Tremenda desilusión con esta última entrega. Y digo desilusión porque precisamente eso es lo que ya no encuentro en esta película. Para mí, el personaje de Bond carece en esta película de todo lo que me engancho a él cuando era niño. Hay una falta total de glamur, desaparecen los paisajes exóticos y lejanos en los que sin embargo siempre encontraba mi querido "superagente" un hotel o una casa extraordinarios en los que después de alguna tremenda pelea o persecución mortal, siempre podía aparecer renovado, elegante y dispuesto al romance con alguna belleza y con su inseparable coctel.
Para mi James Bond debe tener fantasía y aquí no la hay. Leo muchas opiniones que dicen que ahora es más humano y yo no quiero que lo sea. Yo necesito que sea casi un superhombre, el que mejor conduce, el que mejor pelea, el más listo, el más fuerte, el más atractivo. Porque así era nuestro querido agente en su nacimiento.