Siento que lo que hizo grande la saga de súper héroes de Spiderman era el papel de un Peter Parker que tenía la capacidad de representar a cualquiera de nosotros. Spiderman simplemente atraía porque nos sentíamos identificados con él. Ahora, en este reboot, creo que Andrew Garfield no logra explotar los razgos de sencillez que caracterizaron al actor de la primera entrega que tanto gustó. Emma Stone no se queda atrás de la popular Mary Jane. Pero Rhys Ifans falla más aún que Andrew Garfield. El lagarto es un villano mucho más limitado que el Duende Verde de Dafoe. La primera hora reproduce casi exactamente la versión de la primera entrega de Sam Raimi y la segunda hora, donde se supone debe desarrollarse y dar un salto... no lo da. Se queda estancada y sin un argumento por desarrollar. Tanto así que hay cosas que pasan en la película que no se logran resolver, por ejemplo, cuando el Lagarto ataca a los policía SWAT y les infringe daño con el químico que los contagia para transformarlos en otros lagartos igual a él, sencillamente no pasa nada. Dejan tirado esto. Hubiese sido otra película si Lagarto intentara atacar con los súbditos que se sumaban ahora a su causa. Pero no. El director deja tirado esto... Y así muchas otras cosas. Le falta mucho a esta entrega.