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8,5
102.702
10
25 de marzo de 2009
25 de marzo de 2009
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una trama excelente, una interpretación excelente, una puesta en escena excelente y una música excelente hacen de "El golpe" una película EXCELENTE.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando en mi infancia ví por primera vez "El golpe", la secuencia que se grabó en mi memoria fue el timo inicial de la película, donde Johnny Hooker (Robert Redford) y Luther Coleman (Robert Earl Jones, padre del conocido actor James Earl Jones) timan al correo de Lonnegan.
Memorable la partida de póker. Duelo de titanes frente a frente. Paul Newman (Henry Gondorff) y Robert Shaw (Doyle Lonnegan).
Paul Newman nos demuestra que la sobreactuación es, en ocasiones, necesaria, siempre y cuando proceda de un actor de su talla. Cómo se explica si no, que esas expresiones etílicas abusivas, eructos, estornudos desmesurados, carcajadas desbocadas e irrespetuosas, encajen tan bien en la secuencia. En mi opinión, se trata de una de las sobreactuaciones más brillantes de la historia del cine.
Por contra, y para compensar, nos topamos con la sobriedad de Robert Shaw, actor británico de la vieja escuela, que irradia vigor y magnetismo por los cuatro costados. Ideal para interpretar al influyente mafioso Doyle Lonnegan, personaje de cortés apariencia e instintos barriobajeros. Roy Hill le dotó de una aparatosa cojera para hacer más creíble la vulnerabilidad del personaje.
Con nostalgia recuerdo las galopadas incesantes por las calles de Chicago de Johnny Hooker (Robert Redford), de sonrisa eterna y pelo imperturbable, perseguido por el teniente William Snyder (Charles Durning), tan necio como corrupto, todo ello aderezado con una música ligera y de gramola, que homenajea al cine mudo de Harold Lloyd y Buster Keaton.
El trío Newman-Shaw-Redford roza la excelencia en este film, y sus duelos de miradas son constantes a lo largo de toda la película. Destaco las siguientes secuencias:
- "Me llamo Lonnegan, Doyle Lonnegan. Recuérdelo señor Shaw si no quiere que juguemos a otra clase de juego" (Lonnegan a Gondorff en la partida de póker).
- "¡No seas insolente muchacho...echa a ese par de gandules!" (Gondorff abronca a Hooker delante de Lonnegan).
- "¡No sólo es usted un estafador, sino que no tiene bemoles!" (Lonnegan a Gondorff. Gondorff replica, mirando desafiante a Lonnegan y dirigiéndose a un empleado). - "¡Cómo va ese caballo! (cuatro a uno) ¡Acepta la apuesta! La mirada de Newman es soberbia.
Se trata de una película exenta de errores apreciables, en la que el director cuida hasta los más pequeños detalles. Como ejemplo pondré cuando la mañana del gran golpe, antes de salir de casa, Hooker prepara las cápsulas con sangre falsa que más tarde utilizará en el tiroteo simulado.
- Para ocultar su identidad y poder jugar la partida de póker, Gondorff se hace llamar Shaw, curiosamente igual que el actor que interpreta a su rival, Doyle Lonnegan.
Mención especial para los actores de doblaje español, que no desmerecen un ápice de la calidad de la película.
Memorable la partida de póker. Duelo de titanes frente a frente. Paul Newman (Henry Gondorff) y Robert Shaw (Doyle Lonnegan).
Paul Newman nos demuestra que la sobreactuación es, en ocasiones, necesaria, siempre y cuando proceda de un actor de su talla. Cómo se explica si no, que esas expresiones etílicas abusivas, eructos, estornudos desmesurados, carcajadas desbocadas e irrespetuosas, encajen tan bien en la secuencia. En mi opinión, se trata de una de las sobreactuaciones más brillantes de la historia del cine.
Por contra, y para compensar, nos topamos con la sobriedad de Robert Shaw, actor británico de la vieja escuela, que irradia vigor y magnetismo por los cuatro costados. Ideal para interpretar al influyente mafioso Doyle Lonnegan, personaje de cortés apariencia e instintos barriobajeros. Roy Hill le dotó de una aparatosa cojera para hacer más creíble la vulnerabilidad del personaje.
Con nostalgia recuerdo las galopadas incesantes por las calles de Chicago de Johnny Hooker (Robert Redford), de sonrisa eterna y pelo imperturbable, perseguido por el teniente William Snyder (Charles Durning), tan necio como corrupto, todo ello aderezado con una música ligera y de gramola, que homenajea al cine mudo de Harold Lloyd y Buster Keaton.
El trío Newman-Shaw-Redford roza la excelencia en este film, y sus duelos de miradas son constantes a lo largo de toda la película. Destaco las siguientes secuencias:
- "Me llamo Lonnegan, Doyle Lonnegan. Recuérdelo señor Shaw si no quiere que juguemos a otra clase de juego" (Lonnegan a Gondorff en la partida de póker).
- "¡No seas insolente muchacho...echa a ese par de gandules!" (Gondorff abronca a Hooker delante de Lonnegan).
- "¡No sólo es usted un estafador, sino que no tiene bemoles!" (Lonnegan a Gondorff. Gondorff replica, mirando desafiante a Lonnegan y dirigiéndose a un empleado). - "¡Cómo va ese caballo! (cuatro a uno) ¡Acepta la apuesta! La mirada de Newman es soberbia.
Se trata de una película exenta de errores apreciables, en la que el director cuida hasta los más pequeños detalles. Como ejemplo pondré cuando la mañana del gran golpe, antes de salir de casa, Hooker prepara las cápsulas con sangre falsa que más tarde utilizará en el tiroteo simulado.
- Para ocultar su identidad y poder jugar la partida de póker, Gondorff se hace llamar Shaw, curiosamente igual que el actor que interpreta a su rival, Doyle Lonnegan.
Mención especial para los actores de doblaje español, que no desmerecen un ápice de la calidad de la película.

7,9
41.851
9
19 de mayo de 2009
19 de mayo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Palma representa como nadie la angustia onírica del que huye y es perseguido hasta que despierta del sueño. Da igual lo mucho que corras, da igual lo mucho que te escondas, el asesino no va a perderte la pista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En este caso, Al Pacino se despierta de su sueño ya herido de muerte, para regalarnos un final antológico. Uno de los moribundos más creíbles en la historia del cine:
Lo siento chicos... ni todos los puntos del mundo podrían volverme a coser.
Acuéstate... acuéstate.
Me tendrán en la funeraria Fernández de la calle 109. Siempre supe que acabaría allí. Pero mucho más tarde de lo que pensaba mucha gente.
El último morriqueño. Bueno, tal vez no el último.
Gail será una buena madre. Un nuevo y mejorado Carlito Brigante. Espero que use el dinero para largarse. No hay sitio en esta ciudad para corazones tan grandes como el suyo.
Lo siento nena. Lo intenté lo mejor que sabía. En serio... pero no puedes acompañarme en este viaje.
Empiezan a entrarme los temblores. Pidan la última copa. El bar va a cerrar.
Ha salido el sol. ¿Dónde vamos a desayunar?
No quiero ir lejos. Ha sido una noche dura. Estoy cansado, nena. Cansado.
Lo siento chicos... ni todos los puntos del mundo podrían volverme a coser.
Acuéstate... acuéstate.
Me tendrán en la funeraria Fernández de la calle 109. Siempre supe que acabaría allí. Pero mucho más tarde de lo que pensaba mucha gente.
El último morriqueño. Bueno, tal vez no el último.
Gail será una buena madre. Un nuevo y mejorado Carlito Brigante. Espero que use el dinero para largarse. No hay sitio en esta ciudad para corazones tan grandes como el suyo.
Lo siento nena. Lo intenté lo mejor que sabía. En serio... pero no puedes acompañarme en este viaje.
Empiezan a entrarme los temblores. Pidan la última copa. El bar va a cerrar.
Ha salido el sol. ¿Dónde vamos a desayunar?
No quiero ir lejos. Ha sido una noche dura. Estoy cansado, nena. Cansado.
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