Para los que hemos visto y disfrutado de la saga de "El Señor de los Anillos", la primera parte de "El Hobbit" es un recordatorio a modo de precuela que no sorprende, ni en lo bueno ni en lo malo, y esto es quizás lo que más se hecha en falta. Cierto es que las casi tres horas de película unidas a un ritmo algo lento pueden alargar la agonía de quien no disfrute del género, posiblemente se queden esta, la primera de las tres partes en las que se divide la historia de Tolkien, pero para los incondicionales de la saga no supondrá ningún esfuerzo, ellos ya saben que lo importante es disfrutar del viaje...