Dos días después todavía hay sentimientos latentes. Como el aroma de un buen perfume. Stockholm te hace sentir y eso es lo que uno busca, al menos yo, cuando decide exponerse a una historia. Dos personajes con diálogo en ocasiones inteligente al servicio de un fin. En un caso satisfacer las bajas pasiones y en otro darle otra oportunidad al mundo. Amor a primera vista, Ilusión, obsesión por la verdad, síndrome Jekill vs Mr Hyde, reto ante la dificultad pero abonado a la frustración ante la adversidad, día y noche, circunstancias sempiternas en la historia de la humanidad que calman al espectador adulto al reconocerlas y que lo sitúan más cerca de la protagonista encarnada por una Aura Garrido que borda su personaje. No me creo el; "de mi nunca nadie se ha enamorado".

Las mejores historias son las que no se cuentan y eso le pasa a esta película que como la belleza de un puzzle incompleto esta radica en lo que vemos a través de nuestra imaginación.

Agria película que se zurce sobre la frágil brecha de la razón y la pasión modulada por el amor, la perversión, la muerte, la pérdida, la desesperación, la mentira o simplemente la demencia.