¿Qué puede tener de interesante una película de animación en la que sus protagonistas casi no emitan diálogo? Eso, justamente eso. Los estudios Pixar nos deslumbran nuevamente con la excelencia en calidad de animación que los caracteriza. Un argumento original, exprimido al máximo. Uno de los aspectos más logrados de la película, son las escenas sin diálogos entre sus personajes, las cuáles se basan en la increíble precisión de las acciones. Sus simpáticos movimientos, sus sutiles sonidos, la minuciosidad en los rasgos de expresión, constituyen un verdadero homenaje al cine mudo. Ambos robots enamorados forman parte de una emocionante historia de amor que se convierte en una pieza indestructible, una base sensacional para la cinta. Este romance, está secundarizado por la amistad entre el robot y una graciosa cucaracha que cumple el rol de único amigo en los primeros momentos del filme y es mostrada como en verdad es, un animal sobreviviente, aun en condiciones infrahumanas y accidentes peligrosos.
La animación es un género en que la tecnología puede lograr grandes espectáculos. Una ciudad hecha de basura, contaminada hasta las alturas; un sistema solar inimaginable y grandioso; una gigante nave espacial que alberga una ciudad de modernidad pura. Todos estos escenarios están recreados magníficamente y eso es marca registrada de Pixar. Es notorio que los realizadores han logrado un fiel reflejo de la realidad que vivimos y de lo que nos deparará en el futuro si seguimos haciendo de nuestro planeta, un lugar cada vez más dañado y contaminado, creando una leve conciencia ecológica digan de remarcar. Y hablo de esto haciendo referencia además, a como es captada la esencia humana, a partir de la cual se puede construir una exagerada visión del futuro, reflejando hombres obesos, holgazanes, abstraídos y alienados, de una manera (por supuesto) grotesca y jocosa. Los toques de humor están dados por la comicidad de los movimientos de Wall-E, sus reacciones, sus torpezas y golpes y caídas, preferidas entre el público infantil. Es sorprendente que dos personajes que sólo hablan para llamarse, puedan llevar el hilo de la película hacia terrenos divertidos, emotivos y apasionantes, transformando a Wall - E en tal vez la mejor producción de Pixar. Una obra maestra del cine de animación, donde la excelencia y el buen arte escapan en cada fotograma de esta creación.