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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
4
17 de diciembre de 2009
45 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anonadado me quedo viendo como una legión de amigos de FA llenan de nueves y dieces esta película, puntuación que me temo es más proporcional al calibre de la erección/humedad que les produjo en su día que a una valoración objetiva de la obra...

A mí, para ser sincero, me pasa lo contrario. Si bien valoro lo buena que está la Stone en la peli, así como el visionado de la anatomía femenina en general; esto también me produce otro efecto en casos como el que nos ocupa: me jode bastante estar viendo una película de cualquier género convencional, y que me corten el argumento para contemplar una escena de sexo light en la que unos se ponen a simular que echan un polvo con musiquita pretendidamente sugerente de fondo.

Será que a mí estas escenitas descafeinadas no me la ponen dura, a lo mejor, pero es que tampoco veo qué le aportan a ningún argumento, a excepción del morbo por ver carne para algunos salidillos o para aquellos que piensan que se trata de algo "transgresor" y revolucionario. No tenéis más que ir a la sección X de cualquier videoclub o pulular un rato por la red para ver carne en cantidades industriales, gente follando de verdad, y "transgresiones" de palmo y medio. Pero en una película "seria" no veo la necesidad de interrumpir la trama continuamente con largas escenas de sexo. Si vemos cualquier película clásica, los personajes tienen sus líos amorosos y todos podemos suponer que mantienen relaciones, pero no hay ese afán en ver CÓMO las mantienen, ni falta que hace (véase "La gata sobre el tejado de zinc" o "Un tranvía llamado deseo", por ejemplo), sino que se centran en unos personajes y una historia que, dicho sea de paso, superan esto con creces y bastan para llenar una película sin necesidad de usar rellenos artificiosos.

Por lo demás, entre polvo y polvo se adivina una historia policíaca que parece bastante interesante, a pesar de que algunos giros resultan algo forzados buscando sorprender, y que el lenguaje es , también, deliberadamente soez con la intención de completar esa imagen de producto "al límite" que genera expectación y atrae a la gente a las salas.

Me dejó la impresión de que si le quitaba la morralla tal vez quedaría una horita de thriller entretenido, bien interpretado y técnicamente correcto, pero se lleva un cuatro por ser una peli porno con demasiados diálogos y un thriller con demasiadas interrupciones.
18 de noviembre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo reconozco.

No había leído ninguna de las novelas de la saga "crepuscular", y la legión de quinceañeras histéricas que acompañaba cada evento relacionado con la película no me hacía presagiar nada bueno antes del visionado de la misma.
En ocasiones, las bajas expectativas que se tienen hacia algo (una película, en este caso), hacen que llegado el momento de enfrentarte a ellas, te sorprendas pensando que aquello no está tan mal como esperabas y llegue a dejarte una buena impresión.

NO es el caso.

Todo ha sido simplificado a su mímima expresión, aniquilando cualquier signo de inteligencia. La historia es lineal, simplona y previsible; los personajes, carentes de cualquier matiz, repiten como loros el cliché que se les ha asignado. Ni la dirección ni el apartado técnico aportan nada que no hayamos visto ya, teniendo, para más inri, fallos imperdonables como el que en ocasiones se pueda apreciar el contraste entre el tono de piel en el cuello de los vampiros y la cara maquillada para darles tal aspecto, y otros que comentaré en "spoiler".

Tuve la sensación de estar viendo el episodio piloto de un culebrón venezolano basado torpemente en una aberración de Romeo y Julieta, donde aquí el motivo que impide el romance es (oh, genialidad) el vampirismo de Romeo. Ahí comienza y termina el planteamiento de la película, ya que el resto son dos horas (¡dos horas!) de contemplar una interminable despedida teléfonica entre dos adolescentes en plena edad del pavo: "te quiero mucho" "pues yo a ti más" "pues yo hasta el cielo" "pues yo hasta el infinito"... sin que en realidad ocurra nada hasta el final, con una pretendida "acción", igual de ñoña y previsible que habría resuelto mejor un niño de cinco años (spoiler).

Por ello mi impresión final se queda entre el infinito aburrimiento que me produjo tanto diálogo almibarado (atención diabéticos), y la rabia de pensar en qué tipo de sociedad vivimos cuando este folletín estúpido es un éxito mundial y modelo para nuestros chavales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena de la familia vampira jugando al beísbol es impagable, surrealista, y digna de cualquier subproducto de serie Z.

En esa misma escena vemos como los malos detectan la presencia de la chica humana pero, rabiosos, tienen que retirarse por su inferioridad numérica. Sin embargo, la siguiente vez que vemos al jefe de los vampiros malos, se ha transformado en un corderito que aparece repentinamente en casa de los buenos en solitario y de buen rollo avisa a los buenos de lo perversos que son los que hasta hacía treinta segundos eran sus amigos del alma y compañeros de fechorías. Y abandona la escena para siempre.

La "persecución" es otro homenaje al desatino. El malo y supuesto rastreador imbatible va en dirección opuesta a la chica siguiendo el falso rastro (debe ser que la ropa de la chica es más intensa que la propia chica) que dejan los familiares del chico, que, por cierto, están dispuestos a dar su vida por una humana a la que acaban de conocer, sólo porque acaba de empezar una relación con el chico.
Cuando el rastreador se da cuenta del engaño (un fallo lo tiene cualquiera), se acuerda de que puede enterarse, o quizá ya sabía, de que puede amenazar a la chica a través de su madre, y queda con ella en la clase de ballet vaya usted a saber por qué.
Y allí aparece solo, sin su compañera ni la madre de la chica, y sin contar con que va a aparecer Romeo "tú eres más rápido pero yo soy más fuerte", le dice. Pues ni eso. A Romeo le da tiempo a llegar a pesar de que se supone que iba en otra dirección y sin saber del cambio de planes. Pero no sólo él, que es muy rápido, sino que toda su familia se presenta allí en un santiamén. Y eso que ya no hacía falta porque ya tenía dominado al malo que se suponía que es más fuerte que él y un profesional en esto del crimen y la muerte... En definitiva, dos horas esperando que pase algo para encontrarte esto...
2 de agosto de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio , todo el planteamiento es un despropósito que haría incomprensible el éxito de la saga si viviéramos en un mundo racional y mínimamente inteligente. Por suerte para los productores, no es el caso.

El vampirismo tiene un origen legendario popular y por ende sentido en el cine cuando se nos presenta desde el lado humano, como seres temibles que inspiran miedo y simbolizan el mal; o desde el propio punto de vista vampírico, aportándonos la visión de su sufrimiento por estar condenados a vivir en la oscuridad, a tener que matar (seres humanos) para comer y la paradoja de la inmortalidad, con sus luces y sus sombras.

Una película de vampiros que viven a plena luz del día y no beben sangre humana, sino que van al instituto con los que por naturaleza son su alimento, y luego juegan al beísbol en el bosque, es cagarse en la propia definición de lo que es un vampiro, es una desfachatez y una CHORRADA. Hay que ser gilipollas para sacarse de la manga unos vampiros que brillan como rociados con purpurina si les da la luz del sol, así como unos hombres-lobo (¿hombres?) niñatos metrosexuales que se convierten al instante, sin transición en lobos (lobos completos, no criaturas híbridas) del tamaño de un caballo, todo ello sin que la luna intervenga en absoluto en el proceso... y así en una infinita sucesión de ridículas soplapolleces varias. Así, si en otras obras se refieren a los vampiros como los "no-muertos" bien podríamos decir que nos encontramos ante la saga de los no-vampiros y los no-hombres-lobo, porque ni a unos ni a otros los conoce ni la madre que los parió.

La parte romántica sigue en su línea de "amor incondicional porque sí", tedioso y simplón, incluyendo como excitante novedad el que en esta ocasión pretenden convencernos de las dudas amorosas de la chica al tiempo que se esfuerzan por dejar claro que no tiene dudas sobre su auténtico amor, lo cual es, efectivamente, una cosa y su opuesto al mismo tiempo, y por tanto otra soberana tontería que no se sostiene en el simulacro de argumento. Pero hora y pico de metraje está dedicada a darle vueltas a esto en soporíferas conversaciones repetitivas.

Por abreviar, la lista de estupideces, ñoñerías e incongruencias es interminable, mientras los pseudo-actores nos deleitan con otra interpretación de gesto único (estreñimiento perpetuo él, asco permanente ella), la dirección sigue en su más-de-lo-mismo (¿por qué cagar algo distinto, si esta mierda se vende tan bien?), y en definitiva, otra muestra de cómo el personal traga lo que le echen, adolescentes o no. Corred al cine y a comprar los libros y el merchandising, borreguitos, no vaya a ser que los otros borreguitos no os acepten por tener inteligencia y personalidad propia. Ah! y no olvidéis consultar cómo teneis que vestiros en una revista, y qué música os tiene que gustar según los politonos de moda... ¿Libertad?
15 de diciembre de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que yo quiera pecar de insensible, ni es mi intención borrar la emoción y las lágrimas a esas almas cándidas que pululan por nuestro FA endosándole dieces y más dieces al "maestro" Benigni paquete de Kleenex en mano...

Pero vamos a pensar un poquito, para variar.

Que yo recuerde, la primera parte de la peli, antes de la ocupación, tenía su gracia. Un poco ñoña, un poco estridente el maestro (en su línea), pero pase, habría sido una comedia decente, que para eso están las comedias.

Es sobre todo el giro dramático lo que me chirria y mueve mis dedos sobre el teclado.

En el campo de concentración mas "light" del mundo, a ese peazo padre le sobran fuerzas y ganas para entretener al nene, que debe padecer falta de riego para no percatarse en absoluto de lo que le rodea, a pesar de lo suavizado que se nos presenta, y lo sorprendentemente bien nutrido que está el personal.

Valoro las buenas intenciones de Benigni y su esfuerzo en transmitir un mensaje positivo, pero es ese empeño el que le obliga a distorsionar la realidad del campo de concentración hasta ridiculizarla, ya que en un entorno más realista no habría sido posible "colar" esta historia.

No me cabe la menor duda de que la historia sería un excelente cuento infantil, con moraleja y buenos sentimientos incluídos, pero cuando recuerdo imágenes reales de campos de concentración vistas en documentales, con las personas convertidas en despojos errantes, desnutridos, desolados... Si en películas más duras como "La lista de Schindler" o "El pianista", ya se ocultan los pasajes más escabrosos para no herir sensibilidades, aquí las comparaciones rayan en el ridículo.

Un 6 para un bonito cuento y una película bastante increíble.
15 de abril de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lo que pasa cuando, en lugar de tener una buena idea para desarrollar una historia, dejándola discurrir hasta ver adónde te lleva; comienzas con una consigna que pretendes difundir, y a su alrededor construyes un entramado que desemboque allí donde querías señalar en primer lugar. Si además resulta que no tienes mucho talento, la cosa pinta peor; porque hay propaganda estilo anuncio de Coca-Cola, y luego están los cutre reportajes de la Tele tienda a las tres de la mañana.
Hay diferentes maneras de ser cutre, una de ellas es la falta de presupuesto, pero no es el caso; aquí los billetes asoman por todos los rincones de la producción, desde el reparto a la campaña de promoción de la criatura; en este caso la miseria es intelectual: lo burdo del mensaje, la condescendiente manera de transmitirlo, el torpe intento de disfrazarlo con saltos temporales, músicas de intriga y demás artificios, como quien pinta una baratija con pintura dorada en spray intentando hacer ver que se trata de una valiosa joya. No engaña a (casi) nadie. De hecho, ni siquiera creo que engañe a aquellos que la defiendan. Lo que ocurre es que muestra aquello que quieren ver. Pero al igual que cuando la película hace trampas mostrando como reales cosas que luego no lo son, en el fondo, aún sin ser conscientes de ello, sin saber exactamente qué ni por qué, podemos intuir que hay algo que no cuadra. Hay que quitarse las gafas.
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