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7,3
6.559
9
23 de julio de 2010
23 de julio de 2010
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice el protagonista al principio de la película, cuando aún no tenía claro a qué se quería dedicar en la vida, cuando sufría soledad y estaba enamorado de una mujer que le rechazaba: "Bienaventurado el hombre que encuentra su trabajo y una mujer a la que amar."
Vincent van Gogh fue un nombre que sufrió melancolía, soledad, desamor y encima tuvo mala suerte. Fue un genial artista de la pintura pero pasó desapercibido hasta mucho después de su muerte. Las mujeres que amó no le hicieron caso, no pudo ganar dinero suficiente haciendo el trabajo que más le gustaba hacer en la vida: pintar, sentía gran culpa por tener que haber vivido casi siempre gracias a las ayudas de uno de sus hermanos menores: Teo; todas estas cosas sin duda fueron volviéndolo poco a poco más raro, deprimido, huraño y descontento de su propia vida.
Se echa en falta en la película alguna escena donde apareciese pintando uno de sus cuadros más famosos y ante el cual nos maravillamos hoy en día: "Los girasoles".
Excelente actuación de Kirk Douglas.
Vincent van Gogh fue un nombre que sufrió melancolía, soledad, desamor y encima tuvo mala suerte. Fue un genial artista de la pintura pero pasó desapercibido hasta mucho después de su muerte. Las mujeres que amó no le hicieron caso, no pudo ganar dinero suficiente haciendo el trabajo que más le gustaba hacer en la vida: pintar, sentía gran culpa por tener que haber vivido casi siempre gracias a las ayudas de uno de sus hermanos menores: Teo; todas estas cosas sin duda fueron volviéndolo poco a poco más raro, deprimido, huraño y descontento de su propia vida.
Se echa en falta en la película alguna escena donde apareciese pintando uno de sus cuadros más famosos y ante el cual nos maravillamos hoy en día: "Los girasoles".
Excelente actuación de Kirk Douglas.

7,0
3.563
7
28 de abril de 2009
28 de abril de 2009
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen western aunque su final no sea notable.
Merece verse por la historia de racismo que cuenta: de los colonos blanco del Oeste norteamericano hacia los indígenas o indios nativos de esas tierras. También por como perfila con realismo la programación cultural que recibe una persona en el medio o familia en que crece aunque no pertenezca ni haya nacido en ella, hasta hacerla un ser completamente distinto, sólo en base a la cultura, no a la sangre o piel. Este es el caso de la muchacha que interpreta Audrey Hepburn, quien siendo de origen indio se cría con una familia de colonos cristianos occidentales, de forma que este medio cultural donde ella es formada se convierte en lo que aprecia y siente como propio, llegando a ver a los indios a cuya tribu pertenece por nacimiento, como enemigos, como gente con la que no se identifica en ningún sentido. Real descripción, pues así mismo ocurre en la vida y está más que demostrado.
Preciosa la relación de protección, delicadeza, atracción amorosa, enamoramiento sexual entre los hermanastros interpretados por Burt Lancaster y Audrey Hepburn. Igualmente, los paisajes y los escenarios a campo abierto son de gran belleza.
Mención especial para la escena donde un vaquero (John Saxon) persigue al galope a otro jinete y se va pasando de un caballo a otro hasta completar su persecución sobre el lomo de cuatro ejemplares del orden de los perisodáctilos. Se trata de una cacería de hombre tras hombre muy llamativa, poco común e incluso convincente.
Sin duda, una película buena, aunque exterminadora de numerosos indios de manera cerril y encapsulando a los nativos verdaderos de América del Norte en el papel típico-mediocre de "malos de la película", de poco inteligentes. Huston debería haber ahondado en los intentos de diálogo, de negociaciación, de intercambiar palabras y razones con que nos presenta a los indios cuando se acercan a la familia de colonos que tienen a la muchacha que les fue robada siendo una niña de pecho.
Merece verse por la historia de racismo que cuenta: de los colonos blanco del Oeste norteamericano hacia los indígenas o indios nativos de esas tierras. También por como perfila con realismo la programación cultural que recibe una persona en el medio o familia en que crece aunque no pertenezca ni haya nacido en ella, hasta hacerla un ser completamente distinto, sólo en base a la cultura, no a la sangre o piel. Este es el caso de la muchacha que interpreta Audrey Hepburn, quien siendo de origen indio se cría con una familia de colonos cristianos occidentales, de forma que este medio cultural donde ella es formada se convierte en lo que aprecia y siente como propio, llegando a ver a los indios a cuya tribu pertenece por nacimiento, como enemigos, como gente con la que no se identifica en ningún sentido. Real descripción, pues así mismo ocurre en la vida y está más que demostrado.
Preciosa la relación de protección, delicadeza, atracción amorosa, enamoramiento sexual entre los hermanastros interpretados por Burt Lancaster y Audrey Hepburn. Igualmente, los paisajes y los escenarios a campo abierto son de gran belleza.
Mención especial para la escena donde un vaquero (John Saxon) persigue al galope a otro jinete y se va pasando de un caballo a otro hasta completar su persecución sobre el lomo de cuatro ejemplares del orden de los perisodáctilos. Se trata de una cacería de hombre tras hombre muy llamativa, poco común e incluso convincente.
Sin duda, una película buena, aunque exterminadora de numerosos indios de manera cerril y encapsulando a los nativos verdaderos de América del Norte en el papel típico-mediocre de "malos de la película", de poco inteligentes. Huston debería haber ahondado en los intentos de diálogo, de negociaciación, de intercambiar palabras y razones con que nos presenta a los indios cuando se acercan a la familia de colonos que tienen a la muchacha que les fue robada siendo una niña de pecho.
9
14 de febrero de 2009
14 de febrero de 2009
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las siete mejores películas sobre corrupción policial de la historia del cine; y sin embargo poco vista, poco exhibida en los cines y poco conocida por la generalidad de los amantes del arte cinematográfico.
Magnífico Treat Williams, hace un papel perfecto de policía corrupto que se arrepiente de su degeneración profesional y colabora de lleno (en término vulgares: un chivato) en el desenmascaramiento de sus compañeros primero no conocidos y luego su círculo más cercano y amigos íntimos. Insuperable el actor Treat Williams e inexplícable cómo un hombre que hace un papelazo de protagonista principal tan magistral e irrepetible como él realiza en este filme, no fue recuperado para hacer filmes de igual o más calidad despúes de este. Toda una incognita, dado que a continuación de alcanzar su fama y enormidad en esta película sólo ha logrado hacer otras casi siempre del montón e irrelevantes.
Tremenda película, tan realista y de una calidad tan convincente que en las academias de policía de EE.UU. la usan los mandos para enseñar a los futuros especialistas investigadores de la policía.
¿Qué le movió a este policía que vivía como "un príncipe" aprovechándose de todo tipo de corrupciones, drogas, prostitutas, etc., en beneficio propio, pasar de la noche a la mañana a reconvertirse en un luchador (y traidor a sus ex compañeros de trapicherías) contra la citada e inmensa corrupción del cuerpo del policía de narcóticos? Entre otras cosas, enterarse que el Gobierno estaba tras él y sus camaradas de vida ilegal y delictiva, intuyendo que antes o despúes acabaría con sus prebendas delictivas. Fue un listo-traidor que quiso salvaguardar su cuello y el bienestar de su familia a costa incluso del cuello y el bienestar de las familias de su amigos de corrupción. No obstante tuvo que pagar por ello un alto precio de sinsabores, depresión y segregación para el resto de su vida.
En cierto modo el protagonista de esta peli, que hará de su vida un calvario desde el momento que denuncia la corrupción policial, es muy parecida a la vida que actualmente lleva el escritor italiano Roberto Saviano autor de la novela que dio lugar al filme ("Gomorra", de Matteo Garrone, It. 2008) de reciente éxito, porque ha de vivir en permanente zozobra a ser asesinado y por lo mismo "preso" entre varios guardaespaldas policiales que le protegen y lo rodean las veinticuatro horas del día. ¿Merece la pena convertirse en un chivato o denunciador para acabar perdiendo la libertad y las ganas de vivir? Según Roberto Saviano, al que escuché el otro día en una entrevista radiofónica en Barcelona: NO.
Magnífico Treat Williams, hace un papel perfecto de policía corrupto que se arrepiente de su degeneración profesional y colabora de lleno (en término vulgares: un chivato) en el desenmascaramiento de sus compañeros primero no conocidos y luego su círculo más cercano y amigos íntimos. Insuperable el actor Treat Williams e inexplícable cómo un hombre que hace un papelazo de protagonista principal tan magistral e irrepetible como él realiza en este filme, no fue recuperado para hacer filmes de igual o más calidad despúes de este. Toda una incognita, dado que a continuación de alcanzar su fama y enormidad en esta película sólo ha logrado hacer otras casi siempre del montón e irrelevantes.
Tremenda película, tan realista y de una calidad tan convincente que en las academias de policía de EE.UU. la usan los mandos para enseñar a los futuros especialistas investigadores de la policía.
¿Qué le movió a este policía que vivía como "un príncipe" aprovechándose de todo tipo de corrupciones, drogas, prostitutas, etc., en beneficio propio, pasar de la noche a la mañana a reconvertirse en un luchador (y traidor a sus ex compañeros de trapicherías) contra la citada e inmensa corrupción del cuerpo del policía de narcóticos? Entre otras cosas, enterarse que el Gobierno estaba tras él y sus camaradas de vida ilegal y delictiva, intuyendo que antes o despúes acabaría con sus prebendas delictivas. Fue un listo-traidor que quiso salvaguardar su cuello y el bienestar de su familia a costa incluso del cuello y el bienestar de las familias de su amigos de corrupción. No obstante tuvo que pagar por ello un alto precio de sinsabores, depresión y segregación para el resto de su vida.
En cierto modo el protagonista de esta peli, que hará de su vida un calvario desde el momento que denuncia la corrupción policial, es muy parecida a la vida que actualmente lleva el escritor italiano Roberto Saviano autor de la novela que dio lugar al filme ("Gomorra", de Matteo Garrone, It. 2008) de reciente éxito, porque ha de vivir en permanente zozobra a ser asesinado y por lo mismo "preso" entre varios guardaespaldas policiales que le protegen y lo rodean las veinticuatro horas del día. ¿Merece la pena convertirse en un chivato o denunciador para acabar perdiendo la libertad y las ganas de vivir? Según Roberto Saviano, al que escuché el otro día en una entrevista radiofónica en Barcelona: NO.

6,1
948
9
27 de abril de 2009
27 de abril de 2009
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película digna de verse, por todo lo que contiene: la atracción entre distintos sexos, la necesidad e incluso el amor entre un hombre y una mujer maduros y bastante solos, el romanticismo y la burocracia que conlleva la conquista amorosa.
De hecho, la simbología del frasco es enorme: un frasco es algo endeble, de cristal, frágil como el amor, puede guardar dentro cosas importantes pero igualmente puede quebrarse al más mínimo descuido.
Él es un chofer de autobús con ruta entre puebluchos. Ella una maestra rural perdida en una aldea donde no sucede nada espectacular del mundo. De verse al pasar acontece que van mirándose cada vez más y reparando uno en el otro con más interés, con mayor intensidad, hasta buscarse con anhelo ambos dueños de miradas. Ella se presenta como todo un abanico de delicadeza, aunque a la par va desplegando sus estrategias para ligar con él (hombre tímido y apocado donde los haya).
Alberto Lecchi va contando esta historia cautivadoramente, nos va abriendo el apetito ante el guiso amoroso que luce en tranquila ebullición y huele a historia maravillosa entre una mujer y hombre. Bueno, logra con su dirección que nos enamoremos de los dos integrantes de un matrimonio en ciernes. Y esto lo realiza a través de goznes puntuales como son la meada, el sexo y las señales de dominio donde la mujer suele dejar seriamente establecido que "su coño es el que manda".
De hecho, la simbología del frasco es enorme: un frasco es algo endeble, de cristal, frágil como el amor, puede guardar dentro cosas importantes pero igualmente puede quebrarse al más mínimo descuido.
Él es un chofer de autobús con ruta entre puebluchos. Ella una maestra rural perdida en una aldea donde no sucede nada espectacular del mundo. De verse al pasar acontece que van mirándose cada vez más y reparando uno en el otro con más interés, con mayor intensidad, hasta buscarse con anhelo ambos dueños de miradas. Ella se presenta como todo un abanico de delicadeza, aunque a la par va desplegando sus estrategias para ligar con él (hombre tímido y apocado donde los haya).
Alberto Lecchi va contando esta historia cautivadoramente, nos va abriendo el apetito ante el guiso amoroso que luce en tranquila ebullición y huele a historia maravillosa entre una mujer y hombre. Bueno, logra con su dirección que nos enamoremos de los dos integrantes de un matrimonio en ciernes. Y esto lo realiza a través de goznes puntuales como son la meada, el sexo y las señales de dominio donde la mujer suele dejar seriamente establecido que "su coño es el que manda".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo más realista de esta película es lo bien que expone Lecchi la idiosincrasia típica del ser femenino, de las mujeres cuando pretenden conseguir a un hombre, en cuanto a despliegue o estratagema de caza, captura e imposición final de su dominio.
Así, mientras ella está en la tarea inicial de seducir, todo es afabilidad, sonrisas, delicadeza y semblante de persona que "no rompe un plato". Pero una vez que ella ya lo ha probado a él sexualmente y ha visto que encima el sujeto no es gran cosa en este apartado, entonces cambia la cara de una vez y a la mínima contrariedad por parte masculina, esconde el brillo de la sonrisa, se hace la ofendida-imperdonadora en plan de que él se rebaje y vaya a rogarle u ofrecerle muestras más que relevantes de economía aseguradora, merecedoras de perdón, pues si bien el sexo no va ser lo mejor que pueda darle el hombre al menos si tiene depósito de gasolina (un buen carro), techo (una buena casa) y tierras o dineros (para que ella pueda plantarse como dueña y echar sus meadas dominantes que marquen quién va a llevar la voz cantante), pues al menos así la mujer consentirá y hará como que le perdona la vida a su hombre ya encoñado hasta la médula.
Quién no las conozca, lo suavitas que son al principio y lo cardo-borriqueros que se vuelven luego, a la primeras de cambio, que vea esta película y comprenderá. ¡Seguro!
Así, mientras ella está en la tarea inicial de seducir, todo es afabilidad, sonrisas, delicadeza y semblante de persona que "no rompe un plato". Pero una vez que ella ya lo ha probado a él sexualmente y ha visto que encima el sujeto no es gran cosa en este apartado, entonces cambia la cara de una vez y a la mínima contrariedad por parte masculina, esconde el brillo de la sonrisa, se hace la ofendida-imperdonadora en plan de que él se rebaje y vaya a rogarle u ofrecerle muestras más que relevantes de economía aseguradora, merecedoras de perdón, pues si bien el sexo no va ser lo mejor que pueda darle el hombre al menos si tiene depósito de gasolina (un buen carro), techo (una buena casa) y tierras o dineros (para que ella pueda plantarse como dueña y echar sus meadas dominantes que marquen quién va a llevar la voz cantante), pues al menos así la mujer consentirá y hará como que le perdona la vida a su hombre ya encoñado hasta la médula.
Quién no las conozca, lo suavitas que son al principio y lo cardo-borriqueros que se vuelven luego, a la primeras de cambio, que vea esta película y comprenderá. ¡Seguro!

5,2
4.696
5
23 de junio de 2009
23 de junio de 2009
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pasable pero nada más.
Clara Lago no convence, no gusta, no tiene buena actuación. En comparación con su papel en "La vida que te espera", de Manuel Gutiérrez Aragón (España 2004), donde estaba excelente y era toda una revelación, aquí sólo resulta una actriz de destape, de carne desnuda para excitar sexualmente al público.
El argumento va sobre la vida de una muchacha y de un muchacho que desde niños son amigos pero que al llegar a la adolescencia se atraen sexualmente; entonces a ella le ocurre un hecho terrible y será él el que se ofrezca a ayudarla y protegerla. Lamentablemente el guión se hace aburrido, mal llevado y de pésimo interés.
Clara Lago no convence, no gusta, no tiene buena actuación. En comparación con su papel en "La vida que te espera", de Manuel Gutiérrez Aragón (España 2004), donde estaba excelente y era toda una revelación, aquí sólo resulta una actriz de destape, de carne desnuda para excitar sexualmente al público.
El argumento va sobre la vida de una muchacha y de un muchacho que desde niños son amigos pero que al llegar a la adolescencia se atraen sexualmente; entonces a ella le ocurre un hecho terrible y será él el que se ofrezca a ayudarla y protegerla. Lamentablemente el guión se hace aburrido, mal llevado y de pésimo interés.
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