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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
17 de junio de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
La película se acoge al esquema de "todos estamos conectados" pero en realidad se distancia mucho de estas. Las conexiones entre las distintas historias apenas existen, o son fallidas. La llamada de broma no tiene tanta importancia y se corta rápido, el lío entre el fotógrafo y la ladrona dura poco y no se volverán a ver, lo mismo para el encuentro entre la escritora y el fotógrafo. Las historias ocurren paralelas pero no hay conexiones o son inocuas. Quizás es el modo de Yang de expresar su modo de ver las relaciones en la sociedad moderna (...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(...) Es curioso que el único momento en el que se unen con éxito es en la "ensoñación" final en la que vemos al médico matando al amante y contactando con la ladrona.

2
Es curioso porque el médico, incapaz de encontrar explicación a lo que le está pasando en toda la película, parece encontrar en ese momento de unión de todos los puntos, una explicación o un sentido.

"The bombs we plant in each other are ticking away"

Esta cita de otra película de Yang me resulta casi una sinopsis de The Terrorizers. La película está llena de violencia, que ejercen unos personajes sobre otros. Pienso por ejemplo en como la autonomía económica de la escritora incentiva el abandono del marido, o del robo de la ladrona al fotógrafo, o la llamada que hace que la mujer desconfíe. Por eso el final del médico es tan trágico, porque es rígido en su manera de ver el mundo y es incapaz de salir de ahí.

Cuando en el último plano sale la mujer vomitando, no puedo evitar pensar que es una reacción al mundo caótico y arbitrario que presenta la película.

3
Aún me falta por ver de este director, pero me interesa como planifica las escenas. Casi siempre es cámara fija y el movimiento de los personajes hace el resto. El espacio que rodea a los personajes es siempre importantísimo y en este caso especialmente expresivo. Pero además siempre aparece como algo casual, sin estar previamente planificado. Y sin embargo consigue expresar el estado de ánimo de los personajes de una manera que me recuerda mucho a Giotto, uno de mis pintores favoritos.
13 de abril de 2016 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una dicotomía que inunda toda la obra y es la lucha entre las apariencias y la vida plena. Después de la pura felicidad Kaguya conoce las convenciones sociales que amputan su personalidad, después de la amistad sincera escucha las palabras falsas de aquellos que no la aman de verdad, después de la naturaleza y la libertad, el enclaustramiento y el control. El cambio físico (pestañas y dientes) es el último paso para su transformación total.

Y es este cúmulo de normas y superficialidades la que finalmente le hace darse cuenta de que ha desperdiciado su vida. La escena en la que los campesinos le piden perdón por lo del bebé es muy clara y adelanta uno de las conclusiones de Kaguya: hay ciertas cosas que no se pueden recuperar.

Al final es demasiado tarde. El que no ha sido feliz en su momento no puede serlo cuando su tiempo se acaba. Demasiado tarde para reír, para amar y para sentir. Kaguya, en un monólogo final digno del mejor teatro, concluye que el ser humano ha sido puesto aquí para correr, para reír, para sentir, para amar. Hay cosas a las que damos más importancia en nuestro día a día y que nos aleja del momento presente y de la vida real. Este es para mí el mensaje último y final de la película, en mayor grado incluso que lo efímero de la vida. Un enorme canto a la vida, a lo que verdaderamente importa, y un llamamiento a rechazar todas aquellas tonterías que día a día nos impiden disfrutar y que priorizamos ante vivir.

Como última reflexión dejo un poema de Borges que creo que casa bastante bien con el mensaje de la película:



He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
21 de septiembre de 2015 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena en esta película de la que me gustaría hablar. La escena en la que Rosemary y su pareja cenan en casa de los Castevet, y desde la cocina Rosemary observa el humo que sale del salón, en el que su marido charla con Roman, de algo que no sabemos puesto que están fuera de campo y en total silencio. El primer elemento verdaderamente terrorífico de la película, con la mirada voyeur que acostumbra su director, es para mí la escena más inquietante que he visto en el cine. Nos advierte de que algo está pasando entre bastidores, algo maligno y cruel que de momento sólo se sospecha.

Y es que toda la película es así, los elementos de terror se introducen en la trama de una manera sutil, entrelazadas por reacciones imprevisibles que no hacen sino aumentar esa sensación de no entender lo que pasa. Detalles como los sonidos estridentes en los cambios de escena, el aislamiento entre cuatro paredes de Rosemary y la constante presencia de los vecinos, terminan de hacer una atmósfera perturbadora.

Es difícil reseñar una película que realmente ha logrado un tono tan propio y tan personal, no es algo que se pueda explicar con palabras. Queda pues, revisionar esta obra maestra una y otra vez.
17 de junio de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo corto es el de Edward Yang y el que más me interesa.

Un apunte sobre una escena, una muy breve y que pasa desapercibida pero que es un ejemplo del talento de Yang para mostrar estados de ánimo mediante lenguaje cinematográfico. Cuando la adolescente se dirige a pedirle ayuda a su compañero de piso. Escuchamos la voz de este (pero en la cabeza de ella) diciendo que le pida ayuda cuando quiera. Al mostrar los pensamientos de ella, acompañados de una música de piano, se adopta un punto de vista totalmente subjetivo, en el que lo que más importa son sus expectativas. Ella sale para ir a verlo. La cámara se sitúa un poco alejado de la entrada pero mirando a la puerta por la que sale ella. Cuando está lejos la vemos bajando con prisa, convencida, pero cuando baja y se sitúa tan cerca de la cámara que llega a ser un primer plano vemos que se para y mira al frente dubitativa, coincidiendo con el momento en el que se corta la música de piano. No era lo mismo soñar con ello que hacerlo.

Lo que la escena acaba de recoger es muy íntimo: la emoción vertiginosa de estar con la persona a la que quiere y, seguida, el cierre de esa emoción. Lo ha hecho casi sin mover la cámara y en un solo plano pero es totalmente cinematográfico.

Esta expresividad es muy particular, pues apenas parecen pensados. Leí en una crítica de letterboxd que sus planos parecían más una aparición que una construcción. Creo que es porque Yang emplea el plano como escenario, y los gestos de los personajes, tanto faciales como corporales son su principal herramienta, a diferencia de otros directores que utilizan más movimientos de cámara. Ninguna opción me parece superior a la otra, pero es lógico que esta manera de rodar, que no se ha extendido demasiado, sea tan llamativa.
22 de junio de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película Song of the Sea nace con la intención de identificar su argumento con la esencia del mito. Destaca la simbiosis con la naturaleza, el estilo contemplativo (ambas cosas posiblemente heredadas de Miyazaki). Mediante estas cosas consigue crear un ambiente sugerente.

La película no está exenta de reflexión, la naturaleza es algo que lo mismo nos da algo que nos lo arrebata, y sus intereses están envueltos en un aura de misterio, como el que envuelve a Saoirse y a su relación con el mar. Cada fotograma es una muestra de esa mitología que rodea a la obra, con una animación que casa totalmente con el estilo y la intención del autor.

Sin embargo, hay algunos fallos que rompen esa unidad de estilo que casi logra del todo, como la caracterización del Mal con el esquema clásico de animación, y no darle un carácter más ambiguo (la humanización final de la bruja no me parece suficiente), como por ejemplo ocurre en Mononoke Hime. También la resolución de los conflictos mediante, otra vez, el esquema de alguien que de repente se llena de valor y avanza. Estas dos cosas hacen que el nudo se haga un pelín farragoso y no dejan que la película tenga esa esencia de mito del todo.

A pesar de todo ello sus virtudes tienen más peso: el carácter ambiguo de la niña y su relación con el mar, la identificación de cada personaje con un personaje de la leyenda (gran detalle), ese aire mitológico que rodea cada fotograma, la animación que casa muy bien con el estilo de la obra, la relación entre los hermanos para nada cargante.. Todo ello hace una muy buena obra que aunque podría estar más pulida, se eleva por encima de la media de películas de animación actuales y deja ver que quizá estemos viviendo una edad de oro del cine de animación.
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