Película ambientada en el viejo teatro Hebertot de París sobre una adaptación de la homónima obra del célebre escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch que jamás llegaremos a ver. El filme gira constante alrededor de dos personajes, eso sí, bien interpretados, Thomas Novachek (Mathieu Amalric) y Vanda Jordan (Emmanuelle Seigner). El primero es el 'adaptateur' de la obra e improvisado intérprete de Severin von Kusiemski cuando Vanda llega al teatro una fría tarde de lluvia para realizar una prueba. Los dos actores se confrontan en un diálogo denso y visualmente potente que llega a ser confuso cuando se mezclan temas tan distintos como el machismo, la mitología romana y el masoquismo entre otros. Todo ello para intentar hacernos reflexionar sobre el frágil confín que a veces existe entre las relaciones profesionales y los instintos humanos en particulares circunstancias. Vanda, en su papel de Venus, que a veces intercambia con Thomas, representa la belleza y el poder para someter a los hombres. Tanto es así que acaba atándolo al escenario y danzando alrededor suyo, únicamente cubierta con una piel y dejando abierta la puerta a multitud de interpretaciones sobre la verdadera naturaleza de la voluntad humana o de la cinta misma.