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Críticas ordenadas por utilidad
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5,8
56.110
3
13 de junio de 2015
13 de junio de 2015
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
AVISO: esta crítica va por y para todos aquellos a quienes asoló la dinomanía en su infancia.
Corrían los años 90, y para aquellos que habíamos nacido a finales de la década de los 80 y principios de los 90, Jurassic Park fue, simplemente, una pasada. Steven Spielberg y sus dinosaurios encandilaron a una generación, acercándola a la ciencia, a la naturaleza y a propios reptiles (sin olvidar su rentabilidad económica). Su segunda parte, vista desde el futuro, ya había perdido esa magia de que gozaba aquélla, pero en esos momentos tampoco importaba a los más jóvenes: los increíbles dinos volvieron a conquistarnos.
La infancia pasó, y también el fenómeno jurásico. Vi la tercera película de la saga, olvidada con el paso de mi infancia y también por su escasa repercusión, hace unos años. La decepción fue atroz. Investigando un poco, pude constatar que en el guión de ésta última fue creado desde la nada, al igual que el de Jurassic World, mientras que la primera procedía de un libro de Michael Critchon, y la segunda, también, aunque eso sí, escrito tras el enorme éxito de su antecesora.
De este modo la degeneración en la calidad del argumento, de los diálogos; en fin, del guión, es inevitablemente correlativa al alejamiento de la idea original, pura, que provenía del primer libro.
Y así, en 2015, hemos llegado a la cuarta entrega de la serie. Pues bien, para aquella generación que tomó contacto con aquella película en los años 90, no puedo entender cómo es posible recibir favorablemente el film de Trevorrow. La magia y la imaginación de Jurassic Park brilla por su absoluta ausencia. Desde los primeros 15 minutos me he sentido insultado como espectador, como fan de la saga y como animal inteligente; la historia no es más que un mero trasunto ligeramente modificado de la primera entrega; los personajes son patéticos, estereotipados e incluso insufribles; la pretendida profundidad de ciertos diálogos científicos y morales se diluye en un festival de CGI y acción... La idea original del filántropo Hammond desaparece, con un magnate indio supuestamente continuista de aquél, pero más preocupado por el tamaño y el número de dientes de los grandes reptiles, y graciosillo al mando del helicóptero. Curiosa ironía; el parque jurásico ha pasado a ser temático, guiado por los beneficios, controlado por los patrocinadores y perseguido por los poderosos con fines "patrióticos"...
En fin, éste es el lado más oscuro y cierto del cine: es una máquina de hacer dinero. Y a tal fin el respeto a la memoria de las grandes películas y a los más antiguos fans no tiene cabida, en tanto el fin pueda lograrse. Lamentablemente, en el cine de hoy es más sencillo gastar cientos de millones de dólares en efectos especiales que reunir el valor suficiente para elaborar un guión en condiciones. Esperemos que no vuelvan resucitar a más dinosaurios, y los dejan descansar, pues más que a humanos, lo que destrozarán serán las ilusiones de los que crecimos con ellos.
Corrían los años 90, y para aquellos que habíamos nacido a finales de la década de los 80 y principios de los 90, Jurassic Park fue, simplemente, una pasada. Steven Spielberg y sus dinosaurios encandilaron a una generación, acercándola a la ciencia, a la naturaleza y a propios reptiles (sin olvidar su rentabilidad económica). Su segunda parte, vista desde el futuro, ya había perdido esa magia de que gozaba aquélla, pero en esos momentos tampoco importaba a los más jóvenes: los increíbles dinos volvieron a conquistarnos.
La infancia pasó, y también el fenómeno jurásico. Vi la tercera película de la saga, olvidada con el paso de mi infancia y también por su escasa repercusión, hace unos años. La decepción fue atroz. Investigando un poco, pude constatar que en el guión de ésta última fue creado desde la nada, al igual que el de Jurassic World, mientras que la primera procedía de un libro de Michael Critchon, y la segunda, también, aunque eso sí, escrito tras el enorme éxito de su antecesora.
De este modo la degeneración en la calidad del argumento, de los diálogos; en fin, del guión, es inevitablemente correlativa al alejamiento de la idea original, pura, que provenía del primer libro.
Y así, en 2015, hemos llegado a la cuarta entrega de la serie. Pues bien, para aquella generación que tomó contacto con aquella película en los años 90, no puedo entender cómo es posible recibir favorablemente el film de Trevorrow. La magia y la imaginación de Jurassic Park brilla por su absoluta ausencia. Desde los primeros 15 minutos me he sentido insultado como espectador, como fan de la saga y como animal inteligente; la historia no es más que un mero trasunto ligeramente modificado de la primera entrega; los personajes son patéticos, estereotipados e incluso insufribles; la pretendida profundidad de ciertos diálogos científicos y morales se diluye en un festival de CGI y acción... La idea original del filántropo Hammond desaparece, con un magnate indio supuestamente continuista de aquél, pero más preocupado por el tamaño y el número de dientes de los grandes reptiles, y graciosillo al mando del helicóptero. Curiosa ironía; el parque jurásico ha pasado a ser temático, guiado por los beneficios, controlado por los patrocinadores y perseguido por los poderosos con fines "patrióticos"...
En fin, éste es el lado más oscuro y cierto del cine: es una máquina de hacer dinero. Y a tal fin el respeto a la memoria de las grandes películas y a los más antiguos fans no tiene cabida, en tanto el fin pueda lograrse. Lamentablemente, en el cine de hoy es más sencillo gastar cientos de millones de dólares en efectos especiales que reunir el valor suficiente para elaborar un guión en condiciones. Esperemos que no vuelvan resucitar a más dinosaurios, y los dejan descansar, pues más que a humanos, lo que destrozarán serán las ilusiones de los que crecimos con ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo más curioso es que la elaboración del guión de la película se atribuye a 4 guionistas (yo aún pienso que debería ser a aquello que expulsan al acudir al váter). En la primera, únicamente el propio autor del libro "Parque Jurásico", Crichton, coadyuvado por otro profesional, perfiló la magna obra.

5,7
23.077
3
6 de agosto de 2016
6 de agosto de 2016
32 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya se ha comentado en otras críticas, la veda a ”¿cómo se comportaría X sin humanos?" fue abierta al gran público, de forma inapelable, por la magistral «Toy Story».
Por motivos justificados, en el terreno de los animales, la cumbre en este sentido podemos encontrarla en «Finding Nemo», un retrato que pese a sus consabidas excentricidades en el comportamiento y entendimiento de los animales, no dejaba por ello de crear un retrato bastante fidedigno de como podría ser (mención especial al grupo de peces atrapado en la pecera).
Con «The secret life of pets» se produce la traslación de esta idea al ámbito de los animales domésticos. Y por desgracia, hasta ahí queda su originalidad. Un arranque poco prometedor deriva en una sucesión interminable de escenas de acción, gags y situaciones en exceso chanantes e irrisorias, por supuesto nada creíbles siquiera en el contexto planteado. Así, en lugar de intentar, en base a una premisa tan jugosa, estructurar la historia siguiendo unas líneas de mínima coherencia (aunque derivara en el típico sentimentalismo facilón), se opta por acción y chistes, sin más.
En conclusión, «The secret life of pets» resulta un ciclón de eventos, incluso diría que frenética, pero poco más. Su más importante logro, probablemente, será el fomento de la compra compulsiva, favoreciendo un exponencial aumento en la venta de animales, pero difícilmente logrará un consenso generalizado sobre sus aciertos.
Por motivos justificados, en el terreno de los animales, la cumbre en este sentido podemos encontrarla en «Finding Nemo», un retrato que pese a sus consabidas excentricidades en el comportamiento y entendimiento de los animales, no dejaba por ello de crear un retrato bastante fidedigno de como podría ser (mención especial al grupo de peces atrapado en la pecera).
Con «The secret life of pets» se produce la traslación de esta idea al ámbito de los animales domésticos. Y por desgracia, hasta ahí queda su originalidad. Un arranque poco prometedor deriva en una sucesión interminable de escenas de acción, gags y situaciones en exceso chanantes e irrisorias, por supuesto nada creíbles siquiera en el contexto planteado. Así, en lugar de intentar, en base a una premisa tan jugosa, estructurar la historia siguiendo unas líneas de mínima coherencia (aunque derivara en el típico sentimentalismo facilón), se opta por acción y chistes, sin más.
En conclusión, «The secret life of pets» resulta un ciclón de eventos, incluso diría que frenética, pero poco más. Su más importante logro, probablemente, será el fomento de la compra compulsiva, favoreciendo un exponencial aumento en la venta de animales, pero difícilmente logrará un consenso generalizado sobre sus aciertos.
TV

3,4
9.419
1
5 de marzo de 2014
5 de marzo de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como la propia Sharknado, voy a ser franco desde el principio, cosa que al menos se le puede reconocer.
Desde su inicio es ginebra de la buena, fuerte y directa. Sin contemplaciones ni ínfulas de seriedad; es porrillera, es consciente de ello, y mucho. Quizá esta descripción puede coincidir en parte con gran cantidad de esta clase de películas -lamentablemente, Sharky debe encuadrarse en esta categoría- que podrían denominarse de segunda clase, llámenlas serie B o telefilms, si quieren categorizar. Sin embargo, existe una diferencia fundamental, que caracteriza a Sharknado y la cualifica, elevándola a un nivel superior del vertedero cinematográfico.
Normalmente, esta clase de filmes disfrutan de un carácter esencial, que funciona como regla general, y que es apreciable sin conocer datos de producción concretos: la baja calidad se acompaña de un bajo presupuesto. Es decir, entre presupuesto y dinero se establece una relación directa.
Sharknado ha roto todos esos esquemas, normas no escritas, de las películas de palo. Establece una nueva relación entre estos dos factores que, si no del todo innovadora, si la lleva a su expresión máxima: la superior utilización de capital se transforma en una porquería de dimensiones estratosféricas. La relación pasa a convertirse en inversa, en el sentido explicado.
Ese es el mayor mérito de Sharknado. Porque del resto… prefiero ni hablar.
Una cosa es tomárserla a cachondeo, pero el llegar a defenderla me parece un despropósito. Es evidente que el cine es casi por entero una industria de entretenimiento, con diferentes grados. Pero Sharknado no es más que un engendro, sabedor de ello, y ahí juega su principal y única baza. Desde el primer momento, su seña de identidad pretende ser su absoluta y extrema ridiculez, sin ninguna finalidad (no le atribuyo ni el de mero entretenimiento), mediante la cual se pretende que el espectador pase de sentir vergüenza, rabia, náusea, al expresado de manera general "es tan mala que es buena".
Pero a mí no me la han colado, no han conseguido manipularme; Sharknado se encuentra en el punto último de mi ser, lo que podríamos llamar la frontera entre la veracidad y la tergiversación. Y en ese último resquicio de mi alma honesta, que nada debe superar, no puedo más que llamarla MIERDA.
Desde su inicio es ginebra de la buena, fuerte y directa. Sin contemplaciones ni ínfulas de seriedad; es porrillera, es consciente de ello, y mucho. Quizá esta descripción puede coincidir en parte con gran cantidad de esta clase de películas -lamentablemente, Sharky debe encuadrarse en esta categoría- que podrían denominarse de segunda clase, llámenlas serie B o telefilms, si quieren categorizar. Sin embargo, existe una diferencia fundamental, que caracteriza a Sharknado y la cualifica, elevándola a un nivel superior del vertedero cinematográfico.
Normalmente, esta clase de filmes disfrutan de un carácter esencial, que funciona como regla general, y que es apreciable sin conocer datos de producción concretos: la baja calidad se acompaña de un bajo presupuesto. Es decir, entre presupuesto y dinero se establece una relación directa.
Sharknado ha roto todos esos esquemas, normas no escritas, de las películas de palo. Establece una nueva relación entre estos dos factores que, si no del todo innovadora, si la lleva a su expresión máxima: la superior utilización de capital se transforma en una porquería de dimensiones estratosféricas. La relación pasa a convertirse en inversa, en el sentido explicado.
Ese es el mayor mérito de Sharknado. Porque del resto… prefiero ni hablar.
Una cosa es tomárserla a cachondeo, pero el llegar a defenderla me parece un despropósito. Es evidente que el cine es casi por entero una industria de entretenimiento, con diferentes grados. Pero Sharknado no es más que un engendro, sabedor de ello, y ahí juega su principal y única baza. Desde el primer momento, su seña de identidad pretende ser su absoluta y extrema ridiculez, sin ninguna finalidad (no le atribuyo ni el de mero entretenimiento), mediante la cual se pretende que el espectador pase de sentir vergüenza, rabia, náusea, al expresado de manera general "es tan mala que es buena".
Pero a mí no me la han colado, no han conseguido manipularme; Sharknado se encuentra en el punto último de mi ser, lo que podríamos llamar la frontera entre la veracidad y la tergiversación. Y en ese último resquicio de mi alma honesta, que nada debe superar, no puedo más que llamarla MIERDA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
P.D.: Que alguien mande un tiburón a cada uno de los que intervinieron en la creación de esta magna obra. Sharknado 2 está en producción, y tal apocalipsis meteoro-biológico se espera para julio. Creo que antes me tiraré yo mismo a un banco de tiburones.
6
23 de septiembre de 2014
23 de septiembre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ánimo de añadir nada nuevo, dado que existen ya excelentes críticas acerca del documental y sus virtudes, querría señalar un hecho que me ha traído mosca a lo largo del mismo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se señala repetidamente a lo largo de la cinta que Rodríguez y su música se elevaron como símbolo abanderado del movimiento antiapartheid, que luchaba por abolir la situación de dominación y exclusión que un 20% de población blanca ejercía sobre el restante 80% negra en Sudáfrica. Pues bien, a lo largo de todo el documental, sólo es entrevistado un negro, siendo este además estadounidense; es decir, se dedican a hablar acerca del impacto e importancia de la música de Rodríguez únicamente sudafricano blancos. Entiendo que dado el nivel de opresión y control que sufría la población negra, fuera la blanca disconforme la que principalmente luchara contra el sistema establecido, y por ello los mayores conocedores de Rodríguez. Pero pese a ello, ¿no podrían haber incluido el testimonio de algún sudafricano negro acerca del impacto en esta población de la música de Rodríguez? Mínimo me parece el documental, en ese aspecto, artificioso.
TV

5,3
1.407
2
11 de noviembre de 2014
11 de noviembre de 2014
20 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parecía que los productores televisivos intentaban por una vez reinventarse y crear algo diferente. Así parecía ocurrir según la promoción de esta nueva miniserie española; tradicionales cuentos populares iban a ser relatados, pero "trasvasados" a la vida real. Como este capítulo consistía en el conocido relato de los tres cerditos, la historia comienza con tres atracadores abandonando una joyería, ocultos sus rostros con caretas de gorrinos, a cámara lenta. Hasta ahí llega la originalidad de la cinta. A partir de este momento, se suceden los problemas comunes e inherentes a la gran mayoría de trabajos televisivos españoles: interpretaciones planas y carentes de emoción, guiones planos y previsibles, personajes con los que no se empatiza y que siguen unos cánones de personalidad sujetos a las exigencias del guión... En más de una hora de grabación no se consigue más que una sucesión de hechos inverosímiles, una evolución poco creíble de los personajes y unos giros argumentales simplistas y efectistas. Pese a que una profunda voz en off intenta introducir la historia filmada en el cuento popular, lo único que consigue es levantar la estupefacción del telespectador, anodado ante tanta sarta de estupideces. Y me voy ya, que viene el lobo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A destacar (hay muchos más):
- Arturo Valls. No hace falta decir más.
- El trabajador expresidiario gallego. Según parece, aunque puedan parecer reinsertados y reeducados, los expresidiarios pueden recaer en cualquier momento en sus instintos salvajes y delictivos; aunque eso sí, para ayudar a una causa justa.
- Creo que desde "Loca academia de Policía" no veía un cuerpo policial más incompetente.
- Las escenas finales en casa del tercer "cerdito" impiden para de reír.
- "El lobo aprendió que la violencia sólo engendra violencia..." ¡¡¡Pero que me estás contando!!!
- Arturo Valls. No hace falta decir más.
- El trabajador expresidiario gallego. Según parece, aunque puedan parecer reinsertados y reeducados, los expresidiarios pueden recaer en cualquier momento en sus instintos salvajes y delictivos; aunque eso sí, para ayudar a una causa justa.
- Creo que desde "Loca academia de Policía" no veía un cuerpo policial más incompetente.
- Las escenas finales en casa del tercer "cerdito" impiden para de reír.
- "El lobo aprendió que la violencia sólo engendra violencia..." ¡¡¡Pero que me estás contando!!!
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