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6,3
20.296
7
28 de abril de 2016
28 de abril de 2016
155 de 182 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un ejemplo perfecto de película de terror/drama que trasciende a su género y, además de provocar sustos y tensión, habla de nuestra sociedad.
Sí: como película de terror es muy buena. El punto de vista de su inestable personaje nos tiene en tensión toda la película. ¿Ve fantasmas donde nos los hay? ¿Es esto en realidad un drama sobre los daños psicológicos que provoca una pérdida irreparable, o una cinta de suspense en plan "Diez negritos"? Pues ambas cosas. Y más aún.
A lo largo de toda la película, hay una cuestión que planea todo el rato sobre las interacciones de los personajes, y que básicamente simboliza la forma en que nuestra sociedad asume el dolor y la pérdida. ¿Tienen razón la ex mujer y su nuevo marido cuando dicen que el sufrimiento es opcional y que se puede superar absolutamente todo, o tiene razón él cuando trata de expresar que la superación completa y el no-dolor es una falta de responsabilidad y de autoengaño frente a la pérdida del ser querido?
Sigo en la zona spoiler.
Sí: como película de terror es muy buena. El punto de vista de su inestable personaje nos tiene en tensión toda la película. ¿Ve fantasmas donde nos los hay? ¿Es esto en realidad un drama sobre los daños psicológicos que provoca una pérdida irreparable, o una cinta de suspense en plan "Diez negritos"? Pues ambas cosas. Y más aún.
A lo largo de toda la película, hay una cuestión que planea todo el rato sobre las interacciones de los personajes, y que básicamente simboliza la forma en que nuestra sociedad asume el dolor y la pérdida. ¿Tienen razón la ex mujer y su nuevo marido cuando dicen que el sufrimiento es opcional y que se puede superar absolutamente todo, o tiene razón él cuando trata de expresar que la superación completa y el no-dolor es una falta de responsabilidad y de autoengaño frente a la pérdida del ser querido?
Sigo en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película, como vemos al final, se decanta claramente por la segunda opción, y pone el dedo en la llaga de esa filosofía tan de moda desde hace unos cuantos años de verlo todo con "positividad". Lo vemos en las tazas, en las camisetas, en los anuncios, en las libretas: todo es maravilloso y todos somos geniales.
Pues no. No todo tiene un lado bueno, no, el dolor no es siempre evitable (y los que afirman evitarlo quizás simplemente se estén autoengañando y enterrándolo más hondo, tal vez con ayuda química), no, no sirve de nada sonreír como una marioneta todo el rato y pintar los problemas con una capa de purpurina rosa. Yo lo llamo "la dictadura del buen rollo", porque por culpa de esta moda, para determinadas personas, ya el solo hecho de quejarse de algo y reconocer que no todo es maravilloso es visto como algo "tóxico". Y está claro que tampoco nos podemos ir al extremo contrario y anclarnos en el pesimismo absoluto, donde lo único que hay que hacer es quejarse y no tratar de cambiar las cosas. La tristeza es parte de la vida, y el quejarse y hablar de las cosas que nos duelen es también una manera de encauzarlas de alguna manera, de reconocer su existencia y tratar de convivir con ellas.
Desde luego un mensaje así no es lo que uno se espera cuando se mete a ver una peli con esta premisa, y es por esta capacidad de funcionar perfectamente tanto a nivel de simple película de terror, como a nivel mas profundo, como comentario social, por lo que me parece que esta peli se eleva muy por encima de lo que estamos acostumbrados a ver. Karyn Kusama se había llevado unos palos tremendos por sus anteriores películas, y pese a que desde luego no era una maravilla, me parecía que Aeon Flux contenía algún apunte interesante, por lo que me alegro de ver la recepción tan buena que ha tenido esta última película suya, y que se la reconozca por el trabajo tan especial que ha hecho.
Pues no. No todo tiene un lado bueno, no, el dolor no es siempre evitable (y los que afirman evitarlo quizás simplemente se estén autoengañando y enterrándolo más hondo, tal vez con ayuda química), no, no sirve de nada sonreír como una marioneta todo el rato y pintar los problemas con una capa de purpurina rosa. Yo lo llamo "la dictadura del buen rollo", porque por culpa de esta moda, para determinadas personas, ya el solo hecho de quejarse de algo y reconocer que no todo es maravilloso es visto como algo "tóxico". Y está claro que tampoco nos podemos ir al extremo contrario y anclarnos en el pesimismo absoluto, donde lo único que hay que hacer es quejarse y no tratar de cambiar las cosas. La tristeza es parte de la vida, y el quejarse y hablar de las cosas que nos duelen es también una manera de encauzarlas de alguna manera, de reconocer su existencia y tratar de convivir con ellas.
Desde luego un mensaje así no es lo que uno se espera cuando se mete a ver una peli con esta premisa, y es por esta capacidad de funcionar perfectamente tanto a nivel de simple película de terror, como a nivel mas profundo, como comentario social, por lo que me parece que esta peli se eleva muy por encima de lo que estamos acostumbrados a ver. Karyn Kusama se había llevado unos palos tremendos por sus anteriores películas, y pese a que desde luego no era una maravilla, me parecía que Aeon Flux contenía algún apunte interesante, por lo que me alegro de ver la recepción tan buena que ha tenido esta última película suya, y que se la reconozca por el trabajo tan especial que ha hecho.

6,6
21.030
3
26 de abril de 2024
26 de abril de 2024
78 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alex Garland es un autor con una obra muy interesante a sus espaldas (en particular, Ex Machina y DEVS), y eso me hacía tener muchas expectativas sobre esta película. Además, debido a su tema, poseía un enorme potencial, de fuerte resonancia con la actualidad, vista la situación actual ya no solo en EEUU sino en muchos otros países del mundo. Bien, pues a la porra todo ese potencial. La película no solo me parece floja, sino irritante debido a numerosas decisiones de guion.
La primera y más lamentable es la decisión consciente del autor de evitar toda explicación del trasfondo de esta guerra. No sabemos qué la causó, no sabemos qué ideas defiende cada bando (curiosamente, para confundir más al espectador a este respecto, los dos estados asociados en la peli son, políticamente, el ying y el yang en el mundo real), no sabemos qué pretende el presidente, más allá de alguna ligera pincelada que insinúa que es un tanto dictatorial. Estando así las cosas, ya cuesta implicarse mucho en esta guerra. Pero en fin, el tema de fondo parece ser que las guerras son malas (que también hay que decirlo, vaya perogrullada), y para eso los motivos del conflicto dan igual, ¿no?
Pues no, porque la obra hace aguas por más sitios. Los cuatro protagonistas nunca llegan a estar bien definidos, y sus comportamientos van de lo abofeteable a lo incomprensible pasando por lo incongruente, con la única excepción del hombre mayor, de lo poco salvable de la peli. Kirsten Dunst es una actriz excelente, pero aquí tiene muy mal material de base, y solo logra transmitir una vaga sensación de pesadumbre y cinismo (mención aparte merece su repentino ataque de terror cuando se adentran en el capitolio, ¿se ha vuelto una floja de repente o qué?). Su compi parece tomarse todo a coña, no sé si muy consciente de la gravedad de la situación, hasta que decide tener un súbito ataque de nervios cuando ocurre cierto suceso, reacción que inexplicablemente no se repite cuando esta circunstancia vuelve a suceder. La peor sin duda en la reportera novata, que parte de la comprensible inocencia inicial hasta su repentina e injustificada transformación final en aguerrida fotógrafa de guerra (mientras la pobre Dunst hace el cambio inverso). Por no hablar de lo inverosímil y gratuito que resulta que haga fotos con cámara analógica provista de carretes en b/n, y avance en medio de una devastadora guerra civil cargando con un equipo portátil de revelado de fotos. Pero, en medio, los cuatro protagonizan una escena que merece párrafo aparte.
Hace un rato comentaba que los personajes (¿y la propia peli, con sus uso de cancioncitas incongruentemente animadas?) no parecen tomarse muy en serio la guerra en la que están metidos. Bien, pues la escena cumbre a este respecto ocurre cuando la chavala y un reportero asiático que parece un mochilero fumeta deciden intercambiarse de coche en una escena ridícula e incoherente con el contexto. Dejando de lado lo estúpido de la escena, es obvio que es un recurso de guión para separar a la chica de "mamá Kirsten", y efectivamente a renglón seguido tienen lugar las consecuencias de la estupidez de los personajes, solo salvados por cierta intervención de un tercero en una escena digna de peli estilo Fast & Furious (nada en contra de esas pelis, pero ¿quizás una escena así sobra en un supuesto drama serio sobre lo horrible que es una guerra?).
Hipócritamente, los personajes, en varios momentos, hablan con desdén de las personas que han decidido "hacer como si esa guerra no existiera". Y digo hipócritamente porque ellos mismos actúan por el puro interés de obtener la mejor foto posible, de manera completamente despegada y amoral. Ellos sí están "interesados" en la guerra, pero no porque esta les horrorice, sino porque les da la posibilidad de sacar "fotazas". ¿En serio les da esto derecho a adoptar esa pose de superioridad moral?
Pero, finalmente, qué más da, si el propio director parece tratar esta guerra como el mero telón de fondo de un videojuego en el que se avanza por fases. Según llegamos al clímax, las escenas bélicas son cada vez más de cartón piedra, con soldados pegando tiros y haciendo cosas (¿a qué viene ese tubo de luz para una habitación perfectamente ilumimada?) sin ton ni son ni ningún sentido de la progresión narrativa. El "momentazo" final, no haré spoilers, es completamente gratuito, y encima viene acompañado de un cliché dramático mil veces visto en, de nuevo, decenas de pelis de acción y superhéroes.
Y hala, un último diálogo gratuito y vacío de contenido con el presidente, y dentro canción tontita y despreocupada. Espero que Alex Garland no siga por aquí o lo perderemos del todo.
La primera y más lamentable es la decisión consciente del autor de evitar toda explicación del trasfondo de esta guerra. No sabemos qué la causó, no sabemos qué ideas defiende cada bando (curiosamente, para confundir más al espectador a este respecto, los dos estados asociados en la peli son, políticamente, el ying y el yang en el mundo real), no sabemos qué pretende el presidente, más allá de alguna ligera pincelada que insinúa que es un tanto dictatorial. Estando así las cosas, ya cuesta implicarse mucho en esta guerra. Pero en fin, el tema de fondo parece ser que las guerras son malas (que también hay que decirlo, vaya perogrullada), y para eso los motivos del conflicto dan igual, ¿no?
Pues no, porque la obra hace aguas por más sitios. Los cuatro protagonistas nunca llegan a estar bien definidos, y sus comportamientos van de lo abofeteable a lo incomprensible pasando por lo incongruente, con la única excepción del hombre mayor, de lo poco salvable de la peli. Kirsten Dunst es una actriz excelente, pero aquí tiene muy mal material de base, y solo logra transmitir una vaga sensación de pesadumbre y cinismo (mención aparte merece su repentino ataque de terror cuando se adentran en el capitolio, ¿se ha vuelto una floja de repente o qué?). Su compi parece tomarse todo a coña, no sé si muy consciente de la gravedad de la situación, hasta que decide tener un súbito ataque de nervios cuando ocurre cierto suceso, reacción que inexplicablemente no se repite cuando esta circunstancia vuelve a suceder. La peor sin duda en la reportera novata, que parte de la comprensible inocencia inicial hasta su repentina e injustificada transformación final en aguerrida fotógrafa de guerra (mientras la pobre Dunst hace el cambio inverso). Por no hablar de lo inverosímil y gratuito que resulta que haga fotos con cámara analógica provista de carretes en b/n, y avance en medio de una devastadora guerra civil cargando con un equipo portátil de revelado de fotos. Pero, en medio, los cuatro protagonizan una escena que merece párrafo aparte.
Hace un rato comentaba que los personajes (¿y la propia peli, con sus uso de cancioncitas incongruentemente animadas?) no parecen tomarse muy en serio la guerra en la que están metidos. Bien, pues la escena cumbre a este respecto ocurre cuando la chavala y un reportero asiático que parece un mochilero fumeta deciden intercambiarse de coche en una escena ridícula e incoherente con el contexto. Dejando de lado lo estúpido de la escena, es obvio que es un recurso de guión para separar a la chica de "mamá Kirsten", y efectivamente a renglón seguido tienen lugar las consecuencias de la estupidez de los personajes, solo salvados por cierta intervención de un tercero en una escena digna de peli estilo Fast & Furious (nada en contra de esas pelis, pero ¿quizás una escena así sobra en un supuesto drama serio sobre lo horrible que es una guerra?).
Hipócritamente, los personajes, en varios momentos, hablan con desdén de las personas que han decidido "hacer como si esa guerra no existiera". Y digo hipócritamente porque ellos mismos actúan por el puro interés de obtener la mejor foto posible, de manera completamente despegada y amoral. Ellos sí están "interesados" en la guerra, pero no porque esta les horrorice, sino porque les da la posibilidad de sacar "fotazas". ¿En serio les da esto derecho a adoptar esa pose de superioridad moral?
Pero, finalmente, qué más da, si el propio director parece tratar esta guerra como el mero telón de fondo de un videojuego en el que se avanza por fases. Según llegamos al clímax, las escenas bélicas son cada vez más de cartón piedra, con soldados pegando tiros y haciendo cosas (¿a qué viene ese tubo de luz para una habitación perfectamente ilumimada?) sin ton ni son ni ningún sentido de la progresión narrativa. El "momentazo" final, no haré spoilers, es completamente gratuito, y encima viene acompañado de un cliché dramático mil veces visto en, de nuevo, decenas de pelis de acción y superhéroes.
Y hala, un último diálogo gratuito y vacío de contenido con el presidente, y dentro canción tontita y despreocupada. Espero que Alex Garland no siga por aquí o lo perderemos del todo.
5
19 de diciembre de 2023
19 de diciembre de 2023
47 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha dejado una sensación agridulce, pero no solo por su contenido y su final, sino por la sensación de que aquí había un potencial que no se ha terminado de explotar, y, sobre todo, porque siento que bajo la cuidadísima producción... No sé qué me quieren contar; es más, no sé si me quieren contar algo.
No voy a incidir mucho en el aspecto formal porque ya se ha hablado bastante de él, y todos los halagos son merecidos: la fotografía, la animación, el sonido (!), la música, todo es una delicia para los sentidos y se merece todos los premios del mundo.
Sin embargo, a nivel de guión, como decía al principio, hay como un hueco en el interior de la película. El planteamiento, sin ir más lejos, encierra una oscuridad que la peli nunca se plantea abordar: ¿por qué tienen sentimientos los robots? ¿Pueden elegir amar a sus "dueños" o básicamente están programados así y no tienen más remedio? ¿Es amor de verdad lo que sienten? ¿Y sus dueños? ¿Sienten de verdad amor por los robots? ¿O quizás están tan rotos y vacíos por dentro que únicamente están aferrándose al facsímil más cercano al amor al que pueden acceder?
Veía la peli y cada vez más me asaltaba la idea de que estas preguntas nunca, durante la escritura del guión, se las planteó nadie... O, si lo hicieron, prefirieron hacerse los suecos en busca de obtener una obra más amable. Sin embargo, el guión sí dedica tiempo a subtramas que pueden ser más bonitas, tener más o menos interés, pero al final son relleno puro y duro sin un impacto real en la trama.
En fin. Creo que la peli podía haber ofrecido otro punto de vista sobre el fenómeno de la soledad y cómo nuestra sociedad trata de sepultarla (más que afrontarla) con sucedáneos tecnológicos del amor y la amistad, un poco al estilo de Her y otras obras, pero finalmente decide quedarse en un cuento bonito, y me parece, la verdad, una lástima.
No voy a incidir mucho en el aspecto formal porque ya se ha hablado bastante de él, y todos los halagos son merecidos: la fotografía, la animación, el sonido (!), la música, todo es una delicia para los sentidos y se merece todos los premios del mundo.
Sin embargo, a nivel de guión, como decía al principio, hay como un hueco en el interior de la película. El planteamiento, sin ir más lejos, encierra una oscuridad que la peli nunca se plantea abordar: ¿por qué tienen sentimientos los robots? ¿Pueden elegir amar a sus "dueños" o básicamente están programados así y no tienen más remedio? ¿Es amor de verdad lo que sienten? ¿Y sus dueños? ¿Sienten de verdad amor por los robots? ¿O quizás están tan rotos y vacíos por dentro que únicamente están aferrándose al facsímil más cercano al amor al que pueden acceder?
Veía la peli y cada vez más me asaltaba la idea de que estas preguntas nunca, durante la escritura del guión, se las planteó nadie... O, si lo hicieron, prefirieron hacerse los suecos en busca de obtener una obra más amable. Sin embargo, el guión sí dedica tiempo a subtramas que pueden ser más bonitas, tener más o menos interés, pero al final son relleno puro y duro sin un impacto real en la trama.
En fin. Creo que la peli podía haber ofrecido otro punto de vista sobre el fenómeno de la soledad y cómo nuestra sociedad trata de sepultarla (más que afrontarla) con sucedáneos tecnológicos del amor y la amistad, un poco al estilo de Her y otras obras, pero finalmente decide quedarse en un cuento bonito, y me parece, la verdad, una lástima.

5,8
6.587
7
7 de septiembre de 2015
7 de septiembre de 2015
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la típica (o no tanto) película que surge cada cierto tiempo y que trata diversos temas muy específicos de nuestra sociedad. En este caso se trata de ese síndrome de Peter Pan que empieza a acecharte a esas edades en que empiezas a decir cosas como "ah, esta canción estaba muy de moda en mi época", y de pronto caes en que la vida no para de avanzar, y el tiempo que te queda para hacer todo aquello que deseabas empieza a no ser tan eterno como creías. En la película este mensaje cristaliza claramente cuando Ben Stiller expresa con resignación que a su edad hay cosas que ya no hará, y por parte de Jamie, el hipster veinteañero, cuando expresa que a veces siente, por absurdo que sea, que él nunca se va a hacer viejo y morir. Que levante la mano el que nunca haya sentido esto cuando ha tratado con un anciano.
Por otro lado queda el fantástico retrato de ese subtipo social llamado "hipster", que sutilmente ha comenzado a proliferar en las ciudades. Respecto a ellos, el director adopta un papel un tanto ambivalente, ya que si bien por un lado alaba su vitalidad, su entusiasmo, su entrega, etc., por otro lado se burla de su pretenciosidad, de su pose y de la absurdez de ciertos tics caracterísiticos, como el amor por lo analógico. (Y aquí lamento que la peli no haya incluido ningún diálogo sobre el eterno debate de vinilo versus CD; ese pobre y denostado formato que no tiene a su favor ni la practicidad total del mp3 ni el aura cool del vinilo, con lo que hay quedado en un triste limbo sin nadie para reivindicarlo; así que termino ya este largo paréntesis rompiendo una lanza en favor de él, por sus virtudes intermedias como objeto físico y por ello tangible y valioso, pero al mismo tiempo práctico y resistente). En fin, la película claramente está contada desde el punto de vista de los "cuarentones", así que gran parte del humor proviene de la perplejidad de estos ante ciertos comportamientos de sus nuevos amigos guays.
... Y todo esto conduce a un lamentable final que resta puntos a la peli. Hasta este momento la trama se movía en una interesante zona ambigua, en la que se exploraba cómo los personajes, al mismo tiempo que se sentían algo alienados tanto con sus amigos de su edad que habían sido padres como con sus nuevos amigos hipsters, sacaban sin embargo cosas positivas de esta nueva relación (la pasión renovada, nuevas aficiones y descubrimientos). Y quizás esto podría haber llevado a una reflexión sobre cómo uno a veces puede sentirse un poco en tierra de nadie, pero a partir de esa desorientación, construir su propio mundo. Pero no, nada de sutilezas. La moraleja final queda bien masticada y cómodamente conservadora. Sigo en la zona spoiler.
Por otro lado queda el fantástico retrato de ese subtipo social llamado "hipster", que sutilmente ha comenzado a proliferar en las ciudades. Respecto a ellos, el director adopta un papel un tanto ambivalente, ya que si bien por un lado alaba su vitalidad, su entusiasmo, su entrega, etc., por otro lado se burla de su pretenciosidad, de su pose y de la absurdez de ciertos tics caracterísiticos, como el amor por lo analógico. (Y aquí lamento que la peli no haya incluido ningún diálogo sobre el eterno debate de vinilo versus CD; ese pobre y denostado formato que no tiene a su favor ni la practicidad total del mp3 ni el aura cool del vinilo, con lo que hay quedado en un triste limbo sin nadie para reivindicarlo; así que termino ya este largo paréntesis rompiendo una lanza en favor de él, por sus virtudes intermedias como objeto físico y por ello tangible y valioso, pero al mismo tiempo práctico y resistente). En fin, la película claramente está contada desde el punto de vista de los "cuarentones", así que gran parte del humor proviene de la perplejidad de estos ante ciertos comportamientos de sus nuevos amigos guays.
... Y todo esto conduce a un lamentable final que resta puntos a la peli. Hasta este momento la trama se movía en una interesante zona ambigua, en la que se exploraba cómo los personajes, al mismo tiempo que se sentían algo alienados tanto con sus amigos de su edad que habían sido padres como con sus nuevos amigos hipsters, sacaban sin embargo cosas positivas de esta nueva relación (la pasión renovada, nuevas aficiones y descubrimientos). Y quizás esto podría haber llevado a una reflexión sobre cómo uno a veces puede sentirse un poco en tierra de nadie, pero a partir de esa desorientación, construir su propio mundo. Pero no, nada de sutilezas. La moraleja final queda bien masticada y cómodamente conservadora. Sigo en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y es que finalmente los nuevos amiguitos vitales, entusiastas y "auténticos" se revelan como unos tipos manipuladores, calculadores y profundamente ambiciosos, sobre todo en el caso de Jamie, que francamente me parece que hace tick en todas las casillas de algún probable trastorno sociopático narcisisa-manipulador. Y el problema no es ese, el problema es que el director pese a todo se echa atrás a la hora de mojarse, y al final todo acaba en una bonita lección moral para Ben Stiller, que tiene que asumir su edad (vale, bien), pero también disculpa a Jamie, porque "no es malo, sólo joven". ¿Perdón? ¿Hablamos del mismo psicópata que se dedica a grabarte con su cámara de mano con expresión hueca mientras tienes una crisis nerviosa y le echas en cara lo manipulador que ha sido contigo? ¿Mientras el resto de gente lo presencia todo como si esto fuera lo más normal del mundo, porque al fin y al cabo "su peli es buena", y eso ya lo justifica todo? Algo chirría.
Pero mucho más chirría que la peli, en su máximo apogeo de conservadurismo aterrorizado, ponga el punto final haciendo que Stiller y Watts adopten a un nene. ¿No habíamos quedado en que habían decidido que la parernidad no era la suyo? ¿Era demasiado atrevido y escandaloso permitir que los personajes se mantengan firmes en su decisión de, glups, no ser padres? Así que nada, lo dejamos en que todo el mundo en el fondo es bueno, y la gente lo único que desea en la vida realmente es ser papá.
Pese a todo, le casco una buena nota porque está repelta de momentos geniales, es interesantísima hasta este final, y los actores (sobre todo Watts, que es un portento de los pies a la cabeza) están todos maravillosos en sus papeles.
Pero mucho más chirría que la peli, en su máximo apogeo de conservadurismo aterrorizado, ponga el punto final haciendo que Stiller y Watts adopten a un nene. ¿No habíamos quedado en que habían decidido que la parernidad no era la suyo? ¿Era demasiado atrevido y escandaloso permitir que los personajes se mantengan firmes en su decisión de, glups, no ser padres? Así que nada, lo dejamos en que todo el mundo en el fondo es bueno, y la gente lo único que desea en la vida realmente es ser papá.
Pese a todo, le casco una buena nota porque está repelta de momentos geniales, es interesantísima hasta este final, y los actores (sobre todo Watts, que es un portento de los pies a la cabeza) están todos maravillosos en sus papeles.
18 de enero de 2013
18 de enero de 2013
31 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ví esta película recomendada por una de mis mejores amigas, y bueno... Está claro que se puede querer a una persona y no compartir para nada determinados gustos.
Hay películas que ter resultan aburridas, otras te parecen tontas, otras insípidas, otras simple y llanamente malas... Pero debe de tener algún mérito que algunas, como esta, te provoquen un odio tan totalmente absoluto y visceral. ODIO esta película. Y la razón: sus personajes, el trato que guionista y director les dan, y el que reciben a cambio los desdichados secundarios de este perverso cuento relleno de maldad y cubierto de colorines en plan Amelie. Es una señal preocupante cuando te provocan más empatía los secundarios que los dos psicópatas crueles y carentes de compasión que llevan el rol de protagonistas.
Esta película es un ejemplo perfecto de moralidad centrada en el protagonista: mientras algo no le afecte a este, todo está bien, y a los demás que les den. ¿Que un autobus va lleno de niños y sin frenos cuesta abajo, perseguido por el pobre conductor (que si no recuerdo mal encima trataba de ayudar a la niña protagonista), todo ello rodado en tono de comedia? Bueno, qué importa, ¡¡¡que se mueran!!! Lo que importa es que el niño le demostró a la niña lo caballeroso que es.
El padre merece un párrafo aparte. El director, como un niño malcriado y rencoroso al que no le dejan jugar por haber roto el jarrón, pinta al padre como un hombre frío y distante, incapaz de entender a su hijo y comprender su maravilloso mundo de algodón de azúcar y caramelitos y cositas de colorines. Al fin y al cabo, tampoco es tan grave quedarte viudo con un niño de siete años, ¿verdad? Ni que la mejor amiga de este se presente en el funeral y se burle de la ceremonia (¡Qué super gracioso y divertido!). Ni tampoco es para ponerse tan serio porque tu hijo vaya por la vida sin hacer nada. Y desde luego no tiene nada de malo que se case y tenga hijos pero en el fondo se la sude completamente su familia y los deje tirados a las primeras de cambio, ¿no? En un momento dado, el padre invita a casa a esa niña que se burló en el funeral de su mujer porque comprende que sólo así ayudará a su hijo a superar un momento tan duro como la muerte de su madre. ¡Pero ni por un segundo esperes que este ínfimo acto de sacrificio y compasión le sea agradecido al padre, tanto por parte de su hijo como por parte del director de la película! Recuerda: los personajes secundarios son malos y/o tontos, porque no entienden el mundo de fantasía y el juego que los dos protagonistas se traen entre manos, y todo lo que no sea ellos da igual y no importa nada si se ve afectado de cualquier forma por estos.
En fin: con tal de demostrar tu romanticismo y seguir tu jueguecito, no importa cortar el tráfico, engañar en insultar a la gente que te rodea, emplear para una de tus bromas a la víctima de un accidente con el cuerpo totalmente quemado, casarte con una chica que te da lo mismo y usarla como una herramienta más del juego, traer a dos niños al mundo por la misnma razón...
Los diálogos y el tono oscilan entre lo grotesco y sórdido y lo pomposo y cursi, de una forma tan desequilibrada e incongruente que en conjunto la película acaba resultando desagradable, y cualquier intento de pretendida belleza sólo resulta descacharrante y ridículo.
A todos los que le han puesto una nota alta a esta peli y han subrayado lo super "bonita" y super "romántica" que es, me pregunto si os parecería todo tan encantador y maravilloso si todo esto no pasara en la seguridad de la pantalla, sino que una pareja de vuestro entorno se comportara así, o peor aún, si uno de ellos fuera vuestro hijo/a, y os tocara sufrir en vuestras carnes todo lo que les pasa a los que rodean a los protagonistas.
Hay películas que ter resultan aburridas, otras te parecen tontas, otras insípidas, otras simple y llanamente malas... Pero debe de tener algún mérito que algunas, como esta, te provoquen un odio tan totalmente absoluto y visceral. ODIO esta película. Y la razón: sus personajes, el trato que guionista y director les dan, y el que reciben a cambio los desdichados secundarios de este perverso cuento relleno de maldad y cubierto de colorines en plan Amelie. Es una señal preocupante cuando te provocan más empatía los secundarios que los dos psicópatas crueles y carentes de compasión que llevan el rol de protagonistas.
Esta película es un ejemplo perfecto de moralidad centrada en el protagonista: mientras algo no le afecte a este, todo está bien, y a los demás que les den. ¿Que un autobus va lleno de niños y sin frenos cuesta abajo, perseguido por el pobre conductor (que si no recuerdo mal encima trataba de ayudar a la niña protagonista), todo ello rodado en tono de comedia? Bueno, qué importa, ¡¡¡que se mueran!!! Lo que importa es que el niño le demostró a la niña lo caballeroso que es.
El padre merece un párrafo aparte. El director, como un niño malcriado y rencoroso al que no le dejan jugar por haber roto el jarrón, pinta al padre como un hombre frío y distante, incapaz de entender a su hijo y comprender su maravilloso mundo de algodón de azúcar y caramelitos y cositas de colorines. Al fin y al cabo, tampoco es tan grave quedarte viudo con un niño de siete años, ¿verdad? Ni que la mejor amiga de este se presente en el funeral y se burle de la ceremonia (¡Qué super gracioso y divertido!). Ni tampoco es para ponerse tan serio porque tu hijo vaya por la vida sin hacer nada. Y desde luego no tiene nada de malo que se case y tenga hijos pero en el fondo se la sude completamente su familia y los deje tirados a las primeras de cambio, ¿no? En un momento dado, el padre invita a casa a esa niña que se burló en el funeral de su mujer porque comprende que sólo así ayudará a su hijo a superar un momento tan duro como la muerte de su madre. ¡Pero ni por un segundo esperes que este ínfimo acto de sacrificio y compasión le sea agradecido al padre, tanto por parte de su hijo como por parte del director de la película! Recuerda: los personajes secundarios son malos y/o tontos, porque no entienden el mundo de fantasía y el juego que los dos protagonistas se traen entre manos, y todo lo que no sea ellos da igual y no importa nada si se ve afectado de cualquier forma por estos.
En fin: con tal de demostrar tu romanticismo y seguir tu jueguecito, no importa cortar el tráfico, engañar en insultar a la gente que te rodea, emplear para una de tus bromas a la víctima de un accidente con el cuerpo totalmente quemado, casarte con una chica que te da lo mismo y usarla como una herramienta más del juego, traer a dos niños al mundo por la misnma razón...
Los diálogos y el tono oscilan entre lo grotesco y sórdido y lo pomposo y cursi, de una forma tan desequilibrada e incongruente que en conjunto la película acaba resultando desagradable, y cualquier intento de pretendida belleza sólo resulta descacharrante y ridículo.
A todos los que le han puesto una nota alta a esta peli y han subrayado lo super "bonita" y super "romántica" que es, me pregunto si os parecería todo tan encantador y maravilloso si todo esto no pasara en la seguridad de la pantalla, sino que una pareja de vuestro entorno se comportara así, o peor aún, si uno de ellos fuera vuestro hijo/a, y os tocara sufrir en vuestras carnes todo lo que les pasa a los que rodean a los protagonistas.
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