Me parece insultante que en la reseña general de esta obra de arte se diga que pertenece al género de "telefilm de terror". Esta película, digna de las grandes salas y los festivales más prestigiosos como Cannes, es un deleite para los sentidos. La simbiosis entre dos criaturas fantásticas como las pirañas y las anacondas es simplemente conducida con maestría. Esta idea original y magnífica, dificilmente ideada por cualquiera, nos enseña que en la mente humana se dan misterios que producen este tipo de genialidades; y esto nos tiene que hacer meditar. Nuestro amigo Jim Wynorski, junto con grandísimos actores como el viejo Michael Madsen ha conseguido producir una película que no solo nos apasionará y hará disfrutar de ese thrill, sino que además conseguirá brindarnos esa chispa jocosa que tanto echamos de menos en esas películas de cine mediano que se producían últimamente (como Origen o El caballero oscuro).
Todas estas maravillas que posee esta película de gran pantalla no son nada comparadas con la perfección y verosimilitud de sus efectos especiales, los cuales provocan que en medio de la película hagamos ademán de intentar quitarnos unas gafas de 3D, de cuán excelso es su nivel. Pirañaconda no tiene nada que envidiar en este aspecto a Avatar o Prometeus, por ejemplo.
Por último, querría apuntar que no solo es emocionante, y divertidamente terrorífica, sino que también tiene esa chispa de mujeres en paños que aporta a estas obras maestras, como Habitación en Roma, ese extra que las hace entrar en el Olimpo del arte cinematográfico. En definitiva, una película perfecta para disfrutar en familia, con amigos o en solitario; para todos los públicos que aprecian el cine de verdad y quieran alcanzar ese éxtasis místico que solo una representación del arte de este calibre nos puede brindar.