, de hecho las hay mucho más "minimalistas" en este sentido, sin embargo el guión resulta escaso, con un conflicto simple y un desarrollo también simple, como si se tratara de un corto. Los directores juegan la baza del thriller psicológico con cierto brío, haciendo un ejercicio de malabarismo cinematográfico para llevar el asunto hasta los 70 minutos. Poco para un largo, mucho para un corto. Y a ratos funciona muy bien, como buen thriller, escondiendo las cartas pero haciendo que los personajes pongan cara de farol, para que sospeches que llevan juego, aunque no sepas qué. Sin embargo en algunos momentos sientes que la tensión podría haberse resuelto antes o que alguien podía haber tenido otro as bajo la manga.
En cualquier caso, tiene mucho mérito desarrollar esta idea tan sencilla de una forma tan efectiva y mantenerla; si se logra con éxito, es sin duda gracias a las actuaciones que son soberbias, sin duda lo mejor de la película. Por último, destacar un final brillantemente ejecutado, de los que más me han gustado en los últimos tiempos junto con el de Pearl.
En definitiva, una película que te hará pasar un buen rato, ni muy largo, ni muy corto. Y eso se agradece.
Lo peor: A pesar de su corta duración como largometraje hay momentos en los que se hace "poco llevadera", la brillantez de las actuaciones no es suficiente para sostener la simpleza del guión en esos tramos.
Lo mejor: Las actuaciones, en especial de los protagonistas. El final es sencillamente magnífico, música incluida.
En cualquier caso, tiene mucho mérito desarrollar esta idea tan sencilla de una forma tan efectiva y mantenerla; si se logra con éxito, es sin duda gracias a las actuaciones que son soberbias, sin duda lo mejor de la película. Por último, destacar un final brillantemente ejecutado, de los que más me han gustado en los últimos tiempos junto con el de Pearl.
En definitiva, una película que te hará pasar un buen rato, ni muy largo, ni muy corto. Y eso se agradece.
Lo peor: A pesar de su corta duración como largometraje hay momentos en los que se hace "poco llevadera", la brillantez de las actuaciones no es suficiente para sostener la simpleza del guión en esos tramos.
Lo mejor: Las actuaciones, en especial de los protagonistas. El final es sencillamente magnífico, música incluida.
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