Sin embargo, se queda en eso, en un intento de obra maestra. Podría haber sido eterna, épica. Una comedia de 1989 que nos ayude a comprender casos actuales como los disturbios de Ferguson o el actual clima racial en EEUU. Pero no consigue ser nada de eso, se queda en una proclama racista.

FIght the poweR!! Comienza la película y Yo flipo. Se calientan motores y empiezan a envolvernos, hip hop como música del pueblo, hip hip como música liberadora. ¡Estoy ante una película revolucionaria! -pienso - Pero nada de eso, acto seguido el tonto del barrio es el que clama por los grandes líderes negros.

Nos presentan al protagonista, Mookie. Un chico popular que trabaja en una pizzeria en la que hay una confrontación de opiniones entre los dos hijos del jefe. El que confía en él, por qué realmente, Mookie parece un buen tipo, . Y su hermano mayor, Pino, que es racista.
Durante la película nos presentan a Pino como un hombre estresado, que no consigue hayar justificación para sus pensamientos, quedando así patente en las falacias (evidentes, por qué así lo procura Spike Lee)

Pero para terminar la película, lo que sucede es que Pino tenía razón. Mookie se convierte en traidor para los que ha estado trabajando, por qué? Pues porque es negro y en el fondo no es más que un gusano que después de instigar la quema de la pizzería de forma decisiva, vuelve al día siguiente a por su salario, llevandose incluso lo que no es suyo, recogiendolo del suelo en un acto en el que refleja cuan poca dignidad tiene.

Se columpia bien con el mensajito que deja Spike lee. ¡Cuidado con los negros! Por último resaltar que el único negro que mantiene la coordura hasta el final es una vagabundo. No hay negros de bien que estén acomodados. Por lo tanto me habría encantado la película si no fuera por el tufo racista.
Aún con esas le doy a la película el notable - 7.