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3
22 de julio de 2012
22 de julio de 2012
128 de 196 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Dark Knight Rises es una película pobre, mal hecha y con la única pretensión de vender. Si bien la original y su secuela, aún siendo cintas de orientación blockbuster y mainstream, partían de la original premisa de un cine de superhéroes realista y adulto dentro de un género plagado de películas puramente juveniles y basadas en la espectacularidad de los efectos especiales; y Nolan ha destrozado este concepto para hacer una película de superhéroes más, pero con un metraje excesivamente largo y tedioso, con escasas escenas de acción, que encima excluyen la película del grupo de "cine de palomitas".
Para empezar el guión no se sostiene, se parte de un concepto que cada vez se va deteriorando paulatinamente y se dispersa, con una estructura casi caótica en la que a veces olvidamos si estamos viendo a Batman o una película de policías protagonizada por Joseph Gordo-Levitt, convertida en film apocalíptico al más puro estilo Roland Emmerich (pero sin tanta espectacularidad). Los personajes son planamente enrevesados; intentan ser complejos pero no lo son al actuar incoherentemente o no ahondar lo suficiente en porqué los personajes son así(un ejemplo es la vida sentimental de Bruce Wayne o los motivos que llevan a Bane a ser malvado), y durante todo el film tiene uno la sensación de que toda la trama está cogida con pinzas, a excepción del último giro, que sorprende aunque tampoco llega a ser expectacular.
Lo peor de la película sin duda es su inverisimilitud. No hay quien se crea muchas escenas del film, aún siendo conscientes de que se trata de un film sobre superhéroes donde los saltos imposibles, gadgets ultratecnológicos y villanos que mueren a puñados son comunes, ciertas escenas atentan contra la lógica humana y parecen ser un insulto al sentido común del espectador. Pero por si no fuera poco, los personajes actúan de manera ridícula, absurda y carente de sentido, además de la ya comentada falta de profundidad: sobretodo Bane, un villano que pretende entrar a la historia con Heather Ledger y su Joker con líneas de diálogo que pretenden pasar a la historia como el famoso "Why so serious?", pero que perfilan a un personaje difuso y carente de psicología.
Lo único salvable de la película son ciertas escenas de acción bien trabajadas y los personajes de Catwoman y Alfred. Anne Hathaway no lo hace mal en su papel ladrona felina (por muy difuso que sea su personaje, como todos), aunque el primero encajaría más en una película de superhéroes dirigida a un público más infantil, y la relación entre Alfred y Bruce Wayne es la única parte del guión con sustancia y bien dibujada.
Para empezar el guión no se sostiene, se parte de un concepto que cada vez se va deteriorando paulatinamente y se dispersa, con una estructura casi caótica en la que a veces olvidamos si estamos viendo a Batman o una película de policías protagonizada por Joseph Gordo-Levitt, convertida en film apocalíptico al más puro estilo Roland Emmerich (pero sin tanta espectacularidad). Los personajes son planamente enrevesados; intentan ser complejos pero no lo son al actuar incoherentemente o no ahondar lo suficiente en porqué los personajes son así(un ejemplo es la vida sentimental de Bruce Wayne o los motivos que llevan a Bane a ser malvado), y durante todo el film tiene uno la sensación de que toda la trama está cogida con pinzas, a excepción del último giro, que sorprende aunque tampoco llega a ser expectacular.
Lo peor de la película sin duda es su inverisimilitud. No hay quien se crea muchas escenas del film, aún siendo conscientes de que se trata de un film sobre superhéroes donde los saltos imposibles, gadgets ultratecnológicos y villanos que mueren a puñados son comunes, ciertas escenas atentan contra la lógica humana y parecen ser un insulto al sentido común del espectador. Pero por si no fuera poco, los personajes actúan de manera ridícula, absurda y carente de sentido, además de la ya comentada falta de profundidad: sobretodo Bane, un villano que pretende entrar a la historia con Heather Ledger y su Joker con líneas de diálogo que pretenden pasar a la historia como el famoso "Why so serious?", pero que perfilan a un personaje difuso y carente de psicología.
Lo único salvable de la película son ciertas escenas de acción bien trabajadas y los personajes de Catwoman y Alfred. Anne Hathaway no lo hace mal en su papel ladrona felina (por muy difuso que sea su personaje, como todos), aunque el primero encajaría más en una película de superhéroes dirigida a un público más infantil, y la relación entre Alfred y Bruce Wayne es la única parte del guión con sustancia y bien dibujada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay escenas que delatan la prisa, mala gana y gusto por la espectacularidad gratuita. Desde la primera escena, que si bien es un buen trabajo de especialistas y efectos, no es en absoulto creíble, hasta la ridícula escena en la que los policías armados se dedican a cargar contra criminales armados que se dedican a disparar al suelo.
El guión tiene decenas de gazapos, desde soluciones surrealistamente ridículas para justificar la cura de las rodillas de Bruce hasta acciones imposibles como escapar de un pozo al otro lado del mundo y volver a Gotham cuando supuestamente Wayne está en quiebra. Hay algunos errores de raccord que serían perdonables en otra película, pero no en una que pretende cerrar una saga con tan altas espectativas.
Y los personajes no son creíbles. Bane es malvado sin justificación, intenta actuar como una especie de líder revolucionario de un ejército de fanáticos anarquistas pero no existe ningun motivo para la supuesta "revolución" de Bane, ni se explica porqué sus subordinados son leales hasta el punto de morir por él. Además, según su historia, debería ser un criminal buscando redención, no un pseudo revolucionario manipulador; por otra parte, el contenido antisistema de los villanos sobra completamente y parece un ataque político de Nolan a movimientos como Occupy Wall Street, recordando que cualquier revolución que preescinda de las fuerzas del orden y del ejército de los Estados Unidos es malvado. Y sobre Bruce Wayne, su promiscuidad digna de las películas de acción de los 90 con el personaje de Marion Cotillard y Catwoman destroza por completo todo el trasfondo del Wayne torturado por la pérdida de su amor, ya que pasa de la más absoluta tristeza y melancolía al polvo rápido en la segunda cita.
El guión tiene decenas de gazapos, desde soluciones surrealistamente ridículas para justificar la cura de las rodillas de Bruce hasta acciones imposibles como escapar de un pozo al otro lado del mundo y volver a Gotham cuando supuestamente Wayne está en quiebra. Hay algunos errores de raccord que serían perdonables en otra película, pero no en una que pretende cerrar una saga con tan altas espectativas.
Y los personajes no son creíbles. Bane es malvado sin justificación, intenta actuar como una especie de líder revolucionario de un ejército de fanáticos anarquistas pero no existe ningun motivo para la supuesta "revolución" de Bane, ni se explica porqué sus subordinados son leales hasta el punto de morir por él. Además, según su historia, debería ser un criminal buscando redención, no un pseudo revolucionario manipulador; por otra parte, el contenido antisistema de los villanos sobra completamente y parece un ataque político de Nolan a movimientos como Occupy Wall Street, recordando que cualquier revolución que preescinda de las fuerzas del orden y del ejército de los Estados Unidos es malvado. Y sobre Bruce Wayne, su promiscuidad digna de las películas de acción de los 90 con el personaje de Marion Cotillard y Catwoman destroza por completo todo el trasfondo del Wayne torturado por la pérdida de su amor, ya que pasa de la más absoluta tristeza y melancolía al polvo rápido en la segunda cita.

5,8
69.182
5
5 de agosto de 2012
5 de agosto de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prometheus lo tenía fácil. La franquicia de Alien dejó muchas incógnitas sin resolver que daban mucho jugo a la saga, y uno, a partir de la tercera entrega, no dejaba de preguntarse proqué no dejaban en paz a la pobre Ellen Ripley descansar en paz mientras exploraban el resto de elementos que conformaban la mitología Alien.
También merece mención el apartado sonoro. Los soberbios efectos sonoros que han caracterizado a la saga
Pero Prometheus es el ejemplo de que ciertas cosas, o se hacen bien, o se deja al misterio y a la imaginación del espectador. Partiendo de una premisa bastante atractiva, Damon Lindelof destroza cualquier posibilidad construyendo un guión con más agujeros que un queso grouyere; no es de extrañar teniendo en cuenta lo sucedido con Lost, aunque el punto fuerte de la serie, los personajes, en la película brillan por ser totalmente desaprovechados y con subtramas insulsas que no hacen más que rellenar cinta sin aportar ni profundidad al personaje ni sustancia a la trama principal, dando la impresión de ser perfiles de personajes inacabados o mutilados. Además, los personajes no están del todo bien definidos, y sus conocimientos y/o profesiones a veces no concuerdan con sus acciones, en ocasiones absurdas. Mención especial a la horrenda caracterización de Mr. Weyland por Guy Pearce; ¿Es necesario que un hombre de mediana edad tenga que embotarse de maquillaje para interpretar a un anciano? ¿Es que no hay actores viejos?
Y es que la sensación final del guión en general es el de una trama con una buena idea pero plagada de elementos añadidos que acaban sin dar pie a nada, sin aportar nada y sin enriquecer la cinta, que sólo consiguen confundir y alargar minutos. Además, el señor Scott parece haber prescindido de cualquier asesoría científica, teniendo en cuenta la ignorancia que muestra en muchos aspectos científicos del film, y lo cierto es que para muchas de esas incoherencias no es necesario tener más que sentido común.
Otra cosa que ya se intuía con los primeros trailers ha sido la renuncia a la atmósfera industrializada y oscura de la saga del xenomorfo de Giger, mostrándonos un futuro más digital y luminoso, y mucho más limpio y menos hostil que el nivel 426 de la trilogía original. Además, aquel espírtitu de intriga el cual nos dejó espectantes durante todo el film hasta el final para apreciar bien la forma del alienígena del film de 1978, se rompe de manera descarada con la primera escena de la película, muy reveladora y para nada sutil.
No obstante, por mucho que clame ser una obra totalmente independiente de la saga Alien, Scott nos traiciona a lo largo del film, ya que repite estructura, muchos roles de los personajes y, sin querer destirpar nada, al final podemos llegar a la conclusión de que Prometheus podría ser perfectamente un remake fallido de la saga. Y, hablando del final, da pie a una continuación que, honestamente y ateniendo a lo que parece que sucederá, puede ser horrible.
Pero la película no llega a ser un mal film, pues consigue entretenr siempre que asumamos que es incomparable a la saga. Sí, es cierto que el tener gran parte de la mitología y aspecto visual basado en las entregas anteriores les ha facilitado la historia, pero en general la idea de la trama es bastante oscura, lovecraftiana y original hasta cierto punto, aunque no es nada que un buen fanático de Alien no haya escuchado o leído en las cientos de teorías que llevan años circulando acerca de Alien 5. Los efectos especiales están bien trabajados, los personajes no son gran cosa, pero encajan lo suyo en un blockbuster de Sci-Fi veraniego, en gran parte por las excelentes actuaciones de Fassbender y Theron, y las secuencias de acción no tienen desperdicio. A grandes rasgos logra mantener la atención y curiosidad del espectador, aunque en ciertas ocasiones sus incoherencias hacen perder el hilo, y muchos giros son predecibles.
En pocas palabras, Prometheus es una película de ciencia ficcion decente, aunque el tirón de orejas a Scott no se lo quita nadie, ya que parte del trabajo lo tenía prácticamente hecho; un reparto con actores de nivel y populares, un presupuesto millonario y un trasfondo ya trabajado. El resto, el desarrollo de la trama y permitir las perlas del guión de Lindelof, no tiene justificación en un director de su talla y con la misión de perpetuar el legado de Alien. Pretende distanciarse en lo que le interesa de la saga Alien y en concreto de El Octavo Pasajero, pero la realidad es que vive de su sombra y que el aire a remake fallido es imposible de disipar o disimular.
También merece mención el apartado sonoro. Los soberbios efectos sonoros que han caracterizado a la saga
Pero Prometheus es el ejemplo de que ciertas cosas, o se hacen bien, o se deja al misterio y a la imaginación del espectador. Partiendo de una premisa bastante atractiva, Damon Lindelof destroza cualquier posibilidad construyendo un guión con más agujeros que un queso grouyere; no es de extrañar teniendo en cuenta lo sucedido con Lost, aunque el punto fuerte de la serie, los personajes, en la película brillan por ser totalmente desaprovechados y con subtramas insulsas que no hacen más que rellenar cinta sin aportar ni profundidad al personaje ni sustancia a la trama principal, dando la impresión de ser perfiles de personajes inacabados o mutilados. Además, los personajes no están del todo bien definidos, y sus conocimientos y/o profesiones a veces no concuerdan con sus acciones, en ocasiones absurdas. Mención especial a la horrenda caracterización de Mr. Weyland por Guy Pearce; ¿Es necesario que un hombre de mediana edad tenga que embotarse de maquillaje para interpretar a un anciano? ¿Es que no hay actores viejos?
Y es que la sensación final del guión en general es el de una trama con una buena idea pero plagada de elementos añadidos que acaban sin dar pie a nada, sin aportar nada y sin enriquecer la cinta, que sólo consiguen confundir y alargar minutos. Además, el señor Scott parece haber prescindido de cualquier asesoría científica, teniendo en cuenta la ignorancia que muestra en muchos aspectos científicos del film, y lo cierto es que para muchas de esas incoherencias no es necesario tener más que sentido común.
Otra cosa que ya se intuía con los primeros trailers ha sido la renuncia a la atmósfera industrializada y oscura de la saga del xenomorfo de Giger, mostrándonos un futuro más digital y luminoso, y mucho más limpio y menos hostil que el nivel 426 de la trilogía original. Además, aquel espírtitu de intriga el cual nos dejó espectantes durante todo el film hasta el final para apreciar bien la forma del alienígena del film de 1978, se rompe de manera descarada con la primera escena de la película, muy reveladora y para nada sutil.
No obstante, por mucho que clame ser una obra totalmente independiente de la saga Alien, Scott nos traiciona a lo largo del film, ya que repite estructura, muchos roles de los personajes y, sin querer destirpar nada, al final podemos llegar a la conclusión de que Prometheus podría ser perfectamente un remake fallido de la saga. Y, hablando del final, da pie a una continuación que, honestamente y ateniendo a lo que parece que sucederá, puede ser horrible.
Pero la película no llega a ser un mal film, pues consigue entretenr siempre que asumamos que es incomparable a la saga. Sí, es cierto que el tener gran parte de la mitología y aspecto visual basado en las entregas anteriores les ha facilitado la historia, pero en general la idea de la trama es bastante oscura, lovecraftiana y original hasta cierto punto, aunque no es nada que un buen fanático de Alien no haya escuchado o leído en las cientos de teorías que llevan años circulando acerca de Alien 5. Los efectos especiales están bien trabajados, los personajes no son gran cosa, pero encajan lo suyo en un blockbuster de Sci-Fi veraniego, en gran parte por las excelentes actuaciones de Fassbender y Theron, y las secuencias de acción no tienen desperdicio. A grandes rasgos logra mantener la atención y curiosidad del espectador, aunque en ciertas ocasiones sus incoherencias hacen perder el hilo, y muchos giros son predecibles.
En pocas palabras, Prometheus es una película de ciencia ficcion decente, aunque el tirón de orejas a Scott no se lo quita nadie, ya que parte del trabajo lo tenía prácticamente hecho; un reparto con actores de nivel y populares, un presupuesto millonario y un trasfondo ya trabajado. El resto, el desarrollo de la trama y permitir las perlas del guión de Lindelof, no tiene justificación en un director de su talla y con la misión de perpetuar el legado de Alien. Pretende distanciarse en lo que le interesa de la saga Alien y en concreto de El Octavo Pasajero, pero la realidad es que vive de su sombra y que el aire a remake fallido es imposible de disipar o disimular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los fallos y vacíos del guión son enormes; sobretodo en aspectos técnicos. No se entiende qué demonios ha estudiado el personaje de Noomi Rapace, pues parece ser una ingeniera con conocimientos en medicina y especializada en epidemias, algo que es totalmente irreal e inconexo, ya que su especialidad es buscar civilizaciones perdidas. En referencia a los conocimientos que supuestamente tienen los personajes y la ignorancia que demuestran, la pareja de Millburn y "Ese punki geólogo que ya sabemos que muere el primero desde su primera aparición" se llevan la corona a la estupidez, siendo el primer geólogo capaz de perderse en la cueva que él mismo está escanendo y el primer biólogo que decide que lo mejor que se puede hacer con una especie alienígena de evidente aspecto hostil es jugar con ella.
Las sandeces tecnológicas, técnicas y científicas abundan, pero la que se lleva la palma es la delirante secuencia de la auto-operación de Noomi, quien logra abrirse el abdomen gracias a una máquina de operaciones automática (extrañamente diseñada sólo para hombres) para extirparse un alienígena con forma de calamar en su tinta, mientras se pincha a si misma una especie de anestesia totalmente inútil (ya que no para de gritar y retorcerse), todo esto sin sangre y sin perder el entido, mientras se le derrama todo el líquido ¿amniótico? del extraterrestre en el vientre abierto y finalmente es ¡GRAPADO! y cicatrizado por arte de magia (he dicho magia, no tecnología asombrosa), sin existir derrame de intestinos, dolor post operatorio ni molestia alguna, permitiendo al personaje salir corriendo nada más salir del quirófano.
Además, en ciertos puntos, la cinta contradice grandes pilares de la saga, como la acrtitud de David. A pesar de la soberbia intepretación de Fassbender, los androides de Weyland Yutani, según las entregas de Scott y Cameron, siguen las leyes de la robótica de Isaac Asimov por la cual no pueden dañar a un humano por acción directa, indirecta o por omisión, pero David se lo pasa por el forro de sus circuitos infectando intencionalmente al novio del personaje de Noomi Rapace; que, por otro lado, la comprensión de David de los alienígenas es inverosímil. Teoricamente sólo conoce lo mismo que los protagonistas, pero parece que al haber estudiado lenguas antiguas, es capaz de comprender su lenguaje, mecanismo, intenciones, círculo biológico y hasta pilotar sus naves! Otra de las contradicciones de la saga es Mr. Weyland; aún obviando al Lance Henrikssen de Aliens vs Predator, según Alien 3 el Mr. Weyland es físicamente igual a Lance, quien ya debe tener edad para interpretar a un anciano, lo cual sigue sin explicar la elección de un Guy Ritchie mal caracterizado... o sí, pues por desgracia me temo una rejuvenecedora aparición de Weyland en posteriores entregas, con los "Ingenieros" de por medio.
Sobre el círculo biológico de los nuevos "aliens", decir que es un atentado al Darwinismo. Hablamos de unas vasijas con unas serpientes que matan a todo ser vivo que encuentran, seres vivos que a la vez son necesarios para que se impregnen del líquido que los infecta, convirtiéndolos así en una especie de zombies psicópatas que tienen que aparearse (algo difícil cuando intentan machacarte) para poder dar a luz al "abrazacaras" de turno, que a su vez tiene que infectar a otro huésped para finalmente dar a luz a la criatura final. Vamos, sencillito.
Es irreal que los protagonistas actuén contra los "Ingenieros" a raíz de una teoría del piloto de la nave Prometheus (que no me explico cómo pudo formular), cayendo en la explicación rápida e intuitiva a la que el cine de malos guiones nos tiene acostumbrados; y confían tanto en esa teoría como para dar su vida por ella. El final llega al punto hilarante cuando ¡vaya! Habían más naves en el planeta como por arte de magia, las cuales David localiza fácilmente.
Las sandeces tecnológicas, técnicas y científicas abundan, pero la que se lleva la palma es la delirante secuencia de la auto-operación de Noomi, quien logra abrirse el abdomen gracias a una máquina de operaciones automática (extrañamente diseñada sólo para hombres) para extirparse un alienígena con forma de calamar en su tinta, mientras se pincha a si misma una especie de anestesia totalmente inútil (ya que no para de gritar y retorcerse), todo esto sin sangre y sin perder el entido, mientras se le derrama todo el líquido ¿amniótico? del extraterrestre en el vientre abierto y finalmente es ¡GRAPADO! y cicatrizado por arte de magia (he dicho magia, no tecnología asombrosa), sin existir derrame de intestinos, dolor post operatorio ni molestia alguna, permitiendo al personaje salir corriendo nada más salir del quirófano.
Además, en ciertos puntos, la cinta contradice grandes pilares de la saga, como la acrtitud de David. A pesar de la soberbia intepretación de Fassbender, los androides de Weyland Yutani, según las entregas de Scott y Cameron, siguen las leyes de la robótica de Isaac Asimov por la cual no pueden dañar a un humano por acción directa, indirecta o por omisión, pero David se lo pasa por el forro de sus circuitos infectando intencionalmente al novio del personaje de Noomi Rapace; que, por otro lado, la comprensión de David de los alienígenas es inverosímil. Teoricamente sólo conoce lo mismo que los protagonistas, pero parece que al haber estudiado lenguas antiguas, es capaz de comprender su lenguaje, mecanismo, intenciones, círculo biológico y hasta pilotar sus naves! Otra de las contradicciones de la saga es Mr. Weyland; aún obviando al Lance Henrikssen de Aliens vs Predator, según Alien 3 el Mr. Weyland es físicamente igual a Lance, quien ya debe tener edad para interpretar a un anciano, lo cual sigue sin explicar la elección de un Guy Ritchie mal caracterizado... o sí, pues por desgracia me temo una rejuvenecedora aparición de Weyland en posteriores entregas, con los "Ingenieros" de por medio.
Sobre el círculo biológico de los nuevos "aliens", decir que es un atentado al Darwinismo. Hablamos de unas vasijas con unas serpientes que matan a todo ser vivo que encuentran, seres vivos que a la vez son necesarios para que se impregnen del líquido que los infecta, convirtiéndolos así en una especie de zombies psicópatas que tienen que aparearse (algo difícil cuando intentan machacarte) para poder dar a luz al "abrazacaras" de turno, que a su vez tiene que infectar a otro huésped para finalmente dar a luz a la criatura final. Vamos, sencillito.
Es irreal que los protagonistas actuén contra los "Ingenieros" a raíz de una teoría del piloto de la nave Prometheus (que no me explico cómo pudo formular), cayendo en la explicación rápida e intuitiva a la que el cine de malos guiones nos tiene acostumbrados; y confían tanto en esa teoría como para dar su vida por ella. El final llega al punto hilarante cuando ¡vaya! Habían más naves en el planeta como por arte de magia, las cuales David localiza fácilmente.

6,1
259
8
5 de diciembre de 2015
5 de diciembre de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acercarse a Transeúntes es hacerlo con la mente abierta o no hacerlo. Asumir que existe el cine fuera de lo narrativo, que las ideas audiovisuales demasiado vanguardistas cuando no son asumidas pueden chocar y que decidimos dar el beneficio de la duda al director ante la temida pretensión vacía que se pueda esconder detrás de la cinta. Quien no tenga esto claro, existen cientos de blockbusters más acordes a su gusto, más al uso y no necesariamente peores por ello.
Pero todos somos humanos, y esperaba una película ensayo. Una obra con la que el director quisiera simplemente cruzar las vanguardias, experimentar con el lenguaje para estirarlo al máximo y hacer simple teoría sin contar con el espectador, lo cual a mi juicio es uno de los mayores errores de tanto cine "vanguardista" que hace oídos sordos a una pieza tan fundamental del cine como es la audiencia. Pero mi sorpresa ha sido agradable: Transeúntes no sólo los tiene en cuenta, si no que, una vez has decidido dejar tus prejuicios y acercarte a ella, te devuelve el favor y se acerca a ti.
La premisa es simple: un poema urbano de Barcelona desde el punto de vista de lo caótico. Fiel a dicho concepto, casi todo en el film lo es, sobre todo el gran acierto de la película; el montaje. No obstante, se llega a imponer un orden dentro de ese caos, no se vuelve un simple collage de imágenes alocadas, si no un coro de imágenes en el que podemos intuir distintos patrones: cómo cambia el color en ciertos momentos, el ritmo en el que nos acercamos y alejamos a ciertas historias, cómo se encadenan diferentes planos en apariencia aleatorios pero creando metáforas entre ellos. En definitiva, es un caos controlado y lleno de significados.
Pero sobre el caos, las ciudades e ideas de montajes han hablado otros, y probablemente mejores, antes que Luis Aller. Y éste al fin y al cabo no deja de recoger muchas ideas de sus sucesores: la marca de Godard es ineludible. Pero a diferencia de este, el gran acierto de Transeúntes, a mi juicio, es cómo se ha decidido tratar un tema que tiene la complejidad que el espectador le quiera dar, pero siempre desde un punto de vista casi familiar. No es su prioridad, pero existe la narrativa: y ésta es la de Barcelona, la de sus calles con todos sus estratos, no la de la "burguesía intelectual" que suele rodear la obra de directores como Godard o Fellini. Probablemente intencionado, Aller consigue que esta película no necesite del espectador nada más que el mínimo esfuerzo de enfrentarse a ella, ya que habla al espectador de tú a tú, cosa que a mi juicio falla en muchos de los directores considerados "de vanguardia". Mientras estos se dirigen a un público casi selecto, rodeados de referencias culturales y casi constituyendo un premio para el espectador el poder estar a la "altura" de ellas, "Transeúntes" es tan simple en su mensaje como lo simple que pueda ser Barcelona. No es que no aborde temas serios, habla de ellos y de muchos. Habla del amor, de la injusticia social, habla de la rabia... toma muchos temas que podrían copar un sólo film, siempre desde su caótica esencia, pero se los acerca al espectador de una manera amena y accesible, casi consciente de que sus formas pueden serlo menos. Hay mucho humor, y de una genialidad remarcable. Hay muchos personajes que podemos sentir como hermanos nuestros. Y cuando uno escucha las notas a piano de "La Internacional" en ciertos momentos del film, no puede uno si no preguntarse si el director conscientemente ha decidido hacer como aquellos primeros anarquistas de finales del siglo XIX y acercar al pueblo llano e inculto cinematográficamente un poco de conocimiento del mismo, conocimiento que de momento parecía relegado a ciertas élites intelectuales, mediante la cercanía que este experimento, que sin duda no ha sido fallido, logra transmitir a pesar de su rompedora forma.
Quizá la pega de la película es que en ocasiones, aunque está más que justificado por su concepto, el uso del formato analógico ensombrece demasiado al digital. Puede que ni siquiera por minutos de metraje el film de película supere al contenido grabado con cámaras digitales, pero el impacto de las primeras, y la frecuencia con la que los planos más poderosos de la película están grabados en dichos formatos, hace que uno casi se olvide del material digital y de la Barcelona actual. Esto, unido a que se obvian muchos temas interesantes de la Barcelona del presente, totalmente comprensible por la longevidad del rodaje (recordemos que han sido 21 años), da la sensación de que estamos viendo un film "vintage" que olvida el fascinante (para bien o para mal) presente que vive Barcelona. Aunque podemos ver cómo el director se adelanta a su tiempo al tratar temas de actualidad en formatos aparentemente de hace más de diez años, le ha faltado algo de esencia de la actualidad de Barcelona.
En resumen, "Transeúntes" rehuye desde guión a los tópicos del cine de vanguardia, experimental o como queramos llamarlo. No es una película de artistas torturados, intelectuales y sus pasiones o ejercicios de análisis de lo onírico y lo real; quizá porque, por desgracia, no es así Barcelona. Y "Transeúntes" al fin y al cabo retrata la ciudad como se merece, sea esto bueno o malo.
Pero todos somos humanos, y esperaba una película ensayo. Una obra con la que el director quisiera simplemente cruzar las vanguardias, experimentar con el lenguaje para estirarlo al máximo y hacer simple teoría sin contar con el espectador, lo cual a mi juicio es uno de los mayores errores de tanto cine "vanguardista" que hace oídos sordos a una pieza tan fundamental del cine como es la audiencia. Pero mi sorpresa ha sido agradable: Transeúntes no sólo los tiene en cuenta, si no que, una vez has decidido dejar tus prejuicios y acercarte a ella, te devuelve el favor y se acerca a ti.
La premisa es simple: un poema urbano de Barcelona desde el punto de vista de lo caótico. Fiel a dicho concepto, casi todo en el film lo es, sobre todo el gran acierto de la película; el montaje. No obstante, se llega a imponer un orden dentro de ese caos, no se vuelve un simple collage de imágenes alocadas, si no un coro de imágenes en el que podemos intuir distintos patrones: cómo cambia el color en ciertos momentos, el ritmo en el que nos acercamos y alejamos a ciertas historias, cómo se encadenan diferentes planos en apariencia aleatorios pero creando metáforas entre ellos. En definitiva, es un caos controlado y lleno de significados.
Pero sobre el caos, las ciudades e ideas de montajes han hablado otros, y probablemente mejores, antes que Luis Aller. Y éste al fin y al cabo no deja de recoger muchas ideas de sus sucesores: la marca de Godard es ineludible. Pero a diferencia de este, el gran acierto de Transeúntes, a mi juicio, es cómo se ha decidido tratar un tema que tiene la complejidad que el espectador le quiera dar, pero siempre desde un punto de vista casi familiar. No es su prioridad, pero existe la narrativa: y ésta es la de Barcelona, la de sus calles con todos sus estratos, no la de la "burguesía intelectual" que suele rodear la obra de directores como Godard o Fellini. Probablemente intencionado, Aller consigue que esta película no necesite del espectador nada más que el mínimo esfuerzo de enfrentarse a ella, ya que habla al espectador de tú a tú, cosa que a mi juicio falla en muchos de los directores considerados "de vanguardia". Mientras estos se dirigen a un público casi selecto, rodeados de referencias culturales y casi constituyendo un premio para el espectador el poder estar a la "altura" de ellas, "Transeúntes" es tan simple en su mensaje como lo simple que pueda ser Barcelona. No es que no aborde temas serios, habla de ellos y de muchos. Habla del amor, de la injusticia social, habla de la rabia... toma muchos temas que podrían copar un sólo film, siempre desde su caótica esencia, pero se los acerca al espectador de una manera amena y accesible, casi consciente de que sus formas pueden serlo menos. Hay mucho humor, y de una genialidad remarcable. Hay muchos personajes que podemos sentir como hermanos nuestros. Y cuando uno escucha las notas a piano de "La Internacional" en ciertos momentos del film, no puede uno si no preguntarse si el director conscientemente ha decidido hacer como aquellos primeros anarquistas de finales del siglo XIX y acercar al pueblo llano e inculto cinematográficamente un poco de conocimiento del mismo, conocimiento que de momento parecía relegado a ciertas élites intelectuales, mediante la cercanía que este experimento, que sin duda no ha sido fallido, logra transmitir a pesar de su rompedora forma.
Quizá la pega de la película es que en ocasiones, aunque está más que justificado por su concepto, el uso del formato analógico ensombrece demasiado al digital. Puede que ni siquiera por minutos de metraje el film de película supere al contenido grabado con cámaras digitales, pero el impacto de las primeras, y la frecuencia con la que los planos más poderosos de la película están grabados en dichos formatos, hace que uno casi se olvide del material digital y de la Barcelona actual. Esto, unido a que se obvian muchos temas interesantes de la Barcelona del presente, totalmente comprensible por la longevidad del rodaje (recordemos que han sido 21 años), da la sensación de que estamos viendo un film "vintage" que olvida el fascinante (para bien o para mal) presente que vive Barcelona. Aunque podemos ver cómo el director se adelanta a su tiempo al tratar temas de actualidad en formatos aparentemente de hace más de diez años, le ha faltado algo de esencia de la actualidad de Barcelona.
En resumen, "Transeúntes" rehuye desde guión a los tópicos del cine de vanguardia, experimental o como queramos llamarlo. No es una película de artistas torturados, intelectuales y sus pasiones o ejercicios de análisis de lo onírico y lo real; quizá porque, por desgracia, no es así Barcelona. Y "Transeúntes" al fin y al cabo retrata la ciudad como se merece, sea esto bueno o malo.

7,2
49.878
6
24 de septiembre de 2021
24 de septiembre de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood necesita dioses en su panteón para funcionar. En una industria basada en la idolatría, Villenueve se ha colocado junto a Nolan en lo más alto del panteón Hollywoodiense, y es una pena cuando lo comparamos con los Dioses Antiguos, ya muertos o caídos en desgracia. Esto se expone incluso antes de la película, cuando en mi caso, todos y cada uno de los trailers expuestos correspondían al otro panteón sagrado del siglo XXI, el cine de superhéroes. Normal pues que, en el reino de los ciegos, los tuertos sean los reyes.
Pero no me salten aún a la yugular. Como he dicho, el problema de Nolan y Villenueve no es tanto su falta de pericia al dirigir, si no que no llegan a mesías y, en parte gracias a sus fans ansiosos de una nueva figura que adorar, han sido elevados a categorías divinas antaño ocupadas por Coppolas, Spielbergs, Hitchcocks o Lynch, quien cobra peso al analizar esta película. El problema es que ni ellos ni sus "fanboys" han asumido que Hollywood y el cine espectáculo que consumimos hoy en día no es cine de autor. Ni siquiera el cine de autor del Hollywood de los 70, 80 o en menor medida de los 90. El cambio en la industria ha hecho que cada vez más el espectáculo tenga menos que ver con la dirección,si no con dos departamentos totalmente olvidados y que merecen más crédito que las celebridades que todos adoramos; diseño de sonido y de producción y post-producción.
Su ritmo irregular, un elenco correcto pero con dos grandes (literal y figuradamente) errores llamados Batista y Momoa que confirman la teoría de ser más una inversión en taquilla que una decisión artística y una oportunidad tremendamente desaprovechada de mostrarnos más Dune de lo que hizo Lynch, hacen que la dirección sea precisamente lo que baja considerablemente la nota del film. Una fotografía bella pero puramente estética que repite fórmulas (VIllenueve quiere hacer de la niebla lo que Winding Refn hizo con los neones, su marca personal) mejoran mucho la película, pero como se ha mencionado, es su diseño de producción y su trabajo de sonido lo que realmente convierte esta película en una delicia de los sentidos, aunque a veces el exceso de estética le hace a uno pensar que está viendo un videoclip de Romain Gavras.
Lamentablemente, el panteón de Hollywood no tiene espacio para Directores de Arte, Ingenieros de Sonido y Editores de Vídeo. El trabajo coral de Dune que la ha convertido en un espectáculo de primera será escasamente recompensado con unos Óscars que nadie verá. En un sótano, alguien que diseñó las impresionantes naves Harkonnen, que buscó influencias musicales en el canto gutural mongol para la ceremonia de los Sardaukas o que decidió los cortes en las impresionantes secuencias de batalla; los verdaderos artífices del éxito del film, seguirán trabajando en su próximo proyecto, mientras que VIllenueve será considerado el nuevo "genio" de la ciencia ficción, y las Zendayas, Thimotee o Momoa revalorizarán su valor como capital de inversión cinematográfica.
La melange ha sido expoliada, de nuevo, por los de siempre. Las Casas Nobles se enriquecen mientras los Fremen, auténticos jardineros de Arrakis, son ignorados en sus desiertos.
Pero no me salten aún a la yugular. Como he dicho, el problema de Nolan y Villenueve no es tanto su falta de pericia al dirigir, si no que no llegan a mesías y, en parte gracias a sus fans ansiosos de una nueva figura que adorar, han sido elevados a categorías divinas antaño ocupadas por Coppolas, Spielbergs, Hitchcocks o Lynch, quien cobra peso al analizar esta película. El problema es que ni ellos ni sus "fanboys" han asumido que Hollywood y el cine espectáculo que consumimos hoy en día no es cine de autor. Ni siquiera el cine de autor del Hollywood de los 70, 80 o en menor medida de los 90. El cambio en la industria ha hecho que cada vez más el espectáculo tenga menos que ver con la dirección,si no con dos departamentos totalmente olvidados y que merecen más crédito que las celebridades que todos adoramos; diseño de sonido y de producción y post-producción.
Su ritmo irregular, un elenco correcto pero con dos grandes (literal y figuradamente) errores llamados Batista y Momoa que confirman la teoría de ser más una inversión en taquilla que una decisión artística y una oportunidad tremendamente desaprovechada de mostrarnos más Dune de lo que hizo Lynch, hacen que la dirección sea precisamente lo que baja considerablemente la nota del film. Una fotografía bella pero puramente estética que repite fórmulas (VIllenueve quiere hacer de la niebla lo que Winding Refn hizo con los neones, su marca personal) mejoran mucho la película, pero como se ha mencionado, es su diseño de producción y su trabajo de sonido lo que realmente convierte esta película en una delicia de los sentidos, aunque a veces el exceso de estética le hace a uno pensar que está viendo un videoclip de Romain Gavras.
Lamentablemente, el panteón de Hollywood no tiene espacio para Directores de Arte, Ingenieros de Sonido y Editores de Vídeo. El trabajo coral de Dune que la ha convertido en un espectáculo de primera será escasamente recompensado con unos Óscars que nadie verá. En un sótano, alguien que diseñó las impresionantes naves Harkonnen, que buscó influencias musicales en el canto gutural mongol para la ceremonia de los Sardaukas o que decidió los cortes en las impresionantes secuencias de batalla; los verdaderos artífices del éxito del film, seguirán trabajando en su próximo proyecto, mientras que VIllenueve será considerado el nuevo "genio" de la ciencia ficción, y las Zendayas, Thimotee o Momoa revalorizarán su valor como capital de inversión cinematográfica.
La melange ha sido expoliada, de nuevo, por los de siempre. Las Casas Nobles se enriquecen mientras los Fremen, auténticos jardineros de Arrakis, son ignorados en sus desiertos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es precisamente por lo que ésta película será ovacionada, su dirección y reparto, lo que resta valor al film. La marca personal de Villenueve es, simplemente, mediocre. Si bien su fotografía es impecable en lo estético, está vacía en lo expresivo o narrativo. El acertado énfasis de Lynch en el agua como fuente de vida es totalmente ignorado por Villenueve y reemplazado por visiones de Chani que aburren y no añaden nada. Los sueños del joven Atreides se centran en el personaje interpretado por Zendaya, y su introducción casi al final del film nos deja tibios. Y es que el mayor problema de la película es su ritmo inestable, que alarga el primer acto hasta el infinito, introduciendo de golpe todo el arco argumental desde la caida de la casa Atreides.
Y es que este ritmo irregular viene dado por necesidades de producción. Al planear Dune como una saga, el ritmo no es el que la acción pide, si no un torpe intento de capitulizar una novela que en sí ya es un capítulo. El clímax natural pasa por la destrucción de la casa Atreides, pero esto no conviene a la narración episódica esperada por los departamentos de producción. Se notas las intenciones de Villenueve de aprovechar el lapso de años que ocurre desde que Paul es adoptado por los Fremen, pero se ejecuta de manera muy tarde. Lynch nos daba un ritmo impecable al terminar el filme mucho después de que ésto sucediera, pero Villenueve no sabe dónde acabar. Lo natural era que su primer episodio o bien terminase con la muerte del Duque Leto, o bien se extendiera. Por contra, nos gozamos alrededor de una hora de filme en la que ya ha pasado el cllímax. Ya no nos interesa qué pase. Chani se introduce de manera torpe y tibia, el duelo Fremen es un intento de clímax desabrido lo que debería haber durado 20 minutos o 2 horas más, se encapsula en un lapso de tiempo con exactamente la duración menos apropiada. Hemos desconectado totalmente de la película, los 90 flashforwards no crean la expectación que necesita la aparición de Chani y la aparición por primera vez del Shai-Hulud a cuerpo completo también nos deja indiferentes.
Villenueve crea un vínculo con la casa Atreides que Lynch apenas exploró. Y esto, que hubiera sido bueno, arruina la película. El director parece haber olvidado que tras un clímax tan brutal como la destrucción de la misma por los Harkonnen, al espectador ya le dan igual las visiones de Paul, los Fremen y los Gusanos del Desierto. El espectador necesitaba más tiempo, o salir de la sala de cine.
Aunque la estética del film es impecable, se antoja vacía. La presentación de los Sardaukas es probablemente la mejor secuencia del filme, donde diseñador de producción, sonido y editor consiguen una escena que pone la piel de gallina. Otro punto de Villenueve sobre Lynch. Pero la mayoría de aciertos de dirección acaban en buenas intenciones.
Enfatizar más en lo maniqueo de la figura de Atreides como Mesías es la decisión que mejor ha tomado el canadiense. En la novela de Herbert, descubrimos que el Muad'Dib ha sido simplemente una invención de las Bene Gesserit, y todo el concepto de las novelas pasa, según el propio Herbert, por exponer los peligros de depositar las esperanzas de la humanidad en un único individuo. Curiosamente, esta crítica a los superhéroes se muestra torpe en esta primera entrega, ya que Villenueve cada vez se "Marveliza" más, con una escena tan MCU que uno espera que, al abrirse el visor del traje, aparezca Robert Downey Junior. Habrá que ver en el futuro.
Por último, otra cosa que echar en cara a Villeneuve es haber realizado un remake de la película de Lynch tras habernos prometido que no sería el caso. Se echan de menos secuencias que Lynch deshechó, y muchos planos son casi idénticos, amén del diseño de producción, bien ejecutado pero no tan original como podría haber sido. Los Harkonnen de VIlleneuve no hacen sombra a los de Lychh, y Batista y Momoa deberían haber desaparecido.
Y es que este ritmo irregular viene dado por necesidades de producción. Al planear Dune como una saga, el ritmo no es el que la acción pide, si no un torpe intento de capitulizar una novela que en sí ya es un capítulo. El clímax natural pasa por la destrucción de la casa Atreides, pero esto no conviene a la narración episódica esperada por los departamentos de producción. Se notas las intenciones de Villenueve de aprovechar el lapso de años que ocurre desde que Paul es adoptado por los Fremen, pero se ejecuta de manera muy tarde. Lynch nos daba un ritmo impecable al terminar el filme mucho después de que ésto sucediera, pero Villenueve no sabe dónde acabar. Lo natural era que su primer episodio o bien terminase con la muerte del Duque Leto, o bien se extendiera. Por contra, nos gozamos alrededor de una hora de filme en la que ya ha pasado el cllímax. Ya no nos interesa qué pase. Chani se introduce de manera torpe y tibia, el duelo Fremen es un intento de clímax desabrido lo que debería haber durado 20 minutos o 2 horas más, se encapsula en un lapso de tiempo con exactamente la duración menos apropiada. Hemos desconectado totalmente de la película, los 90 flashforwards no crean la expectación que necesita la aparición de Chani y la aparición por primera vez del Shai-Hulud a cuerpo completo también nos deja indiferentes.
Villenueve crea un vínculo con la casa Atreides que Lynch apenas exploró. Y esto, que hubiera sido bueno, arruina la película. El director parece haber olvidado que tras un clímax tan brutal como la destrucción de la misma por los Harkonnen, al espectador ya le dan igual las visiones de Paul, los Fremen y los Gusanos del Desierto. El espectador necesitaba más tiempo, o salir de la sala de cine.
Aunque la estética del film es impecable, se antoja vacía. La presentación de los Sardaukas es probablemente la mejor secuencia del filme, donde diseñador de producción, sonido y editor consiguen una escena que pone la piel de gallina. Otro punto de Villenueve sobre Lynch. Pero la mayoría de aciertos de dirección acaban en buenas intenciones.
Enfatizar más en lo maniqueo de la figura de Atreides como Mesías es la decisión que mejor ha tomado el canadiense. En la novela de Herbert, descubrimos que el Muad'Dib ha sido simplemente una invención de las Bene Gesserit, y todo el concepto de las novelas pasa, según el propio Herbert, por exponer los peligros de depositar las esperanzas de la humanidad en un único individuo. Curiosamente, esta crítica a los superhéroes se muestra torpe en esta primera entrega, ya que Villenueve cada vez se "Marveliza" más, con una escena tan MCU que uno espera que, al abrirse el visor del traje, aparezca Robert Downey Junior. Habrá que ver en el futuro.
Por último, otra cosa que echar en cara a Villeneuve es haber realizado un remake de la película de Lynch tras habernos prometido que no sería el caso. Se echan de menos secuencias que Lynch deshechó, y muchos planos son casi idénticos, amén del diseño de producción, bien ejecutado pero no tan original como podría haber sido. Los Harkonnen de VIlleneuve no hacen sombra a los de Lychh, y Batista y Momoa deberían haber desaparecido.

5,9
57.709
7
22 de julio de 2012
22 de julio de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alien3 es una muy buena película. Es difícil compararla con Alien: El Octavo Pasajero y Aliens: El Regreso, ya que la distancia en el tiempo y la mitificación de las dos primeras entregas le hicieron muy difícil el competir con ambos clásicos, pero es un film injustamente criticado.
Cuando uno se interesa por el film, descubre que los guiones alternativos eran dignos de la mejor basura noventera de serie B de la época y que, aunque disgustara por la continuidad de algunos personajes en la saga, fue la mejor opción entre los guiones presentados. También es innegable que David Fincher es un director con talento más que suficiente para crear clásicos; Seven es la prueba.
Entonces, ¿Porqué Alien 3 no acabó cuajando? Pues por algo tan poco valorado pero tan importante como la edición y el montaje. El producto final que vimos en nuestros cines es una cinta destrozada y mutilada, donde muchas escenas que carecen de sentido son explicadas en las eliminadas.
Ahora, gracias a las reediciones, cualquiera puede hacerse con la versión del director; aunque no es ni Alien: El Octavo... ni Aliens, es una merecedora tercera parte de esta gran trilogía (sí, he dicho trilogía porque hay otras entregas que no mejoran ni con un remasterizado).
Cuando uno se interesa por el film, descubre que los guiones alternativos eran dignos de la mejor basura noventera de serie B de la época y que, aunque disgustara por la continuidad de algunos personajes en la saga, fue la mejor opción entre los guiones presentados. También es innegable que David Fincher es un director con talento más que suficiente para crear clásicos; Seven es la prueba.
Entonces, ¿Porqué Alien 3 no acabó cuajando? Pues por algo tan poco valorado pero tan importante como la edición y el montaje. El producto final que vimos en nuestros cines es una cinta destrozada y mutilada, donde muchas escenas que carecen de sentido son explicadas en las eliminadas.
Ahora, gracias a las reediciones, cualquiera puede hacerse con la versión del director; aunque no es ni Alien: El Octavo... ni Aliens, es una merecedora tercera parte de esta gran trilogía (sí, he dicho trilogía porque hay otras entregas que no mejoran ni con un remasterizado).
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