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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
One Piece (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón1999
7,5
14.092
Animación
10
25 de noviembre de 2011
88 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré con un poco de repaso de matemáticas. Van, a día de hoy, 524 episodios, de unos veinte minutos cada uno, lo que hacen, con un redondeo generoso, 13000 minutos de anime. Esto quiere decir que llevaría algo más de nueve días (sin dormir, claro) ponerse al día si se empezara hoy por el primer capítulo. Aún sin llegar a ese extremo, sin duda exige un grado extremo de ¿dedicación? llegar a ver tal cantidad de episodios de una serie de dibujos, de hecho, tanta dedicación, que no tiene sentido preguntarme qué opino de “One Piece”. Los números no mienten: me encanta. Aún después de más de tres años siguiéndolo, sigo esperando con ilusión semanal el siguiente episodio de una historia que no sólo ha alcanzado el techo de lo que este tipo de animes pueden ofrecer, sino que ha establecidos cotas probablemente inalcanzables.

Por eso me uno a toda esa buena gente que clama con entusiasmo sectario que este anime es impresionante. De hecho es tan exagerado el entusiasmo de sus seguidores que la reacción natural de quien no lo ha visto nunca o lo ha dejado es la duda y la sospecha, más cuando estamos hablando de unos dibujos de un pirata de goma que actúa como un niño de cuatro años. El escepticismo es comprensible cuando, además, la idea no perece tan distinta de la de otros animes de peleas del estilo como Bleach o Naruto.

La diferencia está en el estilo visual y el concepto. Una de las claves sin duda es la genial y original idea de, dejando un poco de lado la cultura oriental, coger la figura de los piratas del siglo XVII, darles superpoderes y un objetivo común y soltarlos en el mundo más original visualmente jamás imaginado (ni James Cameron) para que luchen por sus sueños. Si ya el punto de partida es de una creatividad bestial, es cuanto menos sorprendente la imaginación que demuestra el autor en el diseño de cada uno de los innumerables personajes y localizaciones, solo al alcance de los genios y de los niños. Cada una de las islas es un mundo extraño y único, siempre con detalles diferenciadores geniales, que van desde el clima o localización hasta la realidad social del lugar. Como muestra, la isla voladora tiranizada por un Dios demente o el paraíso de los travestis.Y lo mejor es que no se buscan explicaciones pseudocientíficas para las locuras que se le van ocurriendo a Oda, ni tampoco son necesarias. Todo en “One Piece" está impregnado de la lógica implacable de los sueños (¿Por qué comer las frutas que dan superpoderes implica no poder volver a nadar? Pues porque sí, y ya está).

Pero donde “One Piece” arrolla a cualquier otro anime es en sus personajes y las historias de éstos, ya sean emotivas, trágicas, ridículas o hilarantes (o todo a la vez). Lógicamente, Luffy no se va a convertir en el Rey de los Piratas sin ayuda, así que se va rodeando de personajes con los que traba amistad durante sus aventuras y que se irán uniendo a la banda de los Sombrero de Paja.

*Falta espacio, sigue en spoiler*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cada uno de los personajes protagonistas tiene un carácter único que suele dar mucho juego a lo largo de la historia. (Sanji y su debilidad por las féminas, la negatividad de Ussop, los despistes de Zoro,…). Estos personajes centrales van evolucionando paulatinamente y acercándose los unos a los otros, desarrollando el tema central de amistad de la serie.

Aparte del mejor grupo de protagonistas que se pueda ver en un anime se nos van presentando hordas y hordas de los personajes más variopintos. Como los villanos, todos con habilidades que van de lo siniestro a lo ridículo (o que incluso lo combinan). Incluso hay personajes de relleno que sólo salen en un episodio y que son memorables. Destaca además la capacidad de Oda para reciclar personajes de arcos anteriores de la historia para darles nuevo protagonismo, siempre en beneficio de la historia. Los personajes son tan brutales que incluso cuando la historia se ralentiza o en los (escasos) capítulos de relleno, es un placer pasar el rato con los Sombrero de Paja.

El desarrollo de la historia da siempre la impresión de estar abierto a un sinfín de posibilidades mientras, como toda gran odisea, se va acercando lentamente al final prefijado. A medida que se va profundizando más en los personajes y el mundo se va expandiendo, la historia desarrolla tramas mucho más épicas, complejas y dramáticas. Como por ejemplo la Saga de Arabasta, una jugosa historia con conspiraciones, rebeliones, engaños, politiqueo y uno de los mejores villanos que he visto, superada más adelante por sagas más dramáticas y épicas como la del CP9, Impel Down o Marineford, con un desarrollo más profundo de los personajes.Hay algo anómalo en “One Piece”, esa capacidad de mantener a uno enganchado a una historia tan larga es algo formidable, y sólo encuentra explicación en la gran maestría de Oda como narrador de historias.

¿Llegará el día en que termine One Piece? Probablemente. Todas las cosas, incluso las que parecen tener posibilidades infinitas, acaban llegando a un final. Sólo falta saber si dicho final cumple con las expectativas. He decidido hacer esta crítica a lo que, según ha insinuado Oda es la primera mitad de la historia. Supongo que dice mucho de este anime que la reacción ante la expectativa de 10 años más de historia sea de absoluta felicidad. Es verdad que cuanto más se prolongue la serie en el tiempo más probabilidades hay de que termine por suicidio asistido, ya que será más complicado encontrar nuevas tramas que mantengan el interés en la historia y cada vez será más difícil sorprender. Sin embargo, aunque a partir del día de hoy “One Piece” se convirtiera en un bodrio, ya habría conseguido más de lo que la mayoría de los animes pueden llegar a soñar. Pero si las últimas sagas son síntoma de algo, parece que los fans tendremos entretenimiento de calidad para rato. Eso sí, espero vivir lo suficiente como para ver el final.

“¡Los sueños de los hombres nunca mueren!” Marshall D. Teach
3 de septiembre de 2011
87 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Un 8 y pico? ¿En serio?
No sé si es porque al tratarse de otra supuesta joya del “Maestro del Suspense” encumbrada por la crítica puse el listón de las expectativas muy alto o si es que en realidad “Vértigo” queda muy, muy lejos de ser una obra maestra. Sea por un motivo o por otro, la verdad es que la película no pudo ser más decepcionante. He hecho más esfuerzos por que me gustara que en cualquier otra película que recuerde, pero al final tuve que rendirme.
Y eso que en principio la cosa no pinta del todo mal, con un buen James Stewart que interpreta a John “Scottie” Ferguson, un detective de policía que tras un desgraciado incidente comienza a sufrir acrofobia (miedo irracional a las alturas), lo cual le obliga a retirarse (se ve que las persecuciones por las azoteas eran el pan de cada día en el San Francisco de la época). En esas está cuando un amigo de la infancia le pide que vigile a su mujer Madeleine, interpretada por Kim Novak, la cual, debido a su historia negra familiar, sufre una especie de obsesión-posesión que deriva en tendencia suicida. Con este punto de partida, la primera hora de película es bastante disfrutable, pese a las continuas y largas escenas de Stewart siguiendo al coche verde de Novak que, al parecer, debían de ser muy importantes para el desarrollo de la trama. Durante este tramo se mantiene un cierto y creciente nivel de tensión e intriga, profundizando en el misterio que rodea a la chica, sin embargo, todo el suspense se va a la mierda cuando a mitad de la película se decide desvelarlo todo para luego llenar la mitad restante del metraje con una serie de despropósitos a cada cual mayor. Los giros que se producen en la trama serían aceptables, incluso geniales, si no estuvieran basados en premisas ridículas, vamos, parece todo más falso que un sprint de Ben Johnson. La resolución del misterio resulta ser un plan tan descabellado que va mucho más allá de la frontera de la credibilidad, y muchas situaciones y actitudes de los personajes sólo se explican tomando como base o que son tontos del bote o que están mal de la cabeza (como muestra el “pequeño error” que comete la Novak para poder ponerle fin a la historia o el juicio sumarísimo a Scottie). Y lo peor es que viendo todo esto no paraba de pensar: “Venga, es Hitchcock, seguro que lo arregla todo con un final impresionante”. Y la verdad es que no me equivocaba, porque el final, buscando la justicia poética, entra con fuerza en el top ten de los finales más estúpidos de la historia ya que solo se podría explicar si Novak ocultara un terror atroz a las monjas (la reacción de la monja a lo sucedido: gloriosa). La verdad, tendría que ser fan acérrimo de Hitchcock para pasar por alto tantos sinsentidos y momentos risibles como hay en la película. *Sigo en spoiler*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y con todo esto, tampoco es que la peli me pareciera un bodrio. Técnicamente raya a gran nivel (eso sí, con efectos “años 50”, que aunque ya no impresionan, por lo menos te dejan con una sonrisa en la cara), con una fotografía muy buena y algún plano precioso y una música que, salvo alguna estridencia, crea un buen ambiente de tensión. Además, aunque es larga, no se hace demasiado pesada y por momentos es bastante disfrutable, con un gran trabajo de James Stewart (no tanto de Kim Novak, pero muy guapa, eso sí).
Bueno, en definitiva, para mí una película no mala, pero sí sobrevalorada.
7 de agosto de 2011
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
After Story continúa la historia de Tomoya y Nagisa donde la había dejado Clannad y culmina un fantástico relato sobre la amistad, el amor y la vida.
Esta secuela comienza con una serie de subtramas que sirven para desarrollar a los personajes secundarios que habían quedado más abandonados en Clannad, y muy al estilo de la primera parte, mezclando con acierto tragedia y comedia, consigue mantener e incluso superar el nivel de lo mejor de Clannad. El comienzo está bien, pero para nada hace intuir el inmenso salto de calidad que se produce cuando se deja de lado a los secundarios y la historia se centra en los protagonistas. Se abandona el ambiente de instituto y los personajes son arrojados a la vida, y ahí es donde empieza todo. Se trata, con una gran sensibilidad, temas como las relaciones personales, las dificultades del paso a la vida adulta, la relación con la familia, el trabajo, las responsabilidades,…
No voy a decir nada que no se haya dicho ya sobre la belleza, encanto y profundidad emocional de este anime. El periplo vital de Nagisa y Tomoya te lleva a través de una montaña rusa de emociones tan extremas que incluso te llevan a hacerte preguntas trascendentales sobre la vida. Su mayor virtud quizá sea su capacidad de conseguir que el espectador sienta un especial apego por los personajes, que transmiten una gran ternura, lo cual intensifica las emociones que pretende inducir y lo introduce profundamente en su mundo. En algunos momentos la trama se toma alguna que otra licencia pero te lleva al huerto tan dulcemente que no queda otra que ir encantado, y la verdad es que consigue en cada momento lo que busca, si quiere hacerte reír, ríes, y si quiere hacerte llorar pues lloras.
Imagínate, por un momento, que estás en una mesa de quirófano y que el médico se inclina hacia ti con una sonrisa en la cara y te dice que todo va a ir bien y justo a continuación te abre en canal, te arranca el corazón y ante tu mirada moribunda lo arroja a un suelo lleno de cristales rotos y lo pisotea sin piedad hasta que no queda más que una masa informe para luego recogerlo y con un “abrakadabra” recomponerlo mágicamente y devolverlo a su sitio. Eso es una parte de lo que consigue Clannad, pero hay mucho más.
El aspecto mágico y sobrenatural presente en otras producciones de Key y que suele ser marca de la casa también está presente en Clannad, pero en este caso se va introduciendo poco a poco, aunque se intuye de forma sutil en todo momento, para ser cada vez más importante a medida que se acerca el final. Además se introducen ciertos elementos de ciencia-ficción muy acertadamente relacionando esos aspectos sobrenaturales con la teoría del todo y la introducción de universos paralelos. La combinación de drama, ciencia-ficción y fantasía hacen de este anime algo realmente único y especial. *Por falta de espacio sigo en spoiler*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En lo que se refiere a los aspectos técnicos, la animación es de una calidad brutal, desde el diseño de personajes hasta la recreación imágenes de una belleza imborrable en los momentos más importantes de la historia (a destacar sobre todo el mundo de la niña y el robot). La calidad del dibujo no decae en ningún momento y todo está recreado al detalle y con esmero, así que mi enhorabuena a Kyoto Animation, si la calidad de la animación fuera siempre así seguro que el género sería más popular. Por otro lado la música es también un punto fuerte (increíble el piano en el opening), con una selección de piezas de gran belleza que encajan a la perfección con la ambientación mágica del anime. A destacar la capacidad de alguna canción o melodía de, aún con el paso del tiempo, traer al recuerdo emociones o imágenes. La elección de las voces para el doblaje es acertadísima y recomiendo, aunque en este caso no queda otra por el momento, su visionado en V.O.
En definitiva, para mí un hito de la animación, del drama y del romance que en la carrera de mis favoritos le lleva bastantes cuerpos de ventaja a todos los demás. Incluso los capítulos especiales alternativos son pequeñas obras de arte. Una historia más para sentir que para pensar, que llega de verdad al corazón. Puede que no sea una serie para todo el mundo, ni fácil de ver, ya que tiene un punto masoquista que puede llevar a odiarla, y es probable que a muchos les decepcione su controvertido final, que por otra parte yo considero magnífico, pero, si leéis esto y aún no habéis visto Clannad os recomiendo que la veáis, ya que no os dejará indiferentes. Para mí, un pequeño tesoro que de alguna forma ha estropeado cualquier cosa que pueda llegar a ver en el futuro.
25 de julio de 2012
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un tema tan delicado como el terrorismo se lleva a una pantalla de cine suele recibir el tratamiento prudente que exige un asunto que puede herir muchas sensibilidades. Y sin embargo, como contrapunto a la evidente seriedad de películas como “En el nombre del padre” o “Munich”, y en pleno apogeo del extremismo islámico, desde Inglaterra llega la primera comedia yihadista.

Quien se pueda sentir ofendido por la asociación de ideas “célula terrorista + desmadre de risas” quizá no debería ver esta película. O quizá sí. Porque la idea principal de “Four Lions” es hacer hincapié en el sinsentido que es el terrorismo y la guerra, en el absurdo de aprovecharse de la fe de unos desgraciados para convencerlos de que la autoinmolación buscando la muerte del enemigo es la vía directa al anhelado paraíso eterno (que pueden ser 100 vírgenes o “la montaña rusa de agua”).

Con esa idea como motor se nos presenta a un grupo de cuatro terroristas yihadistas dispuestos a perpetrar un atentado que acabe con cuantos más infieles mejor, con la firme convicción de que volar cosas los convertirá en héroes radicales, en mártires que cambien el mundo. De la preparación y consumación del susodicho atentado trata la película.

Ya desde el comienzo, en el que estos cuatros intentan grabar un video de amenaza para colgar en internet, queda patente que son todos más tontos que las piedras y no tienen ni idea de lo que quieren hacer ni de cómo hacerlo. Es esto lo que regala los mejores momentos de la película, convirtiéndose en una fuente aparentemente inagotable de gags continuos y realmente brillantes, la mayoría con sobredosis de irreverencia.

Los “cuatro leones” sin duda merecen mención aparte. Omar es el líder del grupo y tiene el dudoso privilegio de ser el que más luces tiene de todos. Antimaterialista y defensor de los principios islámicos, planea convertirse en un verdadero guerrero muyahidin en un campo de entrenamiento pakistaní (irónicamente el antimaterialista Omar trabaja como guardia de seguridad en un centro comercial). Barry, un inglés que se une a la causa, es el más beligerante de todos, y suya es la brillante idea de volar una mezquita para “radicalizar a los moderados” XD. Luego tenemos a Waj. Si los demás son tontos, él es Pichote. Es el paradigma del terrorista manipulable, llevando el concepto más allá de lo absurdo. A diferencia de Barry, Waj se conforma con volar Internet. Y por último está Faisal. Prácticamente no abre la boca en toda la película pero es el protagonista de casi todos los mejores momentos. Sin duda el personaje más explosivo. Su compra de material para fabricar bombas en una droguería da lugar a una conversación realmente memorable. Grande Faisal.

Casi todos son risas, pero no todo. E incluso tras las risas hay reflexiones muy interesantes, sobre todo en las geniales conversaciones entre Omar y Waj, las dudas de éste sobre la bondad de sus acciones y los elaborados ejercicios mentales de Omar para justificarlas da una idea de la empanada ideológica en la que viven.

La mera existencia de “Four Lions” es como mínimo un acto de valor, pero que además sea inteligente, ingeniosa, humana y sumamente divertida sólo puede calificarse como milagro. Todo aquel que haya contribuido a hacer posible esta pequeña joya debería estar orgulloso. Y visto el resultado quizá no sea mala idea relajar un poco los límites morales de la sátira, porque es en su propuesta de reírse de lo grave, de lo delicado, donde “Four Lions”, una comedia osada (casi más osada que cómica), encuentra su mayor virtud y fuerza.
9 de agosto de 2011
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son los años sesenta, aunque las imágenes bien podrían corresponder a un siglo antes, en la España de Franco y una familia malvive en un cortijo extremeño al servicio de los señores de las tierras. Por si no tenían ya bastante con la vida en la miseria, el duro trabajo y el trato indigno, han de mantener a tres hijos, una de ellos tetrapléjica y a un cuñado retrasado mental y ya viejo para trabajar.
La diferencia de jerarquías entre siervos y “señoritos” reflejada en esta adaptación de la novela homónima de Delibes está tan marcada y es tan brutal que cuesta creer que esto estuviera pasando en nuestro país hace 50 años. Camus logra mostrar, sin un atisbo de tremendismo, lo cual es de agradecer, escenas de los pobres campesinos, despojados de cualquier rastro de dignidad, corriendo en pos de sus señores como alma que lleva el diablo, confundiendo el respeto con la esclavitud, para realizar las tareas más duras y humillantes que se pueda uno imaginar y aceptándolas como si de regalos se tratara, tan sobrecogedoras que hacen que te hierva la sangre. Señores indolentes e inhumanos a los que solo les importan sus tierras, sus banquetes y el número de perdices que logran bajar en sus batidas de caza, y que recompensan el duro trabajo de sus fieles siervos con burlas veladas (y no tan veladas), palmaditas condescendientes en la espalda, un trato alejado de toda ética y alguna mísera limosna de cuando en cuando. Alguna escena de la película hace ver hasta qué punto aquella pobre gente estaba resignaba y aceptaba ese injusto status quo, sin ni siquiera llegar a soñar con una vida mejor. Pero, afortunadamente, el mundo cambia y hasta el siervo más sumiso tiene un límite.
Alfredo Landa, en el papel de Paco, el padre de familia, y Paco Rabal encarnando a su cuñado retrasado lo bordan con unas actuaciones sobrecogedoras. Landa pone los pelos de punta con sus sumisas súplicas, mientras que Rabal roba la escena cada vez que aparece en pantalla dotando a su personaje de un tierno y a veces hilarante encanto rústico y creando a un Azarías memorable (¡Milana bonita!). El resto del reparto está a gran nivel, destacando a un genial Juan Diego, que inspira tanta indignación y rabia que te dan ganar de colarte en la película y darle de bofetadas.
La guinda viene en forma un final que no por necesario y catártico deja de ser inesperado e impactante.
“Los santos inocentes” es una muestra de que en España, alguna vez que otra, aparece alguien que sabe hacer cine y sirve como homenaje a los cientos de historias como esta que quedaron en el olvido y recordatorio de una época en la que en España no había una, sino incontables pequeñas dictaduras.
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