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7
21 de septiembre de 2021
21 de septiembre de 2021
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
BAC Nord es una película de Cédric Jimenez. Parcialmente basada en un caso real que conmocionó a la prensa francesa en 2012, esta producción intenta combinar acción frenética con el desarrollo de personajes creíbles y cierto respeto por los acontecimientos sucedidos ¿Logrará el director conjugar estos elementos en una buena película?
La trama sigue los pasos de Greg, Yass y Antoine, oficiales de la unidad BAC Nord, un grupo de la policía de Marsella que se encarga de la lucha contra el narcotráfico. Cuando los índices de criminalidad de la ciudad se vuelven insostenibles, el jefe de dicha unidad se ve obligado a llevar a cabo una operación importante y encarga a los tres protagonistas la tarea de recabar información para organizar una redada contra el narcotráfico en el barrio más peligroso de la ciudad. Para llevar a cabo esta tarea los compañeros deberán emplear métodos al filo de la legalidad y exponerse a las consecuencias de estas formas de proceder.
Esta película consta de dos secciones bien diferenciadas. La primera, que abarca los primeros 70 minutos de metraje, es por lejos la mejor. Esta se centra en el día a día de los tres protagonistas, combinando el desarrollo de su relación con momentos de acción. La edición en esta sección es vertiginosa en el mejor sentido de la palabra, saltando entre momentos de acción, drama cotidiano y distensión humorística. Esta mezcla, que puede sonar poco cohesiva, representa exquisitamente las tensiones del caótico estilo de vida de los protagonistas sin resultar antinatural.
Por desgracia, los acontecimientos que suceden a la magistralmente dirigida escena de la gran redada constituyen un cambio radical en el tono de esta producción. Para no entrar en spoilers solo diré que la trama pierde la variedad tonal de la que hace gala en primer parte e involuciona en un drama rutinario. Es en este punto que el afán del director por retratar los hechos reales se vuelve en contra de la trama, destruyendo su ritmo. En efecto, la realidad supera a la ficción, pero suele ser deficiente en materia de estructura narrativa. Quizá un guión menos fiel a la historia real podría haber resultado en una película más entretenida.
Como era de imaginar, el apartado técnico de esta producción tiene pocos aspectos dignos de reproche. Persecuciones motorizadas, tiroteos y demás escenas de acción están muy bien interpretados, aunque quizá a algunos les moleste el uso un tanto excesivo del método de filmación cámara en mano. Todas las escenas están muy bien complementadas por la ambientación barriobajera marsellesa, que le da un extra de originalidad y realismo a la acción.
Las actuaciones son discretas pero correctas. Sobre todo se destacan los tres actores principales: Gilles Lellouche, François Civil y Karim Leklou; el resto del reparto hace un buen trabajo, pese a que en el guión de esta película haya poco lugar para los personajes secundarios.
Para concluir, el apartado sonoro cumple e incluso se destaca en un par de ocasiones gracias a la integración de canciones comerciales a la acción en pantalla, que dotan a las escenas en cuestión de un extra de dinamismo. Por otro lado, la banda sonora original, compuesta por Guillaume Roussel, es magníficamente genérica y aporta poco.
En conclusión, BAC Nord representa un noble intento de retratar con cierta fidelidad un hecho real y producir un resultado entretenido al mismo tiempo. Pese a que a partir de los 70 minutos comience a hacer agua, esta no deja de ser una producción interesante que narra una historia personal y realista con mucha acción. La recomiendo a los que se sientan intrigados por el concepto y estén dispuestos a dejar pasar algunos errores.
La trama sigue los pasos de Greg, Yass y Antoine, oficiales de la unidad BAC Nord, un grupo de la policía de Marsella que se encarga de la lucha contra el narcotráfico. Cuando los índices de criminalidad de la ciudad se vuelven insostenibles, el jefe de dicha unidad se ve obligado a llevar a cabo una operación importante y encarga a los tres protagonistas la tarea de recabar información para organizar una redada contra el narcotráfico en el barrio más peligroso de la ciudad. Para llevar a cabo esta tarea los compañeros deberán emplear métodos al filo de la legalidad y exponerse a las consecuencias de estas formas de proceder.
Esta película consta de dos secciones bien diferenciadas. La primera, que abarca los primeros 70 minutos de metraje, es por lejos la mejor. Esta se centra en el día a día de los tres protagonistas, combinando el desarrollo de su relación con momentos de acción. La edición en esta sección es vertiginosa en el mejor sentido de la palabra, saltando entre momentos de acción, drama cotidiano y distensión humorística. Esta mezcla, que puede sonar poco cohesiva, representa exquisitamente las tensiones del caótico estilo de vida de los protagonistas sin resultar antinatural.
Por desgracia, los acontecimientos que suceden a la magistralmente dirigida escena de la gran redada constituyen un cambio radical en el tono de esta producción. Para no entrar en spoilers solo diré que la trama pierde la variedad tonal de la que hace gala en primer parte e involuciona en un drama rutinario. Es en este punto que el afán del director por retratar los hechos reales se vuelve en contra de la trama, destruyendo su ritmo. En efecto, la realidad supera a la ficción, pero suele ser deficiente en materia de estructura narrativa. Quizá un guión menos fiel a la historia real podría haber resultado en una película más entretenida.
Como era de imaginar, el apartado técnico de esta producción tiene pocos aspectos dignos de reproche. Persecuciones motorizadas, tiroteos y demás escenas de acción están muy bien interpretados, aunque quizá a algunos les moleste el uso un tanto excesivo del método de filmación cámara en mano. Todas las escenas están muy bien complementadas por la ambientación barriobajera marsellesa, que le da un extra de originalidad y realismo a la acción.
Las actuaciones son discretas pero correctas. Sobre todo se destacan los tres actores principales: Gilles Lellouche, François Civil y Karim Leklou; el resto del reparto hace un buen trabajo, pese a que en el guión de esta película haya poco lugar para los personajes secundarios.
Para concluir, el apartado sonoro cumple e incluso se destaca en un par de ocasiones gracias a la integración de canciones comerciales a la acción en pantalla, que dotan a las escenas en cuestión de un extra de dinamismo. Por otro lado, la banda sonora original, compuesta por Guillaume Roussel, es magníficamente genérica y aporta poco.
En conclusión, BAC Nord representa un noble intento de retratar con cierta fidelidad un hecho real y producir un resultado entretenido al mismo tiempo. Pese a que a partir de los 70 minutos comience a hacer agua, esta no deja de ser una producción interesante que narra una historia personal y realista con mucha acción. La recomiendo a los que se sientan intrigados por el concepto y estén dispuestos a dejar pasar algunos errores.
11 de abril de 2021
11 de abril de 2021
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Of Freaks and Men es una película de Aleksei Balabanov. Ambientada en la Rusia zarista de principios del siglo veinte, esta grotesca producción explora temas taboo pocas veces tratados en el cine.
La trama de esta película sigue los pasos de dos familias acomodadas de San Petersburgo: El ingeniero Radlov vive solo con su hija Liza tras la muerte de su esposa. Planean viajar para ver el resto de Europa pero Radlov sufre del corazón. Por otro lado, el doctor Satsov lleva una plácida existencia junto a su mujer Ekaterina y sus dos hijos adoptivos, Kolia y Tolia (que son siameses, unidos por la cintura). Pero no todo marcha sobre ruedas para el doctor: su mujer no lo soporta y solo la inseguridad causada por su ceguera la mantiene unida a su esposo.
La suerte de las dos familias se entrecruza por intervención de Yohan, un misterioso individuo que se dedica a la fotografía erótica. Este siniestro personaje, junto con su círculo íntimo de esbirros, se va introduciendo gradualmente en el día a día de las dos familias hasta controlarlas completamente. Es entonces que Liza, Kolia y Tolia quedan a la merced de estos oscuros individuos, que los obligan a sufrir las peores vejaciones para su beneficio económico.
Esta película tiene el sello clásico del director: los acontecimientos son narrados desde una perspectiva casi documental, sin un ápice de emoción. Los actos de crueldad y perversión perpetrados por Yohan y sus compañeros se muestran sin morbo ni sutileza. Lo más chocante de la historia es la total impunidad con la que se maneja el antagonista, invulnerable a persecución alguna (legal o moral). Una y otra vez Yohan y sus compañeros cometen los peores actos; pero en vez de condenarlos, la gente hace fila para presenciar sus macabros espectáculos.
En ese último aspecto es donde parece residir el mensaje de la película. Se podría interpretar una crítica a los dobles estándares morales de la sociedad en general (y no necesariamente a la sociedad rusa de principios de siglo veinte). Esta hipocresía moral se ve personificada en el personaje de Putilov, el fotógrafo de Yohan, que una y otra vez le repite a Liza que la salvará de sus captores pero nunca actúa consecuentemente.
El genio de esta producción reside en las herramientas que emplea Balabanov para transmitir este mensaje. La impoluta sociedad petersburguesa, construida a la europea, con sus monumentales palacios y sus ilustres habitantes, representa la imagen exterior de las sociedades occidentales “civilizadas”. Pero en los sótanos de esos palacios se gesta un mal perverso, que está oculto en las sombras y se pasea a la luz del día al mismo tiempo. Entonces Yohan y sus compañeros representan la perversidad inherente al género humano. Perversidad que emana desde las alcantarillas y termina por penetrar en las casas de las gentes de bien, representando como la corrección y las buenas formas están edificadas sobre la pantanosa condición humana y tarde o temprano lo peor de nosotros termina saliendo a la luz. Una vez más, la palaciega San Petersburgo, edificada sobre terrenos pantanosos y cimentada con los cadáveres de los muertos durante su construcción, es el escenario perfecto para narrar esta historia.
El apartado técnico de esta producción es discreto pero efectivo. La mayor parte de la acción transcurre en interiores bien recreados, con algunas tomas de las calles de San Petersburgo que tampoco decepcionan. La banda sonora está conformada por bellísimas melodías de Prokofiev y Músorgski que combinan a la perfección con la vida en la capital de la Rusia zarista. Las interpretaciones son todas muy aptas, el reparto está conformado por muchos de los actores habituales del director.
En conclusión, Of Freaks and Men es una perturbadora película, digna de formar parte de la filmografía de Aleksei Balabanov. La recomiendo para los fanáticos del director y a los espíritus valientes que estén buscando algo distinto.
La trama de esta película sigue los pasos de dos familias acomodadas de San Petersburgo: El ingeniero Radlov vive solo con su hija Liza tras la muerte de su esposa. Planean viajar para ver el resto de Europa pero Radlov sufre del corazón. Por otro lado, el doctor Satsov lleva una plácida existencia junto a su mujer Ekaterina y sus dos hijos adoptivos, Kolia y Tolia (que son siameses, unidos por la cintura). Pero no todo marcha sobre ruedas para el doctor: su mujer no lo soporta y solo la inseguridad causada por su ceguera la mantiene unida a su esposo.
La suerte de las dos familias se entrecruza por intervención de Yohan, un misterioso individuo que se dedica a la fotografía erótica. Este siniestro personaje, junto con su círculo íntimo de esbirros, se va introduciendo gradualmente en el día a día de las dos familias hasta controlarlas completamente. Es entonces que Liza, Kolia y Tolia quedan a la merced de estos oscuros individuos, que los obligan a sufrir las peores vejaciones para su beneficio económico.
Esta película tiene el sello clásico del director: los acontecimientos son narrados desde una perspectiva casi documental, sin un ápice de emoción. Los actos de crueldad y perversión perpetrados por Yohan y sus compañeros se muestran sin morbo ni sutileza. Lo más chocante de la historia es la total impunidad con la que se maneja el antagonista, invulnerable a persecución alguna (legal o moral). Una y otra vez Yohan y sus compañeros cometen los peores actos; pero en vez de condenarlos, la gente hace fila para presenciar sus macabros espectáculos.
En ese último aspecto es donde parece residir el mensaje de la película. Se podría interpretar una crítica a los dobles estándares morales de la sociedad en general (y no necesariamente a la sociedad rusa de principios de siglo veinte). Esta hipocresía moral se ve personificada en el personaje de Putilov, el fotógrafo de Yohan, que una y otra vez le repite a Liza que la salvará de sus captores pero nunca actúa consecuentemente.
El genio de esta producción reside en las herramientas que emplea Balabanov para transmitir este mensaje. La impoluta sociedad petersburguesa, construida a la europea, con sus monumentales palacios y sus ilustres habitantes, representa la imagen exterior de las sociedades occidentales “civilizadas”. Pero en los sótanos de esos palacios se gesta un mal perverso, que está oculto en las sombras y se pasea a la luz del día al mismo tiempo. Entonces Yohan y sus compañeros representan la perversidad inherente al género humano. Perversidad que emana desde las alcantarillas y termina por penetrar en las casas de las gentes de bien, representando como la corrección y las buenas formas están edificadas sobre la pantanosa condición humana y tarde o temprano lo peor de nosotros termina saliendo a la luz. Una vez más, la palaciega San Petersburgo, edificada sobre terrenos pantanosos y cimentada con los cadáveres de los muertos durante su construcción, es el escenario perfecto para narrar esta historia.
El apartado técnico de esta producción es discreto pero efectivo. La mayor parte de la acción transcurre en interiores bien recreados, con algunas tomas de las calles de San Petersburgo que tampoco decepcionan. La banda sonora está conformada por bellísimas melodías de Prokofiev y Músorgski que combinan a la perfección con la vida en la capital de la Rusia zarista. Las interpretaciones son todas muy aptas, el reparto está conformado por muchos de los actores habituales del director.
En conclusión, Of Freaks and Men es una perturbadora película, digna de formar parte de la filmografía de Aleksei Balabanov. La recomiendo para los fanáticos del director y a los espíritus valientes que estén buscando algo distinto.

6,0
1.643
8
28 de abril de 2021
28 de abril de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mosul es la primera película dirigida por el guionista Matthew Michael Carnahan. En esta producción Carnahan se aparta del estilo "Hollywoodense" de las producciones que guionizó en el pasado en favor de un acercamiento bastante objetivo al enfrentamiento entre las fuerzas nacionales iraquíes y el grupo extremista ISIS.
La trama sigue un día en la vida de Kawa, un joven policía de la ciudad Iraquí de Mosul. Después de presenciar el asesinato de sus compañeros a manos de miembros militantes del ISIS, el joven se incorpora un grupo especial de la policía liderado por el carismático Amir y se embarca en una misión que lo llevará al corazón de las zonas de la ciudad controladas por los extremistas para cumplir un misterioso objetivo.
Como ya adelanté, el aspecto más notable de la trama es la ambigüedad con la que se tratan los papeles de buenos y malos. Los antagonistas, personificados en las milicias del ISIS, son un grupo ex criminales; están mal equipados y peor entrenados y son tan jóvenes como el mismo protagonista. Por el otro tenemos al grupo de élite al que se adhiere Kawa, que opera como un escuadrón de la muerte, independiente de toda jurisdicción. En ese sentido esta película se parece a Tropa de Elite, la magistral producción de José Padilha.
Sin embargo hay algo del guión de Mosul que no me convence. El concepto de acompañar a un grupo paramilitar durante un día, presenciando los momentos de tensión y los de rutina, funciona durante los dos primeros actos. Pero llega el tercer acto y el misterio que envuelve a la misión de los protagonistas no se resuelve del todo satisfactoriamente. Quizá la idea es que la conexión afectiva entre el espectador y los personajes juegue un rol más importante en el desenlace; a mi parecer este aspecto no tiene la suficiente fuerza para cargar con todo el peso de la resolución final.
El apartado técnico de esta producción es impecable. Las escenas de acción abundan y están grabadas con un pulso exquisito, alcanzando ese balance mágico entre el caos de la batalla y el montaje preciso que permite al espectador entender exactamente lo que está pasando en pantalla. Por otro lado, los espacios en donde fue filmada esta película y los elementos de utilería caracterizan a la perfección el lugar representado. Para concluir, los actores interpretan sus roles muy convincentemente.
En conclusión, Mosul es una película que representa los horrores de la guerra con una mirada notablemente objetiva y un ritmo fantástico. El detalle final del guión me hace dudar sobre que nota final ponerle, pero más allá de tales formalidades puedo recomendar plenamente esta película a cualquiera que disfrute del cine bélico y esté interesado en las producciones con una visión no tan "Hollywoodense".
La trama sigue un día en la vida de Kawa, un joven policía de la ciudad Iraquí de Mosul. Después de presenciar el asesinato de sus compañeros a manos de miembros militantes del ISIS, el joven se incorpora un grupo especial de la policía liderado por el carismático Amir y se embarca en una misión que lo llevará al corazón de las zonas de la ciudad controladas por los extremistas para cumplir un misterioso objetivo.
Como ya adelanté, el aspecto más notable de la trama es la ambigüedad con la que se tratan los papeles de buenos y malos. Los antagonistas, personificados en las milicias del ISIS, son un grupo ex criminales; están mal equipados y peor entrenados y son tan jóvenes como el mismo protagonista. Por el otro tenemos al grupo de élite al que se adhiere Kawa, que opera como un escuadrón de la muerte, independiente de toda jurisdicción. En ese sentido esta película se parece a Tropa de Elite, la magistral producción de José Padilha.
Sin embargo hay algo del guión de Mosul que no me convence. El concepto de acompañar a un grupo paramilitar durante un día, presenciando los momentos de tensión y los de rutina, funciona durante los dos primeros actos. Pero llega el tercer acto y el misterio que envuelve a la misión de los protagonistas no se resuelve del todo satisfactoriamente. Quizá la idea es que la conexión afectiva entre el espectador y los personajes juegue un rol más importante en el desenlace; a mi parecer este aspecto no tiene la suficiente fuerza para cargar con todo el peso de la resolución final.
El apartado técnico de esta producción es impecable. Las escenas de acción abundan y están grabadas con un pulso exquisito, alcanzando ese balance mágico entre el caos de la batalla y el montaje preciso que permite al espectador entender exactamente lo que está pasando en pantalla. Por otro lado, los espacios en donde fue filmada esta película y los elementos de utilería caracterizan a la perfección el lugar representado. Para concluir, los actores interpretan sus roles muy convincentemente.
En conclusión, Mosul es una película que representa los horrores de la guerra con una mirada notablemente objetiva y un ritmo fantástico. El detalle final del guión me hace dudar sobre que nota final ponerle, pero más allá de tales formalidades puedo recomendar plenamente esta película a cualquiera que disfrute del cine bélico y esté interesado en las producciones con una visión no tan "Hollywoodense".

6,2
1.170
7
21 de enero de 2021
21 de enero de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avengement es una película de Jesse V. Johnson. En general la filmografía de este director deja poco que desear, afortunadamente esta película es una de las excepciones a la regla.
La trama de esta producción relata la historia de Cain Burgess, un boxeador con problemas económicos que es abandonado por sus compinches y enviado a prisión tras realizar un trabajo para su hermano, un prominente usurero londinense. En la carcel el joven Cain deberá endurecerse a base de golpes, tragándose su odio por su hermano al que, sin embargo, nunca delató. La muerte de su madre marcará el punto de ebullición para el protagonista, empujándolo a un espiral de venganza contra los responsables de su encarcelación.
El guión, que suele ser la parte más débil de este tipo de películas, es simple pero efectivo y detenta mucho más de cuidado del que suele hacer gala la producción de acción promedio. Mediante el uso de flashbacks, las escenas de acción se intercalan con momentos de narrativa de forma ágil y estimulante manteniendo muy buen ritmo a lo largo de la hora y media que dura la película. Muchos aspectos de la trama en los que las películas de artes marciales de bajo presupuesto no suelen reparar son desarrollados de forma satisfactoria. En particular me gustaría resaltar la transformación del personaje principal y sus motivaciones, que están exploradas y justificadas notablemente.
Sin dudas, donde brilla la película es en las escenas de acción, brutalmente interpretadas por el célebre Scott Adkins, que además brinda una muy aceptable actuación. El resto del apartado técnico es muy correcto, sin mucho más que agregar.
En conclusión, Avengement es una película de acción perfectamente aceptable que además tiene un guión notable para una producción de este estilo. La recomiendo para cualquiera que disfrute con las películas de artes marciales y tenga estómago para ver algunas escenas quizás un poco más violentas que la media.
La trama de esta producción relata la historia de Cain Burgess, un boxeador con problemas económicos que es abandonado por sus compinches y enviado a prisión tras realizar un trabajo para su hermano, un prominente usurero londinense. En la carcel el joven Cain deberá endurecerse a base de golpes, tragándose su odio por su hermano al que, sin embargo, nunca delató. La muerte de su madre marcará el punto de ebullición para el protagonista, empujándolo a un espiral de venganza contra los responsables de su encarcelación.
El guión, que suele ser la parte más débil de este tipo de películas, es simple pero efectivo y detenta mucho más de cuidado del que suele hacer gala la producción de acción promedio. Mediante el uso de flashbacks, las escenas de acción se intercalan con momentos de narrativa de forma ágil y estimulante manteniendo muy buen ritmo a lo largo de la hora y media que dura la película. Muchos aspectos de la trama en los que las películas de artes marciales de bajo presupuesto no suelen reparar son desarrollados de forma satisfactoria. En particular me gustaría resaltar la transformación del personaje principal y sus motivaciones, que están exploradas y justificadas notablemente.
Sin dudas, donde brilla la película es en las escenas de acción, brutalmente interpretadas por el célebre Scott Adkins, que además brinda una muy aceptable actuación. El resto del apartado técnico es muy correcto, sin mucho más que agregar.
En conclusión, Avengement es una película de acción perfectamente aceptable que además tiene un guión notable para una producción de este estilo. La recomiendo para cualquiera que disfrute con las películas de artes marciales y tenga estómago para ver algunas escenas quizás un poco más violentas que la media.
7
28 de octubre de 2020
28 de octubre de 2020
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brat es una película de Aleksei Balabanov. Desde su estreno, esta película amasó una fama inmensa tanto en el extranjero como en Rusia, donde ha alcanzado estatus de película de culto, ocupando un lugar muy importante en la cultura popular de este país.
Esta película sigue los pasos de Danila Bagrov, un joven soldado que ha vuelto de la guerra de Chechenia y se dedica a vagar por su ciudad natal emborrachándose y metiéndose en problemas. Después de un altercado con la policía su madre decide mandarlo a San Petersburgo con su hermano mayor, que ha triunfado en los negocios y puede hacer de Danila un ciudadano hecho y derecho. Pero nada más llegar a la ciudad, el protagonista descubrirá que los negocios de su hermano no son particularmente legítimos y se verá envuelto en una serie de crímenes que lo pondrán en la mira de la mafia petersburguesa.
Esta trama tan simple sirve como excusa para hacer un tour por San Petersburgo de principios de los noventa. Danila, el provinciano que llega por primera vez a la ciudad, funciona perfectamente como avatar del espectador. A través suyo conoceremos a los diversos personajes que pueblan las calles, con sus distintos valores y anhelos, que ayudarán a pintar una detallada imagen de la época. Esta es la cualidad gracias a la que esta película adquirió su actual estatus: la combinación de una trama con acción e intriga, personajes carismáticos y una detallada representación de la época retratada.
El apartado técnico de esta película es muy positivo. Filmada completamente en las calles de San Petersburgo de los noventa (mil veces más interesantes y atractivas que cualquier set), con escenas de acción bien logradas y buenas actuaciones, esta película no sufre de las deficiencias típicas del cine independiente.
Como negativo debo resaltar que a momentos la trama se vuelve demasiado descentrada. El director parece olvidarse del hilo argumental principal y se explaya en tangentes que, aunque sirven para ahondar en la representación de la época, se vuelven un poco tediosas y afectan al ritmo de la película.
En conclusión, Brat es un clásico del cine ruso contemporáneo. Completamente recomendable para los que estén interesados en el cine de ese rincón del mundo, o para quienes quieran ver una película de acción y no les moleste una trama un tanto desorganizada.
Esta película sigue los pasos de Danila Bagrov, un joven soldado que ha vuelto de la guerra de Chechenia y se dedica a vagar por su ciudad natal emborrachándose y metiéndose en problemas. Después de un altercado con la policía su madre decide mandarlo a San Petersburgo con su hermano mayor, que ha triunfado en los negocios y puede hacer de Danila un ciudadano hecho y derecho. Pero nada más llegar a la ciudad, el protagonista descubrirá que los negocios de su hermano no son particularmente legítimos y se verá envuelto en una serie de crímenes que lo pondrán en la mira de la mafia petersburguesa.
Esta trama tan simple sirve como excusa para hacer un tour por San Petersburgo de principios de los noventa. Danila, el provinciano que llega por primera vez a la ciudad, funciona perfectamente como avatar del espectador. A través suyo conoceremos a los diversos personajes que pueblan las calles, con sus distintos valores y anhelos, que ayudarán a pintar una detallada imagen de la época. Esta es la cualidad gracias a la que esta película adquirió su actual estatus: la combinación de una trama con acción e intriga, personajes carismáticos y una detallada representación de la época retratada.
El apartado técnico de esta película es muy positivo. Filmada completamente en las calles de San Petersburgo de los noventa (mil veces más interesantes y atractivas que cualquier set), con escenas de acción bien logradas y buenas actuaciones, esta película no sufre de las deficiencias típicas del cine independiente.
Como negativo debo resaltar que a momentos la trama se vuelve demasiado descentrada. El director parece olvidarse del hilo argumental principal y se explaya en tangentes que, aunque sirven para ahondar en la representación de la época, se vuelven un poco tediosas y afectan al ritmo de la película.
En conclusión, Brat es un clásico del cine ruso contemporáneo. Completamente recomendable para los que estén interesados en el cine de ese rincón del mundo, o para quienes quieran ver una película de acción y no les moleste una trama un tanto desorganizada.
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