You must be a loged user to know your affinity with Javipol
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
24 de diciembre de 2019
24 de diciembre de 2019
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Deslavazada, apresurada y atropellada? Sí ¿Patchwork de frenéticas escenas? También ¿Parcheado de una trilogía que hacía aguas? Así es ¿Colección de Deus ex machina y decisiones apresuradas sacadas de la manga? Un abundante muestrario ¿Fan-service a tutiplén para ocultar otras carencias? Por arrobas.
Bien, entonces, ¿Por qué un siete?
Por la sencilla razón de que si ése es el precio a pagar por restaurar a la saga toda la maravilla, aventura, mitología y épica perdidas, sobre todo tras el desaguisado pastiche de Rian Johnson que la precede, bienvenido sea.
También porque, si a este veterano fan, atrincherado en el recuerdo de mejores tiempos cinematográficos para esta mitología galáctica, en no menos de tres ocasiones se le han saltado las lágrimas, no puede por menos que dar las gracias al retorno de J.J. Abrams, que no tenía fácil papel tras el episodio VIII, pero que con sus artes no sutiles pero sí incisivas (hay más de un rapapolvo verbalizado en los propios personajes contra “Los últimos Jedi” de Rian Johnson) y tocando las debidas teclas, que él mismo como fan conoce a la perfección, ha devuelto a los fans una nueva esperanza que ya parecía perdida en ese mismo fondo estrellado en el que se pierde el scroll al comienzo de cada episodio.
Sí, nuevamente una entrega de Star Wars que dividirá al fandom, como no ha podido ser de otro modo desde el comienzo de esta nueva trilogía llena de vaivenes de producción y de contradictorias luchas de poder en lo creativo; que pierde a George Lucas como capitán de navío al timón de una nave que nunca debió dejar en otras manos; al menos en cuanto al desarrollo de su mitología se refiere, que no en las labores de dirección, ya que Abrams demuestra aquí una mano en la dirección de actores, sobre todo en la de sus protagonistas, Adam Driver y Daisy Ridley, que ya la quisiera para sí el californiano.
Por otra parte la partitura de John Williams (el mejor score de la trilogía), vuelve a hacernos vibrar, y a emocionarnos con todo su talento, con la acertada recopilación de todos los grandes leitmotiv habidos y por haber transformados, a la manera wagneriana, a su conveniencia durante el drama fílmico.
“EL ASCENSO DE SKYWALKER” ES LA VERDADERA NUEVA ESPERANZA PARA LOS FANS
Bien, entonces, ¿Por qué un siete?
Por la sencilla razón de que si ése es el precio a pagar por restaurar a la saga toda la maravilla, aventura, mitología y épica perdidas, sobre todo tras el desaguisado pastiche de Rian Johnson que la precede, bienvenido sea.
También porque, si a este veterano fan, atrincherado en el recuerdo de mejores tiempos cinematográficos para esta mitología galáctica, en no menos de tres ocasiones se le han saltado las lágrimas, no puede por menos que dar las gracias al retorno de J.J. Abrams, que no tenía fácil papel tras el episodio VIII, pero que con sus artes no sutiles pero sí incisivas (hay más de un rapapolvo verbalizado en los propios personajes contra “Los últimos Jedi” de Rian Johnson) y tocando las debidas teclas, que él mismo como fan conoce a la perfección, ha devuelto a los fans una nueva esperanza que ya parecía perdida en ese mismo fondo estrellado en el que se pierde el scroll al comienzo de cada episodio.
Sí, nuevamente una entrega de Star Wars que dividirá al fandom, como no ha podido ser de otro modo desde el comienzo de esta nueva trilogía llena de vaivenes de producción y de contradictorias luchas de poder en lo creativo; que pierde a George Lucas como capitán de navío al timón de una nave que nunca debió dejar en otras manos; al menos en cuanto al desarrollo de su mitología se refiere, que no en las labores de dirección, ya que Abrams demuestra aquí una mano en la dirección de actores, sobre todo en la de sus protagonistas, Adam Driver y Daisy Ridley, que ya la quisiera para sí el californiano.
Por otra parte la partitura de John Williams (el mejor score de la trilogía), vuelve a hacernos vibrar, y a emocionarnos con todo su talento, con la acertada recopilación de todos los grandes leitmotiv habidos y por haber transformados, a la manera wagneriana, a su conveniencia durante el drama fílmico.
“EL ASCENSO DE SKYWALKER” ES LA VERDADERA NUEVA ESPERANZA PARA LOS FANS

8,0
75.291
10
5 de octubre de 2019
5 de octubre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con toda probabilidad estamos ante la mejor película del 2019 (y por supuesto de las mejores de la década). Con toda seguridad ante el mejor filme que he visto en mucho tiempo, y desde ya ante otra película de culto inmediato. Merecida triunfadora del festival internacional de cine de Venecia, se alza este año con el León de oro a la mejor película.
No es mérito pequeño el proceder su dirección de alguien, “tan sospechoso” (hasta ahora) de poder sostener tamaño drama como Todd Phillips; director, que supiéramos, solo dotado para la comedia (famoso sobre todo por su “trilogía de Resacones”).
Señalar a estas alturas que Joaquin Phoenix hace suyo cada personaje que aborda o, lo que es lo mismo, que estamos ante uno de los mejores actores vivos del planeta, no es descubrir nada nuevo. Eso sí, quizá nunca antes en su carrera había encarnado un rol con tan intensa visceralidad, y de forma tan profunda y sobrecogedora como aquí. Su interpretación es sencillamente colosal (imprescindible en V.O. para degustarla en su totalidad).
En efecto, haciendo referencia al título elegido para mi crítica, Joaquin Phoenix nos guía en su macabra encarnación (cual enfermizo Virgilio) por un descenso a los infiernos de su perturbada psique, y lo hace, junto al director, con una intensidad creciente, paulatina; con tal maestría que no podemos despegar los ojos de las desasosegantes e hipnóticas imágenes de la pantalla ni un instante, desde el primer minuto de metraje hasta el épico estallido final del personaje (y de la trama). Este "Taxi driver revisitado" sin duda no dejará indiferente a nadie, ya lleva la polémica pegada a su celuloide desde el mismo día de su estreno.
Es Arthur Fleck, el personaje interpretado por Phoenix, un alma torturada, pero ojo, no miremos a otro lado, que “el monstruo” no está tan solo. Tras la pintura de este “trágico payaso/comediante”, y tras esa máscara de amargura cuando no hay pintura alguna, no está sino la más ácida crítica a la ponzoñosa, hipócrita, desquiciada y enfermiza (así como supuestamente avanzada) sociedad occidental. “El monstruo” puede nacer como tal, pero en cierto modo no se hace (del todo) solo.
Que esta película trate sobre el villano por antonomasia de Batman es casi anecdótico, aun así el director-coguionista se encarga de aplicar las suficientes pinceladas en el argumento, para hacerle convivir con ciertos personajes en un ingenioso, y muy logrado ejercicio de empastado, con el entorno comiquero del que procede. Pese a ello, no pierde la película su carácter independiente del “universo DC cómics”. Los guiños y referencias están ahí para los que amamos el cómic, pero la película funciona a la perfección y de forma autónoma para un público ajeno al noveno arte.
Ésta, y no otra, ha de ser la senda que siga la Warner en sus adaptaciones de cómics DC. Una vez visto su fracaso como competidora con la Marvel cinematográfica, cuyo universo fue cocinado a fuego lento durante una década, para alcanzar platos tres estrellas Michelin como los dos últimos “Avengers”. Y el hecho es que no es la primera vez, ahí están maravillas como “Wonder woman” y “Aquaman” (por mucho que difieran en tono y género con la película que nos ocupa) para demostrar que ese es el camino a seguir.
Para acabar, compartir con vosotros la tremenda satisfacción, a la que sólo en contadas ocasiones he podido asistir en los últimos años:
Con el “The End” (sí, la película lo lleva) la práctica totalidad de la sala nos arrancamos en un aplauso atronador.
Sí, aún es posible, aún hay películas que te llegan al corazón y a las vísceras, aún hay emociones que compartir en la sinergia única de una sala a oscuras, aún hay obras maestras que revuelven conciencias. Aún hay esperanza para los que amamos EL CINE.
No es mérito pequeño el proceder su dirección de alguien, “tan sospechoso” (hasta ahora) de poder sostener tamaño drama como Todd Phillips; director, que supiéramos, solo dotado para la comedia (famoso sobre todo por su “trilogía de Resacones”).
Señalar a estas alturas que Joaquin Phoenix hace suyo cada personaje que aborda o, lo que es lo mismo, que estamos ante uno de los mejores actores vivos del planeta, no es descubrir nada nuevo. Eso sí, quizá nunca antes en su carrera había encarnado un rol con tan intensa visceralidad, y de forma tan profunda y sobrecogedora como aquí. Su interpretación es sencillamente colosal (imprescindible en V.O. para degustarla en su totalidad).
En efecto, haciendo referencia al título elegido para mi crítica, Joaquin Phoenix nos guía en su macabra encarnación (cual enfermizo Virgilio) por un descenso a los infiernos de su perturbada psique, y lo hace, junto al director, con una intensidad creciente, paulatina; con tal maestría que no podemos despegar los ojos de las desasosegantes e hipnóticas imágenes de la pantalla ni un instante, desde el primer minuto de metraje hasta el épico estallido final del personaje (y de la trama). Este "Taxi driver revisitado" sin duda no dejará indiferente a nadie, ya lleva la polémica pegada a su celuloide desde el mismo día de su estreno.
Es Arthur Fleck, el personaje interpretado por Phoenix, un alma torturada, pero ojo, no miremos a otro lado, que “el monstruo” no está tan solo. Tras la pintura de este “trágico payaso/comediante”, y tras esa máscara de amargura cuando no hay pintura alguna, no está sino la más ácida crítica a la ponzoñosa, hipócrita, desquiciada y enfermiza (así como supuestamente avanzada) sociedad occidental. “El monstruo” puede nacer como tal, pero en cierto modo no se hace (del todo) solo.
Que esta película trate sobre el villano por antonomasia de Batman es casi anecdótico, aun así el director-coguionista se encarga de aplicar las suficientes pinceladas en el argumento, para hacerle convivir con ciertos personajes en un ingenioso, y muy logrado ejercicio de empastado, con el entorno comiquero del que procede. Pese a ello, no pierde la película su carácter independiente del “universo DC cómics”. Los guiños y referencias están ahí para los que amamos el cómic, pero la película funciona a la perfección y de forma autónoma para un público ajeno al noveno arte.
Ésta, y no otra, ha de ser la senda que siga la Warner en sus adaptaciones de cómics DC. Una vez visto su fracaso como competidora con la Marvel cinematográfica, cuyo universo fue cocinado a fuego lento durante una década, para alcanzar platos tres estrellas Michelin como los dos últimos “Avengers”. Y el hecho es que no es la primera vez, ahí están maravillas como “Wonder woman” y “Aquaman” (por mucho que difieran en tono y género con la película que nos ocupa) para demostrar que ese es el camino a seguir.
Para acabar, compartir con vosotros la tremenda satisfacción, a la que sólo en contadas ocasiones he podido asistir en los últimos años:
Con el “The End” (sí, la película lo lleva) la práctica totalidad de la sala nos arrancamos en un aplauso atronador.
Sí, aún es posible, aún hay películas que te llegan al corazón y a las vísceras, aún hay emociones que compartir en la sinergia única de una sala a oscuras, aún hay obras maestras que revuelven conciencias. Aún hay esperanza para los que amamos EL CINE.
Más sobre Javipol
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here