Thriller bananero que desenmascara su virtud cómica en el epílogo. La película muta a una brillante comedia troll, de la mano de una memorable escena para la posteridad. (Diseccionada en el spoiler).

Si hablamos de El séptimo sello, tenemos que hablar siempre de la tarea de Ignar Bergman. Una cosa va con la otra, porque sin un director como tal, nada hubiera sido lo que fue, es y será. Bergman nos hace de un poema una película, Bergman es capaz de transformar sentimientos en imágenes (con la ayuda de la transparencia de Max von Syndow) y de expresar inmaterialidades en propios hechos que puedes ver.

Una película para la cual se necesita predisposición y premeditación antes de empezar a visionarla. Una cinta de momentos cómicos (con elementos picarescos y frases dignas del mismo Groucho Marx), momentos con tareas pueblerinas (con partes más costosas de engullir), pero sobre todo podremos gozar de reflexiones sobre lo que es la vida, la vida vista desde la imparcial y siempre segura muerte.

Una muerte que se personifica en un rostro blanco, un rostro que no asegura nada después de encontrarte con ella, una figura que desmotiva la vida del caballero interpretado por Syndow, pero que aún le repele más la muerte, por el sumo miedo a llegar en un punto de no saber nada de su pasado, nada de su presente, ni mucho menos algo del futuro.
Un filme que muestra las preocupaciones y el temor hacia el final de la vida marcado por la silueta oscura de la muerte, pero que aún remarca más la idea de otro mundo indefinido e inseguro. Una película muy costosa de ver, con complicaciones metafóricas y léxicas, pero con una trama y una magnífica conclusión que merecen la pena de un acalorado primer tercio de cinta.

No me alargo más esta vez con un spoiler, el dramatismo y la construcción de cada personaje representante de un camino mortuorio es inmensa, y hay tantos aspectos resaltantes de dicha obra que tal redacción sería más larga que un día sin pan. Lo mejor, saca tus conclusiones viéndola, no dejes que te la expliquen.

Aun no logro entender en que dichoso instante Cisne Negro ha caído de lleno en avariciosos tópicos de cine comercial, que al parecer no dudan en tacharla de película 'deheladoysofá' o de buque insignia exclusivo para los amantes del ballet, a los que el hecho de conocer el argumento de "El lago de los cisnes" les da crédito a valorar la obra en toda su plenitud.

No es algo que me acostumbre a molestar, ya que para gustos colores, pero la obra de Aronofsky va más allá de una impecable trama que afronta el evidente paralelismo con el ballet de Tchaikovsky. En esta ocasión, el director de "Réquiem por un sueño" nos sumerge en un delirante espiral de perfección. Las dos de la mano, como Cisne Blanco y Cisne Negro.

Desde buen principio destaca la magnífica escenografía y puesta en escena general, que con artificios musicales y visuales, acompañará y será capaz de agudizarse al milímetro en una locura que va "in crescendo".

Una estelar por unanimidad Natalie Portman dota de razón a toda aspiración de la película, capaz de encarnar al preciso y perfeccionista cisne blanco, al cual la presión (en este caso mucho más intensa la propia) le harán cruzar la delgada linea de la obsesión y la locura, narrada con excedentes visuales por Aronofsky que dotan a "Cisne Negro" de una garra y de un potencia sorprendentes, los cuales llegan a su punto máximo al final del acto tercero. Ahí, justo ahí, se encuentra la esencia de la película.

Todos expectantes de la belleza, de la blanca perfección, todos ante su alargada sombra, todos de pie aplaudiendo a la locura, todos preguntandonos si es posible emprender un camino hacia lo absoluto sin acabar consumiendo nuestra voluntad. El cisne de oscura y propia locura que hemos creado, nuestro particular Cisne Negro.

Enric

Ufff…Blade Runner. Blade Runner cae sobre ti como el más frio de los jarros de agua. No, no, no estoy diciendo que te decepcione; al contrario. Simplemente, te deja helado. Te deja completamente petrificado sobre el sofá. Ridley Scott deja que seas tú quien te preguntes el porqué de todo.

SOBRE LA VIDA – EDICIÓN BLADE RUNNER

1- ¿La vida, sólo una máquina de almacenamiento de datos?
2- ¿La muerte, dónde la máquina deja de funcionar?

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3- ¿Sentir alegría por vivir?
4- ¿Sentir tristeza por morir?
5- ¿Poder compaginar las preguntas 3 y 4?

SOBRE BLADE RUNNER- RIDLEY SCOTT

Y es que el futuro se pinta negro amigos, ¡Y TAN NEGRO! La Tierra no es más que un verdadero cúmulo de basura y de mal estar. Ridley Scott aporta la oscuridad a la Tierra, no deja que la luz invada nada, sólo que lo intente. Entre penumbra transcurre el filme, entre una inquietante penumbra que quita importancia a los interiores.

En toda persecución es importante saber dónde te encuentras. En Blade Runner no importa dónde te encuentras, sino hacia dónde te diriges. La preocupación supera los límites de lo humano, y lo sintético los límites de lo imaginable. Desde los Replicantes existe una infatigable lucha por conseguir la inmortalidad cuando no tienen más que recuerdos añadidos.

De trama deslizante y no cansada, pero de instantes costos y ralentizadores de la marcha del filme. De trama y sobretodo DE AMBIENTACIÓN INIGUALABLE. El humo y la desdichada atmosfera de suburbios ampliada al máximo exponente, mezclada con tecnología no resaltante, son sinónimos de Blade Runner, y este filme, consolida la cúspide del género de Ciencia Ficción.