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7
24 de noviembre de 2007
24 de noviembre de 2007
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine de Ozon lo onírico, es decir, la imaginación despierta o en estado de letargo, juega un papel fundamental. Sus películas hay que digerirlas una vez vistas y después sacar las conclusiones. No es un cine de "divertimento" ni thrillers o dramas al uso. Su cine, como el de Buñuel o Almodóvar, tiene trasfondos oscuros. Quieren reflejar lo que nadie se atreve a decir, lo que permanece oculto a la vista: el tabú.
El personaje más complejo inquietante es el de la hija; hay un antes y un después en su personalidad: si antes tenía apagado el deseo por un "élan de vie" agobiante, después encuentra una vía de escape a través de lo que tradicionalmente se cataloga como "aberraciones sexuales".
El personaje de la madre hubiera estado logradísimo en manos de Almodóvar; a Eveline Dandry le falta "un punto de locura" para dorar el difícil papel que lleva a cabo para tratar de "curar" a su hijo.
La película ofrece un oscuro final dual, como le gustan a Ozon.
Pero sobre toda la película planea un fantasma perturbador: los roles y estructuras sociales e íntimos, que parecían firmemente anclados son en realidad frágiles como castillos de naipes y cualquier situación o evento azaroso son capaces de derrumbarlos. Quizá sobre sus escombros pueda reconstruirse algo que se asemeje a "la felicidad" que nuestra sociedad digital aún no ha encontrado.
Finalmente, destacar que para el colectivo femenino heterosexual y para el masculino gay, Ozon regala una sorpresa bastante grata. Apuesto a que la descubrís.
El personaje más complejo inquietante es el de la hija; hay un antes y un después en su personalidad: si antes tenía apagado el deseo por un "élan de vie" agobiante, después encuentra una vía de escape a través de lo que tradicionalmente se cataloga como "aberraciones sexuales".
El personaje de la madre hubiera estado logradísimo en manos de Almodóvar; a Eveline Dandry le falta "un punto de locura" para dorar el difícil papel que lleva a cabo para tratar de "curar" a su hijo.
La película ofrece un oscuro final dual, como le gustan a Ozon.
Pero sobre toda la película planea un fantasma perturbador: los roles y estructuras sociales e íntimos, que parecían firmemente anclados son en realidad frágiles como castillos de naipes y cualquier situación o evento azaroso son capaces de derrumbarlos. Quizá sobre sus escombros pueda reconstruirse algo que se asemeje a "la felicidad" que nuestra sociedad digital aún no ha encontrado.
Finalmente, destacar que para el colectivo femenino heterosexual y para el masculino gay, Ozon regala una sorpresa bastante grata. Apuesto a que la descubrís.

6,9
101.764
7
26 de enero de 2008
26 de enero de 2008
24 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale, Ellen Page está que se sale; su naturalidad a lo largo de toda la peli hace que ésta parezca incluso creíble. El papel de Michael Cera, si bién es distinto al chico travieso de Supersalidos, parece su continuación ya que conserva todos sus tics, posturas y aparente serenidad. El resto del reparto acompaña magníficamente.
Lo que no estoy para nada de acuerdo es en que esta película esté nominada (y muy bién posicionada) para los Óscars al mejor film, mejor director y mejor guión. En mi opinión, eso significa (y no es asi en absoluto) que todo el cine made in Hollywood durante 2007 han sido piltrafas. No me parece que Juno represente ningún acto heróico, ni se vislumbren aires de más libertad, ni progreso de ideas ni nada. Es un film oportunista, donde domina una idea de racionalidad legalista y absurda, y que hace el juego a la derecha conservadora. Si puntuo con un 7 es exclusivamente por el trabajo de los dos protagonistas.
Lo que no estoy para nada de acuerdo es en que esta película esté nominada (y muy bién posicionada) para los Óscars al mejor film, mejor director y mejor guión. En mi opinión, eso significa (y no es asi en absoluto) que todo el cine made in Hollywood durante 2007 han sido piltrafas. No me parece que Juno represente ningún acto heróico, ni se vislumbren aires de más libertad, ni progreso de ideas ni nada. Es un film oportunista, donde domina una idea de racionalidad legalista y absurda, y que hace el juego a la derecha conservadora. Si puntuo con un 7 es exclusivamente por el trabajo de los dos protagonistas.

6,4
609
7
2 de octubre de 2007
2 de octubre de 2007
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli me ha resultado, como alguien ha dicho antes que yo, un déjà vu. Aunque entretenida y cómica a veces, el acoso mental al que someten al chaval es insufrible. Julie Walters, espléndida en su papel de señora mayor que "ya he visto todo lo que había que ver y ahora me dedico a desmontarlo." La cara de besuguín inocente de Rupert Grint contribuye a la credibilidad de su personaje. Buen guión; elaborados y agudos diálogos.

7,1
867
7
15 de enero de 2009
15 de enero de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Bubble, de alguna forma, me ha hecho llegar a comprender un poco más el problema palestino, identificándome con los protagonistas, ya sea el ciudadano israelí como el "mucho menos ciudadano" palestino.
En sus films, Eytan Fox trata de contarnos la realidad colectiva del conflicto judeo-palestino a través de la historia personal de un haz de personajes cualquiera a los que une un rasgo común: las afinidades sexuales, homo o heterosexuales. Es por eso que la pasión y la humanidad, en sus películas, tienen el final amargo que la situación de enfrentamiento entre estos dos pueblos viene dramatizando.
Como en sus anteriores trabajos, Fox trata de los miedos, los escollos y dificultades, la ocultación de la identidad y el rechazo en todos los ámbitos que, por el único y simple hecho de tener una tendencia natural distinta a la mayoría, padecen los homosexuales aún en la mayor parte del mundo. En los países democráticos, porque el reconocimiento de unos derechos no están yendo acompañados de la necesaria pedagogía y las actitudes y comportamientos homófobos alcanzan a las más altas instituciones, como ha ocurrido recientemente en España con la publicación de un libro controvertido. El desprecio manifiesto de gran parte de la sociedad, la política, la religión, la justicia y los medios de comunicación llega a ser tan doloroso que se hace insoportable, intolerable. El gay "civilizado" tiene aún miedo en las democracias que presumen de libertad, igualdad, solidaridad y fraternidad humanista. Y ese miedo le ahoga e impide hacer "outing", y cuando finalmente decide hacerlo ha de enfrentarse a contínuas chanzas, críticas, comentarios descalificatorios, insultos y... discriminación.
Habrá que repetir hasta la saciedad que los gays nacen con idéntico impulso sexual y fuerza vital que los demás; simplemente, esa atracción la ejercen otros de su mismo sexo: Así de sencillo. ¿Han de castrar su imaginación, su voluntad, sus pensamientos y su vida sexual sólo por eso?
En sus films, Eytan Fox trata de contarnos la realidad colectiva del conflicto judeo-palestino a través de la historia personal de un haz de personajes cualquiera a los que une un rasgo común: las afinidades sexuales, homo o heterosexuales. Es por eso que la pasión y la humanidad, en sus películas, tienen el final amargo que la situación de enfrentamiento entre estos dos pueblos viene dramatizando.
Como en sus anteriores trabajos, Fox trata de los miedos, los escollos y dificultades, la ocultación de la identidad y el rechazo en todos los ámbitos que, por el único y simple hecho de tener una tendencia natural distinta a la mayoría, padecen los homosexuales aún en la mayor parte del mundo. En los países democráticos, porque el reconocimiento de unos derechos no están yendo acompañados de la necesaria pedagogía y las actitudes y comportamientos homófobos alcanzan a las más altas instituciones, como ha ocurrido recientemente en España con la publicación de un libro controvertido. El desprecio manifiesto de gran parte de la sociedad, la política, la religión, la justicia y los medios de comunicación llega a ser tan doloroso que se hace insoportable, intolerable. El gay "civilizado" tiene aún miedo en las democracias que presumen de libertad, igualdad, solidaridad y fraternidad humanista. Y ese miedo le ahoga e impide hacer "outing", y cuando finalmente decide hacerlo ha de enfrentarse a contínuas chanzas, críticas, comentarios descalificatorios, insultos y... discriminación.
Habrá que repetir hasta la saciedad que los gays nacen con idéntico impulso sexual y fuerza vital que los demás; simplemente, esa atracción la ejercen otros de su mismo sexo: Así de sencillo. ¿Han de castrar su imaginación, su voluntad, sus pensamientos y su vida sexual sólo por eso?

7,0
32.783
7
3 de enero de 2009
3 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descarnada crítica a los personajillos indeseables que desde las altas esferas del poder llegan incluso a asesinar fríamente para imponer, con total falta de escrúpulos, lo que ellos llaman ideas cristianas y que no son sino una tapadera de toda la hipocresía, rencor y odio que sienten hacia la humanidad, el conocimiento y la libertad.
El guión resulta bastante lioso en cuanto al funcionamiento de la alcaldía de San Francisco y las leyes y circunscripciones electorales, que poco tienen que ver con la falta de transparencia y el tema electoral que estamos acostumbrados a ver ( o mejor diría, a "no ver") en España.
Sean Penn, aunque algo histriónico a veces, logra transmitir la fuerza, valentía e inocencia de Harvey Milk en su lucha por el reconocimiento de los derechos que al colectivo homosexual se le han negado arbritaria y cruelmente a lo largo de la historia. No sería extraño que el oscar 2008 fuera a sus manos. James Franco resulta bastante creíble en su papel secundario, demostrando cualidades para papeles de mayor envergadura, y Emile Hirsch, dando la talla como siempre, pide a gritos una mención de la Academia.
El guión resulta bastante lioso en cuanto al funcionamiento de la alcaldía de San Francisco y las leyes y circunscripciones electorales, que poco tienen que ver con la falta de transparencia y el tema electoral que estamos acostumbrados a ver ( o mejor diría, a "no ver") en España.
Sean Penn, aunque algo histriónico a veces, logra transmitir la fuerza, valentía e inocencia de Harvey Milk en su lucha por el reconocimiento de los derechos que al colectivo homosexual se le han negado arbritaria y cruelmente a lo largo de la historia. No sería extraño que el oscar 2008 fuera a sus manos. James Franco resulta bastante creíble en su papel secundario, demostrando cualidades para papeles de mayor envergadura, y Emile Hirsch, dando la talla como siempre, pide a gritos una mención de la Academia.
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